"Open your eyes, turn out the light

Don't be afraid of the dark

Some you lose, some you win

But the bluebirds they sing

Don't be afraid of the dark

When you go sailing, take good care

I know that you'll find what you need out there

Even the bravest of hearts they get scared"

Don't be afraid of the dark de Tom Odell.

La llegada de los policías fue un caos para mi vida. El verlos recorrer todo el pueblo, buscando los diarios que tenía en mi poder, me ponía la piel de gallina. En muchas ocasiones, solía pensar en que diría si aquellos hombres entraran a mi casa en busca de respuestas, me daba terror y pánico, no sabía cómo reaccionar, por ello, trataba de estar preparada para cualquier cosa.

Mi cabeza era un caos, que hasta juraba comenzar a ver de nuevo aquel pajarito en mi ventana, pero no era real. Me sentía como Stanford en sus diarios, cuando él sentía que Bill lo acechaba, pero a mí me acechaba la policía. Me sentía como Dipper cuando Bill usó su cuerpo como marioneta, me sentía como ellos, pero en una situación diferente.

En ocasiones, el diario me distraía con sus páginas sobre el oráculo, el juego de Blendin y sobre el tiempo y la historia de Gravity Falls. Pero, a pesar de eso, mi ansiedad no se detenía.

No iba a trabajar ni al supermercado. Me mantenía aterrada y asustada, pues no quería ir a prisión. Y Bill se aprovechaba y mofaba de aquello cada que podía, haciendo que fuera una tortura para mí todo esto.

¿Qué podía hacer para mantener callado a un demonio? No lo sabía, pero esperaba lograrlo pronto. Pues la preocupación de mi futuro, el temor de todo, no me dejaba vivir, dormir ni comer, y al ser un mortal, se notaba la decaída en mí. Bill lo sabía y lo sentía, y, por ende, quería sacar provecho de cualquier forma, queriendo de esa manera, hacer un trato conmigo, pero yo temía de eso. Además, no era una completa idiota para creer en él, pero eso incitaba al demonio en burlarse de mí.

─Chica, vamos, llevas tres días encerrada ─mencionó el demonio, apareciendo a mi costado derecho, provocando que dejara de morder las uñas de mis manos y restregara de estas en mi rostro, frustrada, mientras él colocaba su brazo en mi hombro con total diversión─. Tienes necesidades, además, tarde o temprano te encontraran. Gravity Falls es muy pequeño, sólo digo.

Y aunque odiara admitirlo, Bill tenía razón. Cada una de sus palabras eran una verdad absoluta que temía. No tenía comida, no era un pueblo muy grande y todo podía pasar. Sólo debía huir, pero sí huía, el mundo corría peligro. ¡Que augurio! Tan solo quisiera un momento de paz, de ser libre, de no tener miedo, y ante el fin de no dejarme vencer por una figura geométrica, fijé mi vista a él y entrecerré los ojos un tanto molesta ante su actitud de siempre, mordiendo mi labio y cruzando mis brazos en mi pecho.

─Gracias por el ánimo ─solté entonces molesta, dejando de ver a aquel demonio y enfocar mi mente para mí. Sabía que en cualquier momento Bill me atormentaría en esta, pero quería provechar mi mente vacía para enfocarme en mí y en sólo en mí. O quizá, en otras cosas para pasar desapercibida esta preocupación, quizá en pensar en aquel pajarito que me acompaño en mi llegada a Gravity Falls, pero ahora no hacía acto de presencia. Quizá... ¡No! Debía mantener mi mente tranquila, mi mente en paz para no entrar en la locura.

Y cuando Bill entro a mi mente y comenzó a juguetear en ella, me dirigí a mi cuarto y puse la mente completamente en blanco para irme a dormir e ignorar las cosas perturbadoras con las que Bill quería inundarme.

"Desperté dentro de mi sueño, ante las plegarias de las personas. Había mucha gente pidiendo ayuda, gritando y sufriendo, provocando que mi ansiedad aumentara ante la desesperación que esto provocaba en mí. La gente poco a poco comenzó a gritar mi nombre, que yo decidí encerrarme en mi cuarto y hacerme bolita en mi cama, tapándome con la cobija, tapando mis oídos con mis manos y cerrando mis ojos con fuerza.

—Es una pesadilla, sólo eso —murmuré con miedo y temblor en la voz. Mientras las plegarias aumentaban, dejándome helada."

Desperté de golpe ahora sí en la realidad. Mi corazón latía frenético, y me levanté de golpe de la cama y asomé mi cabeza a la ventana, abriéndola levemente y contemplando el exterior del pueblo; todo era normal, todos sonreían y fingían vivir en un pueblo normal como siempre. No había gente rogando por piedad y eso me daba paz. O eso ocurrió sólo un momento, hasta que apareció Gideon caminando frente a mi hogar, con total descaro observando mi casa mientras hacía una llamada de teléfono, mostrándose desesperado.

Por otra parte, en la esquina de la casa de enfrente, una cabecera rubia se notaba, pero no sabía quién era. Abrí más la ventana dispuesta a identificar a esa persona, y más cuando esta se le poso el mismo pájaro que se ponía en mi ventana, en su cabeza. Lo miré extrañada hasta que sentí que alguien me observaba, y volví a fijar mi vista en Gideon, que me miraba molesto, guardando su celular, haciendo que cerrara la ventana alarmada.

Y me hiciera bolita en mi cama, ignorando que una vez más, Bill había invadido mi mente con sus risas que me torturaban como también con aquel sueño horrible que había tenido.

20-5-3-19-5-21-16-20.

En un verano de misterios, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧