💔𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟲💔
Ben Hanscom observaba con una sonrisa dibujada en el rostro a su amiga bailar alrededor de la fogata con Richie y Eddie. Ella reía a las ocurrencias del comediante junto con el ahora esposo del mismo.
Sonrió con nostalgia al mirar a su alrededor y darse cuenta de la ausencia de la chica que había logrado mover su mundo. Ya lo había aceptado; la historia de ambos había terminado.
Aunque la vida tal vez le tenía preparado algo diferente.
―Ben ―el gritó de Helen más sus pasos lo hicieron volver al presente, elevó el rostro para verla.
―Dime.
―Baila conmigo ―pidió estirando sus manos para tomar las suyas en un intentó atraerlo hacia ella.
―No sé bailar ―confesó con las mejillas tiñéndose de rojo.
Helen rio, bajo la luz del fuego ardiente a sus espaldas.
―No importa ―sus ojos se iluminaron―. No irás a una competencia de baile, Hanscom. Yo seré tu guía.
―Te puedo pisar.
―Correré el riesgo.
Asintió resignado.
La canción en la grabadora cambio a una más lenta. Ambos miraron a su alrededor a las parejas acercarse para empezar a danzar de forma más despacio. Ben bajó la mirada a Helen que esperaba él diera el primer paso y así fue.
Sus manos temblorosas se posaron en la espalda de la chica, los brazos de ella le abrazaron y de forma torpe ambos empezaron a bailar.
―Todos se ven muy felices ―susurró Helen con una diminuta sonrisa sobre sus labios girando el rostro para mirar a todos―. Gracias por hacerme parte de esto, Ben.
―Tú lo hiciste todo sola, en pocos días te ganaste el cariño de todos ―intentó hacerla girar de manera torpe, provocando que ambos rieran.
―De todas formas, nada de esto hubiera sido posible de no ser por ti ―insistió ―. Me motivaste a luchar por mis sueños y todo lo que estamos logrando es gracias a...
―Ambos ―interrumpió él.
Ella le sonrió y él por unos instantes la observó embobado.
La luz de la fogata a sus espaldas resaltaba su rubio cabello, sus mejillas sonrojadas y la sombra que creaban sus pestañas la hacían lucir única. Bajó un poco más la mirada, esta vez a sus labios.
Ella hizo lo mismo.
Sus rostros se acercaron ligeramente y, entonces, él se alejó.
Helen lo observó con sorpresa antes de alejarse, avergonzada. Él se sintió culpable por querer besarla cuando hace semanas atrás estaba llorando delante de ella por alguien más.
Volvió a su sitio, su mirada viajó a Milán y Bill que se encontraban ahora asando malvaviscos; él la cubría con una frazada mientras ella tenía su cabeza recostada sobre su hombro.
Miró a Mike charlar entretenido con Jess y Stan, los tres lucían cómodos en su conversación. Buscó con la mirada a Eddie y Richie, pero ellos parecían haberse fugado.
¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?, se preguntó.
Aunque en el fondo sabía que nada era difícil. Ellos mismo se complicaban deseando o esperando cosas de los demás.
Se levantó con prisa al notar la ausencia de Helen. La busco en todas las direcciones con la preocupación empezando a recorrer sus venas.
Respiró hondo, los arbustos a sus espaldas se movieron, sobresaltándolo. Dirigió su mirada una vez más a sus amigos; todos aun seguían en su mundo y, entonces, se dispuso a ir en la desolada dirección.
Durante el pequeño tramo que recorrió no pudo evitar sentirse observado en todo momento, giró varias veces el rostro y cuerpo en busca de alguna señal de un animal o persona sin éxito alguno. Apresuró el paso hasta que llegó a un hermoso prado lleno de flores e iluminado por la luz de la luna llena.
― ¡Helen! ―le llamó sin perder el tiempo de acercarse a ella.
La nombrada elevó el rostro y se puso de pie con algunas flores en su mano derecha.
― ¿Qué haces aquí, Ben?
―No te vi en el campamento, me preocupe ―rasco nervioso detrás de su oreja―. ¿Qué rayos pensabas para alejarte sola?
― ¿Eso es un regaño? ―aferró con fuerza el ramo en su mano.
―Puedes tomarlo como quieras ―murmuró cruzándose de brazos.
Helen enarco una ceja sin entender qué estaba sucediendo. Sin entender la tormenta que había desatado en el interior de Ben.
―Esto es genial ―pronunció queriendo marcharse siendo detenida por la voz de Ben.
― ¿Hace cuánto?
― ¿Qué?
― ¿Hace cuánto te gusto?
La temperatura descendió a cero grados para Helen que incapaz de mover un solo musculó bajó la mirada a las flores en su mano.
― ¿Eso importa? ―su voz sonó tan débil que Ben por poco no logra escucharla.
―Sí...
―Desde que te conocí llamaste mi atención ―confesó sin elevar la mirada ―, pero no dije nada y, luego, cuando ella volvió te vi tan feliz que mi corazón se alegró.
Las manos de Ben revolvieron su cabello con frustración, resopló y se giró para por fin quedar ambos frente a frente, lo único que los separaban eran unos cuantos metros.
― ¿Por qué?
Helen lo miró.
―Porque cuando alguien te importa de verdad no quieres verlo infeliz, prefiero mil veces verte feliz con alguien más que secar tus lágrimas y saber que tu corazón está roto.
Ben asintió.
Ella lo miró una última vez con una fingida sonrisa, abrió la boca para decir algo más, sin embargo, los labios de Ben se estrellaron sobre los suyos. Sus ojos se agrandaron con sorpresa y las flores en su mano cayeron al suelo.
Las manos de Ben bajaron hasta su cintura en un vago intento de atraerla hacia él mientras que sus pequeños brazos se enredaron alrededor del cuello de Ben.
―No quiero lastimarte tal como me lastimaron a mí ―pronunció Ben sobre los labios de Helen al segundo de separarse.
―No te estoy pidiendo matrimonio ni que seamos novios, aún no. Yo no tengo prisa, Ben ―elevó la mirada aún sin soltarlo ―, permite intentar sanar tu corazón y si
las cosas no resultan como deseabas todo seguirá como desde un inició; como amigos.
―Tengo miedo de romper tu corazón.
―Correré el riesgo, Ben Hanscom.
Ya falta poco para el final de Inefable...
¿Qué les parece?
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