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28. Capítulo

¡Hola lectoras! Os comunico que éste es el penúltimo capítulo de Zuria. Publicaré el último más un pequeño epílogo la semana que viene, seguramente el sábado como siempre.
He comenzado una nueva novela pero aún no está terminada. Ya sabéis que hasta que no la acabe no empezaré a publicarla, así que estaré unas semanas "desaparecida". Además aprovecharé para cambiar algunas portadas.
Ya me contaréis en los comentarios qué os parece el final de Zuria. Gracias, como siempre por leerme. Un gran abrazo a todas.

Cuando se despertó al día siguiente, Kai ya se había ido. Ella suspiró y se levantó con esfuerzo. Después de alimentar a su pequeña, bajó al comedor con ella en brazos.
-Buenos días, Zuria-saludó Breena alegre-ven siéntate a desayunar con nosotras.
Las demás mujeres estaban sentadas a la mesa con sus hijos y la miraron sonrientes. El hada violeta sonrió con timidez y se sentó con ellas.
- ¿Dónde están todos? -preguntó.
-En el despacho de Alyan. Están intentando llegar a un acuerdo con tu lobo. -explicó Jana.
-Ya...-Zuria bajó la mirada para ocultar las lágrimas.
Las chicas se miraron entre ellas.
-Bueno, ya está bien-sentenció Alex-cuéntanos qué diablos pasa, Zuria.
La chica miró a la vampira sin saber qué decir. Breena se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros.
-Es hora de que confíes en nosotras, hermanita. Ya no estás sola.
-No puedo hablar de esto, me da muchísima vergüenza.
-Si crees que nos vas a escandalizar, Zuria, es que no nos conoces-aseguró Jana.
- ¿Las cosas siguen igual de mal? -preguntó Elise.
-Peor-murmuró la chica-está tan enfadado que no me habla más que lo imprescindible. No quiere tocarme, ni...no puedo vivir con él así.
- ¿No habéis vuelto a acostaros? -quiso saber Alex.
Zuria se puso roja antes de contestar.
-Sí, pero...
- ¿Te está haciendo daño, Zuria? -la indignación se hizo notar en el tono de voz de Breena-porque si es así...
-No-negó la chica-siempre es cuidadoso, pero...sólo lo hace, como si fuese algo que hay que hacer. Sin ninguna pasión. Y sin dejar que yo...bueno...
Las chicas se miraron entre ellas en silencio.
- ¿Te has disculpado por esconderle el embarazo, Zuria? -preguntó Elise al hada.
-He intentado hablar con él, pero no quiere escucharme.
-No lo has hecho, entonces.
-No, supongo que no.
Las chicas volvieron a mirarse y luego asintieron.
-Vale, empezaremos por ahí. Tienes que conseguir que te escuche.
-No lo hará.
-Sí-afirmó Breena-sí lo hará, tienes que conseguir su atención.
-Sólo necesitas un buen escenario-aseguró Jana.
-Te ayudaremos a prepararlo todo-añadió Alexia.
-Pero...
-Estás enamorada de tu compañero, Zuria. Es hora de que se lo demuestres-afirmó Elise.
Zuria miró a la vampira con aspecto más joven durante un momento. La seguridad en el rostro de ésta la hizo decidirse.
-Está bien-aceptó- ¿qué tengo que hacer?

Zuria no vio a Kai hasta la cena. El ambiente parecía mucho más relajado. Después de todo el día tratando de llegar a acuerdos, estos parecían posibles. Hadas, lobos, vampiros y vamps estaban unidos como no lo habían estado nunca.
-Estás contento-afirmó Zuria cuando se sentó al lado de su compañero para cenar.
-Será un buen pacto para los lobos. Estaremos en paz, solo tendremos que preocuparnos de nosotros mismos.
- ¿Y el resto de las manadas?
-Damon les ofrecerá lo mismo. Tu hermano tiene más dudas, pero acabará cediendo. Y el vamp-Kai se encogió de hombros-ya tiene alianzas con casi todas ellas.
-Me alegro de que todo haya ido bien-aseguró la chica.
Kai la miró dudoso.
-Nos iremos pasado mañana, Zuria. No puedo quedarme más tiempo.
-Bien-aseguró la chica-tengo ganas de verles a todos.
- ¿De verdad vais a iros tan pronto? -protestó Alyan que estaba sentado muy cerca de ellos.
Zuria miró a su hermano con cariño.
-Tenemos una aldea de la que cuidar, Alyan. Seguro que lo entiendes mejor que nadie.
-Además ahora nos veremos a menudo, hermano-aseguró Breena-ya no hay motivo para que no podamos visitarnos.
-Tú tendrás un motivo para no viajar en unos meses, hada-André la lanzó una mirada de advertencia que hizo que Breena resoplara y Elise sonriera.
-Tenías que decirlo ya ¿verdad? -gruñó el hada.
El vampiro la atrajo hacia él y la besó en la mejilla. Luego miró al resto sonriendo.
-Sheely tendrá un hermano en unos meses, familia-anunció.
Todos felicitaron a la pareja encantados. Damon guiñó un ojo a su hermano con picardía y Alexia les abrazó a los dos con fuerza. Durante un momento todo fueron exclamaciones de alegría.
- ¿Dónde está Kai? -preguntó Jared.
Zuria le buscó con la mirada, pero era evidente que el lobo había salido del comedor.
- ¿Ves lo que has hecho, André? -preguntó Breena enfadada-por eso no quería decirlo. Sabía que no lo iba a tomar bien.
-Eso es su problema, cariño. Tu primer embarazo tampoco fue precisamente en las mejores circunstancias así que no iba a perderme anunciar el segundo como debe hacerse. Kai tendrá que superarlo, como hemos hecho los demás.
Alyan y Anjana asintieron con la cabeza. Tampoco su embarazo fue un cuento de hadas precisamente.
-Está en tu habitación-informó Alexia-ve con él, Zuria. Es el momento.
La chica miró dudosa a su hermana y su cuñada que la sonrieron.
-Ve-ordenó Elise mirándola con fijeza.
Zuria dio la vuelta y caminó sin detenerse a pensar hasta la habitación que ocupaban. Antes de poder arrepentirse empujó la puerta y entró. Kai estaba sentado en el sofá con su hija en brazos que protestaba sin parar. Zuria se sentó junto a él sin decir nada y se descubrió para alimentarla.
-Voy a dar un paseo-dijo el lobo-necesito tomar el aire.
Zuria suspiró cuando el lobo salió de la habitación. Terminó de dar la toma a su bebé y le cambió el pañal. Luego empezó a desarrollar el plan que había trazado con el resto de las chicas.

- ¿Puedes decirme por qué el bebé de los lobos está en nuestra habitación, Elise? -preguntó Jared cuando vio la cunita al acostarse.
La vampira sonrió.
-Necesitan un rato sin interrupciones, vamp. Y yo me he ofrecido a cuidar de la niña.
El chico miró a la vampira con diversión.
- ¿Por qué Alexia, Breena y tú os metéis siempre en líos? -preguntó.
-Y Jana-añadió Elise mientras bostezaba al acostarse-no te olvides de Jana. En realidad, la idea ha sido suya.
Jared hizo rodar los ojos.
-No voy a preguntar qué estáis tramando, esposa. Pero si echáis a perder un día entero de negociaciones, las mujeres de esta familia tendréis problemas para sentaros una buena temporada-advirtió.
Elise se acurrucó contra él mimosa.
-De momento, preferiría tener problemas para andar mañana, Jared. ¿Puedes hacer algo al respecto?
El deseo asomó inmediatamente a los ojos del rey.
-Sí, querida. Ya lo creo que puedo-murmuró contra su boca mientras sus manos la buscaban ya por debajo de las sábanas.

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