Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❀˖°「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 9 」°˖❀

[Narrador/a POV]

Horas después, la casa estaba llena de actividad mientras todos se preparaban para el picnic. Second, fiel a su estilo, había terminado de empacar todo rápidamente y ahora solo se dedicaba a observar cómo los demás discutían qué llevar.

Blue estaba en la cocina, organizando los bocadillos y asegurándose de que todo estuviera en perfectas proporciones.

-¿De verdad necesitamos tantos sándwiches? -preguntó Green, mientras intentaba meter más bebidas en la canasta.

-Prefiero que sobre a que falte -replicó Blue con firmeza, ajustando un paquete de galletas junto a los sándwiches-. Además, si llevamos comida de sobra, no tendrás excusa para robarte el postre de alguien.

Green fingió estar ofendido y soltó un dramático suspiro-. ¿Qué insinuas? Yo soy muy considerado... Bueno, casi siempre.

Mientras tanto, Purple estaba revisando los utensilios y asegurándose de que no se olvidaran de cosas importantes, como los cubiertos o las servilletas. Second lo observaba desde el sofá, apoyando el mentón en su mano mientras contenía una sonrisa.

-Eres demasiado meticuloso, Purple -comentó Second con tono relajado-. Solo es un picnic, no una misión de supervivencia.

Purple lo miró con calma, pero con una ceja ligeramente levantada.

-A veces creo que no tomas nada en serio, Second -le respondió, antes de agregar una pila de platos desechables a la canasta-. Si quieres que todo salga bien, hay que estar preparado.

Second rio un poco, dejando que el comentario pasara. Era algo muy típico de Purple; siempre organizado, siempre calculador.

Yellow apareció en ese momento con una pequeña hielera, que colocó sobre la mesa mientras examinaba todo lo que los demás estaban haciendo.

-¿Ya tienen todo listo? -preguntó con su tono calmado, aunque notoriamente cansado-. Si seguimos discutiendo qué llevar, se nos hará de noche antes de salir.

-Ya casi estamos listos -respondió Blue, terminando de cerrar la canasta-. Aunque si Green dejara de intentar meter cosas inútiles...

-¡Un balón no es inútil! -exclamó Green, sosteniendo una pelota como si fuera un tesoro.

-Es un picnic, no un partido de fútbol -replicó Blue, rodando los ojos.

Second decidió intervenir antes de que el debate se intensificara más-. Dejémoslo llevar el balón, Blue. Igual nadie va a jugar con él y luego Green tendrá que cargarlo todo el día.

Purple soltó una risa suave ante el comentario, mientras Green se cruzaba de brazos y miraba a Second como si lo hubiera traicionado.

Finalmente, después de acomodar las últimas cosas, todos estaban listos para salir. Purple tomó la iniciativa de organizar cómo llevarían todo, mientras que Second observaba a sus amigos con una leve sonrisa.

-Será un día interesante -murmuró para sí mismo, mientras se ajustaba la mochila.

La pequeña aventura del picnic estaba por comenzar, y aunque todos parecían listos, nadie sabía qué sorpresas les depararía el día.

---

Ya estaban listos para salir cuando Yellow, siempre tranquilo y calculador, decidió dar el último toque a los preparativos. Caminó con calma hacia Red, quien estaba sentado en la esquina del sofá revisando algo en su teléfono. Todos los demás parecían ocupados con las mochilas y las canastas, pero nadie dejó de notar el momento.

-¿Te gustaría venir con nosotros? -preguntó Yellow con su característico tono sereno, aunque había un leve brillo en sus ojos que lo delataba.

Red levantó la mirada, sorprendido al principio, pero luego sonrió ampliamente, claramente halagado.

-Claro, ¿por qué no? -respondió con una confianza que, aunque típica de él, esta vez tenía un toque de nerviosismo.

De inmediato, todos se detuvieron y los miraron con sonrisas maliciosas. Purple, que estaba ajustando la tapa de una canasta, no pudo evitar alzar una ceja. Second se cruzó de brazos y mostró una sonrisa burlona, mientras que Blue y Green intercambiaron miradas que gritaban "sabíamos que esto pasaría".

-Bueno, bueno, qué romántico todo esto -comentó Second con un tono sarcástico, mirando a Yellow-. ¿Así que ahora hacemos invitaciones personales? ¿No pudiste decirle de una vez que lo amas frente a todos?

Yellow, aunque siempre calmado, se puso un poco rojo, pero se negó a apartar la mirada de Red.

-No todo tiene que ser un espectáculo, Second -respondió tranquilamente. Luego miró a Red, ignorando por completo las risitas del resto-. Me alegra que vengas.

Red, en cambio, parecía disfrutar la atención. Se puso de pie con una sonrisa orgullosa, como si hubiera ganado algo importante-. ¿Ves, Second? Así se hace una invitación de verdad, no esas indirectas que tú das todo el tiempo.

Second lo miró con los ojos entrecerrados, divertido-. ¿Indirectas? Por favor, no me proyectes tus problemas emocionales.

Green, que no había perdido la oportunidad de disfrutar la situación, puso una mano en el hombro de Blue y murmuró lo suficientemente alto para que todos lo oyeran-. Apuesto a que se sientan juntos durante el picnic.

Blue, aún riendo un poco, asintió-. Y seguro que Yellow le sirve la comida.

-¡Basta ya, ustedes dos! -protestó Red, claramente incómodo ahora que las bromas estaban apuntando directamente hacia él. Pero no pudo evitar mirar de reojo a Yellow, quien solo sonrió con tranquilidad y tomó la hielera para salir primero de la casa.

Purple, al ver que todo estaba listo, suspiró y les hizo un gesto para que salieran-. Si terminan de hacer tonterías, podríamos irnos de una vez.

Second tomó su mochila y miró a Green con una sonrisa cómplice-. Bueno, Green, parece que hoy no serás el centro de atención. Lo siento por ti.

-Ah, no te preocupes -respondió Green, mientras pasaba al lado de Blue y le daba un leve codazo-. Tengo mi propio espectáculo reservado.

Blue lo miró sin decir nada, pero se notaba un leve sonrojo en su rostro, algo que no pasó desapercibido para Second.

Finalmente, todos salieron de la casa con sus cosas listas, y aunque el ambiente parecía relajado, había un aire de emoción y expectativa entre ellos. El picnic apenas comenzaba, pero las dinámicas entre todos prometían hacer de este un día lleno de momentos memorables.

---

Ya en el parque, todos se instalaron bajo la sombra de un gran árbol que dejaba caer sus hojas suavemente con la brisa. Las mantas se extendieron con rapidez, y las canastas de comida pronto estaban abiertas. Cada quien se ocupaba de algo: Yellow y Red acomodaban los platos con precisión, Blue estaba organizando los bocadillos, y Green, como siempre, hacía bromas mientras preparaba las bebidas.

Second, sentado a un lado, dejó escapar un suspiro mientras se subía un poco la manga de su camisa. Miró el rasguño en su brazo, producto de su intento de patinar el día anterior con Purple. Era un recordatorio no solo de su torpeza, sino también del pequeño momento que había compartido con él.

Purple, que había estado caminando unos pasos más lejos, observaba unas flores silvestres que crecían cerca. Sus dedos rozaban con delicadeza los pétalos rosados, casi como si tratara de protegerlos de la brisa. Estaba absorto, perdido en sus pensamientos, pero se dio cuenta de que alguien lo miraba.

Second no había podido evitar observarlo mientras inspeccionaba su herida. Había algo en la forma en que Purple trataba las flores, como si escondiera un mundo de emociones detrás de ese gesto sencillo. Cuando Purple se giró hacia él, Second rápidamente desvió la mirada, fingiendo estar ocupado con su brazo.

Purple notó el rasguño y se acercó. Con su habitual timidez, señaló el brazo de Second.

-¿Todavía te duele? -preguntó con suavidad, inclinándose ligeramente para ver mejor.

Second negó con una sonrisa-. Nah, estoy bien. Es solo un rasguño. Aunque, bueno... -miró de reojo a Purple, divertido-. Tal vez necesite un entrenador de patinaje, ¿conoces a alguien?

Purple dejó escapar una pequeña risa, breve pero genuina. Luego se encogió de hombros mientras se sentaba junto a Second.

-No sé si puedo ayudarte mucho. Tú... no pareces del tipo que escucha instrucciones.

Second alzó una ceja, fingiendo estar ofendido-. ¿Instrucciones? Por favor, yo soy excelente siguiendo órdenes.

Purple le lanzó una mirada escéptica, pero su tono se suavizó-. Al menos intentaste, supongo. Eso ya es algo.

El silencio se instaló entre ellos por un momento, pero no era incómodo. Second se encontró mirando nuevamente el rasguño, esta vez con menos atención al dolor y más al hecho de que Purple parecía preocuparse.

-Gracias por ayudarme ayer -dijo de repente, con un tono más sincero.

Purple se sorprendió un poco, pero asintió lentamente-. No es nada.

A lo lejos, Green los observaba con una sonrisa traviesa, inclinado hacia Blue.

-Mira eso -susurró-. ¿Crees que Second está practicando su estrategia de conquista?

Blue rodó los ojos, aunque no pudo evitar mirar también.

-Second no tiene estrategias. Todo lo que hace es tropezar, literalmente.

Green rió, pero decidió no interrumpir. Había algo diferente en cómo Second y Purple interactuaban, algo que incluso él, con todas sus bromas, prefería no interrumpir en ese momento.

Purple volvió a mirar las flores, arrancó una de las más pequeñas y la sostuvo en su mano por unos segundos antes de dársela a Second.

-Para que no te olvides de ser un poco más cuidadoso la próxima vez -dijo, evitando la mirada de Second.

Second tomó la flor con una sonrisa tonta, claramente más feliz de lo que debería estar por un gesto tan pequeño.

-¿Qué haría sin ti? -bromeó, pero había un toque de sinceridad en sus palabras.

Purple no respondió, simplemente volvió a mirar las flores, aunque una pequeña sonrisa asomaba en su rostro.

Second miró la pequeña flor que Purple le había dado y luego dejó que sus ojos se pasearan por el jardín que los rodeaba. Había flores por todas partes, pero una en particular llamó su atención. Era un lirio blanco, más grande y brillante que las demás, con pétalos que parecían relucir bajo la luz del sol.

Se levantó de un salto, decidido, y caminó hacia el lirio, arrancándolo con cuidado. Purple, intrigado, lo miraba desde donde estaba sentado, preguntándose qué estaba haciendo.

Cuando Second regresó, con una sonrisa amplia y juguetona en el rostro, Purple levantó una ceja.

-¿Qué haces?

-Solo mejorando tu look -respondió Second con un tono despreocupado mientras se inclinaba hacia Purple.

Antes de que Purple pudiera protestar, Second se acercó con delicadeza y colocó el lirio detrás de su oreja, ajustándolo suavemente en su cabello. Purple se quedó inmóvil, sorprendido por el gesto, sintiendo un leve calor subirle a las mejillas.

-Ahí está -dijo Second, dando un paso atrás para admirar su obra-. Perfecto. Ahora eres oficialmente la persona más elegante de este picnic.

Purple lo miró con una mezcla de desconcierto y timidez, sin saber si debía quitarse la flor o dejarla ahí.

-¿Estás... bromeando? -preguntó en un murmullo.

Second, en cambio, le guiñó un ojo con confianza-. Claro que no. Te queda genial. Deberías usar flores en el pelo más seguido, te dan un aire misterioso.

Purple sintió cómo el rubor se intensificaba en su rostro y desvió la mirada, tratando de disimular.

-Eres un tonto -dijo, aunque su tono carecía de cualquier molestia real.

Second simplemente rió, satisfecho con la reacción de Purple, y volvió a sentarse junto a él.

A unos metros, Green, que había estado observando todo, casi se atragantó con su bebida.

-¿Viste eso? -susurró emocionado a Blue, dándole un codazo-. ¡Le puso una flor en el cabello y hasta le guiñó el ojo!

Blue miró la escena con calma, pero no pudo evitar sonreír ligeramente.

-Second tiene más valor del que creíamos.

Green asintió con entusiasmo-. ¡O es más tonto de lo que pensábamos! Pero, oye, esto se está poniendo interesante.

Mientras tanto, Yellow y Red, que también habían notado el intercambio, compartieron una mirada cómplice. Yellow sonrió y susurró a Red:

-¿Crees que Second finalmente esté intentando algo?

Red se encogió de hombros, aunque no pudo evitar reírse bajo su aliento-. Bueno, si lo está intentando, es todo un espectáculo.

Purple, aún sintiendo la flor detrás de su oreja, fingió concentrarse en las flores frente a él, pero su mente seguía repitiendo el momento. Y aunque intentaba convencerse de que era solo una broma amistosa de Second, había algo en la sonrisa de este último que lo hacía preguntarse si realmente lo era.

---

Green, siempre lleno de energía y buscando maneras de animar el ambiente, decidió proponer algo más activo mientras terminaban el picnic.

-¿Qué tal si jugamos al balón? -preguntó, levantándose con entusiasmo y sacudiendo las migajas de su ropa.

La respuesta fue un coro de negativas:

-No, gracias -dijo Blue sin levantar la vista del libro que había traído.

-Ni lo sueñes, estoy demasiado lleno -respondió Red mientras se recostaba en la manta, acomodándose junto a Yellow.

-Paso, no quiero arruinar mi cabello después de que me lo peinaran -añadió Second, agitando la mano con pereza.

Green bufó, claramente decepcionado por la falta de interés.

-Son un grupo de aburridos -murmuró, cruzándose de brazos-. ¿Nadie quiere divertirse un poco?

Para sorpresa de todos, Purple levantó la mano tímidamente desde su lugar.

-Yo puedo jugar -dijo en voz baja, mirando a Green con calma.

Green alzó las cejas, claramente impresionado, y una sonrisa se extendió por su rostro.

-¡Eso es lo que me gusta escuchar! Al menos alguien aquí no es un flojo.

Second, quien estaba mordisqueando una manzana, casi se atragantó al escuchar la respuesta de Purple.

-¿Tú? -dijo, girándose para mirarlo con una expresión mezcla de sorpresa y escepticismo-. ¿Vas a jugar con Green?

Purple simplemente asintió, sin darle mayor importancia al comentario.

-No es gran cosa -respondió mientras se levantaba de la manta y se sacudía los restos de pasto.

Green, entusiasmado, ya había sacado un balón de la mochila que había traído.

-¡Perfecto! Vamos a ver qué tal lo haces, Purple.

Second observó con los ojos entrecerrados cómo Purple y Green se alejaban hacia un espacio más abierto. No estaba seguro de por qué, pero no le gustaba la idea de que Purple jugara solo con Green. Había algo en esa sonrisa traviesa de Green que lo ponía nervioso.

-Esto va a ser interesante -murmuró Blue, dejando de leer para ver cómo se desarrollaba el juego.

Red, aún recostado, se giró hacia Yellow y preguntó en voz baja:

-¿Tú crees que Green vaya a aprovecharse y haga que Purple corra por todo el campo?

Yellow rio suavemente.

-Es muy posible, pero Purple no parece del tipo que se rinde fácilmente.

Mientras tanto, en el campo, Green ya había comenzado a dar pequeños toques al balón.

-A ver, Purple, ¿estás listo para una lección de fútbol? -preguntó con una sonrisa desafiante.

Purple inclinó la cabeza ligeramente, ajustando la flor que Second le había puesto antes detrás de su oreja.

-No necesito lecciones, solo juega.

La respuesta tranquila de Purple tomó a Green por sorpresa, pero este no tardó en sonreír más ampliamente.

-Bien, bien, vamos a ver si puedes seguirme el ritmo.

Y así comenzó el juego. Mientras Purple y Green corrían por el campo, los demás observaban desde la manta, algunos con interés y otros con una pereza evidente. Second, sin embargo, no podía apartar los ojos de Purple, notando cómo su expresión calmada se mantenía incluso mientras esquivaba los intentos de Green por robarle el balón.

-Es mejor de lo que pensé -admitió Red en voz baja.

-Eso o Green está siendo muy blando -añadió Blue, aunque sabía que esa no era la razón.

Finalmente, Purple logró anotar un gol improvisado, usando una roca como "portería". Green se detuvo, jadeando y riendo al mismo tiempo.

-Nada mal, Purple, nada mal. Tienes más talento de lo que aparentas.

Purple solo asintió, volviendo al grupo con la misma tranquilidad de siempre. Al llegar, Second le ofreció una botella de agua con una sonrisa.

-Nada mal, estrella del fútbol. ¿Siempre has sido así de bueno o solo querías impresionar a Green?

Purple lo miró de reojo mientras bebía agua, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.

-Solo quería jugar -respondió, aunque la leve curvatura en su boca parecía indicar lo contrario.

Mientras Green se acercaba con una expresión satisfecha, Second decidió que ya era suficiente y cambió de tema rápidamente.

-Bueno, ahora que terminaste de hacer que Green parezca un novato, ¿qué tal si volvemos al picnic?

-Nop, creo que seguiré jugando un poco más.

Second parpadeó, sin saber si había escuchado bien.

-¿Quieres seguir jugando? -le preguntó, claramente sorprendido.

Purple asintió con calma, su semblante tranquilo como siempre.

-Sí, aún tengo energía -respondió mientras se recogía el cabello largo en una coleta improvisada, revelando mejor su rostro.

Ese simple gesto dejó a Second completamente hipnotizado. El suave movimiento de sus manos, la forma en que unos mechones rebeldes quedaban fuera de la coleta y la seguridad con la que Purple caminó hacia Green hicieron que Second se quedara congelado en su lugar.

"¿Por qué se ve tan...?", pensó Second, sin terminar la frase en su mente, porque no encontraba la palabra adecuada.

Blue, quien había notado la expresión atontada de Second, le dio un ligero codazo.

-Cierra la boca antes de que se te metan bichos -dijo, burlándose suavemente.

Second reaccionó, sacudiendo la cabeza como si intentara despejarse.

-¡No estoy pensando nada raro! -respondió rápidamente, aunque su tono lo delataba.

Mientras tanto, Purple ya estaba en el campo con Green, listo para otro juego. Green sonrió con entusiasmo.

-Me gusta esa actitud, Purple. ¿Estás seguro de que puedes seguirme el ritmo?

Purple inclinó la cabeza, ajustándose la coleta.

-Deberías preocuparte por si tú puedes seguirme el ritmo.

La confianza en su voz hizo que Green soltara una carcajada.

-¡Eso me gusta! Vamos a ver de qué estás hecho.

El juego comenzó, y todos quedaron impresionados casi de inmediato. Purple no solo era bueno, era increíblemente hábil. Se movía con rapidez, esquivaba a Green con facilidad, y su precisión al patear el balón era impecable. Green, por su parte, estaba sudando más que en cualquier otro partido que hubiera jugado.

-¡Eres un monstruo con el balón! -exclamó Green, jadeando después de otro intento fallido de quitarle el balón a Purple.

Purple, en lugar de responder, simplemente sonrió levemente y continuó jugando, marcando otro gol con elegancia.

Desde la manta, Second observaba en silencio, incapaz de apartar la mirada. Cada movimiento de Purple parecía calculado, pero a la vez natural, como si estuviera completamente en su elemento.

-Es... demasiado bueno -murmuró Second, más para sí mismo que para los demás.

Red, quien también miraba el juego, se cruzó de brazos.

-No sabía que Purple tenía ese talento escondido. Podría haber sido parte de algún equipo profesional.

Yellow asintió con una sonrisa.

-Parece que no lo conocemos tan bien como pensábamos.

Blue, por su parte, observó a Second con atención antes de decir:

-¿Estás bien? Parece que no puedes dejar de mirarlo.

Second lo fulminó con la mirada, aunque sus mejillas se habían teñido ligeramente de rosa.

-Solo estoy... impresionado. Eso es todo.

Mientras tanto, en el campo, Green finalmente se detuvo, apoyándose en sus rodillas mientras intentaba recuperar el aliento.

-¡Ya basta, me rindo! No puedo contigo, Purple, eres una bestia.

Purple se detuvo, sin parecer siquiera cansado, y asintió con modestia.

-Gracias por jugar conmigo -dijo con sinceridad, ofreciéndole la mano a Green para ayudarlo a levantarse.

Green tomó su mano y sonrió, aunque su orgullo estaba claramente herido.

-Eres más fuerte de lo que pareces, Purple. Creo que me subestimé.

Purple simplemente asintió, pero su mirada se dirigió brevemente hacia donde estaba Second, quien seguía observándolo desde la distancia.

-¿Todo bien, Second? -preguntó Purple al regresar al grupo.

Second parpadeó, dándose cuenta de que había estado mirando fijamente durante demasiado tiempo.

-¡Sí, claro! Todo bien -respondió rápidamente, desviando la mirada para no delatarse más.

Purple no dijo nada, pero una pequeña sonrisa se formó en sus labios antes de sentarse en la manta junto a los demás.

---

El aire se volvía cada vez más cálido conforme el sol comenzaba a caer, creando una atmósfera tranquila en la que todos parecían estar disfrutando del momento a su manera.

Red, agotado por la actividad física, ya se encontraba dormido a un lado de Yellow. Yellow, con una expresión suave, miraba a su alrededor, pero su atención volvía constantemente a Red. Sin decir una palabra, con un gesto casi instintivo, comenzó a acariciar suavemente la cabeza de Red, como si el simple acto lo calmara. Red no se despertó, y la escena era tranquila, casi reconfortante.

Blue, recostado en la manta y mirando al cielo, parecía absorto en sus pensamientos. Sus ojos seguían el vuelo de algunas aves que cruzaban el cielo azul, pero algo en su expresión mostraba que estaba más en su mente que observando el paisaje. La calma del lugar parecía haberle permitido relajarse, aunque sus pensamientos no dejaban de girar en torno a todo lo que había pasado recientemente.

Green, por otro lado, estaba tomando grandes tragos de agua, como si estuviera intentando reponer energías. Había jugado mucho al balón con Purple, y su sed era incontrolable. Mientras bebía, echaba de vez en cuando una mirada a los demás, observando cómo se relajaban o dormían. Sin embargo, su mirada ocasionalmente se detenía en Purple, como si estuviera pensando en algo más.

En ese instante, Second se acercó a Purple, que aún estaba cerca, descansando después de su demostración de habilidades en el juego. Su mirada se posó en él por un momento, notando cómo su cabello, ahora recogido, le daba un aire más relajado pero igualmente atractivo.

-Tienes un aspecto increíble con el pelo recogido -comentó Second, su voz suave y sincera.

Purple, que había estado bebiendo un poco de agua, levantó la vista, sorprendido por el cumplido. No era algo que alguien le dijera habitualmente. Sus ojos brillaron por un instante y una ligera sonrisa apareció en su rostro.

-Gracias -respondió, notando cómo sus mejillas se teñían de un leve color rosado. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos tan directos, pero la forma en que Second lo dijo lo hizo sentirse un poco más cómodo.

Second sonrió al ver la respuesta tímida de Purple, sintiendo una mezcla de satisfacción y algo más, algo que no sabía cómo describir. El aire entre ellos parecía estar cargado con una nueva energía, algo que ninguno de los dos había anticipado.

Mientras tanto, Green, al escuchar la conversación, miró con una ligera sonrisa hacia ellos, aunque rápidamente volvió a concentrarse en su botella de agua. No dijo nada, pero se sentía aliviado de ver cómo, aunque la tensión entre ellos seguía presente, también había momentos pequeños que los unían de una manera inesperada.

La tarde continuó, tranquila pero llena de pequeños gestos que, aunque simples, cargaban un peso emocional que ninguno de los presentes entendía completamente. Para todos, parecía que ese día, ese picnic, estaba marcando el inicio de algo más, aunque ninguno estaba preparado para lo que vendría.

---

Blue, viendo el sol ya más bajo en el horizonte, se levantó lentamente y, con una mirada serena, dijo:

-Creo que es hora de volver a casa. Hemos pasado un buen rato, pero ya se hace tarde.

Todos empezaron a levantarse, estirándose después de la tarde de juegos y risas. Yellow, con una sonrisa cómplice, se acercó a Red, que seguía dormido plácidamente a su lado. Con una suavidad casi tierna, lo acarició un poco antes de levantarse.

-Déjame cargarlo -dijo Yellow, mirando a los demás-. Es lo menos que puedo hacer, ¿no?

Red, medio despierto por el movimiento, murmuró algo incomprensible, pero luego se acomodó en los brazos de Yellow, sintiendo el calor de su cuerpo y la calma de la situación.

Los demás comenzaron a recoger las cosas del picnic. Second y Purple se encargaron de recoger la manta, mientras Green y Blue guardaban las botellas y el balón. Aunque el ambiente seguía siendo relajado, había una sensación ligera de incomodidad entre algunos de ellos, como si las palabras no dichas flotaran en el aire.

-¿Estás bien? -preguntó Second a Purple mientras doblaba la manta.

Purple, que estaba mirando a Yellow y Red con una leve sonrisa, asintió.

-Sí, todo bien -respondió, sin poder evitar el ligero rubor que aún sentía al recordar el cumplido de Second.

Después de que todo estuvo empacado, Blue, con su habitual actitud tranquila, observó cómo se preparaban para irse.

-Bueno, todo listo. Vayamos antes de que anochezca completamente.

Yellow, que aún sostenía a Red en sus brazos, caminó hacia los demás, quien de inmediato le ofreció su ayuda para cargar las cosas. Mientras se dirigían hacia la casa, la conversación era ligera y ocasional, pero el silencio entre algunos de ellos hablaba más que las palabras. Era como si el día estuviera por terminar, pero las emociones seguían flotando en el aire, sin resolverse del todo.

El grupo caminó junto, pero el sonido del viento y los pasos sobre el sendero fueron los únicos que llenaron el espacio mientras la tarde daba paso a la noche.

---

Purple miró su teléfono, notando la hora y frunciendo el ceño. Sabía que su padre probablemente estaría preocupado por él, así que se preparaba para despedirse.

-Creo que es hora de irme, mi papá estará preocupado -dijo Purple, guardando su teléfono en su bolsillo.

Blue, que había estado observando el cielo y disfrutando del aire fresco, giró hacia Purple con una mirada pensativa.

-Es cierto, ya está bastante tarde -respondió Blue con una sonrisa amistosa-. Pero si prefieres quedarte, no hay problema, aquí siempre serás bienvenido.

Second, al escuchar la conversación, se acercó a Purple y, con una expresión comprensiva, le ofreció una alternativa.

-Si prefieres no regresar ahora, puedes dormir en la habitación de invitados. Hay espacio y te puedes quedar hasta mañana. No tiene que ser incómodo, solo queríamos que estuvieras cómodo.

Purple, aunque pensativo por un momento, miró a Second y luego a los demás. A pesar de su deseo de regresar a casa, algo en la oferta de Second lo hizo sentirse más tranquilo.

-No quiero causarles molestias, pero gracias por la oferta... Lo pensaré -respondió, sintiendo la calidez del gesto. No estaba seguro de qué hacer, pero definitivamente apreciaba la amabilidad de Second.

El ambiente quedó un poco más relajado mientras todos esperaban su decisión. Green, que estaba tomando otro trago de agua, miró a Purple con una sonrisa.

-Lo que decidas, no hay presión -dijo Green-. Siempre es bueno tener tiempo para pensar las cosas.

Purple, sintiéndose algo confundido por la situación, asintió lentamente, sabiendo que había un montón de cosas por resolver, pero agradeciendo la hospitalidad de sus amigos.

Al llegar a casa, el grupo comenzó a acomodar las cosas del picnic. Mientras los demás guardaban las últimas cosas en la cocina, Second siguió a Purple al pasillo y, con cierta curiosidad, le preguntó:

—Entonces, ¿ya tomaste una decisión? ¿Te quedas o regresas?

Purple dudó por un momento, mirando su teléfono, y finalmente suspiró.
—Me quedaré. Solo necesito avisarle a mi papá.

Second asintió con una sonrisa y señaló hacia la sala.
—Perfecto, ¿quieres que lo llamemos juntos? Puedes ponerlo en altavoz si quieres.

Purple, aunque algo reacio, aceptó. Sacó su teléfono y buscó el número de Orange. Mientras tanto, los demás amigos, intrigados por la situación, se asomaron al umbral de la puerta. Purple notó sus miradas y simplemente rodó los ojos, resignado.

Cuando Orange contestó, su voz grave y algo autoritaria resonó por el altavoz.

—¿Purple? ¿Qué pasa?

Purple tomó aire y habló con calma.
—Papá, estoy en casa de Second y quería pedirte permiso para quedarme aquí esta noche. Ya es tarde y sería más seguro quedarme en la habitación de invitados.

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y todos en la sala se tensaron, esperando la respuesta. Finalmente, Orange habló, pero con un tono que hizo que todos se congelaran.

—Está bien, puedes quedarte. Pero escúchame bien, Purple: no te acerques mucho a Second. Y no hagan cochinadas como la otra vez.

El silencio que siguió fue ensordecedor. Purple abrió los ojos como platos, su rostro poniéndose rojo como un tomate. Second, por su parte, tragó saliva, sintiendo cómo el calor le subía al rostro.

—¿¡Qué!? —exclamaron Green y Blue al mismo tiempo, mientras Yellow intentaba contener una carcajada y Red miraba a Purple y Second con una mezcla de sorpresa y diversión.

—¡Papá! ¿Por qué dices eso? ¡No hicimos nada! —protestó Purple, llevándose una mano a la cara, claramente mortificado.

Orange, ajeno a la reacción de los demás, simplemente gruñó.
—Solo digo, hijo. Confío en ti, pero no confío tanto en ese chico.

—¡Gracias por el voto de confianza! —gritó Second desde el fondo, ofendido pero con un tono sarcástico.

—Bien, cuídense. Y nada de tonterías. Adiós —respondió Orange antes de colgar.

Purple bajó el teléfono lentamente, todavía procesando lo que acababa de pasar. El silencio en la sala fue roto por Green, que no pudo contenerse.

—¿"Cochinadas"? ¿Qué clase de historia hay aquí?

Blue le dio un codazo a Green para que se callara, pero incluso él tenía una expresión de curiosidad.

—No fue nada —gruñó Purple, todavía avergonzado, evitando la mirada de todos y cruzando los brazos—. Solo ignórenlo. Mi papá es... así.

Second, por su parte, respiró hondo, todavía intentando calmarse.
—Bueno, al menos tienes permiso para quedarte. Pero ¿qué demonios, Orange?

Yellow, divertido, trató de calmar el ambiente.
—Vamos, no es para tanto... Aunque eso explica algunas cosas, ¿no creen?

Red dejó escapar una risita mientras Purple lanzaba una mirada fulminante a todos.
—Ni una palabra más.

Pero por supuesto, el comentario de Orange se convirtió en el tema favorito de Green y Yellow durante toda la noche, quienes no dejaron pasar la oportunidad de molestar a Second y Purple en cada oportunidad.

---

Ya entrada la noche, cuando todos estaban terminando de acomodarse en la sala después de la cena, Red, quien se había despertado de su larga siesta, miró al grupo con una sonrisa traviesa.

—Oigan, ya que todos estamos aquí, ¿por qué no hacemos una pijamada? —sugirió, estirándose mientras hablaba.

—¿Una pijamada? —repitió Green, levantando una ceja—. ¿Qué tienes en mente? ¿Contar historias de terror o sacar los juegos de mesa?

—¡Exacto! —dijo Red, emocionado, ignorando el tono sarcástico de Green—. Pero también podemos hacer retos, ver películas y comer un montón de chatarra. Hace tiempo que no hacemos algo así juntos.

Yellow, que estaba sentado a su lado, rodó los ojos pero no pudo evitar sonreír.
—¿No crees que estamos un poco viejos para pijamadas?

—¡Nunca eres demasiado viejo para una pijamada! —protestó Red, empujando suavemente a Yellow—. Además, es perfecto. Estamos todos aquí, y Purple ya está en la habitación de invitados, así que no tiene excusa.

Purple, quien estaba sentado en el sillón más alejado del grupo, alzó la vista, algo sorprendido de que lo incluyeran directamente.
—¿Eh? No sé si es buena idea...

—¡Oh, vamos! —dijo Red, moviendo las manos dramáticamente—. Necesitamos más diversión. Second, ¿tú qué dices?

Second, que estaba reclinado en el sofá, se encogió de hombros.
—¿Por qué no? Siempre que no me obliguen a jugar algo ridículo.

Green aprovechó la oportunidad para lanzar un comentario.
—¿Y si hacemos retos? Podríamos preguntar cosas interesantes, como... ¿qué pasó realmente entre Purple y Second para que Orange hablara de "cochinadas"?

Purple sintió cómo todo el color subía a su rostro nuevamente.
—¡No pasó nada!

—¡Eso suena a que sí pasó algo! —rió Green, dándole un codazo a Blue, quien simplemente negó con la cabeza, intentando no reírse.

—Dejen de fastidiar —intervino Blue, cortando las risas—. Si van a hacer algo, que sea en serio. Yo puedo preparar las palomitas, pero nada de incomodar a nadie.

—Qué aburrido eres a veces, Blue —comentó Green, aunque con un tono más relajado.

Yellow tomó la palabra, mirando a Red.
—Si planeaste esta pijamada, más vale que tengas una lista de actividades, porque si no, yo me voy a dormir.

—Por supuesto que la tengo —dijo Red con orgullo, sacando su teléfono y mostrando una nota llena de ideas—. Confíen en mí, esta será la mejor noche.

Así, comenzaron a organizar el espacio en la sala, colocando colchones, mantas y almohadas por todos lados. Mientras algunos se encargaban de acomodar el lugar, otros preparaban las botanas. Purple, aunque tímido al principio, terminó ayudando junto a Second, quien intentaba no reírse al verlo tan nervioso.

—Relájate, Purple —le dijo Second mientras movía una almohada—. No te vamos a morder.

Purple soltó una risa nerviosa, pero respondió con suavidad.
—No es eso. Solo que... no estoy acostumbrado a este tipo de cosas.

Second le guiñó un ojo.
—Pues prepárate, porque con este grupo siempre pasan cosas raras.

Finalmente, todos se sentaron en círculo en el suelo, listos para comenzar la noche de pijamada, mientras Red, emocionado, anunciaba la primera actividad: un reto de preguntas y respuestas.

---

Red se levantó de un salto, sosteniendo un cuaderno donde tenía anotados algunos retos.

—Bien, bien, ¡atención! Vamos a empezar con algo tranquilo. Reto de preguntas y respuestas. El que no quiera responder... —sonrió de forma traviesa, mirando a todos— tendrá que hacer un castigo.

—¿Qué tipo de castigo? —preguntó Green, cruzando los brazos con desconfianza.

Red lo miró con un brillo juguetón en los ojos.
—Ya lo verán, depende de cómo me sienta.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que esto será un desastre? —dijo Blue mientras terminaba de acomodarse junto a Green.

—Porque es un desastre —comentó Second, apoyando la barbilla en su mano—. Pero bueno, vamos a ver qué tienes, Red.

Purple, sentado cerca de Second, miraba en silencio, tratando de no llamar demasiado la atención. Sin embargo, Red lo notó y sonrió ampliamente.

—¡Perfecto! Empezaré con Purple.

Purple abrió los ojos de par en par, casi queriendo desaparecer.
—¿Eh? ¿Yo?

—Sí, tú. Relájate, es solo una pregunta. A ver... —Red revisó su cuaderno dramáticamente—. ¿Quién te parece la persona más atractiva de este grupo?

Hubo un silencio cargado mientras todos giraban a ver a Purple. Second alzó una ceja, claramente entretenido con la situación, y Green ya estaba sonriendo como si supiera la respuesta.

Purple sintió que su cara se ponía roja al instante.
—Yo... No puedo contestar eso.

—¡Entonces castigo! —gritó Red, feliz de la decisión de Purple.

—¿Qué clase de castigo? —preguntó Purple, ahora algo alarmado.

—Que Second elija —respondió Red, guiñándole un ojo a su amigo.

Second se enderezó, mirando a Red con incredulidad.
—¿Por qué yo?

—Porque tú eres su anfitrión —dijo Red, encogiéndose de hombros como si fuera la decisión más obvia del mundo.

Second miró a Purple, quien parecía estar rogándole con los ojos que no lo humillara. Tras unos segundos de deliberación, Second sonrió con cierta malicia.

—Está bien. Que se quede aquí al frente, parado, mientras le hacemos preguntas más difíciles.

—¡Eso no es justo! —protestó Purple, pero ya era tarde.

—Oh, esto será divertido —dijo Green, dándole un codazo a Blue para que prestara atención.

Mientras todos reían y molestaban a Purple, Red pasó al siguiente turno.

—Bien, ahora tú, Second. —La sonrisa de Red se ensanchó—. Mi pregunta para ti es: ¿qué pasó entre tú y Purple esa vez que Orange dijo lo de "cochinadas"?

Second se quedó inmóvil por un segundo, antes de cubrirse la cara con una mano.
—¿Es en serio, Red?

—Sí, absolutamente en serio. Es la pregunta del millón.

Purple, todavía de pie al frente, bajó la cabeza, deseando que la tierra lo tragara.
—No pasó nada, ya lo dijimos mil veces... —murmuró, aunque nadie parecía escucharlo.

Second finalmente suspiró y levantó la cabeza.
—La respuesta es simple: nada. Pero Orange siempre ha sido exagerado.

—¡Eso no cuenta como respuesta! —gritó Red—. Castigo para Second.

Green se rió mientras Second rodaba los ojos.
—Que Second... le haga un cumplido a Purple frente a todos —dijo Green, disfrutando demasiado del momento.

Purple alzó la mirada, alarmado, mientras Second sonrió con ironía.
—¿Eso es todo? Muy bien. —Miró directamente a Purple—. Bueno, Purple tiene el cabello más bonito que he visto, incluso mejor cuando se lo recoge. Y huele a flores, lo cual no me molesta para nada.

Purple estaba rojo como un tomate mientras los demás reían y aplaudían.
—¿Feliz? —dijo Second, mirando a Green con una sonrisa burlona.

—Por ahora, sí —respondió Green, riendo.

Así, la noche continuó con más preguntas y retos, cada vez más incómodos y divertidos. Para cuando terminaron, Red ya estaba medio dormido apoyado en el hombro de Yellow, Green y Blue discutían sobre quién había ganado más retos, y Purple seguía tratando de recuperarse de las bromas de Second, quien estaba más que satisfecho con su desempeño.

Era una noche que nadie olvidaría pronto.

La casa estaba en completo silencio, excepto por los suaves ronquidos de Red, que estaba profundamente dormido sobre el hombro de Yellow. Green, incapaz de contener su energía, se acercó y le dio un ligero empujón en el brazo.

—Oye, despierta.

Red gruñó, frunciendo el ceño, y se acurrucó más cerca de Yellow.
—Déjame en paz, Green... Estoy soñando algo bueno.

—¿Soñando con qué? ¿Con Yellow? —preguntó Green con una sonrisa burlona, cruzando los brazos mientras miraba a su amigo dormilón.

Red abrió un ojo lentamente, claramente molesto.
—¿Qué quieres?

—Quiero saber qué más actividades tienes en esa cabeza loca —dijo Green, dándole otro empujón—. Vamos, planeaste esta pijamada, ¿o no?

Red suspiró profundamente, enderezándose mientras se estiraba. Yellow lo miró con una sonrisa divertida, claramente acostumbrado a este tipo de interrupciones.
—Está bien, está bien... Dame un minuto para pensar.

Red se rascó la cabeza mientras Green lo miraba expectante, como si estuviera esperando el plan más emocionante del mundo.

—Podríamos... hacer una guerra de almohadas —propuso Red con voz ronca.

Green resopló.
—Eso es tan básico. ¿No tienes algo mejor?

—¿Mejor? —Red alzó una ceja—. ¿Quieres algo extremo, Green?

—Siempre —respondió Green con una sonrisa desafiante.

Red se giró hacia Yellow, quien simplemente se encogió de hombros, dejándole la decisión. Después de unos segundos, Red sonrió ampliamente.

—Está bien, haremos un juego de desafíos nocturnos. Pero esta vez, nada de preguntas aburridas. Será acción pura.

—¿Qué tipo de acción? —preguntó Green, emocionado.

Red se levantó de un salto y comenzó a buscar algo en su mochila. Sacó una pequeña linterna y una hoja de papel arrugada.
—Vamos a escribir retos, los pondremos en un recipiente, y cada uno tendrá que sacar uno al azar. Quien se niegue, pierde automáticamente.

—Eso suena divertido, pero... —Green miró a los demás, que seguían medio dormidos—. ¿Crees que todos estén dispuestos?

Red sonrió con picardía, mirando a Second y Purple, que estaban conversando tranquilamente en un rincón.
—Oh, estoy seguro de que podemos convencerlos.

Sin esperar respuesta, Red se dirigió hacia ellos, con Green siguiéndolo de cerca. Era el comienzo de otra ronda de locuras, y todos sabían que las noches con Red nunca eran aburridas.

Red se acercó con una sonrisa traviesa, mientras Second y Purple lo miraban con cautela.

—¿Qué tramabas ahora, Red? —preguntó Second, entrecerrando los ojos.

—Tranquilo, líder. Solo vengo a proponerte algo divertido. Vamos a jugar desafíos nocturnos. Nada de preguntas, solo acción.

Purple parpadeó, visiblemente nervioso.
—¿Qué tipo de desafíos?

Green, que estaba detrás de Red, respondió con entusiasmo.
—Nada peligroso... bueno, probablemente. Pero lo suficiente como para hacer que esta noche sea memorable.

Second suspiró, frotándose la frente.
—¿No podemos simplemente dormir?

—¡No! —respondieron Red y Green al unísono, causando que Second y Purple se miraran con resignación.

—Está bien, está bien —aceptó Second—. Pero si alguien pone un desafío estúpido, me largo.

Red levantó ambas manos en señal de inocencia.
—Nada estúpido, lo prometo.

—Eso suena como una mentira —murmuró Purple, pero decidió no insistir más.

Cuando todos estuvieron reunidos en la sala de estar, Red colocó un recipiente en el centro y explicó las reglas:
—Cada uno escribirá dos desafíos. Los doblan y los meten aquí. Al azar, iremos sacando uno. Quien se niegue, pierde y será el blanco de todas nuestras burlas por el resto de la noche.

—¿No es eso un poco cruel? —preguntó Blue, mirando a Red con una ceja levantada.

—Es lo justo. Así mantenemos la diversión —respondió Red con una sonrisa descarada.

Todos comenzaron a escribir sus desafíos, algunos con risitas cómplices y otros con miradas serias. Second terminó rápido y dejó su papel en el recipiente, mientras Green parecía estar planeando algo malicioso. Purple, por su parte, dudaba con el lápiz en la mano, sin saber qué escribir.

—No lo pienses mucho, Purple —dijo Second, dándole un leve codazo—. Solo escribe algo sencillo.

Purple asintió lentamente, aún inseguro. Mientras tanto, Yellow observaba a Red, quien escribía con una sonrisa demasiado amplia.

—¿Qué estás planeando? —susurró Yellow, sospechando lo peor.

—Nada malo... todavía —respondió Red, guiñándole un ojo.

Cuando todos terminaron, Red mezcló los papeles y anunció:
—¡Primero yo!

Sacó un papel y leyó en voz alta:
—"Imita a alguien del grupo durante dos minutos".

Todos comenzaron a reír mientras Red miraba a su alrededor. Finalmente, decidió imitar a Green, exagerando su actitud competitiva y su manera de hablar.

—¡Vamos, chicos! ¡Más rápido! ¡Más alto! ¡Más fuerte! —gritaba Red, moviéndose como si estuviera en un campo de entrenamiento.

Green rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse.
—Eso no suena nada a mí.

—Claro que sí —respondió Red, todavía fingiendo su voz—. ¡Tómate un litro de agua y prepárate para perder!

La sala estalló en carcajadas. Cuando terminó su turno, Red pasó el recipiente a Second, quien suspiró y sacó un papel.

—"Dale un cumplido sincero a la persona que está a tu derecha".

Second miró a Purple, que estaba sentado a su derecha, y sonrió.
—Creo que ya te dije esto antes, pero de verdad te ves bien con el pelo recogido. Te queda genial.

Purple, sorprendido, desvió la mirada con las mejillas ligeramente sonrojadas.
—Gracias...

Green no pudo resistirse y soltó una risa burlona.
—¿Eso fue todo? ¡Qué aburrido!

—Cállate, Green —respondió Second, pasándole el recipiente con una mirada severa.

La noche continuó con más desafíos, risas y bromas. Cada reto parecía aumentar la tensión entre los presentes, pero también fortalecía los lazos entre ellos. Cuando llegó el turno de Purple, sacó un papel que decía:
—"Canta una canción romántica para alguien del grupo".

Todos comenzaron a animarlo, pero Purple se veía demasiado nervioso.
—No sé si puedo...

—¡Claro que puedes! —lo animó Red—. Además, hay muchas canciones románticas. Solo elige una.

Purple tragó saliva, mirando rápidamente a todos. Finalmente, sus ojos se posaron en Second, quien lo observaba con curiosidad.

—Está bien, pero no se rían... —murmuró Purple, tomando aire antes de comenzar a cantar una suave melodía.

Su voz era tímida pero dulce, y aunque no era perfecto, logró captar la atención de todos. Incluso Green dejó de bromear para escucharlo con seriedad. Second no pudo evitar sonreír, impresionado por el esfuerzo de Purple.

Cuando terminó, todos lo aplaudieron, y Purple bajó la cabeza, claramente avergonzado.
—Ya, no fue gran cosa...

—Fue increíble —dijo Second con sinceridad—. Ni siquiera sabía que cantabas tan bien.

Purple solo sonrió, tratando de ocultar lo mucho que le había gustado ese cumplido. La noche continuó, llena de pequeños momentos como ese.

---

La sala quedó en silencio cuando Blue leyó el papel en voz alta:

—"Besa a alguien del grupo".

Todos se quedaron quietos, mirándose unos a otros con sorpresa y curiosidad. Green fue el primero en romper el silencio con una sonrisa pícara.

—Bueno, Blue, ¿a quién vas a besar? —preguntó, claramente disfrutando la incomodidad del momento.

Blue suspiró, dejando el papel a un lado.
—Este juego es una trampa.

—¡No puedes negarte! —intervino Red, cruzándose de brazos y mirándolo con expectativa—. Si lo haces, te toca el castigo.

Blue frunció el ceño.
—¿Y cuál sería el castigo?

—Tendrás que lavar los platos de todos durante una semana —dijo Yellow, intentando mantener un tono serio, aunque no podía ocultar su sonrisa divertida.

Blue miró alrededor, claramente frustrado. Sus ojos se detuvieron en Green, que ahora tenía una sonrisa más grande que nunca, casi como si estuviera desafiándolo. Finalmente, Blue se levantó con determinación.

—Está bien, si voy a hacerlo, al menos lo haré bien.

Todos se inclinaron hacia adelante, esperando ver a quién elegiría. Con pasos firmes, Blue caminó hacia Green, que de repente dejó de sonreír y abrió los ojos sorprendido.

—¿Qué...? —fue lo único que pudo decir Green antes de que Blue se inclinara y lo besara.

El beso no fue rápido ni tímido; Blue se aseguró de que todos lo vieran claramente. Cuando se separaron, Green estaba completamente rojo y no podía pronunciar palabra.

—Ahí está —dijo Blue con calma, regresando a su asiento como si nada hubiera pasado.

La sala estalló en gritos y risas.

—¡Eso fue más intenso de lo que esperaba! —exclamó Red, riendo a carcajadas.

—No sabía que tenías eso en ti, Blue —dijo Second, claramente impresionado.

Green seguía en silencio, mirando a Blue con una mezcla de confusión y algo más que no podía ocultar. Finalmente, se cruzó de brazos y murmuró:
—Podrías haber avisado...

Blue se encogió de hombros, sin prestarle mucha atención.
—Era un reto, ¿no?

El ambiente seguía lleno de risas, pero Purple notó cómo Green no podía apartar la mirada de Blue durante el resto del juego. Aunque intentaba disimular, algo en la manera en que sus ojos brillaban revelaba más de lo que quería admitir.

El juego continuó, pero aquel reto quedó grabado en la mente de todos como el momento más memorable de la noche. Y aunque nadie dijo nada, la tensión entre Blue y Green era innegable.

---

Red suspiró al leer su reto.

—"Cuenta tus opiniones sobre cada persona del grupo" —leyó en voz alta, sintiendo cómo todas las miradas se clavaban en él con expectativa.

—Bueno, esto será interesante —comentó Green con una sonrisa, apoyándose en el sofá.

Red se acomodó, intentando parecer tranquilo, aunque estaba claro que se sentía algo presionado.

—Está bien, empezaré con Yellow porque es fácil —dijo, mirando al chico que estaba sentado a su lado. Yellow lo observaba con una leve sonrisa, pero sus ojos mostraban curiosidad.

—Yellow es... bueno, es básicamente el cerebro del grupo. Siempre tiene las respuestas correctas, aunque a veces eso es molesto porque nunca me deja ganar en discusiones. Pero... también es alguien en quien puedes confiar siempre. Así que sí, eres un poco mandón, pero te quiero.

Yellow sonrió con un leve rubor en sus mejillas, claramente satisfecho con el comentario.

—Ahora, Second... —Red miró a Second con una mezcla de diversión y algo de burla—. Second es como el líder no oficial de este grupo. Siempre quiere que todo salga perfecto, pero también es un poco torpe. Me gusta que siempre trata de mantenernos unidos, aunque a veces parece que necesita más ayuda que todos nosotros juntos.

Second arqueó una ceja, pero se rio, aceptando el comentario.

—Sigo con Green... —Red miró a Green y luego sonrió—. Green es como esa voz sarcástica en tu cabeza que nunca deja de hacer comentarios. Pero, siendo honesto, aunque actúe como si no le importara nada, en el fondo siempre está pendiente de todos.

—Wow, no sabía que eras tan sentimental, Red —respondió Green, intentando ocultar que el comentario le había gustado.

—Blue... —Red giró su atención hacia Blue, que lo observaba con calma—. Blue es como el equilibrio del grupo. Siempre parece tranquilo, pero también es quien nos pone en nuestro lugar cuando estamos fuera de control. Aunque a veces da miedo cuando se enoja, como si pudiera leer nuestras mentes o algo así.

—Es un talento —respondió Blue con una sonrisa ligera.

Finalmente, Red miró a Purple, que hasta ahora había permanecido en silencio.

—Y Purple... bueno, no te conozco tanto como a los demás, pero me sorprende lo bien que encajas con nosotros. Pensé que serías más callado y tímido, pero tienes una fuerza interior que nadie puede ignorar. Y, no sé, creo que Second tiene razón, el pelo recogido te queda genial.

Purple se sonrojó y miró hacia otro lado, incómodo pero agradecido por el cumplido.

—Eso es todo... creo. —Red se encogió de hombros, esperando que el momento terminara.

—¿Y tú? —preguntó Green con una sonrisa maliciosa—. ¿Qué opinas de ti mismo?

Red parpadeó, sorprendido por la pregunta, pero luego rio.

—Yo soy el corazón del grupo, obviamente. Sin mí, todos serían unos aburridos.

—Claro, lo que tú digas, corazón —bromeó Second, mientras los demás reían.

Aunque el reto parecía simple, las palabras de Red dejaron una sensación cálida en el grupo, recordándoles lo bien que se complementaban, a pesar de sus diferencias.

---

Cuando llegó el turno de Green, todos lo miraron con expectativa, especialmente Second, que sonreía maliciosamente mientras sostenía el frasco con los retos.

—A ver, ¿qué me toca? —dijo Green confiado, sacando un papel del frasco. Sin embargo, al leerlo, su sonrisa se desvaneció rápidamente.

—"Haz algo peligroso que los demás elijan para ti" —leyó en voz alta, mientras los demás comenzaban a reírse.

—Esto se va a poner interesante —comentó Red, frotándose las manos.

—Peligroso, ¿eh? —dijo Blue, inclinándose hacia Green con una sonrisa que mezclaba curiosidad y travesura—. Pero no queremos que mueras, así que será algo manejable... ¿no?

—Depende de lo que consideremos manejable —intervino Second, cruzándose de brazos mientras pensaba.

Purple, que había permanecido en silencio durante casi todo el juego, levantó tímidamente la mano.

—¿Y si tiene que cruzar el jardín a oscuras? Hay muchas plantas con espinas y bichos ahí fuera... —sugirió, aunque parecía más preocupado que emocionado.

—Eso suena como un paseo, no como algo peligroso —respondió Second, descartando la idea rápidamente.

—Ya sé —interrumpió Red, sonriendo ampliamente—. Que Green salga al techo y grite algo ridículo.

—¿Y eso qué tiene de peligroso? —preguntó Green, arqueando una ceja.

—Bueno, si se resbala y se cae, sí sería peligroso —respondió Yellow, claramente más lógico, pero también con una pizca de diversión.

—¡Perfecto! —exclamó Second, dando un golpe en la mesa—. Green, subes al techo, gritas lo que nosotros elijamos, y bajas sin morir.

Green suspiró, pasando una mano por su cabello.

—Ustedes son unos imbéciles, ¿lo saben?

—Lo sabemos, pero nos quieres igual —respondió Second con una sonrisa.

Minutos después, todos estaban afuera, mirando cómo Green escalaba cuidadosamente hacia el techo.

—Esto es estúpido... —murmuró Green mientras llegaba a la cima, aunque no pudo evitar sonreír ante el desafío.

—¡Ahora grita "Soy el rey de los idiotas!"! —le gritó Second desde abajo, riéndose mientras los demás lo seguían con risas y aplausos.

—¡Ni loco! —respondió Green, pero la presión de todos abajo lo obligó a reconsiderar.

Tomó aire y, a regañadientes, gritó:

—¡Soy el rey de los idiotas!

Las risas explotaron en el grupo, especialmente las de Red y Second, que parecían estar disfrutándolo más que nadie.

—Bien hecho, Majestad, ahora baja antes de que te caigas —dijo Blue con una sonrisa mientras miraba a Green con algo de preocupación.

—Sí, sí, ya bajo —respondió Green, comenzando a descender con cuidado.

Cuando finalmente llegó al suelo, todos lo recibieron con aplausos y burlas amistosas, aunque Blue fue el único que se aseguró de que estuviera bien.

—Muy peligroso, ¿eh? —dijo Green, cruzándose de brazos mientras miraba al grupo.

—Oye, sobreviviste, ¿no? —respondió Second, dándole una palmada en el hombro—. Ahora eres oficialmente el rey de los idiotas.

—¿Y tú el príncipe heredero? —replicó Green, devolviéndole la broma, lo que provocó otra ronda de risas en el grupo.

Blue, aún preocupado, se acercó a Green después de que este bajara del techo.

—¿Seguro que no te pasó nada? —preguntó, examinándolo rápidamente—. ¿Te dolió cuando te bajaste? ¿Sentiste algo raro?

Green se rió un poco, incómodo pero divertido por la atención.

—Estoy bien, Blue. No pasó nada, te lo juro. Ni un rasguño.

—Eso dices ahora, pero mañana no me sorprendas diciendo que te duele la espalda o algo así —replicó Blue con un tono ligeramente regañón, pero sus ojos reflejaban genuina preocupación.

Second, que estaba disfrutando de la escena, decidió intervenir con su característico sarcasmo.

—Bueno, chicos, creo que está claro que Blue quiere quedarse a solas con su "novio" —dijo, alzando las cejas de forma burlona mientras cruzaba los brazos—. ¿Por qué no les damos un momento privado?

El comentario provocó risas en Red y Yellow, mientras que Purple, como de costumbre, mantenía su expresión seria, aunque parecía contener una pequeña sonrisa.

Blue, en cambio, frunció el ceño y le lanzó una mirada afilada a Second.

—Cállate, Second. No digas estupideces —respondió, molesto, aunque su tono no era agresivo.

—¡Oh, vamos! Todos lo estamos pensando —continuó Second, divertido por la reacción de Blue—. Mira cómo lo cuida, cómo se preocupa... Si eso no es amor, no sé qué es.

Green no pudo evitar reírse ante la situación, aunque se pasó una mano por la cara para ocultarlo.

—Second, ya basta —dijo, intentando mantener la calma pero sin lograrlo del todo.

Blue, claramente irritado, se levantó del lugar donde estaba sentado.

—¿Sabes qué? Voy a preparar algo para comer. Mejor hago algo útil antes de seguir escuchando tus tonterías.

Second sonrió triunfante mientras Blue se alejaba hacia la cocina.

—¡Vaya! Lo acepto, parece que toqué un nervio.

Green negó con la cabeza, mirando a Second con una mezcla de diversión y desaprobación.

—Eres un idiota, Second.

—Lo sé —respondió Second, encogiéndose de hombros con una sonrisa inocente—. Pero, vamos, admitan que fue divertido.

Purple, que había estado en silencio, finalmente habló con voz baja.

—Creo que Blue solo estaba preocupado... No deberían molestarlo por eso.

Second se giró hacia Purple, sorprendido por su comentario.

—¿Defendiendo a Blue ahora? ¡Eso sí que no me lo esperaba! —bromeó, pero el tono de Purple lo hizo detenerse un poco—. Está bien, está bien, lo dejaré en paz.

Green suspiró, poniéndose de pie.

—Voy a ver si Blue necesita ayuda. Ustedes dos... no hagan más líos.

—¿"Ustedes dos"? —repitió Second, mirando a Purple y luego a sí mismo—. Yo no hice nada.

Purple solo se encogió de hombros, ignorándolo, mientras Green desaparecía en la cocina.

---

Red, con los párpados pesados y los pasos descoordinados, tropezó ligeramente al intentar caminar hacia el sofá. Yellow, que estaba cerca, lo sujetó rápidamente por la cintura antes de que terminara en el suelo.

—¿Qué haces, Red? —preguntó con una sonrisa, ayudándolo a estabilizarse—. Estás caminando como si fueras un zombie. Creo que ya es hora de que vayas a dormir.

—¡No, no, no! —respondió Red rápidamente, levantando las manos en un gesto exagerado de protesta—. Estoy bien, no necesito dormir.

Yellow lo miró con una mezcla de ternura y diversión.

—¿Ah, sí? —dijo, arqueando una ceja—. Entonces, ¿por qué casi te caes hace dos segundos?

Red frunció el ceño, intentando mantenerse firme, pero su cuerpo lo traicionaba.

—Eso no cuenta. Fue... fue el suelo, se movió —respondió, señalando al suelo como si este tuviera la culpa.

Yellow soltó una risa suave, sacudiendo la cabeza.

—Claro, seguro que sí —murmuró, pasando un brazo por los hombros de Red para asegurarse de que no se tambaleara más—. Vamos, Red, al menos siéntate un rato. Si te caes de cara, no me voy a sentir culpable.

—No quiero sentarme, y tampoco quiero dormir —insistió Red, tratando de apartarse de Yellow, pero no tenía la energía suficiente para hacerlo.

Yellow suspiró, pero no podía ocultar el afecto en su mirada.

—Siempre tan terco... —murmuró, mientras lo ayudaba a llegar al sofá—. Por lo menos, descansa un poco. Te prometo que nadie te va a molestar.

Red se dejó caer en el sofá, cruzando los brazos con un puchero como si estuviera siendo obligado a hacer algo terrible.

—Estoy bien, no estoy cansado —repitió, aunque su voz ya sonaba más lenta y adormilada.

Yellow se sentó a su lado, apoyando un brazo en el respaldo del sofá mientras lo observaba.

—Está bien, Red. No te voy a obligar a dormir —dijo con una leve sonrisa—. Pero si terminas roncando aquí, voy a tomar una foto y mostrársela a todos mañana.

Red abrió un ojo, fingiendo estar alerta, pero no respondió. Su cabeza comenzó a inclinarse lentamente hacia el hombro de Yellow, y antes de que pudiera protestar de nuevo, ya estaba profundamente dormido.

Yellow dejó escapar una risa suave y acarició la cabeza de Red con cuidado, murmurando para sí mismo:

—Terco, pero adorable.

---

Purple, con una mirada pensativa, se ajustaba la flor en su cabello frente al espejo del pasillo. Sus manos, delicadas y lentas, movían los mechones de su pelo, acomodándolos con cuidado. En su rostro, una ligera sonrisa se asomaba mientras sus ojos recorrían la flor, recordando el gesto de Second y cómo la había llevado con tanto cariño.

Mientras tanto, Second, apoyado en el marco de la puerta, observaba en silencio. Sus pensamientos se perdían en lo que veía. Purple era como una flor que, aunque hermosa, se mantenía cerrada, sin permitir que todos sus colores brillaran. Su timidez y su reserva eran evidentes, pero Second sentía que había algo más profundo detrás de esa fachada: una persona con un potencial inmenso, pero que simplemente necesitaba el momento adecuado para florecer.

Si pudiera sacarlo de su zona de confort... si pudiera darle más luz, más calor... pensó Second, su mirada fija en Purple. Él es como una flor que aún no sabe lo hermosa que puede ser.

Second dio un paso hacia adelante, decidido. Sabía que no podía apresurar las cosas, que debía ser paciente. Pero sentía que, si lograba ayudar a Purple a abrirse, sería el mejor regalo que podría darle.

—¿Todo bien? —preguntó Second con una sonrisa suave, acercándose a Purple mientras observaba cómo este ajustaba la flor en su cabeza. Su tono era amable, sin presiones, solo interés genuino.

Purple, sorprendido por la presencia de Second, se giró hacia él, sus ojos momentáneamente se iluminaron antes de volver a la calma.

—Sí... solo estaba acomodándome. Gracias por la flor... me gusta mucho —dijo Purple, tocando la flor con los dedos, su rostro ligeramente sonrojado. A pesar de su reserva, había algo en Second que lo hacía sentir tranquilo, como si realmente pudiera ser él mismo.

Second, sin decir mucho más, dio otro paso y se detuvo cerca de él, sin invadir su espacio personal. No necesitaba forzar la situación, solo quería estar allí, cerca de Purple, para cuando estuviera listo.

—¿Sabes? —comentó Second después de un breve silencio—. Creo que en un futuro, podríamos hacer algo más... divertido. Algo que te saque de tu zona de confort.

Purple levantó una ceja, un poco curioso, pero también cauteloso. Aunque la idea de salir de su zona de confort lo asustaba un poco, la forma en que Second lo decía le hacía pensar que no sería tan malo.

—¿De qué estás hablando? —preguntó, su tono dubitativo pero con una ligera sonrisa en sus labios.

Second lo miró con una sonrisa traviesa, sus ojos brillaban con un toque de emoción.

—Un día de estos, voy a hacer que te olvides de tus miedos... y vas a ver que no es tan malo. Solo necesito un poco de paciencia... y tú también —dijo con un tono que reflejaba confianza, pero sin presionar demasiado.

Purple lo observó en silencio, sintiendo una mezcla de sorpresa y algo que no lograba identificar. A pesar de su timidez, había algo en Second que lo hacía querer intentarlo.

—No prometo nada —respondió Purple, su tono todavía serio, pero con una chispa de diversión—. Pero... tal vez me atreva.

Second sonrió, complacido con su respuesta. Sabía que iba por buen camino. No era cuestión de forzar las cosas, sino de estar allí cuando Purple estuviera listo para abrirse, para florecer como la flor que era.

---

[Continuará...♡]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro