Posibles reencuentros
El de Escorpio salió a pesar de todo su aburrimiento, no tenía idea de quién podría venir a sacarlo de su momento a solas, pero si sabía que esa persona iba a llevarse un gran regaño de su parte.
-¡Hey! No se si tu sabes, pero yo necesito estar... solo -soltó un gran suspiro al ver a la joven frente a él -hermana... yo...
-Se lo que paso, no tienes que explicar nada -avanzó unos pasos ante su contrario -todo el pueblo habló de los caballeros de bronce y su triunfo, y también... -se quedó por unos segundos en un incómodo silencio -sobre tus compañeros que murieron en batalla
Milo, durante todo este tiempo estuvo tratando de evitar hablar de ese tema, y esta no era la excepción.
-Lo siento, pero no quiero recibir visitas -se alejó y le dio la espalda, sus palabras no parecían del todo convincentes para su compañera -es mejor que te vayas -esperó por unos momentos, trato de escuchar pasos lejanos.
Solo pudo obtener un abrazo por detrás, sin ninguna palabra pero con gran sentimiento.
-Te conozco, tu solo quieres alguien que este ahí para escucharte... y no solo para reprochar las cosas -se puso de nuevo a su frente y lo abrazo a pesar de la diferencia de altura -puedes contar conmigo.
El heleno trato de ser fuerte al principio, solo correspondió al abrazo mientras asentía.
Pasando algunos segundos, dejo salir sus lágrimas con libertad, arrodillado mientras seguía maldiciendo. La joven que estaba a su lado, solo pudo poner sus manos encima de los hombros de su contrario mientras escuchaba en silencio.
Pudo decirle muchas cosas, pero las palabras no tenían sentido cuando el dolor permanecía en el corazón.
Y lo que más le sorprendía, era que Milo no dejaba de culparse por la muerte de su pareja, de posibles cosas que pudo hacer y palabras que nunca pudo decir. No tenía el mínimo sentido tener culpa de cosas ajenas, porque esa pelea nunca fue el asunto de Milo, y en todo caso tampoco podía haber hecho mucho.
-Si vas a seguir con esto, yo creo que te voy a desconocer -a penas lo dijo, obtuvo la mirada del chico -Tú nunca te habrías derrumbado de esa manera, y siempre luchaste para sonreír -se levantó dirigiendo una mirada seria a su "hermano" -y no me pongas escusas, Camus siempre fue tu fortaleza, no entiendo como ahora su situación te pone así
-Pero él ya no está, ahora nunca lo voy a volver a verlo
-Si estas tan seguro de ello, ¿por que te sigues culpando? La vida nunca se quedó en el mismos lugar, todo cambia constantemente y tu sigues aquí sin hacer nada por tu vida ¿A Camus le habría gustado esto?
Milo se paro nuevamente, después de haber llorado y sacado todo lo que se estuvo guardando, las palabras de Angela hicieron que tomará una mejor decisión. Ahora que estaba en un estado menos emocional, donde sus pensamientos fueran más seguros y menos inestables.
[...]
Con las constantes visitas de Angela, el de Escorpio mostraba nuevamente su alegría, aquellas vividas emociones que lo caracterizaban.
Aún mantuvo una parte de tristeza en él, cada vez que iba a la tumba de su amado. Sus recuerdo nunca fueron borrados y se mantuvo ahí durante mucho tiempo.
Y después de la batalla que Atena ganó contra Poseidon, la diosa volvio al santuario a tomar el puesto que le correspondía.
Durante esos días, todos los caballeros del santuario sentían constantemente un peligro eminente que se acercaba poco a poco.
Esa tarde era calmada para muchos, sin embargo; al heleno lo tumbó un repentino sueño.
Dónde él mismo se encontraba sumergido en una completa oscuridad, donde no veía nada y tampoco escuchaba ni un sonido, y de pronto, alguien lo llamaba desde lejos, una voz que podía reconocer incluso en la oscuridad del lugar. Delante suyo se aparecio la imagen de Camus, éste le estaba estirando la mano para que así pudieran ir a un lugar juntos.
Obviamente, Milo no se pudo negar a tomar la mano de su amado, que al instante se esfumó dejándolo solo otra vez, pero ahora, con una imagen que Milo nunca podría sacar de su mente; Camus lloraba sangre a lo lejos mientras desaparecía lentamente "Confía en mi" pudo oír por último antes de despertar.
Las salidas de sus templos se habian limitado pero aún así Milo corria a visitar las memorias de Camus.
Sin tener siquiera una mínima sospecha de los sucesos que estaban por venir, de todas las cosas que cambiarian su vida. Solo se estuvo preguntando la razón detrás de aquél terrible sueño.
-Que me quisiste decir Camus? -preguntaba frente a la lápida del francés. -no entiendo ¿por qué llorabas de tal manera? Estabas llorando sangre... -miró el sol y se dio cuenta que pronto debía regresar a su templo.
Y desde el cielo, esos dioses que siempre estuvieron al pendiente de su historia, sabían lo que venía y solo pudieron sentir compasión por la pareja. Que no iba a tener un buen reencuentro pero al fín se podría cumplir el deseo del heleno.
-De una u otra manera, los deseos se cumplen. -hablo uno de los dioses
[...]
La noche ya había llegado, y esa presencia se presentó ante la Diosa mediante un sueño.
Y Dohko, desde el lugar en el que se mantuvo, logró sentir el peligro que se acercaba. La guerra por la cual se estaban preparando, pronto llegaría.
Y en el santuario empezaron a ocurrir cosas muy raras, y los caballeros de plata se pudieron dar cuenta del inminente peligro.
Además, desde la casa de Aries, el mismo caballero pudo observar como una persona quiso entrar en su templo. Una voz conocida y parte de su rostro lo llevaron a viejos recuerdos, cuando alguna vez tuvo respeto por esa persona.
-Trae la cabeza de Atena en doce horas -el de Jamir no podía creer haber escuchado tal orden, incluso la voz de sus ex compañeros lo puso tenso.
Afrodita y Death mask se aparecieron frente a él confesando haber jurado lealtad al Rey del inframundo.
Mu, defendio la entrada al templo a toda costa, poniendo resistencia en todo momento a pesar de estar dudando en su interior. Incluso llendo en contra de las ordenes de su superior.
Y esto no había acabado ahí, a pesar de haber vencido a dos de sus ex compañeros de combate e incluso había botado al caballero de bronce, Seiya.
Pronto, se presentaron tres enemigos más.
El de Aries no podía creer lo que estaba viendo; Shura, Camus y Saga estaban frente a él, con sus cuerpos intactos y ese cosmos tam grande que los caracterizaba.
Nunca pudo creer que ellos tres se hayan podido unir para ese propósito, ellos que antes nisiquiera habían cruzados muchas palabras.
Y a pesar de sus heridas, intento una y otra vez defender el templo de Aries.
Sin embargo; pudo ver como Saga, Camus y Shura lloraban sangre frente a él, tratando de entender las cosas bajo la guardia y fue detenido por el cosmos de su maestro. No había logrado comprender lo que pasaba a la perfección, pero pudo entender que no era todo intencionalmente.
[...]
En el camino, el trío de caballeros "traidores" subía las escaleras pasando libremente por Tauro, y aunque sintieron lastima por su repentina muerte, no se podían permitir perder ni un segundo de su valioso tiempo.
Siguieron su camino libremente hasta llegar a la casa de Géminis, con solo un pensamientos central en su mente, pero varios sentimientos dentro de su corazón.
[...]
En Escorpio, el heleno sintió una gran fuerza amenazando a su Diosa y no pudo evitar ir hacía ella.
Su deber era cuidar a su Diosa hasta que su promesa fuera cumplida.
Aunque pudo sentir varias veces también, el cosmos de varios de sus compañeros e incluso el de su amado Camus. Pensó que tal vez sería solo una locura o parte de su imaginación, y lo dejo pasar.
-Atena, todo esta en orden... hace poco sentí un cosmos poderoso entrar aquí, debo estar alerta -reporto lo que había sentido. No obstante, la Diosa aseguró tener un aliado, Milo no pensó que sería un antiguo enemigo, aquél que había causado la gran guerra entre Atena y Poseidón.
Entre aquella conversación, un fuerte y gran poder atacó el templo de Atena.
Aunque se negaba a creer, se dio cuenta que ese poder era de Saga y pudo confirmar la presencia de sus compañeros revividos.
-Vete Kanon, si te quedas... te vas a enfrentar conmigo -su animo no estaba a gusto de recibir negativa, aún no quería creer que hayan resucitado a sus compañeros. Por lo que el comportamiento de Kanon no le parecía del todo convincente, al menos no ahora.
Sumergido aún en sus sospechas por la posible resurrección de Camus, intento sacar conclusiones con el comportamiento de Kanon.
-Milo! -interrumpio la joven Atena intentando convencer de la sinceridad del hermano gemelo de Saga. Pero Milo aún no tenía una decisión tomada, viendo la resistencia del otro heleno.
Después de observar la grsn resistencia que ponia Kanon para ser perdonado, Milo salvo la vida de su ahora compañero, por ver sus verdaderas intenciones.
Bajando las escaleras sin tanta velocidad, su mente estaba muy ocupada pensando en una posibilidad de ver de nuevo a su amado. Teniendo la seguridad de su muerte en esa guerra santa.
-Camus, ¿tú también verás mis verdaderas intenciones? O ¿vas a enfrentarte a mi? -incluso si sus palabras dudaban del galo, su corazón e incluso su oropio cuerpo se negaban a lastimar a Camus, intentando creer en un posible arrepentimiento.
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Estos sucesos los voy a oasar un poco rápido (eso espero) ya que la mayoría sabe los sucesos XD
Bueno, eso sería todo...
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