ᴡɪʟʟɪᴀᴍ ᴍᴇ ᴛᴏᴍᴀ ᴅᴇ ʟᴀꜱ ᴍᴀɴᴏꜱ ᴍɪᴇɴᴛʀᴀꜱ ᴍᴇ ᴏʙʟɪɢᴀ a seguir su respiración para calmarme antes de salir a competir. Esto de tomarnos de las manos y respirar al mismo tiempo lo hemos hecho desde que empezé a competir.

—OUR FINAL COMPETITOR, REPRESENTS SPAIN... ALEXIS WOLFF—

Entro saludando a los jueces y empiezo a guiar y a ordenar a su Hazel en la realización de los ejercicios.

Salto todos los obstáculos, esta vez he logrado saltar el muro; Charlotte estuvo ahí en todas mis caídas y me daba todos los consejos necesarios para poder hacer bien el ejercicio.

He empezado hace nueve minutos y ya estoy llegando al final del recorrido, hasta que siento como Hazel mueve su cabeza y eso hace que se caiga el pequeño gorro que lleva para que yo pueda controlarlo desde las riendas.

Maldigo en mi interior, hasta que veo que mi yegua sigue el recorrido tal y como es, sin yo tener que guiarle con las riendas. Al saltar el último obstáculo todos me aplauden y yo me encogo de hombros; todo ha sido mérito de Hazel, yo no la he guiado.

Hace entre nueve y once minutos y medio que mi tiempo ha empezado, desde que he saludado a los jueces, hasta que repetido esa acción una vez finalizados todos mis ejercicios.

Todo el mundo aplaude y yo salgo de pista. Me abrazo a William con fuerza, mientras él me da un beso en la cabeza y me ayuda a llevar a Hazel hasta la caballeriza.

—Solamente tiraste dos palos ayer, pero los demás días no, está bastante bien, pequeña— Me anima William mientras me vuelve a abrazar.

Los puntos de penalización sumados a lo largo de los 3 días configurarán los resultados. De modo que el jinete o amazona menos penalizado será el ganador.

Los jueces hacen las cuentas y finalmente muestran los resultados en la pantalla. Siquiera subo al podium... Quinto lugar.

Charlotte consigue el tercer lugar, el segundo es para una competidora Italiana y el primero para una mujer Alemana.

Mientras todas esperan a que les puedan dar sus premios, yo voy a cambiarme. No estoy conforme con el resultado, pero tampoco estoy decepcionada con el quinto puesto.

Al salir con la bolsa deportiva colgada en el hombro, alguien viene por detrás de mí y ne abraza por la cintura mientras me alza del suelo.

—¡Imbécil!— Exclamo dándome la vuelta para ver a mi pareja con una sonrisa.

—Perdona— Responde Carlos riendo. —No sabes lo orgulloso que estoy de ti—

El Español se acerca y me da un beso en la frente, dejando que me acurruque en su pecho mientras lo abrazo.

—Bueno, bueno, me toca— Geroge hace que nos separemos para, esta vez, poder abrazarme él.

En cuanto Geroge me suelta, Max se acerca y me abraza dándome un pequeño beso en la cabeza mientras me dice lo orgulloso que está de mí. Me gusta que mi mejor amigo me abraze y me diga esas palabras, hace que me sienta querida.

El siguiente en abrazarme es Charles, seguido de Lando, ambos dicen que sabían que no bajaría del sexto lugar y que para ser mi primera competición después de años, lo he hecho genial.

—¿Vamos esta noche a cenar para celebrarlo?— Pregunta Charles con una gran sonrisa.

Todos me miran.

—Me encantaría— Respondo sonriendo, hasta que alguien llega detrás de mí y pasa su brazo por mis hombros.

—¿Estoy invitada?— Nos pregunta Charlotte sonriendo de lado.

De alguna manera, mi mirada viaja hasta Lando, quien tiene sus ojos puestos en mi mejor amiga. Una pequeña sonrisa cruza su rostro y yo no puedo evitar sonreír al ver como le brillan los ojos.

—Claro, Madison y Derek también— Le responde Carlos con amabilidad.

Todos caminamos hasta el parking donde todos tienen sus coches y ahí es donde mis dos hermanos vienen corriendo a abrazarme.

—¡No sabes lo contento que he estado en cuanto te he visto salir!— Me repite Derek una y otra vez dándome besos por toda la cara.

Los demás se ríen al ver como intento deshacerme del agarre de mi hermano mayor. Lleva días sin afeitarse y los pequeños pelos que le están saliendo me molestan cada vez que me da un beso.

Madison me abraza en cuanto es su turno y me dice exactamente lo mismo que nuestro hermano, pero sin dejarme sin aire en cuanto me abraza.

—¿Dónde iremos a cenar?— Le pregunto al Monegasco antes de subirme al coche de su compañero de equipo.

—Tú eso déjamelo a mí— Me responde cerrando la puerta de su coche para arrancar e irse a toda pastilla.

Niego con la cabeza al ver como intenta presumir su coche por aquí y rápidamente me subo al coche de Carlos. Donde una vez dentro, él arranca y nos dirigimos al hotel donde me he quedado estos días.

Nada más entrar a la habitación, las manos de Carlos se aferran a mi cintura y me hace girar para quedar cara a cara. Donde el Español me besa con bastantes ganas.

—¿Y eso...?— Le pregunto posando mis manos detrás de su cuello.

—Te he echado tanto de menos— Me responde volviendo a besarme.

Siento como ambos caemos sobre la cama, haciendo que yo quede a horcajadas encima de mi pareja.

Mi tono de llamada empieza a sonar haciendo que separe mis labios de los de Carlos con rabia. Al cojer mi teléfono veo en la pantalla "Lord Perceval"

—Lo mataré— Digo haciendo que Carlos ría ante mi reacción. —¡Charles, estoy ocupada!—

—Lo siento, pero, ¿Sushi o pizza?— Me pregunta.

—¿Qué...? Pizza— El monegasco cuelga la llamada después de responderle y yo vuelvo a dejar mi teléfono sobre la mesita de noche. —A lo que iba—

Vuelvo a besar a mi novio, mientras él sitúa su mano en mi cintura. Lo he echado muchísimo de menos...

Carlos deja que rodee mi brazo con el suyo y ambos entramos al restaurante que ha encontrado Charles.

—Me encanta como te queda ese vestido, preciosa— Murmura Carlos cerca de mi oreja haciendo que me sonroje.

—¡Chicos!— Una voz nos saca de nuestra burbuja y enseguida visualizo una mesa al fondo del restaurante con mis amigos ahí sentados.

En cuanto me siento junto a Charlotte, la morena me hace una señal de que me tiene que contar algo importante, a lo que yo asiento discretamente.

En cuanto pedimos la cena, empezamos a hablar entre nosotros de distintos temas, que si las carreras, las competiciones, la familia...

—¿Qué tal está mi padre, Georgi?— Le pregunto al piloto bebiendo de mi copa.

—Irritante, siempre pregunta por ti y nunca sé que responderle— Reconoce mi amigo haciendo que me ría por su respuesta.

Veo como Charlotte se levanta, haciendo que todos la miremos confundidos.

—Alex tiene que ir al baño— Dice mi mejor amiga tirando de mi para que me levante.

—¿A sí?— La morena no me responde, simplemente me lleva a rastras hasta el baño de mujeres. —¿Qué te pasa?—

Charlie se apoya en el grifo del baño y se lava un poco la cara. Me acerco a ella y pongo mi mano en su frente, no tiene nada de fiebre.

—¿Qué te ocurre?— Le pregunto a mi mejor amiga cruzándome de brazos. —Desde que ha acabado la competición has estado bastante rara—

—Ya conocía a Lando— Confiesa haciendo que frunza el ceño sin entender a lo que se refiere. —Digamos que en una fiesta, pasó algo entre nosotros...—

—No quiero los detalles, gracias— La detengo antes de que me diga algo que no quiero saber. —¿Y qué tiene de malo?—

—Alex, he tenido sexo con tu amigo, el amigo que para ti es como tu hermano menor— Charlotte me da unos golpecitos en la mejilla. —No puedo ni mirarlo a la cara, me da miedo—

—Vale, vale, lo entiendo. ¿Qué puedo hacer para ayudarte?—

—No lo sé, pero no me dejes sola con él, te lo suplico— Me ruega Charlotte.

—No lo haré, lo prometo— Me acerco a ella para abrazarla con fuerza. —Venga, vamos fuera—

Ambas salimos del baño y nos volvemos a sentar junto a los demás. Charlotte tiene su mirada fija en sus manos, no dice nada, así que le doy una leve patada por debajo de la mesa, haciendo que me mire de reojo.
Respiro ondo haciendo que ella me siga, cosa que para mi suerte, logra calmarla.

—¿Estás bien, preciosa?— Me pregunta Carlos haciendo que lo mire.

—De maravilla— Respondo dedicándole una pequeña sonrisa.

—Bien, porque tengo algo para ti— Mi cara cambia en cuanto dice eso.

El Español saca una bolsa y me la entrega, ante la atenta mirada de todos, algunos de mis amigos me graban y otros solamente nos miran.

Quito el lazo de color rojo y abro la bolsa con cuidado, dentro hay una pequeña caja alargada. Al abrirla veo dos billetes de avión.

—¿Qué es esto?— Pregunto sonriendo sin siquiera leer donde van esos aviones.

—Mira el destino— Me dice con una gran sonrisa plasmada en su rostro.

Bajo mi mirada de nuevo a los billetes y busco las palabras donde digan el destino de ese viaje.

—¿¡Noruega!?— Exclamo. —¿Cómo sabías que quería ir?—

Mi pareja mira a Derek, quien solamente nos graba y nos mira muy atentos.

—Recuerdo que hace años me dijiste que deseabas ir a ver las auroras boreales— Me responde mi hermano.

Me llevo la mano a la boca mientras mis ojos se cristalizan de la emoción al ver que puedo hacer el viaje de mis sueños.

—Gracias, gracias— Pongo mis manos en las mejillas de Carlos y lo atraigo hacia mí para poder unir nuestros labios.

Unas pequeñas vacaciones solos no nos iría nada mal...