Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

29. capítulo

Por fin el último capítulo.
Mañana un pequeñísimo epílogo. Y en unas semanas, la nueva novela. Un gran beso para todas.

Kai caminaba por el jardín del palacio. El enfado que sentía hasta hacía poco con Zuria empezaba a desaparecer. Aunque dudaba que pudiera ir a dormir esta noche con ella. Cuando André anunció el nuevo embarazo de Breena, la tristeza y la furia le habían dominado hasta el punto de tener que irse. Su lobo pedía a gritos salir, pero debía contenerlo. Seguramente mataría del susto a varias hadas si se transformaba. Así que había ido a refugiarse con su hijita. Así debía haber sido anunciada ella también. Con su propia ceremonia dentro de la manada, con alegría e ilusión. En cambio, la realidad era que, si no hubiese ido a buscar a Zuria, nunca se habría enterado de su existencia.


Un ruido a su espalda le sorprendió. Cuatro hadas le habían rodeado sin darse cuenta.


-Soy Lyam, alfa Kai-se presentó uno de ellos-hombre de confianza del rey.


-Lo sé, te recuerdo de la reunión. ¿Qué queréis?


-Tienes que acompañarnos-ordenó el hada.


Kai entrecerró los ojos.


- ¿Por qué? ¿Ha sucedido algo?


-Sólo tenemos orden de hacer lo necesario para llevarte dentro.


-Es decir, si me resisto me llevaréis a la fuerza.


El soldado no respondió, pero Kai entendió por su postura que así era. Suspiró y decidió obedecer. Después de todo, parecía que iba a tener que dejar salir a su lobo.


Bajaron la escalera hacia las mazmorras, pero las pasaron de largo y siguieron hasta una puerta que había al fondo del pasillo. Lyam abrió la puerta y cedió el paso al lobo que entró tras dudar un momento. Después hizo un gesto de despedida con la cabeza y salió cerrando la puerta y dejando sólo al lobo. Kai se sentó en la cama sin entender nada.




Zuria bajó nerviosa a las mazmorras. Cuando Anjana sugirió usar la habitación donde Alyan la había encerrado para hacer lo mismo con Kai le pareció buena idea. Pero ahora no lo tenía tan claro. ¿Qué iba a hacer si él seguía negándose a hablar?


-No se negará hada-le respondió Alexia cuando se lo preguntó al resto de mujeres.


-En cuanto te mire no podrá ni pensar-añadió Breena.


Así que se había bañado, perfumado y maquillado. Y se había puesto una de las túnicas de ceremonia que las hadas habían usado hasta hacía poco. Una prenda transparente que se cerraba sólo con un lazo en el cuello. Se puso una capa por encima y reuniendo valor bajó hasta la puerta donde la esperaba Anjana. Respiró varias veces para darse valor. Luego se quitó la capa e hizo un gesto a la reina.


-Suerte cuñadita-sonrió ésta abriendo la puerta.


Zuria se deslizó dentro con rapidez y Anjana volvió a cerrar. El ruido alertó al lobo que la miró sorprendido.


- ¿Qué haces aquí? -preguntó- ¿dónde está Gabi?


-Está bien. Jana y Breena se encargarán de ella.


- ¿Qué diablos está pasando, Zuria? Y ¿qué llevas puesto? -preguntó el chico tomando conciencia de repente del cuerpo casi desnudo del hada.


Zuria le miró sin saber cómo empezar. Luego se acercó a él y le acarició la mejilla.


-Necesitamos hablar, Kai.


-Diles que abran la puerta, Zuria. O la romperé.


Ella negó con la cabeza.


-No podrás. Está revestida de la magia de las hadas. No se abrirá hasta que no hayamos hablado.


-No tengo nada que decirte-aseguró él.


Zuria sonrió con tristeza.


-Pero yo sí, Kai. En realidad, tenía que habértelo dicho hace mucho tiempo. Pero creo que no he entendido lo herido que estabas hasta que he visto hoy tu reacción cuando André ha dicho que Breena está embarazada. Creía que sólo era ese estúpido orgullo de macho alfa que los hombres tenéis.


- ¿Orgullo? No es una cuestión de orgullo. Ibas a apartarme de mi hija, Zuria. Ibas a impedirme conocer a mi propia hija.


Las lágrimas asomaron a los ojos violetas de la chica.


-Lo sé y lo siento, Kai. Tomé una decisión equivocada. Seguramente, con el tiempo, me habría dado cuenta de que no tenía derecho a hacerlo. Pero en ese momento yo estaba muy confundida.


La chica se volvió hacia la ventana para mirar el jardín.


-Sabía que no podía unirme a Erik. No era justo para él y además terminaríais matándoos. Pero tú no me querías contigo tampoco; así que no tenía opciones, Kai. Tenía que irme. Elise y Jared me acogieron. De hecho, parecían estar esperándome. A veces creo que Elise es un poco bruja. Y cuando empezaba a pensar que podía salir adelante, cuando había dejado de llorar a todas horas por lo mucho que os echaba de menos a toda la manada, me di cuenta de que estaba embarazada.


-Te dije que nos uniríamos si eso sucedía, Zuria-recordó el lobo.


Ella se volvió para mirarle enfadada.


-Habría estado unida a Erik si me hubiese quedado en la aldea, Kai. Tú no querías un hada como compañera, lo dejaste claro. Y yo decidí no imponértelo.


-No habría permitido que te unieras a Erik después de lo que pasó aquella tarde. La mañana que te fuiste iba a hablar con él.


-No te escondí a la niña para hacerte daño, Kai-aseguró la chica acercándose a él-pero siento haberlo hecho, de verdad.


-No hagas eso-advirtió él cuando sus cuerpos se tocaron.


- ¿Por qué Kai? Soy tu compañera. No puedes negarte. Eso funciona para los dos.


El chico la sujetó las manos que ella había deslizado hasta su rostro.


-Si sigues...te tomaré, Zuria. Estoy furioso y no quiero hacerte daño. Abre la puta puerta y deja que salga o...


El hada sonrió provocándole.


-O ¿qué? -preguntó volviendo a acercar su cuerpo a él.


El lobo la miró un momento con la mirada nublada por el deseo. Luego soltó una maldición y le liberó las manos para agarrar su melena y su cintura y devorar su boca. No quedaba en él ni rastro de la frialdad de las últimas semanas. La aplastó contra su cuerpo con tal fuerza que Zuria tuvo que empujarle para poder respirar. Los dos jadeaban cuando él liberó su boca. Kai pareció querer decir algo, pero apretó los labios y en lugar de hablar la cogió en brazos y caminó hacia la cama. Sin dejar de besarla, la dejó encima y rompió el cierre de la túnica. Zuria le tiró del pelo para mantener sus bocas juntas mientras el lobo se arrancaba la camisa y se tumbaba encima de ella.


-Kai...-gimió ella cuando los labios del lobo se deslizaron hasta sus pechos.


-Schhh...-ordenó él-cállate Zuria.


El chico se retiró para quitarse los pantalones y el bóxer de un tirón. Zuria le miró impaciente desde la cama y no protestó cuando él se introdujo en su interior con una embestida. Levantó la pelvis buscándole impaciente y juntos encontraron un ritmo salvaje que les llevó enseguida al orgasmo. Los dos, sudorosos y jadeantes permanecieron abrazados un rato sin poder hablar. Luego Kai se hizo a un lado y la atrajo hacia sus brazos.


-Mierda-exclamó haciendo que Zuria levantara la cabeza-me he corrido dentro-explicó a la chica.


Ella encogió los hombros y volvió a apoyar la cabeza en su pecho.


-No importa. De todas formas, quiero más bebés.


Él se incorporó para mirarla haciéndola apoyar la cabeza en la almohada.


-No demasiado pronto, hada. No es bueno para ti.


Ella sonrió y le acarició la cara.


-Pareces muy satisfecha-dijo mirándole los ojos brillantes y la cara ruborizada.


-Has estado castigándome sin dejar que me corriera durante días, Kai. ¿Te extraña que lo esté?


- ¿Te he hecho daño?


-Si te refieres a hoy, no. Prefiero esto a que seas tan frío como estos últimos días.


-Lo siento-murmuró él-estaba muy dolido.


Ella le miró con ternura.


-Está bien, puedo perdonarte. Siempre que tú me perdones a mí.


-Ya lo he hecho-aseguró-y ahora abre esa puerta. No quiero ni imaginarme lo gracioso que les estará resultando esto a esos vampiros y a tu hermano.


Ella rio con ganas.


-No te preocupes, en realidad sólo lo saben las mujeres. Así que tu orgullo estará a salvo.


La cerradura de la puerta se abrió y Kai se vistió con rapidez.


-Toma, ponte esto-dijo tendiéndole su camiseta-espero que no hayas andado por todo el palacio con esa túnica.


Zuria le sonrió sin negarlo mientras se ponía la camiseta que le cubría hasta medio muslo. Luego los dos caminaron hasta la puerta.


-Zuri-murmuró el chico cogiéndole de la cintura-antes de salir de aquí hay algo que quiero decirte. Cuando te fuiste me di cuenta de algo. Te quiero más de lo que pensé nunca que podría querer a alguien. La aldea, la manada, todo lo que era importante en mi vida, es ahora menos importante que tú. Estaba destinado a unirme a una loba fuerte y, en su lugar, me he enamorado de un hada. Pero no puedo evitarlo, ni siquiera quiero evitarlo. Tú me haces feliz. Y nuestra hija me hace feliz. ¿Te quedarás conmigo, Zuri?


-Kai...no te imaginas el tiempo que llevo esperando que digas eso.


Se besaron con pasión. Enseguida las manos del lobo se deslizaron de nuevo por debajo de la camiseta que se había puesto el hada. Él la levantó en volandas para estrecharla con fuerza.


- ¿Tenemos que volver? -preguntó él.


Zuria negó con la cabeza.


-Gabrielle está con Elise. Estará bien.


El lobo llevó a su compañera a la cama y volvieron a unirse con rapidez. Cuando el orgasmo la sacudió, el hada no reprimió las palabras que tantas veces había callado.


-Te quiero-jadeó.


Y el beso del lobo fue su recompensa.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro