La conversación con Jimin fue realmente extensa y divertida, sin ningún tipo de complicaciones ni momentos incómodos como creía que ocurriría. Es algo de lo que realmente me siento orgulloso, aunque, desafortunadamente, no puedo decir que haya contribuido mucho durante esa hora y media que pasamos juntos.

Siendo completamente sincero y objetivo, me quedé como una estatua mirándolo hablar, como si fuera un tonto sin control sobre mi propio cuerpo, tartamudeando incluso con las preguntas más insignificantes.

Entonces, sí, ignorando el hecho de que solo pude tartamudear y asentir, tuve una conversación larga y muy entretenida con Jimin.

Durante esa tarde, pude aprender muchas cosas sobre él. Por ejemplo, Jimin me confesó que su gran sueño era convertirse en fundador de una academia de baile o algo relacionado con eso. Era consciente de que este sueño parecía demasiado irreal y que solo unos pocos lograban alcanzar algo así. Sin embargo, con ojos llenos de alegría, me aseguró que contaba con la determinación y el apoyo de las personas que lo rodeaban.

— Tengo a mi hermana que siempre apoya mis decisiones y algunos amigos que tienen un sueño parecido al mío, ¡no será difícil!

Me quedé sin palabras ante su determinación y emoción, así que decidí no expresar mis pensamientos acerca de cómo los amigos pueden cambiar y los sueños pueden evolucionar a lo largo de los años. Verlo tan convencido y entusiasmado era todo lo que deseaba en ese momento.

Estaba seguro de que su sueño se convertiría en realidad y que sus amigos permanecerían unidos, tal como él deseaba. Creía firmemente en su capacidad para lograrlo.

— ¿Cuál es tu sueño?

Cuando me formuló esa pregunta, me sumí en un largo silencio. Fue sorprendente de cierta manera, incluso mi propia madre nunca me había hecho una pregunta similar.

Mi sueño... No estaba seguro de cuál era exactamente. Me encontraba en un punto en el que amaba lo que hacía y estudiaba aquello que me apasionaba sin temor alguno. Tenía claridad sobre dónde quería llegar y cuál era mi destino final. Pero, ¿sería eso realmente mi sueño?

Intenté bromear y coquetear con él, diciendo en tono jocoso: — Tal vez debería ser tu fotógrafo personal. 

Sin embargo, los nervios me traicionaron una vez más y mi boca comenzó a trabarse, humillándome frente a la persona que me gustaba.

 — En-En tu academia, fotógrafo de tu academia, quiero decir, ya-ya sabes em... sí.

Jimin se rió de mí, no a modo de burla, lo noté nervioso y eso me puso aún más nervioso. Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos volvieron a tener esa linda forma de media luna. 

— Eres lindo — susurré sin darme cuenta.

En ese instante, Jimin detuvo todo movimiento y me miró en silencio. Los nervios se apoderaron de mí una jodida vez más y empecé a tartamudear, sintiéndome totalmente vulnerable en ese momento.

Cuando Rosé regresó a clases, me buscó de inmediato con gran entusiasmo para decirme que se sentía mejor. Yo no le había preguntado al respecto.

— ¿Puedes ser peor, Jeon Jungkook? — me preguntó indignada mientras nos dirigíamos a una de las salas de la universidad. Hoy, para mi mala suerte, me tocaba compartir clases con ella, así que no podía escapar de sus quejas —. Ni siquiera me llamaste para preguntarme si estaba bien.

— Estaba ocupado — respondí de manera simple, encogiéndome de hombros.

— ¿Ocupado con qué? — me cuestionó frunciendo el ceño.

En serio, ¿no puedo estar ocupado simplemente existiendo?

— ¿Qué te importa? — pregunté con un tono sarcástico, rodando los ojos en respuesta.

No había necesidad de que ella supiera que estaba viendo un anime o que había estado fotografiando a su hermano.

— Eres molesto — concluyó ella mientras entrábamos juntos al salón.

— ¿Yo soy molesto? ¿Disculpa? — me señalé a mí mismo y negué con la cabeza —. Repítelo hasta que lo creas, niña tonta.

— Ni siquiera dejas que pase primero, ¿cómo es que pueden decir que eres un caballero? ¡Es una mentira! — continuó con sus quejas. Yo simplemente opté por ignorarla, mientras Rosé bufaba de frustración.

— Señorita molesta, no tengo por qué dejarte pasar. Quien llega primero, gana.

— Eres... exasperante, simplemente exasperante — murmuró ella entre dientes.

Sonreí burlonamente y me dirigí a mi asiento habitual, casi al fondo del salón, junto a la ventana, por si quería tomar una siesta.

— ¿Mi hermano ha hablado contigo? — preguntó de repente, interrumpiendo el silencio.

Oh...

¿Le habrá hablado mal de mí? ¿Habrá sucedido algo preocupante? ¿Le dijo algo sobre mí? ¿Se dio cuenta de que lo estaba fotografiando? ¿Se dio cuenta de lo que sentía por él? ¿Le habrá pasado algo de lo que deba preocuparme? ¿Debería estar al tanto de algo importante? ¿Por qué Jimin no me ha comentado nada al respecto?

Mi cabeza parecía estar a punto de estallar.

Quizás estaba exagerando, pero las preguntas seguían bombardeando mi mente sin cesar, generando un temor constante. No quería que nuestra relación, aunque mi musa no supiera que era mi musa, se viera afectada.

— ¿Jungkook? — interrumpió mi tormento sacudiendo los dedos frente a mí.

— ¿Ah? ¿Qué? — respondí aturdido.

— Te pregunté si mi hermano había hablado contigo — me recordó con un chasquido de dedos.

— Po-Por qué... — las palabras se atascaron en mi garganta, incapaz de expresar claramente lo que sentía en ese momento.

— Lo noto un poco extraño — susurró reflexivamente, apoyando su rostro en su mano ignorando, para mi buena suerte, mi patético tartamudeo —. ¿Puedes creer que ayer se sonrojó de repente? ¡Fue sorprendente! Estábamos solos en la sala viendo una película de terror, ¡de terror! Y de repente se puso como tomate, como si alguien le hubiera hablado o si hubiera visto algo, ¡y hasta rompió una de mis tazas favoritas!

— ¿En serio?

— ¡Sí! — respondió riendo —. Por eso pensé que tal vez él te había contado algo o que habías notado algo extraño. Últimamente parece que pasa mucho tiempo contigo, y pensé que podrías saber algo al respecto.

¿Jimin pasa mucho tiempo conmigo? Esa afirmación me tomó por sorpresa, y debo decir que no era del todo cierta.

Cada vez que Jimin está conmigo, Rosé también está presente. Fue durante su resfriado cuando tuvimos la oportunidad de estar solos por primera vez, pero eso no fue suficiente para siquiera intercambiar números de contacto.

— Ah, ehm...

— Iba a preguntarte si tú lo habías notado extraño... pero conociéndote, dudo que hayas siquiera notado la existencia de mi hermano — su mirada recorrió mi rostro con una expresión enigmática —. Sí, definitivamente no lo sabrías.

Ella estaba completamente equivocada. O bueno, no del todo.

Creo que si Jimin no hubiera iniciado la conversación conmigo primero, probablemente no habría prestado atención a su existencia. Sin embargo, sé que si lo hubiera visto antes, lo habría considerado mi musa de igual manera.

— Entonces sí, creo que tengo razón al decir que... bueno, Jimin es raro.

Eso captó mi atención por completo.

— ¿Qué? No. Eres tú quien es rara

A pesar de todos los insultos que recibí de su parte, me negué a cambiar mis palabras.

¿Qué si Jimin se sonrojara de repente? Seguía siendo adorable de todas formas.