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Extra 2

Durante toda su existencia, Loki desarrolló una gran facilidad para obtener más enemigos que amigos, enemigos que ganó gracias a su intenso e incomprendible afán de molestar tanto a dioses como humanos. Conocía a cada uno de ellos como la palma de su mano, pudiendo garantizar que ninguno sería capaz de derrotarlo tan fácilmente, teniendo a su astucias como su arma más preciada.

Sin embargo, existía uno que era la excepción a todo, sobrepasando incluso sus habilidades como dios.

El tiempo.

El mayor enemigo del dios de las mentiras, algo que ni siquiera él como deidad tenía bajo su control.
Cada pelea finalizada era una preocupación para el nórdico, sabiendo que con cada minuto transcurrido estaba más cerca de volver a perder a la pelirroja.

-¿Loki?- llamó la mujer que ahora, recargada en las piernas del nórdico, se preguntaba el motivo que lo impulsó a sumergirse en sus pensamientos.

Al no obtener respuesta, miró hacia arriba. Una lágrima cayó sobre su frente al momento de hacerlo, obligándola a incorporarse y apartar los mechones de cabellos verdes que le estorbaban e impedían apreciar  su rostro.

Su corazón se contrajo al verlo en ese estado de abrumación, abrazándolo cálidamente para hacerle saber que ella estaría ahí para él. Loki no dudó en aferrarse a ella como si su vida entera dependiera de ello, ocultando su rostro en el hueco que se encontraba entre el hombro y el cuello de la muchacha.

-No quiero volver a perderte- musitó, cada sollozo que se desprendía de sus labios, rompía en pedazos el corazón de ________________ -no quiero...- gimoteó, incrementando la fuerza de su agarre, aunque no lo suficiente como para que ella fuese dañada.

________________ deseó infinitamente poder hacer algo. Al igual que él, ella añoraba estár a su lado ¿pero, siquiera existía una forma de lograrlo? Era una humana, una insignificante humana a los ojos de cualquier dios y las palabras de aquella valquiria fueron claras en el momento que su alma apareció en ese extraño lugar.

Desaparecería con la culminación del ragnarok.

-No pensemos en eso por el momento ¿de acuerdo?- consoló, dejando que su manos efectuara reconfortantes caricias sobre el cabello de Loki.

Éste aceptó, separándose de ella.

Desorientada por toda la cantidad de inmensurables pasillos que formaban el Valhalla, ________________ apresuró el paso en busca de Loki. Hacía casi media hora que el peliverde había abandonado la habitación con la excusa de que iría en busca de algunos refrigerios para ambos, y por supuesto que la chica le creyó, hasta recordar la increíble habilidad que el nórdico tenía por ocacionar y meterse en problemas.

Razón suficiente que la impulsó fuera de la recámara e ir en su búsqueda.

-Creo que por aquí no es- se detuvo a mitad del pasillo, incapaz de orientarse debidamente por la inmensidad del lugar y el poco conocimiento de su estructura.

Rascó su nuca, dejando que la suerte decidiera por ella. Empero, algo inesperado ocurrió en ese momento.

Un fuerte estruendo se escuchó cerca de donde estaba y a juzgar por su intensidad, pudo intuir que no se trataba de nada bueno. Seguido de eso, el suelo bajo sus pies se estremeció y en cuanto menos lo esperó, la pared izquierda junto a ella colapsó de pronto.

El impacto consiguió arrojarla bruscamente hacia la pared contraria y envuelta en el dolor que su cuerpo sentía gracias al golpe, trató de enfocar su borrosa visión en el origen de todo eso.

-Aquí tampoco es...¿Dónde estaba el área de espera?-

Una silueta masculina podía distinguirse a través del polvo.  Lentamente, la misma avanzó hacia ella sin advertir de su presencia aún. Finalmente, luego de que el humo se dispersara, obtuvo una mayor visibilidad a la apariencia del hombre parado frente a ella.

-Oh...evidentemente por aquí no era- sonó sorprendido.

Desesperación, eso es lo que sintió al no hallarla en la habitación. En un principo, creyó que la chica sólo le estaba jugando una broma pesada, algo que le resultó sumamente irónico cuando de los dos, él era quien asumía el papel de bromista. Al corroborar que su inaudita desaparición no estaba relacionada con ninguna clase de truco, salió en su búsqueda.

Buscó en lugares cercanos sin resultado alguno y la angustia provocada por sus pensamientos negativos no ayudaba para nada en ese momento.

Si algunos dios se había atrevido a tocarla, lo asesinaría.

-Maldita sea ¿en dónde te metiste?- apresuró el paso, abriendo cada puerta que se topara en su camino.

El como había acabado en esa extraña situación era difícil de explicar incluso para ella. Pero allí estaba, siendo cargada en la espalda de aquel hombre que buscaba tranquilamente lo que él describió como sala de espera.

—No se preocupe jovencita, en cuanto encuentre lo que busco podrá ...¿hm?— se detuvo al dar con una puerta en cuya parte inferior se encontraba un llamativo cartel que tenía escrito en letras mayúsculas la palabra "VIP" —Oh aquí, debe ser aquí— sonaba convencido y no dudó en adentrarse al sitio.

_______________ exhaló, lo único que quería era encontrar a Loki, sin embargo, acabó metida en un  embrollo de manera involuntaria  del que ahora no podía escapar.

Al estár dentro, asomó su cabeza sobre el hombro del azabache, pudiendo confirmar firmemente que ese sitio para nada contaba con el aspecto de una sala de espera. Es más, la arena de pelea era capaz de apreciarse por completo desde allí, sacando como conlución que se trataba de un sitio para espectar las batallas.

Con firmeza, el extraño caminó a un distinguido asiento que se ubicaba junto a otro, siendo este último hecho de piedra. Advirtió también la presencia de dos hombres, el primero se trataba de un muchacho que en años mortales seguramente estaría entre los veinte o veinticinco años, de complexión delgada y con un traje de mayordomo. El segundo, al contrario del anterior, lucía un poco más mayor, con un cuerpo atlético y de alta estatura.

Tragó saliva cuando de imprevisto el sujeto tomó asiento, colocándola a su lado.

Presentía que algo no iría bien.

—¿Has visto a _____________? No está en la recámara y no logro hallarla por ninguna parte— carcomido por los nervios, Loki acudió a Thor, esperando que el pelirrojo le diera buenas noticias.

—No, pero podría estár en cualquier parte— expuso Thor sin apartar la mirada de la pantalla que tenía en frente.

Loko gruñó, que ingenuo fue al pensar que ese sujeto podría serle de utilidad. Molesto por creer en una idea tan absurdo, retomó su búsqueda, preguntándole a cada dios que se encontrara, sobre el paradero de la muchacha. Después de todo, alguien que poseía un gran parecido físico con el dios del trueno, no sería ignorado a la ligera.

Buscó en el invernadero, la enfermería e inclusive la estadía de los humanos y sus valquirias, pero no hubo suerte. La situación comenzaba a desesperarlo y si no era capaz de dar con ella antes del próximo combate, se volvería loco.

—¿Dónde está? agh— con frustración revolvió sus cabellos, pensando en el siguiente lugar al que  se encaminaría —la estancia de los dioses...— su lámpara se encendió y al mismo tiempo, una profunda preocupación heló su sangre.

Si existía la posibilidad de que la pelirroja hubiese ido a parar a aquel sitio, corría el riesgo de no salir ilesa de allí.

Inmóvil en su asiento, observó con un grado de temor como Ares era arrojado por segunda  por la increíble fuerza de Qin Shi Huang, el hombre que la condujo a ese lugar en primera instancia. Miró en todas direcciones, buscando desesperadamente una salida, pero fue en vano.

—Estoy sediento ¿tiene algo de beber? Para la dama también— se dirigió al azabache cuyo nombre era Hermes, quien en todo momento se mostraba completamente complacido por la presencia del humano.

—¡N..no!— se incorporó velozmente, tomando el momento como oportuno —yo solo quiero regresar a mi recámara asignada— expresó avergonzada, obteniendo una curiosa mirada de Hermes.

—¿Recámara?— replicó dudoso —Oh ya veo, es usted la amantes de Loki— sonrió atrevido.

Un incómodo calor adornó las mejillas de la pelirroja al oír tal comentario, desviando su mirada al no poder lidiar con la vergüenza que estaba experimentando.

—S..solo me gustaría que me llevaran con él— pidió entre vacilaciones.

Hermes sonrió, casi como si disfrutara de su visible rubor.

—Permítame ayudarla señorita— ofreció cortesmente.

Grande fue el alivio que le permitió relajarse al verla correr hacia él sana y salva. Loki no dudó en rodearla con sus brazos al tenerla ya lo suficientemente cerca, y _______________, feliz de estár una vez más con él, no vaciló en corresponder gustosamente aquel gesto.

Hermes regresó sobre sus pasos ahora que su trabajo estaba hecho, dejando a la pareja disfrutar de su tan preciado momento.

—¿Cómo se te ocurre salir sin conocer el sitio?— reprochó tomándola de los hombros. La preocupación todavía persistía en su rostro.

—¿Me estás regañando? Que raro, generalmente es al revés— sonrió irónica, instigando a que Loki carcajeara por eso —lo lamento, pero estabas tardando mucho y deduje que te habías metido en problemas— expresó seriamente cruzando sus brazos, exigiendo una explicación.

Loki rascó su nuca, olvidándose por completo de ese pequeño detalle.

—Si...bueno, digamos que no es sencillo robar las golosinas de Buddha — se encogió de hombros, consiguiendo un buen golpe en su hombro como resultado —¿Qué?— vociferó inocentemente, algo que bastó para suavizar el rígido semblante de ______________.

—Vayámonos de aquí, ¿si?— planteó entrelazando su mano con la del dios, quien de inmediato aceptó la propuesta.

Ninguno de los dos quería desperdiciar el tiempo que les quedaba.




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