06: Cuestionario.
Jun y MíngHào esperaban pacientemente a su compañera de clase hiciera acto de aparición en el pasillo principal del instituto, pues planeaban quitarse la duda de encima que había generado SoonYoung al contarles lo de la galleta.
—Ahí viene —mencionó Jun al verla caminar en medio de los alumnos para dirigirse hacia su casillero.
—Yo hablaré con ella —aviso a Jun para luego salir con paso apresurado hacia la chica.
—¡Ya te dije que sólo tengo ojos para ti, amor! —exclamó un poco indignado, yendo detrás de él.
MiSuk termino de acomodar dos libros dentro de su casillero para luego sacar un pequeño dulce de uva, y luego lo cerró, pegando un brinco del susto al encontrase delante de ella a uno de sus compañeros de clase.
—Oh, lo siento —se disculpó el chino con la pobre chica —, no quería asustarte.
—No, está bien —pronunció una vez logró aligerar aquella sensación de miedo en su pecho —. Hola, ¿En qué puedo ayudarte?
A los ojos de ambos chicos, la chica desprendía un aura llena de luz, reflejando tranquilidad y ternura, haciendo que las mejillas de ambos se pusieran rojas sin motivo aparente.
—Eres tan tierna —apretujo sus mejillas sin querer.
—¡Hào, no la molestes! —lo regañó su pareja, tomándolo de las manos para evitar que volviera apretujarla —. Lo lamento, no sé qué pasó por su cabeza.
—No se preocupen, no me importa —sonrió amable.
—Eh, bien, ¿Es cierto que ayer tú le regalaste una galleta a SoonYoung? —pregunto MíngHào sin ninguna pizca de tacto.
MiSuk no pudo evitar abrir los ojos de sobremanera, sus mejillas se pintaron ligeramente de rosa debido a la vergüenza y las ganas de desaparecer la invadieron con fuerza.
—Tomaré esa reacción como un sí.
—Ten más tacto, Hào.
—Ahora sólo soy Hào, eh —se soltó bruscamente de su novio y se alejó de él para acercarse un poco más a la más bajo —. SoonYoung te gusta ¿No es así?
¿Es qué era tan obvia? ¿O por qué de repente le estaba preguntando eso?
—Tomaré tu silencio como un sí.
—¡MíngHào, ni si quiera la dejas hablar!
—Callate, traicionero.
—¡Pero si te amo a ti, hombre!
—Le regalaste la galleta para decirle tus sentimientos ¿Verdad? —inquirió el más alto, ignorando las palabras de Jun.
Todo le daba vueltas, se sentía un poco aturdida por tanta pregunta. Levanto la mano, como si quisiera preguntar algo, así que MíngHào asintió en respuesta.
—¿Puedo... ir al baño?
Ambos chinos se miraron con impresión. Tal vez la forma en cómo se acercaron a preguntarle sobre el asunto no fue la mejor.
—Claro.
—Gracias —salió corriendo directo al baño bajo la atenta mirada de la pareja.
—¡La asustaste, amor!
—Ahora si soy tu amor, eh.
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