Llegamos a el centro y lo guíe a un restaurante en donde le di el asiento y luego me senté al frente de él.  Mirandolo con una linda sonrisa.

Pasó el rato, habíamos comido y todo, luego nos fuimos al cine para ver alguna película de terror. Ya que el Elías quería ver una película de terror,  sabiendo que le tiene miedo. Rodé mis ojos, riendo por lo bajo al ver lo emocionado que estaba él.

Pagué las entradas, palomitas y bebidas. Así fuimos, estábamos cerca de los puestos de atrás. Nos acomodamos en nuestros rspectivos puestos empezando a ver la película.  Pero cada vez que veía a Elías, lo veía temblando y hablando en susurros mientras se mordia el labio.

Yo suspiré y lo abracé con cuidado en silencio dejando un pequeño e sutil beso en los labios del pequeño.

A lo que el se avergonzó y solo correspondio a mi beso relajandose. Sonreí satisfecho separando mis labios de él,  luego me acomodé de una mejor forma para que el se calmara, ya que bueno, ahora lo abrazaba por su cintura.

El sonreía mirando la película.  Cada vez que tenía miedo me abrazaba fuertemente.

Pasaron las horas, ya habíamos regresado a casa luego de una linda cita. El Elías se venía tomando un helado mientras yo comía un dulce aunque lo miraba de reojo. Joder...era tan lindo y para más sus labios se manchaban con el helado de piña que tomaba.

Me miró de reojo sonriendo calmado. Me acerqué y dejé una lamida en sus labios que estaban manchados por el helado.

El no tardó en tapar su rostro, aunque riendo apenado para luego abrazarme besando mi mejilla, solo pude reír mirandolo con diversión besando ahora sus labios con tranquilidad.

Así pasaron los días,  salíamos bastante juntos y mucha gente me coqueteaba pero el Elías les decía que yo era solo suyo, algo que me entretenía escuchar como se ponía celoso. Algunas personas eran homofobicas y otras solo se iban, a veces encontrábamos a fujoshis o fundashis por lo que nos llevábamos bien con ellos y a veces pasábamos el rato.

Pasaron algunos meses. Estábamos de vacaciones, el Elías me contaba que se aprendía coreografías de K-pop y que ahora tenía un grupo de seis chicos para bailar, y el era el séptimo,  aunque me contó que yo estaría ahí.  Que él quería que yo estuviera, acepté simplemente para verlo feliz, aunque se que no soy el mejor bailarín pero aprendo rápido. 

   Aproveché las vacaciones para pasar el tiempo con él, por lo que lo mimaba, abrazaba, dejaba besos que ahora también besaba su cuello, sintiendo su suave piel estremecerse. Parecía que le gustaba pero no lo admitía ya que era vergonzoso para él. Un día le dejé algunas marcas en el cuello recibiendo sus jadeos y caricias en mi pecho. Aunque...bueno..al hacer eso pude notar como se había excitado,  ops...

El trató de ocultarlo con sus palidas manos, avergonzado, tomé sus manos besando el dorso de estas y ahora colocandolas sobre su cabeza, con una. de mis manos le tome de sus muñecas con cierta fuerza. Mientras mi otra mano se iba a su entrepierna para acariciar esa zona, dejando besos por su cuello, hombros y bajando con levedad a su pecho. Él se removia jadeando y dando bajos gemidos. En eso tocaron la puerta, era la Victoria y Lucy avisando que ocupe condón, que no lo rompa y que lo cuide. Ellas se fueron.

Aunque lo que dijeron realmente me causó gracia. Dios...esas Fujoshis son tan divertidas. Seguí con lo mío dejando marcas y lamidas por su cuerpo, que estaba semi desnudo, pues le había quitado la ropa desde la cadera hacia arriba.

Pasé mi mano por debajo de su ropa interior recibiendo su mirada sumisa. Tragué saliva en seco, esa mirada realmente me provocaba.