Después del abrazo prolongado entre los tres, Kyong se separó y notó algo de alivio en los rostros de los chicos. Feliz de haber aliviado un poco el dolor de ambos, comenzó a escudriñar el entorno. Analizó el lugar; era un caos y buscó algún cuchillo que pudiera utilizar para defenderse.

Registró diferentes áreas y finalmente encontró lo que buscaba detrás del mostrador: un estuche con los cuchillos que el propietario usaba para los cortes. Al abrirlo, no halló nada útil, lo que lo desanimó. Sin embargo, continuó buscando y vio un cuchillo tirado en el suelo en mal estado; casi sin filo y pequeño, no ideal, pero mejor que nada.

Mientras retrocedía, observó a Jimin y Jungkook con desánimo. Una extraña sensación lo invadió al pensar en el mundo al que se enfrentaban. Rogaba que pudieran adaptarse, pero sabía que era poco probable. ¿Qué tipo de persona se adaptaría a un mundo donde para sobrevivir debías arrebatar una vida? No quería que ellos fueran así, pero sabía que tal vez debían.

No le agradaba la idea, eran solo niños en un mundo que nunca debió existir. Pero debían hacer lo posible por sobrevivir. Tendría que enseñarles a usar cualquier objeto como arma, a disparar y defenderse. Aún no tenían el conocimiento que cualquier hombre surcoreano adulto debería tener por el servicio militar.

Un pesado suspiro escapó de su boca, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Debía dejar de pensar en eso por ahora; la prioridad era llegar al campamento sanos y salvos.

Revisó el lugar una última vez y se percató de una puerta detrás del mostrador, probablemente conectada a una casa particular. Se acercó con desconfianza, el cuchillo temblaba en su mano. No podía morir, no por ellos.

—Voy a ver qué hay detrás de esta puerta —dijo, sin apartar la mirada de la puerta—. El plan es sencillo: manténganse alejados de esta puerta. Cuando entre, ciérrenla con algo. No se preocupen por mí, estaré bien.

—¡No! —Jimin finalmente reaccionó, furioso— ¡No te dejaré solo de nuevo! -exclamó y se acercó hacia él.

—Por favor, hazme caso solo esta vez.

—No, iremos contigo.

Kyong frunció el ceño molesto. Debían obedecer, era peligroso, pero Jimin no cedía.

—¡No! Cierren la entrada, los llamaré desde el otro lado cuando haya terminado —exclamó, su voz resonando en el lugar.

—¡Basta! —Jimin, sintiéndose frustrado, apretó el puño. Todo era abrumador.

Kyong miró a Jimin con seriedad, agarrándolo por la ropa, obligándolo a mirarlo a los ojos.

—Todavía eres un niño, no quiero que te pase nada a ti ni a Jungkook. Quiero cargar con lo malo que debamos hacer. No quiero que maten a nadie, solo protegerlos. ¡Entiende! —dijo, sin aire en los pulmones, viendo el miedo reflejado en los ojos de su hijo.

—¡No me importa lo que pienses! ¡Ya no soy un niño! Enséñame a defenderme, no me protejas. Quiero ayudarte y ser útil.

La tensión era palpable.

Finalmente, Jungkook reaccionó, poniendo su mano sobre el brazo de Kyong, haciendo que se calmara.

—Está bien —dijo, mirando a Kyong como a un padre—. Te haremos caso, sé nuestro escudo y espada hasta que nos enseñes.

Kyong soltó a su hijo y se fue. Jungkook contuvo a Jimin, quien intentaba seguir a su padre. Cuando comprendió que no podía, se rindió, mirando a su amigo con enojo mientras Jungkook cerraba la puerta con una barricada.

Hola, actualización después de bastante tiempo.

Por cierto, me dio tremendo Fringe ponera frase de Jungkook: se muestra espada y escudo, pero bueno. Sentí que sería algo que el Jungkook de está historia diría.

Espero les haya gustado el capítulo de hoy.

Cuídense.

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