𝖮𝖮3 › 𝖻𝗂𝗀 𝗁𝗂𝗍
Me obligué a apartar mi mirada del ceo, seguía procesando o tratando de procesar todo lo que estaba pasando o a punto de pasar. Kim todavía no dice nada, ni siquiera se queja solo sigue allí parado mirandome como si estuviera ideando las mil y unas maneras de matarme a mí o a su jefe.
Quise decir que me puse nerviosa pero estaba mintiendo, yo también estaba molesta, Soobin sabia que no me llevaba ni de cerca bien con Jin y lo primero que hace es hablar para que me contraten pero para trabajar con él.
Desee golpearlo y dejarle en claro —otra vez— cuan grande es mi odio hacia Seok. Siempre esta molestandome y diciendo cosas feas, nos peleamos y ni siquiera tenemos un poco de química o nos parecemos en algo, no tenemos las mismas opiniones o gustos así que no tengo ni la mínima idea de como es que todo va a funcionar.
Un escalofríos se apoderó de mí y sentí mi piel volverse de gallina, pero no le quite la mirada, era como si nos estuviéramos retando para ver quien decía algo o renunciaba primero.
Por supuesto que yo no iba a caer ante SeokJin, ni siquiera me iba a humillar de esa forma. Decir que ya no quiero el trabajo seria tener que ver la sonrisa de arrogante en su rostro y aguantarlo molestarme durante todos mis años restantes de vida.
Estaba comenzando a pensar que la vida me odiaba.
Me retracto; sin ni siquiera hacer algo ya da su sonrisa arrogante, sabe el conflicto que tengo en mi interior y se que él también tiene uno, pero Kim sabe disimularlo mejor que yo. Pasé mi lengua por mis labios poniendo mis manos detrás de mi espalda, cambiando mi peso para el otro pie, esperando que alguno de los dos hable primero.
Volteó su mirada hacia el ceo y yo igual lo miré, no me iba a dejar intimidar por Kim, nunca lo he hecho, tampoco lo haría ahora.
—¿Esto es cierto o es una jodida broma? —preguntó con tono arisco.
—¿Crees que bromeo con el trabajo? —le preguntó caminando a su asiento. Kim se balanceó en su posición y suspiró, frotándose la cien—. No es una broma.
—A ver, Young-nim, esto no va a funcionar, y menos con... Ella.
Debería sentirme indignada, pero en cambio solo me estaba divirtiendo con sus intentos de hacer que no estuviera allí y en un futuro con él.
—¿Qué tiene ella? ¿Es una fan loca? ¿Obsesionada? ¿Una paparazzi? ¿Trabaja en alguna revista? ¿Te ha acosado o te ha echo daño físicamente? ¿Algunas de tus ex? —negó a todas.
—Pero no voy a trabajar con ella.
—No me importa lo que pienses. No seas el mimado y harás lo que te diga, Soobin me dejó en claro su odio y por eso pensé en que podría ponerlos a trabajar juntos —esta vez fui yo quien quise protestar.
¡El hombre lo sabía y aún así estaba insistiendo en que lo hiciéramos juntos y parecía no querer retractarse!
—¿Qué gana con todo esto? —pregunté, hablando por primera vez desde que había llegado. SeokJin me miró, frunciendo el ceño y luego al ceo esperando una respuesta.
—SeokJin es un irresponsable —quise reír y forme una linea con mis labios para evitar hacerlo, Jin refunfuño ofendido—. ¿Que mejor que ponerlo a trabajar con la persona que odia y que puede hacer que deje de ser un irresponsable? Es algo así como el mimado de la empresa y debo quitarle el tete. Tú ayudarás en eso, Soobin me contó mucho de tí.
Claro, quiere que sea su niñera.
—¡Eso es mentira! —negó rápidamente—. No trabajaremos juntos y ya.
—A eso me refiero, soy el ceo y trabajas aquí, a todos les doy libertad de que puedan hacer lo que sea más cómodo para ellos para no hacerlos sentir presionados, pero tú, tomaste mucho esa libertad.
—Seré su niñera —aclaré.
—Y si fueras más responsable y hubieras revisado el correo que te mande no te hubiera cogido de sorpresa, te hubieras negado como siempre haces cuando quieres y habría buscado a alguien, pero lo hice con esa intensión, cuando único revisas las cosas es para mandar a despedir a alguien y ya has despedido a mitad de empresa.
—¿Y yo que culpa tengo de que no sepan hacer su trabajo?
—Si lo saben hacer, pero no todo puede ser perfecto como deseas y menos cuando son principiantes, tienes que aprender a tener paciencia también. En la carrera de un idol es muy importante eso y parece que aún no entiendes el concepto completamente.
—Pero-
—Nada, SeokJin, trabajarán juntos y ella firmará el acuerdo de confidencialidad. ¿Sabes que es? —preguntó y asentí.
Soobin me había hablado de esas cosas. Las personas que trabajan allí todos tenían que firmar aquello, era un acuerdo donde luego de haber sido firmado no podías divulgar información de la empresa y mucho menos de los famosos que trabajaban allí, hacerlo te podía costar la vida, podrían ir a juicio, prisión y también perder parte de su economía, creo que era así.
En realidad, podía odiar a SeokJin con mi vida, pero tampoco haría algo que pudiera perjudicarlo, aunque fuera un ostensioso engreído, pero las reglas eran así y si tenia que firmarlo lo haría.
Pero había algo; una vez lo firmara estaba amarrando mi vida con una cuerda a trabajar junto con SeokJin al menos la primera tarea que tuviera que hacer tenia que ser cumplida y sí, tenia que enseñarle valores al mimado de Kim.
Si TaeYeon estuviera aquí ya hubiera asaltado a el ceo. ¿Saben que tan fan es ella de Jin? Casi tanto como lo es de Taehyung.
—Sigo creyendo que no es necesario —estaba dando, lo que parecía ser su último intento—. Prometo que me comportaré mejor y todo, pero esto de trabajar con ella no va a funcionar —se cruzó de brazos.
—¿Vas a cambiar? —el ceo le preguntó y el, un poco esperanzado asintió—. Bien, cuando me lo demuestres y lo hagas pueden dejar de trabajar juntos.
Rodó sus ojos.
—Que condena —dijo mirandome.
No deje que me provocara tal y como sabia que quería hacer, solo le dí una sonrisa de lado como si hubiera sido la ganadora de un campeonato. Los pies ya me estaban doliendo de estar tanto tiempo de pie.
Cruzó sus brazos y pude observar como sus músculos se flexionaron y lo hacían ver más varonil de lo que había sido. Entrecerré mis ojos y quité la mirada.
Regla uno: No puedes ver a un idol como algo más que laboral.
—¿Podemos vernos más tarde para dejar en claro unos puntos y firmar el acuerdo? —me preguntó y quise negarme.
En el momento en punto en que lo firmara me estaba condenando a estar con SeokJin todo el tiempo, en todo momento. Me pidió que lo pensara y el ceo, que hasta ahora ni siquiera se había presentado por la discusión con Kim, pero sabía que se llamaba Young, le pidió que se callara y termine asintiendo, sabiendo que era lo peor que podía hacer.
Pero vamos, tenia hasta mañana para pensarlo, quizás si le decía que a última hora lo había pensando mejor, que Kim y yo no teníamos lo necesario para trabajar juntos, y que no disponía de lo requerido para hacerlo me dejaría tener el camino libre. Iba a ser pan comido.
—Si —dije.
—¡Se que me odias, ¿por qué lo haces?!
—Deben arreglar sus problemas fuera de mi oficina, y a partir de mañana los quiero en Buenos términos así sea que se maten cuando estén solos —tomó la chaqueta de su silla y se la colocó—, con su permiso ahora tengo una reunión a la que asistir. Compórtate, Kim.
Bufó y cuando salimos de la oficina tomó mi mano, tan fuerte que tuve que jadear y trataba de soltarme. Al darse cuenta de que me estaba lastimando me soltó y se disculpó. SeokJin no era malo, pero era un odioso, arrogante, engreído y pretencioso. Ama la atención para el solo y sentirse amado.
Nunca he podido entender su punto de vista.
—Debemos hablar —me dijo y asentí. Nos quedamos viendo, sin saber que decir. Me jalo y caminó hasta llegar a uno de los ascensores. Presionó el botón y entramos. Marcó la cuarta planta y me sostuve de su camisa cuando empezó a subir. Quité mi mano tan pronto la coloque e hice como si nada hubiera pasado.
Las puertas se abrieron y salió primero que yo, chocando mi hombro en el camino y entrando en una de las puertas.
—Ahora, tendremos una conversación —aclaró y me senté a su lado dispuesta a oirlo.
—Lo haremos, pero en el momento exacto que comiences a hablar mierda me iré. No pienses que voy a soportar tus lloriqueos y tu inmadurez.
—No soy inmaduro.
—Lo eres, pero ese no es nuestro problema fundamental, sino otro.
Nunca entendí porque empezaron los constantes problemas con él, pero siempre lo tenia encima insultándome o diciendo que todo lo que hacía estaba mal, para él todo tenía que ser perfecto y yo no era precisamente la reina de la perfección. Era todo lo contrario a ello.
Nunca íbamos a congeniar y todavía me preguntaba si llegaba a aceptar esto como era que lo íbamos a hacer sin matarnos en el proceso.
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