3x01: ᴛʜᴇ ᴅɪᴀʀʏ ᴏꜰ ᴛʜᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛꜱ.
Hace varios años, cuando era una adolescente, me preocupaba por cosas que los adultos consideraban absurdas. Mientras intentaba desconectarme de las redes sociales y de los dispositivos tecnológicos a través de viajes familiar esa lugares remotos, como pequeños pueblos sin señal telefónica, internet y otros servicios superfluos para entretenerme, encontré un diario en una subasta a un precio increíblemente bajo. Este diario lo titulé "El Diario de los Secretos". ¿Por qué elegí ese nombre? Bueno, estaba lleno de dibujos, frases en clave, idiomas desconocidos y criaturas horripilantes. Aunque parecía dirigido a niños, o más bien a un programa de televisión infantil, cada vez que lo leía, analizaba o prestaba atención a cada detalle, comprendía más la historia que se plasmaba en sus páginas y descubría lo que este diario ocultaba. Siendo este un gran descubrimiento para mí, aventurándome a hundirme en la lectura, a tratar de buscar las respuestas de cada planteamiento o acertijo que me encontraba. Y así fue como se estuvo yendo mi vida en los últimos años
En mis momentos de ocio, me dedicaba a investigar y descifrar, quedando fascinada por todo lo que aprendía. Aunque el libro me llenaba de ilusión y felicidad, especialmente la última página, que para mí era la más valiosa. En ella, el autor del diario afirmaba que yo era parte de los Pines, parte de su familia, y de alguna manera me alentaba a creer que todo era posible, que él estaba ahí para animarme a perseguir mis sueños, sin importar lo demás. Por eso, cada vez que me sentía desanimada, releía esa página y la felicidad me inundaba, como si estuviera destinada exclusivamente para mí. La despedida decía lo siguiente:
"Así que estamos aquí en el Pozo sin Fondo, un misterio de Gravity Falls que no he podido resolver del todo. De acuerdo con mis investigaciones, si arrojamos los diarios aquí, podrían aparecer en cualquier lugar.
Podrían terminar en el centro de la Tierra, o en otra dimensión, ser devorados por algún dinosaurio subterráneo o terminar en las manos de otra curiosa mente joven, cuya aventura apenas haya comenzado..., tal vez alguien que pueda hallar secretos en este libro que estén ocultos incluso para mí...
Y eso me lleva a ti, querido lector. Este libro que tienes en tus manos contiene mucho más que un simple registro de las curiosidades de Gravity Falls. Contiene el relato de la necedad de un hombre, y del cariño de una familia que lo salvó de sí mismo. Nunca es demasiado tarde para aprender que envejecer no significa madurar.
Nunca pierdas la curiosidad, sé siempre raro y no dejes que nadie te diga que no eres lo suficientemente inteligente, valiente o valioso. Si nos has acompañado en estas aventuras, entonces eres un miembro honorario de la familia Pines y tu aventura comienza hoy mismo.
Y si alguien se pone en tu camino, bueno, hay una sección entera dedicada a las maldiciones. Úsala.
Por última vez, a menos que nos conozcamos en algún mundo lejano,
Se despide,
Stanford Pines."
Con ese mensaje, me daba esperanza de todo, me hacía sentir que todo era real, inclusive me hacía creer en el mago invisible que se plasmaba dentro de las páginas, incluso en los geoditos, en un tritón llamado Marmando, hasta en todo lo que vivió Stanford Pines para volver a Gravity Falls. Todo aquello lo creía con sólo leer esa página. Por ello, después de tanto pensarlo, de tanto crecer y convertirme en una adulta, decidí tomarme un tiempo para mí y ver que hacer para mi futuro mientras me iba de casa por un tiempo.
Me iba a aquel pueblo en el cual, desde hace años había querido conocer y explorar, todo con la finalidad de encontrar las respuestas o conocer a la gente la cual ese diario mencionaba con tanta frecuencia.
Por claras razones, mi familia sabía que vendría aquí, con la mentira en que venía a descubrirme, a encontrarme y poder saber lo que quería para mí, pues el estar en un pueblo pequeño fuera de la ciudad, mi mente estaría despejada para poder pensar mejor. Así que, con un poco de la patrocinación de mis padres y de mis ahorros, llegué a Gravity Falls, con aquel diario que tenía una mano con seis dedos y un número tres encima de este, con mi cuaderno lleno de mis teorías y descubrimientos del diario y un nuevo diario que llenaría, y, tal vez, lo convertiría en algo histórico, o tal vez en una novela de ciencia ficción, ¡no lo sabía! Sólo esperaba traerles algo de provecho a mi familia para pagarles todo lo que habían hecho por mí, pues era su enorme sacrificio lo que me mantenía, y en este caso, que me tenían en este pueblo.
Probablemente encuentre nuevos misterios, tal vez conozca a los geniales Pines o quizás aprenda algo nuevo, no lo sabía. Pero había llegado aquí en los últimos días de abril, días antes de mi cumpleaños y antes de que el verano comenzara. Estaba aquí en este pueblo, dispuesta y feliz, releyendo con tanta emoción aquella última página del diario de Stanford Pines, imaginándome que cada palabra era real, que de verdad ellos me tomarían parte de su familia, me querrían y valorarían cuando llegara a ellos y descubriéramos juntos cosas.
De verdad, lo esperaba, aunque sea algo muy loco, yo lo anhelaba.
Por desgracia, aunque mi lado fangirl por los Pines era muy alto, tampoco era tan tonta para caer demasiado rápido en la confianza. Esperaba primero asegurarme que de verdad lo que sucedía en este pueblo era cierto, y que entonces así pueda establecer una relación con los Pines, después de verificar que no me estuvieran engañado. Inclusive, por ello, me presentaría como Anette Sbern. Ese sería mi nombre falso, porque, a pesar de que tampoco amaba tanto mi nombre, lo mejor era decirles otro, por si las cosas se ponían malas.
Además, aunque el nombre sonara raro, el que el señor Jesús Alzamirano me lo haya halagado, había sido un buen punto. Porqué si, antes de hacer mi gran mudanza, había buscado una casa en donde quedarme, y había conseguido una casa que estaba en renta. Claramente hablé con el dueño, el cual me dijo que la casa era de su difunta abuela y era muy cuidadoso con la gente que se la rentaba, sin embargo, fácilmente me la rento a mí. Tal vez le había transmitido confianza, quizá, pero era feliz con la casa que había tenido.
Aquel hombre también me pidió que lo llamara Soos y me indicó que estaría en la cabaña de misterio para cualquier cosa, pero simplemente a mí me daba un poco de miedo ir allá, ya que estaba rodeado de bosque y estaba un tanto apartado de todo, pero tarde o temprano tenía que ir para seguir confirmando más cosas del diario, pues, aun no llegaba y ya tenía varias razones para creer que no me estaban tomando el pelo con aquel diario.
Lo malo era qué, cuando conocí aquel hombre y quise indagarle sobre que había hecho en el verano del 2012, Soos había cambiado el tema a un comentario en que insinuaba que era gracioso que yo preguntara eso cuando se acercaba el verano del 2021, para después reírse falsamente como si ocultara algo. ¡Pero era claro que ocultaba algo! Y más lo supuse cuando me mencionó que "¡Nada de eso importa!", sorprendiéndome un poco ante el comentario.
Aunque lo que más me sorprendió fue verlo con un matrimonio feliz, pero ese era otro tema. Pues lo importante fue cuando llegué al pueblo y bajé del auto con mis pocas pertenencias ─pues de los muebles no me debía preocupar, ya que la casa tenía varios─, olí el aire fresco y me adentré a mi hogar temporal con emoción, instalándome, acomodando todo y limpiado. Y cuando llegó la hora de dormir, agarré mi laptop y comencé a hacer un diario virtual.
Ya que me gustaba tener todo asegurado, tener todo de forma escrita como electrónica, pues en pleno 2021 era más fácil tener todo guardado en algo electrónico.
Y cuando me fui a acostar, feliz de mi nueva "casa", comencé a indagar en lo que me pasaría en estos días, en lo que lograría, descubriría, y ante los secretos principales que quería resolver del lugar desde hace años. Y ahora que vivía aquí temporalmente, buscaría un empleo, buscaría misterios y comenzaría una nueva vida llena de tantas aventuras que me podrán tan feliz.
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Pese a mi alegría del momento, como fueron transcurriendo los días, todas aquellas ilusiones y alegrías que tenía cuando llegué a Gravity Falls, poco a poco estaban desapareciendo, pues bien, la vida y mis momentos no fueron como los que había imaginado hace años.
Primero que nada, las personas que había platicado con ellas, cada que llegaba a preguntarles sobre lo que hicieron en el verano del 2012, terminaban con un "¡Nada de eso importa!", cambiando completamente el tema de conversación, además, el no encontrarme a lo que es la familia Pines en todo este pueblo, era frustrante, y era también un poco difícil el encontrar a las personas importantes que menciona en el diario, pues bien, sólo sabía dónde estaba la cabaña de misterio y que Soos vivía allí con su familia. De allí en fuera, no sabía más.
Aparte, para seguir manteniéndome, tuve que meterme a trabajar, y el único lugar en donde me dieron trabajo fue en la cafetería de Linda Susan como mesera.
La mayoría de los clientes venían en la hora del almuerzo, así que prácticamente en el resto del día tenía más libertades, pero Linda Susan siempre trataba de ponerme trabajo y no me dejaba estar tranquila para conocer el pueblo. Lo peor de todo esto, era que ni me dejaba conversar más allá con los clientes de lo que eran mis diálogos comunes, así que, para informarme del pueblo tendría que dedicar mis tardes o noches a eso, pero el pueblo se miraba muy terrorífico cuando era de noche, por eso mismo, no había avanzado en mis investigaciones en estos pocos días, así que nada de lo que tenía planeado desde hace tiempo, se estaba cumpliendo.
Es más, parecía que el tiempo iba más rápido ahora que era alguien independiente, y eso me estresaba.
Y hoy, que era 8 de mayo, era mi cumpleaños y me sentía muy cansada como para celebrar, o hacer algo más que levantarme de la cama. Sin embargo, como siempre, las felicitaciones de mis progenitores no faltaron, pues casi al instante en que pensaba dormir, mi celular timbro, y al instante tomé de este, aceptando la llamada telefónica.
─¡Feliz cumpleaños! ─la irreconocible voz de mi madre se hizo presente, sacándome una sonrisa, ante su notoria emoción.
─Gracias, mamá ─declaré alegre, acomodándome en la cama, estando cómoda, continuando con la llamada.
─¿Cómo te va? ¿Cómo la estás pasando? ─preguntó al instante, entusiasmada, más de lo que estaba yo, pues no estaba de ánimos como lo estaba ella. Además, mi vida era más aburrida y cansada de lo que era antes, y creo que aquello no era algo que le gustaría escuchar a mis padres.
─Algo bien ─contesté entonces, con un poco de duda, riendo levemente.
Al instante mi madre soltó un "mmm" de sus labios, dudosa del tono de mi voz, haciendo que suspirara pues ahora mi mamá se estaría preocupando de mí.
─Te oyes cansada, ¿qué sucede?
─Nada, mamá. Sólo... el trabajo me está matando ─mencioné, tratando de calmarla, pero al parecer, mi comentario no había funcionado, pues al instante contratacó.
─Creo que habría mejores trabajos en la ciudad, además...
─Estoy trabajando en un proyecto personal y conmigo misma. No te preocupes, mamá, me ira bien ─mencioné con más confianza, esperando que, de ese modo, mi madre creyera en mí, pero esta se quedó en silencio unos minutos, dudosa.
─No lo sé, hija...
─Sólo... no puedo dormir sola, ya sabes ─dije en un suspiro, tratando de calmarla─. No he podido dormir y por eso me cansó más.
─Ay hija, cómprate una luz pequeña como la que tenías en tu cuarto ─mencionó con dulzura, sacándome una sonrisa, pues mi madre había creído que ese era el motivo─. Por cierto, te he hecho un pastel, a tu honor. Lástima que no estás aquí...
─Ay mamá, muchas gracias ─comenté, ignorando la forma en que había dicho aquello, alegrándome por aquel detalle─. Creo que yo me compraré un pastel, a ver si se comparan con los tuyos, pero, por mientras, debo arreglar unas cosas. Aun no termino de acomodar mis pertenencias ─dije amablemente, tratando de seguir sonando positiva.
─Ya pasaron días de tu mudanza, ¿aun...?
─Lo haré pronto, más tarde te hablo, te amo ─susurré, callando sus palabras, siendo incapaz de continuar esta plática, y aunque mi madre se escuchó dudosa de sus palabras, aceptó que no me sentía bien, y no insistió en aquello, cosa que agradecí.
─Te amo, hija.
Y al momento en que mi madre dijo eso, colgué la llamada soltando un suspiro cansada y frotando mi rostro frustrada, tirándome a mi cama y preparándome para dormir, pues no podía hacer más.
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Al día siguiente, desperté temprano y me preparé para ir al trabajo, la realidad era qué, iba con mucho desanimo y con ganas de no continuar atendiendo a la gente, pero me urgía el dinero. Así que, entrando al negocio, me preparé y comencé a laborar.
El día iba tranquilo, inclusive, comencé a pensar que iba a ser como cualquier otro. Sin algo interesante que ver o hacer, y con los mismos clientes incapaces de contarme algo sobre el pueblo, sin embargo, no paso aquello, pues casi a las once de la mañana, apareció un joven como de mi edad, usando unos lentes negros, cabello demasiado corto, casi rapado de color blanco, cara con rasgos entre tiernos y duros, vestido de una forma un tanto cool, pareciendo casi un bad boy.
Entró con toda la actitud mientras detrás de él venían cuatro hombres grandes, como de entre cuarenta años, pero muy musculosos e interesantes. Parecían una pandilla, de aquellas malas, que al instante me provocó un escalofrío, aunque a su vez, la curiosidad me invadió ante su peculiar entrada y como los cuatro hombres parecían obedecer al muchacho.
Y aunque eso de que obedecieran a alguien de mi edad me daba un enorme suspiro, dudaba en si ir a atenderlos o no, pero al sentir la penetrante mirada del peliblanco detrás de mí, decidí acercarme, dispuesta a actuar de lo más normal, aunque por dentro moría lentamente.
─Hola, muy buenos días, ¿qué van a ordenar? ─susurré un tanto temblorosa, para después tragar saliva nerviosa, sacándole unas risas a los acompañantes del joven, que al instante los miró de forma acusadora y estos guardaron silencio.
Entonces, el muchacho con su nariz un poco parecida a la de un cerdito, fijo su vista a mí, nuevamente, pero sin quitar la seriedad de su rostro.
─Lo de siempre ─soltó casual, estirando sus brazos y colocándolos detrás de su cabeza con tranquilidad, tomándome por sorpresa.
─¿Disculpé?
─Linda Susan ya me conoce ─soltó entonces, mirándome con dureza, como todo un mafioso. Simplemente escalofriante, lo cual me hizo callar y asentir, no queriendo meterme en problemas.
─Está bien...
Y al soltar aquellas palabras, di la vuelta e hice lo que dijo. Al instante, Linda Susan comenzó a preparar la comida cantando mientras yo seguía en mi labor, mirando a los comensales, verificando que no les faltara nada y que todo estuviera en orden.
Entonces, ahí fue cuando el peliblanco se levantó de la mesa y se dirigió afuera, lo seguí con la mirada viendo como dio unos pasos alejándose del negocio y sacó su teléfono, comenzó a usarlo para después dirigirlo a su oreja, como haciendo una llamada.
Lo miré extrañada, hasta que Linda Susan atrajo mi atención, dándome los platos correspondientes para la mesa de los malhechores, y aunque la miré con suplica para que no hiciera que fuera yo sola con ellos, ella me indico que eran inofensivos. Así que a regañadientes obedecí y les entregué los platillos a cada uno, que se miraron alegres, contemplado sus platos en su mesa.
─Disfruten ─indiqué amablemente, lo cual, la mayoría asintió agradecidos, comenzando a comer de su plato.
Los miré un poco, percatándome que, en efecto, parecían inofensivos, y una idea paso por mi mente, la cual no podía desaprovechar, pues bien, tal vez estos hombres podrían decirme lo que los demás no se atrevían, así que podría intentarlo.
─Estén... ¿puedo hacerles una pregunta? ─solté con duda, lo cual la mayoría asintió o dijeron un simple sí, que me hizo sonreír.
─Dila ─pidió entonces uno con ojos blancos y cabello medianamente largo de color castaño, animándome más.
─¿Ustedes... estaban aquí en el verano del 2012? ─cuestioné con duda, para después sonreír, pero aquella sonrisa se desvaneció al instante cuando uno de los hombres se comenzó a ahogar mientras comía, sin embargo, al instante sus amigos lo salvaron, y este me miró extrañado y asustado, y entre los cuatro se miraron dudosos, haciendo que mi desesperación apareciera: ─Pero por favor no me digan: "¡Nada de eso importa!", porque si lo vuelvo a escuchar, me doy un tiro.
Aquellos hombres, ante mis palabras, me vieron extrañados y serios, a lo cual, tragué saliva con miedo.
─Bueno... no tan literal ─susurré avergonzada ante mi atrevimiento con los hombres.
Bajé la mirada, incapaz de verlos a su rostro, hasta que el de ojos blancos carraspeo haciendo que lo viera y él me sonrió levemente mirando el techo, como recordando aquellos momentos con diversión y anhelo.
─Ese verano Gideon y nosotros fuimos los guerreros de Bill ─declaró ojos blancos con total confianza, siendo sincero ─o eso parecía─, impactándome por su revelación.
─¿Guerreros? ─cuestioné sorprendida, haciéndolos asentir.
─¡Éramos los rebeldes del fin del mundo! ─exclamó uno castaño que tenía todo el brazo derecho lleno de tatuajes, que incluso se miraba negro todo su brazo.
Pero las descripciones de los hombres no eran importantes, sino, que aquellos eran los primeros hombres que me decían lo que quería escuchar: algo relacionado a lo que decían los diarios, y eso me emocionaba, que inclusive mi sonrisa se amplió y quise dar unos brincos de la emoción, pero antes de seguir cuestionándolos para sacarles más información, alguien carraspeo detrás de mí.
Al principio creí que era Linda Susan, molesta por conversar más allá de lo que podía con los clientes, pero al voltear y encontrarme con el peliblanco que me miraba molesto, tragué saliva nerviosa sin saber que decir, sintiéndome chiquita ante su intimidante mirada.
─¿Quién eres? ─soltó la pregunta en un tono molesto el joven, haciendo que abriera la boca nerviosa, pero no solté nada ante tanto nerviosismo, haciéndolo molestar─. No lo preguntaré otra vez, ¿quién eres?
Y ante su amenaza, decidí hablar, antes de sufrir las consecuencias.
─Nadie. Provecho.
Y antes de dejarlo reaccionar, lo evadí y comencé a caminar hacia Linda Susan, esperando que me pusiera limpiar o acomodar la cocina, lo que sea, mientras sea cerca de ella, pues la penetrante mirada del peliblanco era muy fuerte, y seguía detrás de mí en todo momento. Y cuando alcé la mirada y me encontré con el orbe de sus ojos puestas en mí, me percaté que aquel chico yo lo conocía.
Pues él me daba la vibra de ser Gideon Alegría. No había dudas, él era aquel niño mimado y peligroso. Así que el diario, una vez más, tenía un punto a favor para ser real. Pues aquella actitud, y aquel cabello, me daban una pista de eso.
ELHPYHPLAR X JUXYLWB IDNNV
Nota: El libro que encontró Bernadette es el diario 3, no el diario de Bill;) Si tienen el diario 3 se darán cuenta que al final del raromagedeon apareció y se comenta que alguien lo "subasto".
En un verano de misterios, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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