4. Capítulo
-¿Dónde diablos puede estar?-la voz de Alyan sonaba entre la desesperación y el enfado mientras caminaba por su despacho.
Anjana se acercó a su marido.
-Cálmate-pidió-la encontraremos.
-Hemos buscado por todas partes, Jana.
El chico abrazó a su esposa y suspiró.
-Sólo hay un sitio en el que puede estar, pero no quiero ni pensar en ello.
-Lo sé. Pero André ha descartado que haya entrado en territorio vampiro. Y el rey vamp ha ordenado registrar toda su tierra sin que se haya encontrado ni rastro. Quizás haya llegado a territorio humano, pero es poco probable.
-Y si Akop la hubiera atrapado, ya la habría usado contra nosotros-añadió Alyan.
-Así que sólo queda una opción.
-Los lobos-suspiró el rey.
Jana acarició el rostro preocupado de su esposo.
-Algunos son bastante civilizados-le recordó.
-La mayoría son salvajes, Jana. Si la han encontrado...
La chica se estremeció.
-¿Podemos mandar alguna expedición discreta?-preguntó.
-Sí, pero no podemos adentrarnos mucho. Carelle consiguió arruinar los tratados de paz con ellos. Si encuentran hadas en su territorio lo considerarían una declaración de guerra.
-¿Y los vampiros?
-¿Vampiros y lobos en el mismo territorio?-Alyan negó con la cabeza-no quiero pensar en lo que podría ocurrir.
Anjana suspiró.
-Breena no se resignará. Incordiará a André hasta que consiga su ayuda.
-Pero quizás sea demasiado tarde-aventuró el chico pasándose las manos por la cabeza-enviaré esa expedición y que sea lo que tenga que ser.
-Bien. Yo haré una visita a Elise. Quizás ella y su intuición consigan algo.
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