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Lena Sabrewing

El despertador hizo que los ojos de la patita gótica arremetiera con este contra la pared, despertando a su hermana Violet en el proceso, la cual solo levantó la cabeza de debajo de sus sábanas, tal parecía que se había quedado hasta tarde leyendo junto con una linterna. Lena no era buena controlando su mal genio por las mañanas, mucho menos con sus ahora propiedades mágicas naturales sin ayuda de ningún amuleto familiar.

—¿De nuevo? No te preocupes, compramos muchos despertadores como estos por mayoreo desde que te mudaste, ave preparada vale por dos. —Dijo Violet de pie frente a un gran armario en el cual solo habían despertadores iguales, aún si pareció tomarse unos segundos en escoger cual reemplazaría al que yacía en el suelo hecho un desastre de placas de metal y tornillos.

—Agh, lo lamento, aún no me acostumbro a que algo me despierte así por las mañanas. -Lena sujeto su cabeza con notorias ojeras debajo de sus párpados, aunque bien podría confundirse con su usual sombra para los ojos. —Hubiera dormido mucho mejor si ese viejo no se hubiera metido con nuestra pijamada para empezar.

—Bueno, no es culpa ni responsabilidad del señor McDuck que tengas pesadillas y que la única manera de calmarlas sea durmiendo con su hija. Si me permites mencionarlo. —Tan mecánica como siempre, Violet devolvió el libro que había revisado a la estantería antes de devolverle la vista a su hermana. —Quizás también deberías decirle a Webby sobre ello. ¿No se supone que son mejores amigas? Según el libro de jóvenes castores, un joven castor no le oculta secretos a su mejor amigo.

—Sí, bueno. Y esa es una de las muchas razones por las que yo no soy una joven castor. —Lena arqueo una ceja incrédula ante el comentario de la chica de plumas púrpuras antes de levantarse de su cama totalmente llena de pereza. —Sí hubiera sabido lo cansado que sería tener que cuidar de un cuerpo real, me hubiera quedado como una sombra.

—Deberías tener cuidado Lena, si sigues mintiendo así pronto no habrá ninguna verdad en tu palabra.

Las palabras de su hermana no lograron perturbar la somnolencia de Lena, arrastraba sus pies descalzos por el suelo hasta terminar encerrándose en el baño como en cada mañana. Violet rápidamente corrió hacia la puerta para golpearla con ambas manos.

—¡Espera! ¡Espera! Necesito mi cepillo de dientes. ¡Tardas demasiado ahí dentro y se me hará tarde! —Le gritó Violet a Lena y en respuesta, Lena hizo que el cepillo de dientes levitara mientras atravesaba la puerta con ayuda de su magia, la menor tomó el cepillo de dientes para parpadear un par de veces bastante sorprendida. —Vaya. Eso es nuevo, ¿verdad?

No había pasado mucho tiempo desde que a Lena le asignaron vivir junto con los Sabrewing, con algunos contactos una acta de nacimiento falsa era fácil de conseguir y para final del mes Lena ya estaba yendo a la secundaria como era debido. Le era un poco tedioso tener que seguir reglas de un adulto solo por que si, pero con ayuda de Violet pudo conseguir no meterse en demasiados problemas durante sus primeras semanas.

A veces se preguntaba si sería mucho más digerible si Webby fuera a la misma escuela, un segundo. ¿Por qué Webby no iba a la escuela? ¿Alguno de los sobrinos del señor McDuck lo hacía? Claramente Lena estaba bastante intrigada con el tema. Fueron cosas que quería platicar con Webby en la pijamada que se suponía que tendrían de no ser por Scrooge.

Violet no se dio cuenta cuando Lena ya había desaparecido de la habitación, era una mala costumbre. Nunca avisaba cuando saldría o cuándo se iba de la casa, dejando a sus padres un poco preocupados. La plumífera púrpura suspiro un poco cansada para continuar con sus tareas matutinas, supuso que Lena iba a saltarse las clases e ir a la mansión McDuck de todas formas. Así era ella, hacía lo que quería, y eso era un problema. Uno muy grande.

Violet sabía que el señor McDuck no toleraba las faltas de respeto. Y sabía que no dejaría que volvieran a la mansión si Lena seguía ignorando todas las reglas que había impuesto ahora que Webby era su hija.
A Violet le gustaría que su nueva hermana fuera un poco menos egoísta. Después de todo, si Lena fallaba significaba que ella tampoco podría seguir visitando a Webby.

Y tal como Violet había previsto, Lena aterrizó en el jardín de los McDuck, incluso volar era nuevo para ella así que terminó con un par de ramitas en el cabello y pico las cuales escupió mientras sacudía su ropa.

—Bueno, he tenido peores aterrizajes. — Se dijo a sí misma, una mala costumbre de cuando Mágica se encontraba siempre cerca. Observó el perímetro encontrándose a Webby en el porche, aparentemente teniendo una fiesta de té. Lena rápidamente notó sus nuevos zapatitos, eran rosas y brillaban bastante, por lo general Webby no usaba calzado.

—No deberías espiar por las esquinas, no es cortés. —Habló Webby sin siquiera voltearse a ver a la adolescente mientras servía un poco de té imaginario en una de las tacitas.

—¿Qué?.... ¿Cómo supiste que era yo Webs?— Lena no perdió tiempo y se sentó frente a la patita uniéndose a la fiesta de té. —Quiero dos terrones de azúcar por favor.

—Por favor Lena. Como si no supiera que hablas en voz alta de esa forma. Oh bueno, que hablas en voz alta en general. —Webby se corrigió a sí misma antes de darle un largo sorbo a su taza llena de nada. —Creería que eras un poco grande para este tipo de juegos, señorita Sabrewing.

—Puedo hacer aparecer té real en las tazas si así lo deseas, Rosa. —Añadió la mayor a lo que Webby pareció considerarlo un segundo con su dedo debajo de su propia barbilla.

—¡Pienso que es parte de la diversión usar tu imaginación! Así que no. —Lena sólo pudo reír ante el comentario para acercar su taza a Webby quién hizo como que preparaba su taza. —¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la escuela?

—Podría preguntarte lo mismo. —El pato de mechón rosa esquivo rápidamente la pregunta de Webby con otra pregunta mientras le daba un sorbo a su taza de té imaginario. —Realmente exquisito.

—Uhh, bueno, la abuela dijo que la educación en casa no era mala. Así que, me educaron aquí. Y el señor McDuck dice que las escuelas lavan el cerebro a los niños para hacerlos peones del sistema. —Respondió la patita sonriente para servirle un poco más de té de nada a su compañera.

—Bueno, le voy a dar crédito esta vez, concuerdo con el viejo. —Lena recargo su espalda en su silla para mirar a las nubes en el cielo de forma pensativa. —Sólo pensaba en que sería mucho más divertido si tú también estuvieras ahí.

—Ooh, dulce idiota.

Webby y Lena se pasaron varias horas de la mañana con los pies dentro de un pequeño estanque del jardín, el cuál tenía algunos pececitos que les hicieron cosquillas mientras pasaban, no fue hasta que dieron las 12 que Webby sacó los pies del agua confundiendo a su amiga en el proceso.

—¿Qué sucede Webs? ¿Ya te cansaste de jugar con los peces? —Webby negó con la cabeza ante la pregunta de su mejor amigas y se sacudió la falda para después acomodar su cabello.

—Hoy el señor McDuck me llevará a un recorrido por la bóveda. Louie me recomendó no perder ningún centavo ahí, no estoy muy segura a qué se refería con eso pero, me asegure de pegar todo el cambio que tengo dentro de mis nuevos zapatos. ¡Mis centavos estarán a salvo!

—El señor McDuck y tú pasan mucho tiempo juntos últimamente. ¿Louie y los demás no se sienten un poco... desplazados?

—No lo creo. ¡Porque vendrán con nosotros! —Webby afirmó bastante positiva para asentir con la cabeza dando una pequeña vuelta frente de su amiga. —¿Me veo bien? Mi abuelita dice que es importante dar una buena impresión.

—Te ves... rosada. —Respondió Lena con su usual tono despreocupado, no quería salirse de su papel de adolescente rebelde aún si en sus adentros luchaba con todo su ser con no sonrojarse y empezar a alabar la adorabilidad rosada de su mejor amiga.

—Sé que siempre puedo contar contigo Lena. En serio quiero causar una buena impresión con el señor McDuck. ¡Imagina que tu héroe de toda la vida se convierte en tu papá de la nada!

—Tienes una forma muy extraña de resolver las cosas que la vida te pone enfrente. —Lena se acomodo el fleco para sonreír y entonces se puso de pie para alzar su dedo en dirección a su mejor amiga.

Los ojos de Lena se iluminaron un poco y de su dedo un aura azul brillante emanó antes de que el lazo rosado que usualmente adornaba el cabello de Webby se transformara en una pequeña rosa rosada.

—¿Qué fue eso?-La patita alzó un poco sus manos pero Lena hizo una seña para que lo dejara.

—Creo que las rosas te quedarán bien. ¡Deberías tratarlas más! —Las mejillas rosadas de Lena la delataron junto con su sonrisa cuando huyó de la situación perdiéndose entre el jardín antes de volar lejos de la mansión con su corazón palpitando cada vez más fuerte.

Si Lena pudiera apostar todas sus plumas a una persona seria a Webby, Webby significaba mucho para ella, claro, era su mejor amiga. Pero últimamente el corazón de Lena se emocionaba tanto cada que estaban juntas que era casi imposible para ella no hacer tonterías como la anterior y huir de ello en el proceso. ¿Era lo que se sentía tener un cuerpo finalmente? Le gustaba sentir como Webby hacía sentir a su corazón con el simple hecho de existir.

Webby parpadeo un par de veces con las mejillas levemente sonrojadas antes de que Huey, Dewey y Louie apareciesen detrás de sí pegándole un terrible susto que le hizo saltar de su lugar.

—¡Hey Webby! ¿Lista para el recorrido? El tío Scrooge fue muy amable al invitarnos. —Habló Huey sosteniendo los extremos de una mochila.

—Yo preferiría que fuera una aventura. —Se quejó Dewey con notoria pereza en su rostro, a diferencia de Louie, el cual estaba tan sonriente y felíz como pudiese estar mientras picaba la pantalla de su celular con su pulgar.

—Es claro que el tío nos lleva para que todo sea menos tedioso para Webby, no se confundan. —Habló el patito de verde antes de darle un sorbo a su gaseosa y desviar su vista a la antes mencionada. —¿Rosa? Cool. Las flores te sientan bien. Aunque como un consejo más, no le digas al tío que Lena estuvo en la mansión.

—¿¡Cómo supiste eso?! —Gritó sorprendida la patita de rosa para cubrir su boca con ambas manos.

—Oh vamos Webby, uno de nuestros pasatiempos favoritos es conseguir información sobre Lena, de esa forma podemos extorsionar de regreso con secretos suyos intercambiandolos por los nuestros. ¡Esa chica sabe cosas! —Frunció sus cejas Louie y entonces sus hermanos asintieron con la cabeza. —Además hay dos tazas acomodadas en tu mesita de té.

—¡Una vez nos acusó con el tío Donald sobre que fuimos nosotros los que metimos el tostador a la tina y provocamos ese incendio en su bote!
La próxima vez estaremos listos. —Afirmó Huey alzando su dedo índice al cielo muy decidido, Webby solo pudo soltar un par de risitas antes de que Scrooge hiciera acto de presencia.

—Muy bien niños, debemos irnos. ¿Llevan todo lo necesario? —preguntó el viejo pato sosteniéndose con ayuda de su bastón a lo que los pequeños patitos asintieron con la cabeza. —Perfecto, continuemos con los planes entonces.



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¡Muy buenas! Espero que disfruten el capitulo, sus comentarios son muy bien recibidos y me inspiran a seguir con esto. ✨️♡

¡Lena esta muy enamorada! Aún si no sabe del todo que es eso. La adolescencia le pega duro a cualquiera.

Me gusta narrar escenarios donde ambas juegan cosas normales, como contraste a sus usuales y alocadas aventuras. ¡Bye bye! Hasta la próxima actualización.

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