❀˖°「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 5 」°˖❀
[Narrador/a POV]
El amanecer se asomaba tímido entre las cortinas de la casa de Second, llenando la habitación con una luz cálida que prometía un día nuevo. El chico abrió los ojos con lentitud, parpadeando mientras se acostumbraba a la claridad. Se estiró perezosamente en la cama, dejando escapar un suspiro cansado. Su mente todavía vagaba entre los recuerdos del día anterior: Purple, la pulsera extraña, y, por supuesto, el incómodo momento con Orange.
Second se levantó y caminó hacia la cocina, donde encontró a Red desayunando un tazón de cereales como si fuera el último en la faz de la Tierra.
-¿Qué pasa, dormilón? -bromeó Red con la boca medio llena.
Second se dejó caer en una silla frente a él, apoyando la barbilla en su mano.
-Nada, solo estaba pensando... -dijo, mirando la pulsera en su muñeca, que seguía brillando con ese tono metálico especial.
Red lo miró de reojo, frunciendo el ceño.
-¿Sigues con eso puesto? De verdad, Second, es raro. Si explota o algo, no me culpes por no advertirte.
Second rodó los ojos y le quitó importancia con un gesto.
-No va a explotar, Red. Es solo una pulsera... aunque sí, admito que no sé por qué Chosen y Dark insistieron tanto en que no me la quitara.
Red iba a responder algo sarcástico, pero en ese momento, Yellow entró en la cocina con su típica expresión neutral. Se sirvió una taza de café sin decir una palabra y luego los miró a ambos, como evaluando si valía la pena involucrarse en la conversación.
-¿De qué hablan? -preguntó finalmente, tomando un sorbo de su café.
-De esto. -Second levantó la mano, mostrando la pulsera.
Yellow la observó por unos segundos, sus ojos analíticos recorriendo el diseño brillante y metálico.
-Podría ser un artefacto. ¿Te dijeron algo más sobre su función?
Second negó con la cabeza, sintiéndose un poco incómodo bajo la mirada inquisitiva de Yellow.
-No, solo me dijeron que no me la quitara. Eso es todo.
Yellow frunció ligeramente el ceño.
-Deberías ser más cuidadoso. No sabemos qué podría hacer.
-Ya, ya, todos están exagerando -respondió Second con una sonrisa nerviosa, queriendo cambiar de tema. Se levantó de la silla y miró a Red-. ¿Dónde están los demás?
Red terminó su tazón de cereales y se encogió de hombros.
-Green y Blue salieron temprano. Dijeron algo sobre buscar unas cosas para su proyecto... lo que sea que eso signifique.
Second suspiró y miró el reloj. Tenía la sensación de que el día iba a ser largo, pero había algo que no podía quitarse de la mente: Purple. No podía dejar de pensar en su reacción y en cómo siempre parecía tan distante.
-Creo que voy a ver a Purple otra vez hoy -murmuró, más para sí mismo que para los demás.
Yellow levantó una ceja.
-¿Otra vez? No quiero sonar como Orange, pero tal vez deberías darle algo de espacio.
Second lo miró, cruzándose de brazos.
-Purple necesita ayuda. Es evidente que no se siente bien, y yo solo quiero estar ahí para él.
Red chasqueó la lengua y se levantó, dejando su tazón en el fregadero.
-Pues suerte con eso. Purple no es precisamente el más fácil de tratar.
Second dejó escapar una risa suave y empezó a preparar su mochila.
-Eso lo sé, pero si hay algo que puedo hacer por él, lo haré.
Yellow observó a Second mientras este se preparaba para salir, y aunque no dijo nada, una leve sonrisa se formó en su rostro. Tal vez Second era un poco insistente, pero nadie podía negar que tenía un gran corazón.
---
Second salió de su casa bajo el sol del mediodía, con la mochila colgando de un hombro y una determinación renovada en su mente. Caminó con paso firme hacia la casa de Purple, aunque sabía que probablemente Orange no estaría muy contento de verlo de nuevo.
Cuando llegó a la puerta, tomó aire profundamente antes de tocar. A diferencia del día anterior, esta vez la puerta se abrió casi de inmediato, revelando a Purple, quien parecía un poco más animado, aunque su expresión seguía siendo seria.
-¿Tú otra vez? -dijo Purple, cruzándose de brazos.
Second sonrió nervioso, rascándose la nuca.
-Sí, yo otra vez. Pensé que podríamos salir un rato, ya sabes, despejarnos un poco.
Purple suspiró, apoyándose en el marco de la puerta.
-Second, no quiero ser grosero, pero... no tienes que venir todos los días a verme. Estoy bien.
Second lo miró, inclinando la cabeza con una sonrisa ladeada.
-Lo sé, pero ¿y si no lo estás? Además, no vine para molestarte. Solo quiero que me acompañes a un lugar que creo que te va a gustar.
Purple lo miró con desconfianza, pero al final cedió, aunque con cierta resignación.
-Está bien. Déjame tomar mis cosas.
Second esperó en el porche, disfrutando del pequeño triunfo. Cuando Purple regresó, llevaba una chaqueta ligera y una expresión que intentaba no parecer demasiado interesada.
-¿A dónde vamos? -preguntó mientras cerraba la puerta tras de sí.
-Es una sorpresa -respondió Second, guiándolo por el camino que llevaba hacia un parque a las afueras de la ciudad.
Mientras caminaban, el ambiente entre ambos era tranquilo pero algo tenso. Second intentaba mantener la conversación, hablando de cosas triviales, mientras Purple respondía con monosílabos. Sin embargo, cuando llegaron al lugar, Purple se detuvo y abrió los ojos con sorpresa.
El parque estaba lleno de flores silvestres, con un pequeño lago en el centro y un sendero que serpenteaba entre los árboles. El lugar estaba casi vacío, salvo por el canto de los pájaros y el suave susurro del viento.
-Pensé que te gustaría -dijo Second, observando la reacción de Purple.
Purple se quedó en silencio por un momento, mirando a su alrededor. Finalmente, dejó escapar un suspiro, pero esta vez parecía más relajado.
-Está... bonito -admitió en voz baja.
Second sonrió ampliamente.
-Lo sabía. Vamos, quiero mostrarte algo más.
Lo guió hacia un rincón del parque donde había un banco bajo un árbol en flor. Second sacó de su mochila una caja pequeña y se la entregó a Purple.
-¿Qué es esto? -preguntó Purple, frunciendo el ceño mientras tomaba la caja.
-Ábrelo -dijo Second, emocionado.
Purple abrió la caja con cuidado y encontró dentro una pulsera hecha a mano, con pequeños detalles que imitaban flores y hojas.
-Sé que no es gran cosa, pero la hice pensando en ti. Algo que puedas llevar y que te recuerde que siempre hay alguien dispuesto a escucharte.
Purple se quedó mirándola, sin saber qué decir. Había algo en la sencillez del gesto que lo conmovió más de lo que quería admitir.
-Gracias -dijo finalmente, poniéndose la pulsera con cuidado.
Second le dio una palmada en el hombro y se sentó en el banco, mirando el paisaje. Purple lo observó por un momento antes de sentarse a su lado, en silencio.
Pasaron los minutos sin hablar, pero esta vez no era un silencio incómodo. Ambos simplemente disfrutaban del momento, dejando que el entorno hablara por ellos.
-No sé cómo lo haces -dijo Purple de repente, rompiendo el silencio.
Second lo miró, curioso.
-¿Hacer qué?
Purple bajó la mirada a la pulsera en su muñeca.
-Hacer que algo tan simple parezca importante.
Second sonrió, encogiéndose de hombros.
-Supongo que es porque me importas, Purple. Y quiero que te des cuenta de que no estás solo, aunque a veces lo sientas así.
Purple no respondió, pero en el fondo, esas palabras resonaron más de lo que estaba dispuesto a admitir.
---
El tiempo pasó mientras ambos se quedaban sentados en silencio. Purple observaba la pulsera en su muñeca, girándola entre sus dedos como si intentara entender todo lo que significaba. Second, por su parte, se recostó contra el respaldo del banco, disfrutando de la tranquilidad del parque.
Finalmente, Purple rompió el silencio:
-¿Por qué haces todo esto por mí? -preguntó, sin mirarlo directamente.
Second se enderezó un poco, cruzando los brazos sobre su pecho.
-¿De qué hablas?
-Esto. Llevarme a lugares como este, darme cosas, intentar que me sienta mejor... No lo entiendo.
Second lo miró de reojo, notando la mezcla de confusión y desconfianza en su tono.
-Te lo dije antes, Purple. Me importas. Y aunque a veces seas un poco difícil -añadió con una sonrisa juguetona-, creo que mereces alguien que te recuerde que hay cosas buenas en el mundo.
Purple bufó suavemente, sin saber cómo responder. La sinceridad de Second siempre lo dejaba descolocado, como si no supiera qué hacer con palabras tan directas.
-No estoy acostumbrado a esto -dijo finalmente, en voz baja.
-¿A qué?
-A que alguien haga cosas por mí sin esperar nada a cambio.
Second lo miró fijamente, con una expresión más seria de lo habitual.
-Bueno, acostúmbrate, porque no pienso dejar de hacerlo.
Purple levantó la vista, sorprendido por la firmeza en la voz de Second. Intentó buscar algo que decir, algo que refutara esas palabras, pero no pudo. Simplemente asintió, volviendo a mirar hacia el lago.
Después de un rato, Second se levantó, estirándose.
-Vamos, todavía queda algo más que quiero mostrarte.
Purple lo miró con desconfianza, pero se levantó de todos modos.
-¿Qué más tienes planeado? -preguntó mientras lo seguía por el sendero.
Second sonrió misteriosamente.
-Solo espera y verás.
Caminando juntos, llegaron a una pequeña área del parque donde había un par de patinetas apoyadas contra un banco. Purple se detuvo en seco, mirando a Second con incredulidad.
-¿Patinetas? ¿De dónde sacaste eso?
-Las renté -respondió Second, como si fuera lo más obvio del mundo.
-¿Y cómo sabías que me gusta patinar?
Second sonrió triunfante.
-Tengo mis fuentes.
Purple frunció el ceño, pero había un ligero brillo en sus ojos. No podía negar que le intrigaba la idea.
-Está bien. Pero si caes y te rompes algo, no es mi culpa.
Second soltó una carcajada mientras le pasaba una de las patinetas.
-No te preocupes por mí. Solo intenta seguirme el ritmo.
Purple se subió a la patineta con una habilidad que sorprendió a Second. Era evidente que tenía experiencia, y por un momento, Second se sintió un poco intimidado.
-¿Seguro que puedo seguirte el ritmo? -preguntó Purple, con una pequeña sonrisa burlona.
Second se subió a la suya con menos gracia.
-Seguro que sí... O al menos lo intentaré.
Ambos comenzaron a deslizarse por el sendero, y aunque al principio Second estaba torpe y tambaleante, pronto logró mantenerse estable. Purple, en cambio, parecía en su elemento, moviéndose con facilidad y confianza.
-¿Esto es todo lo que tienes, Second? -gritó Purple desde adelante, acelerando.
Second rió, apretando los dientes mientras intentaba alcanzarlo.
-¡Espera! Apenas estoy calentando.
La carrera improvisada continuó por el parque, entre risas y burlas. Por primera vez en mucho tiempo, Purple parecía relajado, incluso feliz. Y Second, aunque iba detrás, no podía evitar sonreír al verlo así.
Cuando finalmente se detuvieron, ambos estaban jadeando y riendo. Purple se apoyó contra un árbol, sacudiendo la cabeza.
-¿De dónde sacaste esta idea?
Second se encogió de hombros, respirando con dificultad.
-Supuse que te gustaría. ¿Me equivoqué?
Purple negó con la cabeza, su sonrisa aún presente.
-No... No te equivocaste.
Second lo miró, satisfecho.
-Entonces mi misión del día está cumplida.
Purple lo observó por un momento, con una mirada más suave de lo habitual. No dijo nada, pero por primera vez, sintió que quizás no estaba tan solo como pensaba.
---
Second retomó la patineta, intentando mantener su equilibrio mientras Purple lo observaba desde un costado, cruzado de brazos y con una sonrisa burlona en los labios.
-¿Seguro que no necesitas ruedas de entrenamiento? -bromeó Purple, divertido por la torpeza de Second.
-Ja, ja, qué gracioso -replicó Second, frunciendo el ceño pero sin poder ocultar una sonrisa.
Second tomó un poco de velocidad, decidido a demostrarle a Purple que podía manejarlo. Pero justo cuando parecía estar ganando confianza, una pequeña piedra en el camino lo tomó por sorpresa.
-¡Cuidado! -gritó Purple, pero era demasiado tarde.
La rueda delantera se atascó, y Second perdió el equilibrio de golpe. Cayó al suelo con un sonoro ¡crac! seguido de un quejido de dolor. Purple dejó escapar un suspiro exasperado antes de apresurarse hacia él.
-¿Estás bien? -preguntó, arrodillándose a su lado.
Second se incorporó ligeramente, sosteniéndose el brazo.
-Creo que me raspé -respondió, haciendo una mueca mientras miraba su codo, donde un hilo de sangre comenzaba a escurrir.
Purple rodó los ojos, pero su preocupación era evidente.
-Siempre tienes que llamar la atención, ¿verdad? -murmuró mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo.
-No fue mi culpa, fue esa piedra asesina -se defendió Second con una sonrisa nerviosa, intentando aligerar el momento.
Purple no respondió, concentrándose en limpiar la herida con cuidado. Second observó cómo trabajaba, notando la suavidad con la que manejaba sus movimientos.
-No tienes que hacerlo, estoy bien -dijo Second, aunque su voz sonaba más agradecida que insistente.
-Cállate y quédate quieto -respondió Purple, sin levantar la vista.
Second obedeció, sorprendido por el tono firme pero amable de Purple. Aunque trató de no hacerlo evidente, no pudo evitar sonreír al verlo tan cerca, tan concentrado en algo tan simple como curar una herida.
-Listo -dijo Purple finalmente, apartándose un poco y guardando el pañuelo ensangrentado.
-Gracias, enfermero -bromeó Second, levantando el brazo para demostrar que estaba "curado".
Purple le dio un pequeño golpe en el hombro, aunque no pudo evitar sonreír.
-Deberías tener más cuidado. ¿Qué clase de líder tropieza con una piedra?
-Uno que hace reír a su equipo, supongo -replicó Second, guiñándole un ojo.
Purple negó con la cabeza, ayudándolo a ponerse de pie.
-Deberías dejar de intentar impresionarme con cosas que claramente no puedes hacer.
-¿Impresionarte? ¿Quién dijo que intentaba impresionarte? -preguntó Second, aunque su sonrisa lo delataba.
Purple lo miró fijamente, entrecerrando los ojos.
-Eres un caso perdido.
Second se rió, colocándose bien la chaqueta y sacudiendo el polvo de su ropa.
-Puede que sí, pero al menos soy un caso que no se rinde.
Purple soltó un suspiro, dándose por vencido en la conversación.
-Será mejor que volvamos antes de que te rompas algo más.
-¿Y perder la oportunidad de verte cuidándome otra vez? Ni pensarlo.
Purple giró los ojos, pero su sonrisa lo traicionó. Mientras ambos caminaban de regreso hacia la salida del parque, Second no podía evitar pensar que, tal vez, había logrado romper un poco más de las barreras de Purple. Y por su parte, Purple comenzaba a darse cuenta de que, pese a lo molesto que podía ser, Second tenía algo especial que lo hacía imposible de ignorar.
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Second y Purple salieron del parque, caminando por la acera mientras el sol comenzaba a bajar lentamente en el horizonte. Después de la pequeña "aventura" con la patineta, Second decidió que necesitaban algo para relajarse.
-¿Qué te parece si vamos por un helado? -sugirió Second, metiendo las manos en los bolsillos y mirándolo de reojo.
Purple levantó una ceja, algo desconfiado.
-¿Tienes dinero?
Second se llevó una mano al pecho, fingiendo estar ofendido.
-¿De verdad piensas que no puedo invitarte un simple helado?
Purple cruzó los brazos, una sonrisa burlona asomándose en sus labios.
-No me sorprendería si me pidieras que lo pague yo.
Second rio, rascándose la nuca.
-Bueno... no voy a mentir, ha pasado antes, pero hoy yo invito. Prometido.
Purple suspiró, pero no pudo resistirse a la idea.
-Está bien. Pero si pides uno gigante y no lo terminas, yo no voy a ayudarte.
-Trato hecho.
Caminaron unas cuadras hasta llegar a una pequeña heladería local con un letrero pintoresco y una fila moderada de clientes. El aroma dulce y fresco del lugar los envolvió al entrar, y Second comenzó a mirar los sabores con ojos brillantes, como un niño en una tienda de juguetes.
-¿Qué vas a pedir? -le preguntó Second mientras examinaba las vitrinas.
Purple se encogió de hombros, manteniéndose a un lado.
-Chocolate, supongo. No soy tan complicado.
Second puso los ojos en blanco.
-Eres tan predecible.
-Y tú eres demasiado indeciso -replicó Purple, señalándolo con la cabeza mientras Second seguía debatiéndose entre tres opciones distintas.
Después de unos minutos, Second finalmente se decidió por un helado de vainilla con caramelo y almendras. Pidió también el de chocolate para Purple y se acercó con los dos conos en la mano.
-Aquí tienes, señor "simple y predecible" -dijo, extendiéndole el helado con una sonrisa.
Purple lo tomó sin responder, pero había un brillo de diversión en sus ojos. Salieron de la heladería y se sentaron en una banca cercana, disfrutando del helado mientras el ambiente se llenaba del sonido de las risas de niños y conversaciones.
-¿Sabes? Esto no está tan mal -admitió Purple después de un rato, mirando su helado casi terminado.
-¿Lo dices por el helado o por mi compañía? -preguntó Second con una sonrisa de suficiencia.
Purple lo miró de reojo, fingiendo que tenía que pensarlo.
-Por el helado, obviamente.
Second fingió estar herido, llevándose una mano al pecho.
-Eso duele, Purple. De verdad duele.
Purple rio suavemente, lamiendo los restos de su helado.
-Ya deberías estar acostumbrado a que no sea amable contigo.
Second negó con la cabeza, aún sonriendo.
-Tal vez, pero sigo creyendo que, en el fondo, disfrutas pasar tiempo conmigo.
Purple no respondió, pero sus ojos se suavizaron mientras miraba al suelo.
-Tal vez un poco -admitió en voz baja, casi imperceptible.
Second no dijo nada más, simplemente siguió disfrutando de su helado con una sonrisa tranquila en los labios. Al final del día, lo que importaba era que, poco a poco, estaba logrando derribar los muros de Purple.
---
Mientras Second y Purple seguían disfrutando de sus helados en la banca, una figura familiar llamó la atención de Second al otro lado de la calle. Allí estaban Chosen y Dark, sentados juntos en otra banca, también comiendo helado.
Second entrecerró los ojos, intrigado.
-Oye, ¿son ellos? -preguntó, señalando con la cabeza hacia la pareja.
Purple siguió su mirada y confirmó con un leve asentimiento.
-Sí, son Chosen y Dark.
Second los observó con más detalle. Chosen estaba concentrado en su helado de fresa, mientras Dark parecía malhumorado, pero aún así daba pequeñas mordidas a su cono de chocolate, de vez en cuando lanzando miradas hacia Chosen como si no quisiera admitir que estaba disfrutando del momento.
Second se giró hacia Purple con una sonrisa maliciosa.
-¿Tú crees que sean pareja?
Purple lo miró con incredulidad.
-¿De dónde sacas eso?
-Míralos -insistió Second, inclinándose hacia adelante como si estuviera estudiando una escena importante-. Están comiendo helado juntos, sentados bien cerca, y Dark ni siquiera está intentando matar a Chosen. Es raro.
Purple suspiró, llevándose una mano al rostro.
-No inventes cosas, Second. Solo están pasando el rato.
Pero Second ya estaba demasiado metido en su propia teoría.
-Estoy diciendo que tal vez, solo tal vez, Dark tiene un lado suave y romántico que Chosen sacó a relucir. Imagínalo: la bestia y el estratega unidos por el poder del helado.
Purple soltó una carcajada seca.
-Deja de decir tonterías antes de que te escuchen.
Justo en ese momento, Dark levantó la vista y, para horror de Second, hizo contacto visual directo con él. Second intentó apartar la mirada, pero Dark ya se estaba levantando de su asiento, su expresión transformándose rápidamente en una mezcla de irritación y furia.
-Uh-oh -murmuró Second, poniéndose de pie de un salto-. Creo que me escuchó.
Purple lo fulminó con la mirada.
-¿Qué le dijiste ahora?
-¡Nada! Solo pensé cosas... en voz un poco alta, tal vez.
Dark ya estaba cruzando la calle con su cono de helado aún en la mano, pero su postura era amenazante. Chosen permaneció sentado, observando la escena con evidente diversión, como si estuviera acostumbrado a este tipo de caos.
-¡Second! -gruñó Dark, alzando su helado como si fuera un arma letal-. ¿Qué demonios estás mirando?
Second levantó las manos en señal de rendición, intentando calmar la situación.
-¡Nada, nada! Solo comentaba lo bien que te ves hoy, Dark. Muy... eh... relajado.
Dark frunció el ceño, dando un paso más cerca.
-¿Relajado? ¿Eso es un insulto?
-¡No, claro que no! -dijo Second, retrocediendo un paso y chocando contra Purple, quien solo lo empujó hacia adelante con frustración.
Dark dejó caer el cono de helado al suelo y apretó los puños.
-Eso es lo último que quiero escuchar de alguien como tú. ¿Acaso me estás provocando?
-¡No! ¡De verdad, no! -Second empezó a agitar las manos desesperadamente-. Solo pensé que tú y Chosen, ya sabes... ¡se veían bien juntos!
El silencio que siguió fue brutal. Purple puso los ojos en blanco, mientras Chosen, desde la otra banca, casi se atragantaba con su helado al reírse.
-¿¡Qué dijiste!? -rugió Dark, lanzándose hacia Second con la clara intención de matarlo allí mismo.
Second gritó y salió corriendo, helado en mano, mientras Dark lo perseguía por toda la cuadra. Purple se llevó una mano a la frente, completamente avergonzado, mientras Chosen se acercaba tranquilamente con una sonrisa burlona.
-Siempre se mete en problemas, ¿no? -comentó Chosen, lamiendo lo que quedaba de su helado.
Purple asintió.
-Y siempre arrastra a los demás con él.
En ese momento, el grito de Second resonó por la calle:
-¡Purple, ayúdame! ¡Está loco!
Purple suspiró profundamente, como si ya estuviera acostumbrado a este tipo de espectáculos.
-Déjalo correr. Le hace bien al ego de Dark.
Chosen soltó una carcajada mientras los dos observaban cómo Second intentaba escapar, tropezando torpemente en el proceso. Al menos, pensó Purple, nunca había un momento aburrido con Second cerca.
---
Mientras Second corría por la calle con Dark pisándole los talones, gritaba desesperado:
-¡Chosen! ¡Purple! ¡Alguien! ¡Me va a matar!
Purple ni se inmutó, manteniendo su expresión de aburrimiento mientras terminaba su helado. Sin embargo, Chosen, que ya había acabado el suyo, suspiró resignado y dejó su cono vacío en un basurero cercano.
-Supongo que debería hacer algo antes de que termine peor de lo que ya está.
Purple lo miró de reojo, encogiéndose de hombros.
-Haz lo que quieras, pero si te golpea, no es mi problema.
Chosen rió suavemente y caminó con calma hacia Dark y Second, que estaban dando vueltas alrededor de un poste de luz. Second intentaba usarlo como escudo mientras gritaba:
-¡Cálmate, Dark! ¡No fue para tanto!
-¿¡Pareja!? ¿¡Relajado!? ¿¡Te parece divertido burlarte de mí!? -gruñía Dark, claramente furioso.
Cuando Chosen se acercó, Dark apenas notó su presencia hasta que sintió una mano firme en su hombro.
-Dark, ya basta. -La voz tranquila de Chosen resonó con autoridad, haciendo que Dark se detuviera a regañadientes.
-¡Pero Chosen! -protestó Dark, girándose para mirarlo-. ¡Él empezó!
Chosen lo miró con una mezcla de paciencia y exasperación.
-Y tú sigues dándole vueltas como si fuera a cambiar algo. Déjalo en paz.
Dark apretó los dientes, claramente molesto. Su mirada pasó de Chosen a Second, quien seguía escondido detrás del poste, tratando de recuperar el aliento. Finalmente, Dark soltó un gruñido y dio un paso atrás.
-Tsk. Como quieras. Pero solo porque tú lo dices.
Con eso, Dark se giró y comenzó a alejarse, murmurando algo entre dientes. Se detuvo a unos metros de distancia, lo suficiente para seguir vigilando, pero lejos como para no seguir la pelea.
Second se dejó caer al suelo, exhausto, mientras Chosen se cruzaba de brazos, mirándolo con una ceja levantada.
-¿Qué estabas pensando, Second? -preguntó Chosen, claramente divertido por la situación.
Second levantó una mano, todavía tratando de recuperar el aliento.
-Yo... solo dije... que parecían... una pareja bonita.
Chosen soltó una carcajada, inclinándose ligeramente hacia él.
-Sabes, no es mala idea, pero tal vez deberías guardar esas observaciones para ti mismo.
Second asintió rápidamente, todavía demasiado cansado para replicar. Purple, que se había acercado junto con Chosen, lo miró desde arriba con los brazos cruzados.
-¿Y aprendiste algo de esto, Second?
Second lo miró con una sonrisa débil.
-Sí, que Dark necesita terapia urgente.
Purple se llevó una mano a la frente, y Chosen simplemente rió mientras ayudaba a Second a ponerse de pie.
-Ven, vamos antes de que Dark decida cambiar de opinión. -Chosen lo guió mientras Purple los seguía de cerca, todavía con una mezcla de molestia y resignación en el rostro.
Desde su lugar a la distancia, Dark los observaba con los brazos cruzados, claramente frustrado.
-Siempre arruina todo -murmuró para sí mismo, aunque su mirada se suavizó al ver a Chosen sonreírle a Second. A pesar de todo, no podía permanecer molesto con él por mucho tiempo. Con un bufido, se apoyó contra un árbol cercano, decidiendo esperar hasta que el grupo terminara con su escena.
---
Chosen revisó la hora en su reloj, notando que ya era tarde. Suspiró y le dio una palmada en el hombro a Second.
-Bueno, Second, fue divertido salvarte, pero Dark y yo tenemos cosas que hacer. -Le guiñó un ojo y agregó, en un tono travieso-. Nos vemos luego, pero trata de no meterte en más problemas, ¿sí?
Second asintió nervioso, todavía algo asustado por el enfrentamiento con Dark, mientras Chosen se giraba hacia su compañero.
-Dark, vámonos. No tenemos todo el día.
Dark, que seguía apoyado contra un árbol con los brazos cruzados, rodó los ojos, pero comenzó a caminar hacia Chosen.
-Tú siempre tan mandón.
Chosen se acercó a él, inclinándose un poco hacia su rostro con una sonrisa juguetona.
-¿Mandón? Vamos, sabes que te gusta cuando tomo el control.
Dark levantó una ceja, claramente sorprendido por el coqueteo inesperado. Pero, en lugar de molestarse, se inclinó hacia él con una sonrisa desafiante.
-Tal vez, pero no te emociones demasiado. Al final, soy yo quien siempre termina ganando.
-¿Ah, sí? -Chosen lo miró de arriba abajo, su sonrisa ampliándose. Dio un paso más cerca, acortando la distancia entre ambos-. ¿Eso es un reto, Dark?
Dark le sostuvo la mirada por un momento antes de sonreír de lado, dándole un ligero empujón en el hombro.
-Tómalo como quieras.
Ambos rieron suavemente, la tensión de antes disipándose en el aire. Sin decir más, comenzaron a alejarse juntos, con Chosen todavía lanzándole miradas coquetas que Dark intentaba ignorar, aunque claramente disfrutaba.
Second, que los observaba irse, soltó un suspiro de alivio.
-Esos dos... de verdad dan miedo juntos.
Purple, que estaba a su lado, cruzó los brazos con una expresión seria.
-Y tú no ayudas con tus comentarios ridículos.
Second lo miró con una sonrisa nerviosa, rascándose la nuca.
-Vamos, Purple, no fue para tanto. Solo estaba bromeando.
Purple lo fulminó con la mirada.
-¿Bromeando? ¿Sabes que casi te matan, verdad? -Su tono era seco y desaprobador-. No puedes andar diciendo esas cosas como si no tuvieran consecuencias.
Second intentó suavizar la situación, levantando las manos en un gesto de rendición.
-Lo siento, lo siento. No fue mi intención. Solo... me salió sin pensar.
Purple suspiró, desviando la mirada.
-Eso es lo que siempre dices.
Second frunció ligeramente el ceño, dándose cuenta de que Purple no estaba dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente.
-¿Estás enojado conmigo?
Purple lo miró de reojo, aún con una expresión seria.
-No estoy enojado, Second. Estoy frustrado. Si sigues haciendo estas cosas, vas a terminar en problemas mucho más grandes.
Second bajó la cabeza, sintiéndose un poco culpable.
-De verdad lo siento, Purple. Prometo ser más cuidadoso.
Purple mantuvo su mirada seria por unos segundos más antes de suspirar nuevamente, dejando caer los hombros.
-Espero que sí, porque la próxima vez no pienso cubrirte.
Second asintió rápidamente, agradecido de que Purple al menos no estuviera completamente molesto con él.
-Gracias, Purple. De verdad.
Purple no respondió, pero su expresión se suavizó un poco mientras se giraba hacia la calle.
-Será mejor que volvamos a casa. No quiero quedarme aquí todo el día.
Second sonrió levemente, siguiéndolo de cerca. Aunque Purple aún estaba serio, Second sabía que, en el fondo, su amigo simplemente se preocupaba por él.
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Cuando Purple y Second llegaron a la casa, lo primero que notaron fue a Orange parado frente a la puerta, con los brazos cruzados y una expresión claramente furiosa. Parecía haber estado esperando su regreso durante un buen rato.
-¡¿Dónde demonios estabas, Purple?! -gritó apenas los vio acercarse.
Purple retrocedió un poco, sorprendido por el tono de su padre, mientras que Second, nervioso, intentó dar un paso hacia atrás para evitar la situación, pero ya era demasiado tarde.
-¿Y tú, Second? -continuó Orange, girándose hacia él con una mirada que parecía atravesarlo-. ¡¿Por qué te lo llevaste sin mi permiso?!
Second alzó las manos en un gesto de defensa, intentando calmarlo.
-Señor Orange, yo... solo pensé que sería bueno para Purple salir un rato. No fue nada malo, lo prometo.
-¿Nada malo? -Orange avanzó hacia él, haciendo que Second se encogiera un poco-. ¡Es mi hijo! ¡No puedes llevártelo como si fuera tu responsabilidad!
-Papá, basta -intervino Purple, poniéndose entre ambos y levantando las manos para separarlos-. No es para tanto. Solo salimos por un helado.
Orange lo miró con incredulidad.
-¿Por un helado? ¿Y crees que eso justifica que desaparezcas sin avisar? -Su tono era una mezcla de enojo y preocupación-. ¡Podría haberte pasado algo!
Purple bufó, molesto por el drama.
-Estoy bien. No soy un niño, papá.
Orange entrecerró los ojos, claramente no satisfecho con la respuesta de su hijo.
-Eso no importa. Mientras vivas bajo mi techo, harás las cosas como yo diga. Y tú -dijo, señalando a Second, quien dio un pequeño salto del susto-, más te vale no volver a llevarte a mi hijo sin decírmelo antes. ¿Entendido?
Second asintió rápidamente, tratando de no empeorar la situación.
-Sí, señor. No volverá a pasar.
Orange lo miró por un momento más antes de dejar escapar un suspiro frustrado.
-Bien. Ahora entra, Purple. Tenemos que hablar.
Purple rodó los ojos, claramente irritado, pero obedeció. Antes de entrar, miró a Second y le dio una ligera inclinación de cabeza.
-Gracias por hoy. Nos vemos después.
Second asintió, con una pequeña sonrisa, mientras veía a Purple desaparecer detrás de la puerta. Orange le dirigió una última mirada severa antes de entrar también, dejando a Second solo afuera.
-Bueno... eso fue incómodo -murmuró para sí mismo, sacudiendo la cabeza mientras se daba la vuelta para regresar a su propia casa.
---
[Continuará...♡]
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