8.
DULCE OSADÍA
Aunque el cielo y el mar estén muy lejos, pueden de todas maneras estar juntos, ¿verdad?
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Su vista viajó hasta el rostro tenso del príncipe y no era el hecho de estar juntos sentados en soleda, mientras los demas invitados disfrutaban.
Era obvio que estaba pensando en algo mas, algo que seguramente dolía demasiado, asi que simplemente decidió hablar. —No te disculpaste— dijo haciendo que este le prestara algo de atención.
—¿Que?— apenas y comprendió lo que ella trataba de decir. ¿Una disculpa?
—Me dejaste plantada idiota y eso mi querido príncipe es un insulto a una mujer como yo— contoneo las pestañas de forma inocente.
—¿Te volviste loca? Eso pasó hace casi tres meses. Si que eres una mujer rencorosa.
—Aún asi quiero mi disculpa.
—Bien. Disculpame Lady Katara— sin ninguna clase de respeto apretó la nariz de su ahora esposa. —¿Feliz?
—Cuando se trata de disculpas, la persona que las recibe debe de sentirse satisfecha— Zuko entre cerró los ojos con fastidio ya que el había utilizado esas mismas palabras con la chica y ahora ella se las restregaba en la cara. Estaba a punto de decir algo pero ella al igual que el tras pasó su espacio personal y colocó uno de sus delgados dedos sobre la nariz del príncipe. —Te disculpo, solo si prometes que estarás conmigo y no me dejaras sola por ningun motivo, Leea dijo que tu familia es bastante exigente y no quiero hacer el ridículo.
Sin esperar algo asi Zuko asintió,
¿A quien le importaba lo que sus familiares lejanos opinaran? Todos ellos eran inferiores, ella se acababa de convertir en princesa de la nacion del fuego.
Sin embargo —No lo haré, así que tranquila serán solo algunas horas, después seremos solo tu y yo mi Lady.
Con un puchero en la boca le pego un pequeño empujón y se alejo de el...
El un poco más tranquilo cerró los ojos y se acurruco junto a su esposa aspirando su dulce aroma.
—¡Quitate!— exigió molesta.
La chica siempre lograba divertirlo.
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Estar en la fiesta no había sido tan difícil como pensó, los familiares lejanos y los demás invitados apenas miraban a Zuko y se asustaban.
El príncipe era conocido en la realeza por tener poca paciencia y como según Ozai el amaba mucho a su esposa, nadie se atrevía a comentar algo negativo de ella...
Pasadas las horas Katara comenzó a cansarse debido al calzado tan ajustado que debía llevar ese día.
Con sigilo se alejó un poco de su esposo quien tranquilo conversaba con su tio, caminó hasta un pequeño y silencioso jardin. Allí simplemente se quitó tan molestos zapatos.
—Quitarse los zapatos no es digno de alguien de la realeza...
Sobresaltada fijó la vista en Zuko, quien al parecer si se había percatado de su ausencia y la había seguido.
—¿Que haces aqui?.
—Tu mismas me pediste que no te dejará sola, no me quieras reclamar ahora. ¿Estas bien?.
—Mis pies duelen mucho—sollozó, tomándose un momento para descansar las terribles ampollas que se le habían hecho.
Ya un poco mas serio, se acercó a mirar mejor las dolorosas heridas de la chica. —Eso luce bastante doloroso.
—¡No te atrevas a tocarme!— gritó debido al terrible dolor. —Lo siento, yo estare bien, en un rato usare agua control y mejorare— sonrió aguantando las lágrimas que pugnaban por salir.
Para después ponerse de pie e intentar volver a la fiesta.
Zuko caminó a su lado pero tras un corto tramo ella se detuvo. Esta vez el dolor en sus pies se había vuelto tan insoportable que no avanzaba ni un solo centímetro...
Con preocupación el pelinegro se acerco a ella y con severidad la miró a los ojos. —se que eres fuerte, pero lo mejor va a ser que te atiendas ahora mismo, no puedo dejar que sigas caminando tercamente en ese
estado— Se colocó en cuclillas frente a ella y le indicó que subiera a su espalda...
Dudosa lo pensó un momento, pero el dolor era tan fuerte que término sabiendo a la espalda del joven, quien con delicadeza se disponía a ayudarla.
Sin quejarse Zuko la cargó, por un largo pasillo. Todo hasta llegar a lo que sería su nueva habitación, allí ella se podría sanar mas tranquilamente.
Algo incómoda desvío la mirada en lo que el abria la puerta.
—Ponte cómoda— indicó amablemente mientras se escabullía en la obscuridad de la habitación.
Insegura la muchacha se acomodó en la enorme cama y observando el luagr con imperturbable curiosidad.
Todo estaba perfectamente coordinado en colores. Desde el canapé dorado que combinaba con las paredes color azul, hasta la extraña alfombra. Todo Demasiado perfecto.
Al parecer, todo debía ser perfecto esa noche debido a las flores y las velas.
Y ni mencionar la limpieza y el orden.
La mesa de centro de cristal no tenía ni una mota de polvo. Los cuadros sobre las paredes estaban perfectamente colgados y alineados.
No había ni un atisbo de suciedad o pelusilla que estropearan la perfección de los brillantes suelos.
—¿Duele mucho todavía?— preguntó Zuko apareciendo con algo de agua para curar la ampollas. interrumpiendo la exploración de la chica. —¿Por que te pusiste esos zapatos?
—Eran los adecuados para mi atuendo real— de nuevo sus ojos se humedecieron, mientras comenzaba sus movimientos para desinfectar las pequeñas ampollas. El azul brillante iluminó la habitacion y Zuko se dio cuenta entonces de que Katara no conocía el mundo que la rodeaba...
—¡Que idiotez!
—¿Dices que soy idiota?— molesta se puso de pie.
—¡No, solo no escuchas bien!— y de nevo le indicó sentarse. —Solo intento decirte que no volveras a usar nada con lo que no te sientas bien— habló de manera seria. Para seguir mirandola usar el agua para sanar. Katara se tranquilizó y luego de unos minutos término sanando por completo.
—Mucho mejor— hablo como liberándose.
—Bueno princesa, ahora te llevare de nuevo con la realeza— Katara se puso de pie, pero un mal paso la hizo perder el equilibrio...
estaba apunto de caer pero su acompañante la había detenido antes y en un acto seguido la acercó mas a el. —Pero que tonta.
con asombro lo miraba a los ojos, la luz de la luna parecía acariciar su rostro con reverencia. —¿Que es lo que haces?— apenas pudo pronunciar ella con el corazón acelerado.
—¡No, lose— murmuró, mientras discretamente colocaba sus manos sobre la diminuta cintura de la morena apricionandola fuerte y protectoramente. —¿Ya te sientes mejor?— Su gruesa voz llamó su atención poniendola totalmente nerviosa.
No hablamos de amor a primera vista, sino de la CONEXIÓN que construlle una primera atracción, aquella que supera el tiempo y la distancia.
—Siento que no puedo, respirar— Zuko tocó su mejilla derecha y al fin una lágrima se derramo.
Sin ninguna palabra tomó su delgada mano y luego la guío hasta quedar frente a la cama.
Nerviosa, sentía como su pecho subía y bajaba al punto que se tubo que sentar para no caer.
El se paró frente a ella, le dio la mano, acaricio su cabello y sonrió —¡Zuko!— lo besó jalando él varonil cuerpo sobre él delicado de ella.
—Esto es una locura— esta vez fue él quien dio el primer paso y la besó con mucho mas deseo. Siendo separados únicamente por la falta de oxígeno.
su rostro estaba muy ruborizado, un ardor en su garganta lo recorrió por todo el cuerpo, acompañado de un calor extenuante, al mirarla a los ojos se dio cuenta de que algo poderoso había entré ella y el.
No era un idiota, el sabía que no era amor, el amaba a alguien mas. Sin embargo con ella habia ocurrido el click que hace el corazón cuando es una persona importante...
Comenzó a sentir que su cuerpo se tensaba al verla tan sensual ante el.
Las miradas por ratos se encontraban y unas sonrisas seductoras se dibujaban en su perfecto rostro, sin duda a ella le atraía de una manera diferente.
Una mirada profunda lo hizo levantar la cara y ver que ella le hablaba con la mirada «¿Que es lo que pasaba?» preguntaba su cerebro...
No sabía y de lo unico que estaba seguro era que sin importar nada la seguiría.
—Siento como si fuera a morirme— escuchó su dulce voz.
Con delicadeza la tomó entre sus brazos y de nuevo la besó.
Algo en su interior le gritaba que estaba mal, sin embargo no podía detenerse...
Ambos sonrieron, el corazón de Katara estallaba de emoción, nunca se imagino en una situacion asi y a decir verdad llego a pensar que el la obligaría a entregarse...
Sus labios se unieron a los de ella en un lento y suave beso. Sus lenguas exploraban y bailan juntas al compás de sus movimientos, al igual que sus respiraciones que se mezclaban, haciendolos sentir completos.
—Eres como el fuego— su ronca voz quebró por completo a la ahora princesa, las piernas le temblaban y un caliente aire invadió su cuerpo.
—¡Estoy ardiendo por ti!— susurró ella cerrando los ojos.
No podia controlarse mas, no queria controlarse mas. Su control temblaba y se agrietaba con cada beso, cada roce de su lengua con la de ella, con la suavidad de su piel contra sus manos...
Ardiendo de deseo la besó desesperadamente.
El príncipe intentaba calmarse y ser gentil. Sin embargo apenas aguantaba verla con ese vestido. Su perfecto cuerpo parecia invitarlo a tocarlo, sus varoniles manos se perdieron entre tus piernas, Mientras al oído le susurraba ¡Quiero destruir ese maldito vestido! Necesitaba sentir cada parte de ella, queria devorarla, penetrarla, oírla gemir su nombre por todo lo alto.
Sus manos inquietas, viajaban dentro de ese molesto vestido de novia que llevaba puesto.
—Katara— pronuncio con la voz entre cortada. Ella no contestó sin embargo la sintió arquearse cuando uno de sus dedos, se abrió paso entre su ropa interior y la penetro: se sentía tan caliente y húmedo dentro de ella. Sentía que su pene iba explotar de lo duro que estaba ya.
—¡Oye!...—murmuro la morena con la voz llena de deseo. —Estamos. Aquí. No deberíamos, aun quedan invitados...
¿Ella de verdad pensaba que se iban a poder detener?
Astutamente el joven hundio su dedo aún más profundo dentro de ella, haciendola jadear como la fiera que era. Acto seguido sus labios abandonaron los suyos para lamer y mordisquear la piel de su cuello, sonrojada dejó caer su cabeza hacía atrás, sus caderas se movian al ritmo de los dedos en su interio, volviéndolo completamente loco.
—¡No tengas miedo!— con su mano libre le acaricio los pechos a través del vestido.
«No más, no puedo esperar más» se repetía una y otra vez en su mente,
Sin poder evitarlo.
Se separó de ella, sacando la mano de su entrepierna y con delicadeza los liberó al fin de la molesta ropa.
Ella lucía desesperada, sin vacilar en lo que deseaba, era una chispa que enciendia su fuego y hacía arder su piel, lo volvia loco el deseo de atravesar su ser, de sentirla completa. Tras un suspiro llenó de aire sus pulomones retomando el control, descansando su frente sobre la de ella solo para anunciar lo inevitable
—Esto va a doler— sentencio.
—Esta bien—contestó decidida.
Zuko la tomó del cabello, obligándola a mirarlo a los ojos.
Se posicionó sobre ella quedando justo en la entrada y sin reparo, ni remordimiento movió las caderas hacía adelante, penetrándola por completo con una sola estocada...
La joven mujer cerró los ojos y él dolor se hizo presente para después ser golpeada por un millón de sensaciones.
Por fin había entrado en ella.
Suspiró profundo, un gemido de incomodidad se escapó de sus labios sin poder evitarlo.
—¿Duele mucho? ¿Quieres que pare?.
—Continua, es incómodo pero me acostumbrare.
No podia dejar de mirarla se veía tan jodidamente sexy y vulnerable: sus mejillas rojas, sus labios hinchados, sus ojos brillando de deseo.
Sin aviso comenzó a moverse, ahogando sus gemidos con sus exigentes besos.
Le gustaba verla así y tenerla así, oyendola gemir cada vez que su virilidad entraba y salia de su ser, sentirla ardiendo de placer y gritando de emocion, amaba cuando su orgasmo lleva su nombre y en su ser dejaba su aroma.
más, necesitaba más.
Aceleró sus movimientos, presionándola contra la cama aún más, entrando y saliendo de su humedad.
Por un segundo pensó en detenerse, estaba perdiendo el control y no queria hacerle daño, pero por la manera en la que ella le pedía más, comprendió que le gusta tanto como a el. Se veia tan sensual como una diosa, tan inocente como un angel, las luces de las velas le daban un toque brillante a su ligeramente sudada piel. Era cierto que había estado con otras mujeres pero jamás pensó que el sexo podría sentirse tan bien. No era solo el aspecto físico del mismo, era la conexión, esas emociones que se transmitían en cada toque, cada mirada, cada beso.
Se enderezo un poco para lamer en medio de sus pechos y luego chuparlos, la sentia apretarse contra su miembro, sus gemidos se descontrolaron al igual que la temperatura en el habitación que tras cada segundo se volvia más caliente...
La abrazó, susurrando cosas sensuales en su oído. El roce de sus cuerpos conectados se intensifico. Ella gemia contra su boca, su cuerpo delicado estremeciéndose contra el, su humedad apretando su erección, su orgasmo impulsando el suyo.
Sin poder soportar mas dejó salir su semilla dentro de ella. Podia sentir los latidos acelerados de sus corazones. No deseaba moverse, en este momento.
Pasó un brazo alrededor de su cintura, halandola hacia el, ambos yacían enredados en las sabanas blancas de la espaciosa y suave cama. Sus piernas unidas mientras este abraza el delicado cuerpo de su esposa uniéndolo aún más al suyo.
La caliente brisa agitaba las blancas y lisas cortinas de la hermosa y silenciosa habitación, todo parecía un sueño, ella era simplemente hermosa y el lo supo desde antes de que se volviera su mujer. Estaba por acariciar su perfecto rostro cuando un golpe de realidad se estampó en su cara. Ocurria siempre que acababa de tener relaciones, cuando ya estaba satisfecho, simplemente se alejaba.
Le temía a los cursis sentimientos.
—¿Te vas?...
—¡Pense que te preocupaban los invitados!— habló con frialdad.
Katara se mordió el labio con nerviosismo y luego se abrazo a si misma. Se había entregado íntimamente a un hombre que no la queria...
CONTINUAR...
HOLA AQUI UN CAPÍTULO MAS...
¿QUE OPINAN?
¿SE ESTA ENAMORANDO?
BUENO
SIN MAS ME DESPIDO.
Gracias por leer y perdón por las faltas de ortografía, si les gustó no olviden votar o comentar.
Como siempre su opinión es
MUY IMPORTANTE.❤❤
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