Ya habían pasado semanas desde que BeomGyu y yo nos separamos por segunda vez, ahora ya no era porque no recordará nada, ahora era porque nuestro amor no bastaba para hacernos felices, tal vez a mi si me llenaba, pero parecía que él necesitaba más que solo de mi.
Más que mi atención y más que mi amor por el.

Me encontraba en el parque con mi lindo amigo Hueningkai.

— Hueningkai yo quiero ese chocolate, dámelo, dámelo, dámelo, dameloooooo.

—Hyung, parece un niño pequeño, es un chillón.

— No soy un chillón, niño bobo — di un golpe en su frente.— ¡¡Dame ese chocolateeeee!!

Se sobo la parte golpeada — Ya basta Hyung, lleva semanas de esta manera, insoportable es la palabra, ¿esta así por BeomGyu? — baje la mirada, dejando de mirarlo y solo asentí — ¿Qué pasó con ustedes?, ¿Pelearon?.

— No quiero hablar de aquello — levante mi vista — Dame el chocolate ahora Hyuka.

— QUE NOOO — comenzó a correr, me levante abriendo mi boca.

Comencé a correr tras de él, pasamos árbol tras árbol, ambos dimos pequeños tropiezos pero ninguno dejó de correr, entre risas ambos paramos en seco, paramos al verlo a él, aquel chico de sonrisa hermosa, de cabello rubio, de estatura baja, de cuerpo delgado, de piel blanca, de ojos hermosos, de labios suaves, el chico que me rompió el corazón.

Choi BeomGyu...

— Hola Beomie Hyung. — Hyuka hizo una reverencia para el.

— Hola pequeño — le sonrió a Kai, me miro y luego desvió su mirada— ¿Cómo has estado?

— Estoy bien Hyung, espero que usted también, ¿Vino con TaeHyun?, quiero verlo.

— No vine con el, el y yo no nos veremos por un largo tiempo — eso lo dijo mirándome.

— ¡oh!, espero que puedan arreglar su problema Hyung.

¿Esperas que?, Kai, mejor cállate.

— También espero eso, bueno debo irme, hasta luego Kai — me miro — hasta luego YeonJun.

Esto era doloroso, mis ojos se cristalizaron cuando se dio la vuelta, quería tenerlo en mis brazos, decirle que me perdonara, decirle que habíamos sido lo bastante tontos, que ambos nos amábamos y eso era suficiente para seguir, pero fui tan cobarde que lo deje ir...

Después de aquella mañana me dije que si yo no era lo bastante fuerte, entonces no podría tenerlo.

Porque él no merecía a alguien tan tonto como yo.

Porque BeomGyu es un ángel.

Y yo ni siquiera llego a un demonio.