𝖮𝖮2 › 𝗇𝗈 𝗉𝗎𝖾𝖽𝖾𝗌 𝗌𝖾𝗋 𝗍𝗎́
El autobús hizo su parada, monté en él, hoy iba a ser un día aburrido como cualquier otro. El restaurante donde trabajaba ya había cerrado ayer y por las recomendaciones que me había echo Soobin pudo hablar para que me contrataran en su empresa. Podia fácilmente vivir de lo que ganaba mi hermano, pero yo no quería. Estoy segura de que no me irá tan fácil como parece. ¿Que tiene de bueno estar rodeada de tantos idols que ni siquiera conoces?
No habían asientos disponibles en el bus por lo que tuve que ir de pie en todo el trayecto, mirando las calles a través de la ventanilla frente a mí. Hubo unas cuantas paradas hasta que me bajé cerca de donde iba a ser mi nuevo trabajo.
Caminé hacia allí y pronto estaba frente al enorme edificio. Dandome ánimos internamente entré. Habian unos guardias fuera con los que tuve que identificarme para que me pudieran dejar pasar.
El lugar por dentro era enorme y sentía que me iba a perder. ¿Cuantos idols trabajarán aquí? Me sentía pérdida viendo todo, las puertas cerradas de las habitaciones que habían, las personas caminando de aquí hacia allá. Algunas con el teléfono, otras con papeles en las manos. Uno de ellos iba tan deprisa que chocó su hombro con el mio sin querer pero antes de poder preguntarle a donde tenia que ir se había largado.
Esto es más difícil de lo que había pensado al principio. ¿Por qué me confíe? Ah, cierto, Soobin.
Tres de los chicos que conozco a la perfección caminando hacia mi, hablan entre sí y tienen una tableta en la mano, no me habían visto todavía y pensé en que acercarme era lo mejor.
—¡Feos! —exclamé bajito. No queria que pensaran mal de mí o cosas así las personas que no sabían mucho de mi relación con ellos. Era mi primera vez aquí así que sí, era un rostro desconocido no tan desconocido porque claro, ¿que hermana de un idol no seria conocida?
Solo que yo no daba muchas señales de vida como otros y apenas y salía en las selcas de Soobin y los chicos.
—¡Noona! —gritó Soobin y un par de miradas se posaron en nosotros pero siguieron como si nada—. ¿Has venido a trabajar? Quizas te echen el primer día, no eres fácil de manejar.
—Mocoso —me referí a él y luego de advertirle que le iba a matar le di un pequeño golpe en la espalda. Pasar tiempo con ellos siempre era divertido aunque lo hacíamos poco. Mi hermano tenia una carrera que atender, junto a los chicos—. Ustedes dos, Beomgyu y tú fueron los que me dijeron que tenia que venir, vuelve a decir algo así y te pego de nuevo y así como vine me voy.
—Hoy Choi Soobin muere en manos de Choi Minsuk.
Hueningkai divertido planteó. Reimos y Soobin fingió indignación por las palabras mencionadas, haciendo gestos exagerados, demasiado.
—Soobin, dijiste que quizás me echen el primer día y fuiste tú, junto con Beomgyu quienes hablaron para que estuviera aquí. ¿Sabes que tengo que hacer y con quién?
—Lo sé —estuve a punto de pedirle que me dijera pero no me dejó hablar—, pero no te lo voy a decir.
—Por esas cosas es que me da por pegarte.
—Bueno, nosotros nos tenemos que ir, los demás nos deben estar esperando en la sala de ensayos. Debemos practicar y concordar algunas cosas.
—Y hacerlo antes de que pueda matar a Soobin hyung —dijo Kai, riendo.
—¡Adiós, noona! —los tres se despidieron y por mi parte solo dije un "nos vemos" en tanto los veía alejarse.
Cuando estaban lejos voltee mi rostro y quise golpearme. Miré en dirección en la que se habían ido pero ya ellos no estaban en mi campo de visión. Habia sido algo tonto de mi parte considerando de que parte de la razón por la que los había llamado era para que me ayudaran a llegar a la oficina.
El punto: estoy en la empresa sin saber al menos donde queda el baño y con la duda de saber que tengo que hacer, para quien y si podré hacerlo.
Pedí ayuda a alguien en uno de los pasillos con la vergüenza carcomiendome, pero no dijo nada y solo ayudé con unas cajas que no sabia que tenían dentro y luego, me indicaron donde era.
—¿Eres nueva? No te había visto antes por aquí —asentí, apenas murmurando un "si"—, lo supuse, he trabajado aquí hace años. ¿Cómo te llamas?
—Minsuk —asintió y luego se presentó.
—Yo soy Yesung.
Me mostró el camino donde podría llegar a la oficina. Era fácil, pero para una principiante como yo si era fácil perderse. Tocó la puerta y luego de la confirmación para pasar entramos. Estaba hablando por teléfono y nos hizo una seña para que no hiciéramos ruido.
Nos quedamos de pie, después de eso a los pocos minutos cuando terminó la llamada fue que nos atendió.
Yesung le dijo quien era yo y que quería verlo. Luego de compartir una charla sobre algo de los vestuarios nuevos se fue dejándome sola allí.
—¿Choi Minsuk?
—Si. Estoy aquí por-
—Lo sé —afirmó—. Soobin y Beomgyu hablaron de tí y aunque existen un par de reglas aquí podemos saltarnos alguna. El único inconveniente es que necesito ponerte al cargo de alguien pero no ha llegado —quise fruncir mi ceño pero me abstuve—. ¿Te molesta esperar unos minutos más? —negué—. Bien, la llamaré cuando se digne a venir Seok-ah.
¿Quién es ese?
Hice una reverencia y me fui. Camine un poco por los pasillos y salí de allí. Me sentía como si estuviera encerrada en un lugar y la gente no colaboraba. Compré una bebida y cuando terminé volví a entrar. Llegué a lo que supuse que eran las salas de prácticas, en uno de ellos estaba mi hermano y su grupo. Estaban sentados en un círculo con una tableta en mano como si se estuvieran repartiendo algo.
Nunca voy a llegar a entender el mundo de la música. Soobin dice que ellos cuando componen una canción solo suelen hacer distintas partes cada uno y luego se reúnen y las juntan.
No sabia si era que todos lo hacían así o solo ellos eran tan raros.
Aparté mi vista y salí. Mi teléfono sonó y de nuevo volví a la oficina del jefe.
Una vez me había perdido pero ahora la había encontrado rápido. Toqué y cuando me concedieron el permiso entré.
Pelo rubio, alto, ojos medianos, pero un poco rasgados, nariz fina y una boca con labios abultados. Jeans negros y una camisa blanca.
Mi mano cayó del pomo de la puerta y ni siquiera entré.
—Es él, Kim SeokJin.
Y una mierda. La mirada de ambos se conectó y parecía igual de estupefactado conmigo. Molesto, como si quisiera salir corriendo o matar a alguien.
No iba a poder hacer eso, nos odiabamos a muerte como para trabajar juntos. No había empezado y quería irme y olvidar todo, no quería jugar con el demonio de Kim aunque pareciera pendeja. No íbamos a funcionar y solo seriamos un caos.
—No podré hacerlo —me susurré, y entré en el lugar para oír las indicaciones de lo que tenia que hacer, podía renunciar y decir que lo dejaba todo.
¿Pero porqué no jugar un poco con su paciencia antes? De todos modos Kim me odiaba como yo a él, podía ser una venganza por haberme dejado tirada.
Luego podia pedir la renuncia.
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