3x04: ꜱᴛᴜᴘɪᴅ.
Y cuando di la vuelta, todo cobro sentido en mi vida, sin embargo, aún no entendía cómo había sucedido todo esto, pues, ¿cómo había vuelto aquella criatura, cuando según esta ya no podía volver?
Tal vez me faltó más comprensión lectora, quizá los Pines no querían revelar que Bill podía volver por miedo a que los pueblerinos enloquecieran, o que alguien con fines malos buscará regresarlo, pero, a pesar de eso, ahora él estaba nuevamente aquí, gracias a una chica que había cometido el error de decir aquellas palabras que lo iban a regresar, creyendo que esté estaba completamente "muerto".
De tantas criaturas que encontré en el diario, como el duendecornio, el mago probabilitor, gnomos haciéndose pasar por adolescentes, clones de chicos bonitos, alienígenas, entre otros, tuve la mala fortuna de revivir a Bill Cipher. A aquella criatura que, si quería, podría yo ser su títere. A aquella criatura que se metió en la mente de los Pines, y a aquella criatura que creó el raromagedeon.
Yo la había despertado.
Un 22 de mayo del 2021, despertó nuevamente Bill Cipher.
Días antes de que los Pines volvieran a Gravity Falls, antes del cumpleaños de Dipper y Mabel y antes del día en que Dipper encontró de nuevo el diario.
Yo desperté a Bill Cipher.
Vaya, era más de lo que podía procesar, pues el tener su presencia frente a mí, riéndose burlonamente, provocó que un escalofrío me invadiera y retrocediera un paso asustada, despejando mi mente y contemplando su presencia y el poder que esta transmitía.
Su ser de forma triangular, su personalidad y su vibra estaban latientes dejándome en evidencia que esto no era un juego, no era ninguna broma, de verdad existía aquel ser, y de verdad estaba en la tierra, estaba frente a mí, porqué yo lo había hecho regresar.
Después de tanto tiempo...
─Eres... real... ─susurré con voz temblorosa, aun dejando en evidencia mi pavor a la situación y mi desconcierto, sacándole nuevamente una carcajada, mientras se acercaba a mí, dando una rápida vuelta alrededor mío, haciéndose unos centímetros más pequeño, viéndose un tanto adorable, pero con su presencia retadora, aquel pensamiento se eliminaba rápidamente.
─Pues claro que soy real, niña estúpida, ¿pues qué esperabas? ─soltó parándose frente mi rostro, apareciendo un bastón en su mano y señalándome con este.
Y por instinto, di un paso hacia atrás, al sentir aquel artefacto tan cerca de mí, viéndolo dudoso.
─¿Estás en mi mente? ¿Me harás desaparecer? ─cuestioné intrigada, sacando deducciones rápidas sin pensar más allá de lo que había leído sobre Bill Cipher, sólo quedándome como aquella niña estúpida.
Aquella a la cual había criticado entre risas, como lo estaba haciendo ahora, después de escucharme hablar.
─¿Qué tanto sabes de mí? ─cuestionó un tanto divertido, como burlándose de mi comentario, sin embargo, aquello no me afecto, pues bien, aún seguía impactada de ver a un triángulo parlanchín frente a mí─. Eso es realmente bueno, ya sabrás a lo que te enfrentas si no quieres estar a mi lado... ─mencionó amenazándome, bajando su vista a sus manos, las cuáles inspeccionó con atención, moviendo su ojo de forma burlona, dejándome ver con solamente un ojo, lo poderoso y cruel que podría ser o transmitirte en menos de cinco minutos de interacción. Siendo más cruel que cómo lo había descrito Ford cuando lo conoció.
Entonces, Bill Cipher estaba siendo como realmente era frente a mí.
Debo admitir, que aquello me impactó, y me hizo levantar una ceja dudosa viéndolo consternada, a lo cual, él fijo su ojo hacía mí, mostrando como la parte superior de su piel se levantaba, siendo algo similar a cuando alzas una ceja incrédulo, mientras él esperaba mi respuesta.
─Obviamente nunca estaré de lado de un... triangulo ─declaré dudosa, haciéndolo cerrar su ojo y abrirlo mientras alzaba sus manos, mostrándose más calmado que antes, y un tanto más... ¿simpático, tal vez?
─¡Oh, vamos, chica! Sabes que puedo ver el futuro, y como puedo verlo, sé porque estás aquí, sé porque me despertaste, y sé que eres una chica estúpida que me acompañará eternamente ─declaró haciendo que un escalofrío me invadiera ante sus palabras, tragará duro y lo recorriera con la mirada.
Claramente, ante mi mente, aquellas palabras podían tomar un doble sentido, pero no creía que lo haya dicho de esa manera, pues bien, él no era un incubo, además, él era muy engañoso. O así lo describía, y sí, según él, miraba el futuro, ¿por qué no evito que los Pines lo destruyeran por unos años? Algo en esto no cuadraba, por eso me calmé un poco, y más cuando el demonio volvió a hablar.
─Pero, si quieres evitarlo, pues siempre estoy para un trato ─mencionó colocándose a mi lado derecho y colocando su brazo en mi cuello, abrazándome y apegándome a él en un movimiento tan rápido que me tomo por sorpresa y me hizo verlo, extrañada.
Y como era de esperarse, lo hice a un lado haciéndolo reír, mientras la cólera me invadía ante tantas risas por parte suya y me ponía brusca ante él, pues bien, el que comenzará a tratarme de chica estúpida sin conocerme, comenzaba a fastidiarme y más al querer ofrecerme un trato, cuando él sabía ─o eso decía─ que yo sabía de él, así que claramente yo sabía sobre los tratos y la pésima idea que era hacerlos. Un poco confuso, lo sé.
─No soy la estúpida que crees ─declaré molesta, cruzando mis brazos en mi pecho.
─Bueno, eso ya me lo esperaba. Aunque, tarde o temprano, vas a caer ─mencionó retador, haciéndome molestar ante eso y más por lo cínico que había sido.
─Es imprudente amenazar a alguien que quieres usar ─dije, tratando de imitar su personalidad, o, mejor dicho, su actitud.
─También sería absurdo ser bueno porque ya sabes todo de mí, cómo yo sé todo de ti ─declaró ladeando su ojo a su lado izquierdo, viéndose tan raro, pues con tan poco, podía expresar tanto.
─Mínimo fingir para caer bien, ¿no crees? ─solté con duda, dándole una pequeña sonrisa, esperando que creyera en mí, o algo por el estilo, pero ni así lo hizo.
Bill Cipher era muy raro, eso era claro...
─En eso tienes razón, pero eso sería muy obvio, ¿no crees? ─soltó entonces, recargándose en su bastón mientras no quitaba su ojo de mi rostro, haciéndome dudar ante mis pensamientos o la lógica que comencé a implementar.
Quizá Bill no era raro, quizá era más listo de lo que creí, y eso me tomaba desprevenida. E hice una mueca tratando de rezar y pensar en algo bueno para mantener la calma entre él y yo, o mínimamente mantenerme superior ante este, pero era imposible, o eso creí, hasta que un pensamiento rápido me invadió, y aquel no lo podía dejar ir.
─Pronto llegarán los Pines ─advertí, más que una amenaza, pero eso sólo lo hizo soltar una carcajada burlesca.
─Ellos no llegarán, no hoy. No esta vez ─dictaminó el demonio, dejándome helada, mas, sin embargo, no me dejaría dominar ante ese comentario, no me dejaría ganar.
Por ello, mantuve mi mirada en alto, lo contemplé sin miedo, sintiendo la burla de su mirada en mí, pero no me importo, pues tenía que ser fuerte y mostrarme superior a él.
─¡Bien! ─solté fastidiada, alzando los brazos─. Pues no eres mi problema, ¡estás atrapado en este pueblo, genio! Yo me voy, busco a los Pines y salvo el pueblo ─aclaré, cruzando de mis brazos en mi pecho, alzando mi ceja lo más que podía, retando al estúpido triangulo, pero este sólo estalló a carcajadas viéndome con burla.
Lo más probable era que me mirará como una burla, como la estúpida que era, y eso me molesto. Sin embargo, aquella molestia que tenía, aquella ira que tenía, se desvaneció cuando el demonio incremento diez veces su tamaño, derribando árboles y todo lo que nos rodeaba, mostrándose imponente y enorme, haciéndome sentir pequeña y débil, mientras su ojo se ponía rojo, mirándome fijamente.
─¿Estás segura? ─cuestioné y negué, haciendo que él soltara una carcajada y redujera de tamaño, hasta ser más pequeño que mi cabeza, impactándome por su poder─. Sí..., hipotéticamente estuviera atrapado en ti, adónde sea que tú vayas, yo iré contigo, sacando mi raromagedeon en el mundo... ─dijo cada una de las palabras de una manera tan lenta, como queriendo que se me quedara grabada cada una de ellas.
─Eso es imposible...
─Tú me liberaste, me hiciste visible al mundo cuando todos estúpidamente creyeron que no volvería, ¿por qué no puede ser posible eso? ─soltó, acercándose a mí con cada palabra que salían de sus labios, dejándome muy helada y asustada, por todo esto.
Tragué duro y me aparté de él, comenzando a clavar mis uñas en la piel de mis manos, asustada, por lo que decía.
─¿Por qué volviste? ─cuestioné temblorosa.
─Un poco de trucos y peticiones de poder. Nada fuera de lugar ─respondió con simpleza el triángulo, observando sus manos con tranquilidad.
Se miraba muy tranquilo, muy en paz, que me causó más escalofríos por lo mismo. Pues el demonio me estaba torturando, eso era claro, se notaba por el silencio que nos rodeaba.
Era claro que me estaba dando tiempo para pensar en sí tener un trato con él, pero yo necesitaba más que eso.
Necesitaba más que un mínimo tiempo para pensar.
─Entonces, ¿qué chica? ─soltó el demonio acercándose más a mí y yo retrocedí, chocando con una piedra y resbalándome un poco, haciéndolo reír por lo estúpida que era─. ¿Qué harás conmigo? ─preguntó más que nada como si me estuviera retando, y yo no me quería quedar atrás.
Después de haber quedado tan humillada, no quería dejarme más.
─Ignorarte. No eres mi problema ─mencioné dando la vuelta y dejándolo atrás, pero como una sombra, me siguió. Pero no era una sombra como tal, pues no podía mantenerse en silencio.
─¡Claro que lo soy! ─soltó con diversión, haciéndome rodar mis ojos.
─No soportaras vivir conmigo ─mencioné ladeando mi boca, divertida, pues podría ser insoportable sí me lo proponía, pero a eso a Bill le pareció una broma, como siempre le parecía.
─¿Eso crees, Bernadette? ─dijo entonces el demonio, haciéndome detener en mis pasos mientras daba una vuelta lenta sin entender como había obtenido aquella información, como sabía de mi estúpido nombre, como Bill sabía todo...
Por ello, lo miré asustada, alarmada y confusa, mientras él estaba como siempre, relajado, viéndome con diversión.
─¡Oh, vamos! Sé todo sobre ti, claro que sé que Anette Sbern no es tu nombre real, sólo es un juego de palabras sobre tu nombre real: Bernadette, que, por cierto, lo odias con toda tu alma ─dijo cada una de esas palabras con total calma, enfureciéndome en el proceso, haciendo que hiciera un puño con mis manos y quisiera aventarme a lanzarle un puñetazo. Pero me detuve, pues sabía que mi golpe sería como una brisa para él, y eso lo hizo reír, pues como era claro, era notable que yo quería hacerle daño─. No será fácil vivir conmigo, cariño.
Y al decir aquello, di la vuelta, caminando y alejándome de él, decidida a ignorarlo por fin, aunque sabía que eso no detendría al demonio.
─¡Oh, vamos! Es inevitable mi presencia ─comentó entonces el demonio, mientras yo rodaba los ojos tratando de apartarme de él, pero él me seguía el paso tan rápido mientras no paraba de hablar, dejándome helada y sintiendo como cada vello de mi piel se paraba ante el estrés que la criatura me brindaba.
─¡Cállate! ─solté de golpe, estresada.
─Tan rápido te canse, ¿eh? ─murmuró juguetón, aunque no me limité a darle el placer de verlo, pues era claro que no merecía una mirada mía.
─No. Sólo...
─Sólo no enloquezcas ─pidió en tono burlón el demonio, deteniendo mis palabras, pero provocando que hiciera de mis manos un puño y me alejara corriendo, sintiéndolo seguirme, como una sombra.
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Después de aquella inusual primera experiencia con Bill, aún no procesaba que de verdad aquel demonio estaba conmigo, que de verdad estaría viviendo con él por mucho tiempo hasta que encontrara una solución. Por lo mismo, al llegar a mi casa, y aún tener a un Bill detrás de mí como un ángel de la guardia, hablándome sobre el pueblo y los secretos de los habitantes, entendí que no sería fácil todo ello, sino, será una total tortura.
Y aunque intenté ignorarlo lo más que podía, no podía parar de pensar en su regreso, el como él había vuelto. Miraba mi libro, mis descubrimientos, la casa, y nada tenía sentido. Por más que intentaba, nada tenía sentido.
Miraba todo, analizaba, e ignoraba las palabras de Bill para enfocarme mejor en todo, pero ni así lo lograba. Y después de unas horas, antes de irme a dormir ─aun ignorando al latoso del demonio─, observé mi muñeca, contemplando al collar roto que ya no era una simple piedra que era parte de Bill, sino, ahora era un ajolote fusionado con un triángulo y un humano.
Era un cambio completo y confuso, sorpresivo, pero era real, y eso era causa de estar con él. De estar con Bill...
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En un verano de misterios, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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