3x05: (ʏᴏᴜ'ʀᴇ ᴛʜᴇ) ᴅᴇᴠɪʟ ɪɴ ᴅɪꜱɢᴜɪꜱᴇ.
"You look like an angel
Walk like an angel
Talk like an angel
But I got wise
You're the devil in disguise"
(You're the) Devil in disguise de Elvis Presley.
https://youtu.be/emjLXdsj6xA
Llevaba menos de una semana junto con Bill Cipher y estaba comenzando a caer poco a poco a la locura, pues aquel demonio sabía muy bien como volver loca a una persona o sacarla de quicio en tan poco tiempo, y eso me hacía enloquecer cada vez más.
Creo que la presencia de Bill en tu vida podría ser peor que toparte con un gemnomo o con un robot gigante maligno. No sabía cómo Ford había sobrevivido al reino de las pesadillas, debió ser una total locura estar en él junto con las demás criaturas que intentan sobrevivir ahí. Era claro que después de que acabaron con Bill hace años, sentían una gran paz que ahora yo, con mi imprudencia, había roto. Pues de una manera tan estúpida había traído a la vida al demonio que ahora me aterrorizaba. Quizá si me hubiera metido en otras situaciones, tal vez si comiera jalea con los gnomos o sacara de su sueño profundo a los dinosaurios, o hasta estar con la Giffany hubiera sido mejor.
Bill hasta en mi mente me torturaba, hasta em el baño lo hacía. ¡Mucho menos podía comer por culpa de él y que se metía dentro de mi comida! Solamente él, aquel demonio que en ocasiones actuaba con una dulzura falsa, era el peor de todos.
¿Cómo será su raromagedeon? Por Dios, no me lo imagino, con sus burbujas de locura y todo lo cruel que debió de ser. Definitivamente, Bill era un demonio disfrazado de ángel. Era cruel y despiadado, pero por su forma triangular y su singular tono de voz, parecía alguien inofensivo. Y, a pesar de eso, estaba logrando que mis pelos de toda mi piel se pusieran de punta con sólo sentir su presencia, por lo mismo, trataba de evitarlo o ignorarlo lo más que podía, pero aun así él encontraba la manera de fastidiarme un poco.
Aquella criatura era... tan inesperada, que en un momento podía hacer que los muebles de mi casa se movieran, que me hiciera sentir en una película de terror, o inclusive, mirará como una hormiga crecía varios centímetros con un simple chasquillo. También solía ser muy juguetón y me alegraba un poco mis días cuando la soledad me invadía, pero eso no significaba que me alegrará que por su aparición le había mentido a Linda Susan que me encontraba enferma y no podía trabajar en estos días, dándome la oportunidad de investigar un poco sobre cómo deshacerme de Bill. Pero, por desgracia, Bill no me dejaba en paz y no me dejaba investigar, además sus conversaciones extrañas las cuáles hablaban sobre "lo bien que se sentía no ser un humano" eran tan extrañas.
De igual manera, a pesar que no me dejará hacer muchas cosas con mi vida, se podía considerar que su aparición fue un milagro en ella, pues él era mi único amigo en todo este pueblo. Lo malo era qué, cuando solía ignorarlo por mucho tiempo o quería tener tiempo para investigar sobre el pueblo o del demonio, este me interrumpía apareciendo dentro de los libros o inclusive en los objetos que tenía cerca de mí para bailar o juguetear en estos, distrayéndome en el proceso. O en otras ocasiones, él solía moverme las cosas de lugar.
Al principio creí que estaba viviendo una "actividad paranormal" o algo por el estilo, pues bien, en el libro de Stanford Pines hablaba de diez diferentes tipos de fantasma, por lo cual, creí que estaba viviendo mi primera aparición sobrenatural ─ignorando la llegada de Bill, claro está─, pero no era así, simplemente era Bill queriendo que mi atención fuera solamente para él.
Trataba de pasar mi tiempo descubriendo más del pueblo, de cómo deshacerme del demonio o de la familia Pines, pero aquel triángulo, en tan poco tiempo había vuelto mi mundo de cabeza, que no me dejaba dedicar mis pocas horas del día a la investigación, hasta que por fin decidí que sin importar lo que él hiciera, seguiría con mi misión para que Bill se canse de molestarme, pero ignorar a la figura geométrica fue algo... fácil, lo malo fue cuando está comenzó a volar las hojas y libros que tenía a mi poder, fastidiándome mientras yo atrapaba de estos y los ponía en el escritorio, y como era de esperarse, la molestia y el enfado me invadió.
Lo miré molesta a lo cual él rio, y por lo mismo traté de seguir con mi plan principal, ahora teniendo éxito al fin, pues después de tanto soportar, Bill dejó de molestarme por un momento para sólo dedicarse a postrarse detrás de mí mirándome de forma penetrante sin apartarse de mi espalda, analizando cada cosa que hacía, descolocándome y haciéndome sentir más incómoda de lo que estaba, y él lo sabía bien, pues al ser un demonio, él no parpadeaba y su penetrante mirada poco a poco me puso los pelos de punta, haciendo que cada segundo fuera un eterno y torturador momento.
Y cuando ya no pude más, solté un bufido, haciendo que este riera divertido por el estrés que comenzaba a invadirme.
─¡Vamos, Bill! ─exclamé molesta, esperando que con aquello aquel demonio de forma triangular tuviera piedad. Sin embargo, él era un demonio y para nada tendría piedad de mí.
─Eso es tan fácil, que es absurdo que estés trabajando en eso ─comentó divertido, justificándose y haciéndome rodar los ojos, pues una vez más me hacía sentir estúpida─. Niña tonta... ─comentó, a lo cual hizo que volteara a verlo fijamente molesta, haciéndolo soltar una leve carcajada─, bien, "Bernadette", eso es innecesario, chica. No te servirá de nada, pues tú estarás a mi lado. ¡Déjalo ir!
─No lo "¡dejaré ir!", si es lo que piensas que haré ─mencioné en un gruñido, sintiendo la latente presencia de Bill detrás de mí─. Además, para mí, esto es importante.
Entonces, fijé mi vista a Bill, el cual estaba tranquilo observándome, para después asentir ante mis palabras, sacándome un suspiro mientras comenzaba nuevamente a estar en lo mío, creyendo erróneamente que me dejaría en paz al fin, sin embargo, eso no era así, pues aquel demonio volvió a hablar.
─Si es que me dejaras entrar a ti...
─¿Estás loco? ─cuestioné fijando mi vista a la criatura, que sólo cerró el ojo rápidamente, como si estuviera dando un guiño, y su "piel" completamente amarilla comenzó a visualizarse varias imágenes a la vez de lugares y situaciones extrañas que no pude contemplar todas con precisión por lo rápido que surgían, aun así, hubo una que logró grabarse en mí.
Está era una pirámide frotante, como las que miras en Egipto, pero esta parecía estar en un lugar desolado con un cielo rojo, el cual tenía un líquido rojo que caía de sus nubes... ¿sangre?
Tragué duro ante ese pensamiento, temiendo de esa imagen, pero tal vez, quizá sólo era una ilusión de Bill para asustarme y hacer que me alejará de esto. Quizá..., sólo eso, pero aun así me había dejado helada, helada cómo...
Bill...
¡Bill y sus cosas! Un escalofrío me invadió ante las insistencias tan aterradoras que tenía Bill sobre mí de situaciones tan...
─¡Oh vamos, no me refiero a esa forma! Soy un demonio, ¿por qué estaría contigo? ─soltó Bill de forma burlona, sacándome de mis pensamientos mientras analizaba lo que acababa de decir.
En definitiva, yo no había mal pensado sus palabras..., bueno, tal vez un poco, apenas estaba analizando de estás, pero es qué, ¿por qué ni en mi mente estaba segura? Aunque eso estaba claro, Bill no me daba privacidad en nada, así que podía tolerar un poco que "lea mi mente", pero él, si volvíamos al tema de sus palabras que pueden tener doble sentido... ¿cómo Bill iba a entrar en mí, si era un triángulo parlante? Además, bueno, pensando mejor lo que decía, si me deprimía que, bueno..., me haya hecho a un lado. No lo sé, era confuso, pero si te hacía sentir un poco mal que un triángulo te haya dicho, de cierta forma, que eras "fea" como para estar contigo. Y ... ¿enserio me había rechazado un triángulo? ¿tan mal estaba? ¡Por Dios, en qué estaba pensando!
Y como si hubiera leído mis pensamientos más oscuros ─como era costumbre─, Bill alzó... la piel, simulando alzar la ceja, viéndome impaciente y consternado.
─Bueno, tampoco estás tan mal, no te deprimas...
Mis mejillas poco a poco comenzaban a ponerse rojas, más que nada, por el rumbo que estaba tomando todo esto, y antes de que aquella criatura siguiera hablando, decidí callarlo antes que la incomodidad incrementara más.
─Cuando hablas... sólo quiero arrancarme las orejas ─declaré soltando un bufido y tirándome en la cama, cansada, a lo cual, Bill flotando por el lugar, se puso encima de mí, haciéndome sentir muy, pero muy, incómoda.
─Te puedo ayudar.
Y antes de que pudiera siquiera pestañar, sentí un enorme dolor en esa área, que hizo que lágrimas salieran de mis ojos y un grito desgarrador escapara de mis labios, sacando la mejor de las carcajadas que podía sacar aquella criatura isósceles. Haciéndome tocar las orejas, percatándome que aun siguieran ahí, mientras miraba alarmada a Bill.
─¡Lárgate, dame espacio! ─grité cayendo en la locura en tan poco tiempo, haciendo que Bill riera divertido.
─¿Darte espacio? ¡Estás loca! ─comentó burlón, sacando mi peor humor, pues mi tolerancia era más que nula en estos momentos.
Estaba a punto de sacar lo peor de mí frente a un demonio que parecía tomar todo esto como una simple broma, dándome a conocer, qué, en efecto, él sería un enorme dolor de culo en todo este tiempo que este con él. Y no me quiero imaginar ni siquiera un poco como será el día de mañana, en que Bill este conmigo en el trabajo ─ya que no podía quedarme siempre en mi hogar─, y que me haga enloquecer y que el peliblanco y los policías se den cuenta de mis extrañas actitudes y comiencen a sospechar.
Simplemente, no quisiera que nadie me tuviera el ojo encima, pues con el de Bill era suficiente, pues él me hacía sentir incómoda y nerviosa, ¡con un sólo ojo! No quiero imaginar si la gente, con dos ojos, me vean de forma acusadora el día de mañana. Y cansada, ante tanto pensamiento, e ignorando a Bill y sus tonterías, miré a la ventana, dándome cuenta que aquel pajarito de antes, ya no estaba desde que Bill vivía aquí. Siendo algo curioso.
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El día siguiente paso rápido, pero poco a poco Bill se empezó a hacer insoportable cada vez más, pues bien, aunque agradecía que en la cafetería de Linda Susan se haya calmado un poco. De repente, jugueteaba encima de los comensales, hacia bromas y los molestaba, sacándome unas pequeñas risas disimuladas, pues me iba peor si lo ignoraba.
Ya qué, si lo ignoraba, él hacia lo posible para que mi atención cayera solamente a él. Me asustaba y jugueteaba conmigo, haciéndome ver como una loca, pero cuando Gideon llegó con sus malhechores, él se calmó, siendo extrañamente dulce conmigo, hasta soltó halagos de mi aspecto, para después seguirme como una sombra, sin molestarme, pero, cuando Gideon se fue ─no sin antes darme una mirada amenazante─, nuevamente Bill volvió a ser como era, sacándome de quicio. Pues todos me miraban como si fuera una loca, que hasta Linda Susan me pidió que tomara el día, a ver si me tranquilizaba, y eso hice.
Caminé entre las calles con Bill a mi costado derecho contemplando todo el pueblo con admiración, hasta que entonces, llegamos a mi casa, en donde le cerré la puerta en la cara, esperando que de esa manera entendiera que quería un poco de privacidad para mí, y cuando el demonio no traspaso la puerta de mi hogar, solté un suspiro de alivio, creyendo erróneamente que se quedaría fuera de casa.
Así que aproveché para mensajearme con mi madre y preparar la regadera para darme un merecido baño. Cuando el agua comenzó a salir a una temperatura considerable, comencé a desvestirme, para después ingresar a la ducha.
El agua me recorrió y poco a poco me empecé a mojar, así que, agarré mi esponja para colocarle jabón y comenzar a tallarme con esta mi cuerpo, pero al prestar atención a esta esponja, me di cuenta que tenía un ojo en esta; un ojo, con un moño y un sombrerero, recordándome a alguien tan singular. Y cuando este cerró el ojo y lo abrió, solté un grito fuerte, tirando de la esponja y del jabón, escuchando a Bill reírse mientras yo trataba de cubrir mi cuerpo con mis manos, para después, en un acto desesperado, cubrirme con la cortina de la ducha, rompiendo de esta, y resbalándome al suelo, dándome un buen golpe en mi cuerpo, sin embargo, ignoré de este dolor, tratándome de cubrir, mientras Bill aparecía encima de mí, dejándome perpleja ante la poca privacidad que me brindaba aquel demonio.
Bill me recorrió con la mirada, riéndose de mí, por lo cual, bajé la mirada la cortina que cubría mi cuerpo, dándome cuenta que esta era ¡transparente! Y, por lo mismo, dejaba en evidencia todo de mí, dejándome desnuda frente aquella criatura.
Intenté cubrir con mi mano izquierda mis senos, y con la derecha mi parte íntima, provocando otra carcajada del triángulo mientras se apegaba más a mí, dejándome más incómoda de lo que estaba. Era claro que Bill estaba disfrutando de mi incomodidad, haciéndome molestar, pues eso era lo que él buscaba, molestarme y hacerme la vida imposible, sólo eso, pues bien, él no era un incubo como para hacer estás cosas por un aspecto sexual ─o eso quería creer─. Por lo cual, decidí hablar esperando acabar con este incómodo momento.
─¡Que te pasa, Bill! ─exclamé molesta, aun manteniéndome mojada, ante la llave de la regadera abierta, mientras Bill dejaba de reír, viéndome con una sonrisa.
─Oh, vamos, ¿creíste que te dejaría en paz? ─cuestionó burlón, haciéndome bufar ante su respuesta, pues eso significa que ni hacer mis necesidades me dejaría en paz, y aunque ya había ido al baño hace unas horas, no sabía si Bill me había espiado, y eso sería muy... enfermo.
─Es lo mínimo que merezco ─demandé, aun molesta, es más, el doble de molesta pues ni levantarme me dejaba, además, sus miradas me hacían dudar si era un incubo o no.
─¡Oh, vamos, cariño! Ni en el baño estarás sola, y no soy un incubo ─declaró entre risas alejándose un poco de mí, aun volando, sosteniendo su pecho, como si estuviera doliéndole la panza de tanto reír─. Eres muy, muy, pero muy, graciosa. Y aunque no entiendo que obsesión tienes conmigo al relacionarme contigo, pero no, nunca andaría contigo chica, ¡vamos! Es imposible, niña.
Bufé molesta ante sus comentarios, y traté de morder mi lengua para no animarme a hablar, como también mantener mi mente en blanco para que Bill no siguiera atormentándome en ella.
Le mantuve la mirada mientras hacía ejercicios de respiración que me había enseñado un maestro para calmarme, tratando de ignorar a aquella criatura isósceles, pero, a pesar del tiempo, Bill no me dejaba sola. Así que, cansada de todo, me levanté del suelo y cerré la regadera, agarré mi toalla y la envolví en mi cuerpo, ignorando que Bill me había seguido con la mirada en todo ese momento que había quedado desnuda, pero ignoré aquello, y acomodé la cortina de la ducha y salí del baño. No sin antes contemplar a Bill rodar su ojo, y bufar molesto siguiéndome mientras yo me dirigía a mi cuarto molesta.
Por desgracia, volvíamos a la misma situación de siempre, en donde no me podía vestir, pues el triángulo estaba allí contemplándome, y aunque ya había visto todo de mí, era incómodo que lo siguiera viendo, y Bill sabía cómo me sentía.
─No me importa tu desnudez, lo sabes, ¿verdad? ─soltó Bill en un comentario, haciéndome rodar los ojos incómoda, sin levantar la vista para ver a Bill, avergonzado.
─Soy una humana cualquiera para ti, ¿verdad? ─pregunté cansada, haciendo una mueca disgustada ante la situación incómoda que se estaba volviendo.
─Claro ─mencionó con obviedad, avergonzándome más─. He visto muchos cuerpos, y son muy... raros.
─Tú eres raro.
Y al decir eso, el silencio nos invadió. Lo agradecí, pues si era incómodo discutir con aquel demonio, y más de estos temas, y más porque estaba desnuda, bueno, semidesnuda, pues tenía la toalla puesta encima de mi cuerpo.
Tenía razón el demonio, nunca me dejaría en paz, y, aunque en ocasiones fuera tierno y amigable, eso no quitaba que fuera un demonio disfrazado, sacándome de quicio. Y cuando mi vejiga comenzó a molestarme para ir a hacer mis necesidades, apreté las piernas, viendo con suplica al demonio, que sólo alzo su ojo, burlón.
─¿Podrías...?
─Ni lo pienses.
Y solté un suspiro, alzando mi vista para verlo, el cual, con ternura sostuvo sus propias manos, enlazándolas en su pecho y pestañando varias veces, viéndome con dulzura, mientras que yo, simplemente quería darle una bofetada. Odiaba aquello, quería simplemente en ocasiones, darle una patada a Bill y desaparecerlo.
Era odioso y un creído.
No sabía cómo actuar con él. Si lo ignoraba, se molestaba, y tampoco podía pasar toda mi vida complaciéndolo. Necesitaba ayuda, necesitaba a alguien que me ayudara a deshacerme de él, pues a pesar que llevábamos poco tiempo conviviendo, sentía un estrés y como si una eternidad haya pasado.
Necesitaba ayuda, y urgente. Quizá... en alguna parte de los diarios venía una manera de comunicarse con los Pines, quizá esperando unos días más, esperando a que sea el inicio del verano, pueda tener un respiro. Sólo... debía soportar un poco más la excéntrica personalidad de Bill Cipher.
E-H-U-Q-D-G-H-W-W-H X-V-D N-H-Q-W-H-V
En un verano de misterios, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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