Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25. Capítulo

- ¿Estás bien? -la preguntó su cuñada al día siguiente.


Zuria la miró mientras cambiaba el pañal a Gabrielle.


- ¿Por qué lo dices?


-Porque pareces total y absolutamente infeliz. No has sonreído ni una vez en toda la mañana.


El hada se encogió de hombros con tristeza.


- ¿Las cosas siguen mal entre Kai y tú?


-No han mejorado demasiado. Decir que sigue... enfadado es una manera suave de decirlo.


La loba la miró con lástima.


-Pensé que se le pasaría mucho antes. Intentaré hablar con él, ¿de acuerdo?


-No, no lo hagas. Tengo que resolver esto yo sola. No le gustará que intervengas.


-Está bien, pero dímelo si se pasa. Me encantará patear su culo de lobo.


Zuria le dirigió una sonrisa de agradecimiento a su amiga antes de ir a su casa para echar a dormir a su bebé.


Esa noche, cuando Kai volvió a casa, ella no le dirigió la palabra. Cenaron en silencio y después de recoger, ella fue a acostarse mientras Kai se quedaba en el salón. Zuria se quedó dormida enseguida. Estaba agotada de la noche anterior. Kai la despertó al acostarse a su lado un rato más tarde. Ella trató de girarse para seguir durmiendo, pero el lobo la mantuvo boca arriba mientras tiraba de sus bragas con una mano.


-No-Zuria esperaba que la negativa hubiese sonado lo bastante fuerte.


-Eres mi compañera, no puedes negarte.


-Puedo hacerlo. No voy a dejarme usar.


Kai encendió una lámpara y la miró a los ojos.


-Ahora eres parte de la manada. Y sigues nuestras normas. Los compañeros no se nena el uno al otro, nunca. Si tengo que usar la orden del alfa lo haré.


-No funcionará. Soy un hada ¿recuerdas?


El lobo sonrió burlón.


-Has parido a una loba. Su sangre se ha mezclado con la tuya. Funcionará.


-Yo también tengo mi magia, lobo.


-Bien. Probemos entonces si puedo someterte, Zuria.


Ella se concentró en tratar de reunir su magia. Relajó su mente, pero no pudo hacer lo mismo con su cuerpo. Éste se negó a soltar el golpe de magia contra el lobo. En su lugar, ella, horrorizada, no pudo evitar sentarse sobre sus talones y bajar la cabeza en un gesto de sumisión.


-Parece que mi magia gana a la tuya, hada. Mírame ahora.


Ella obedeció muy a su pesar. Kai la miró serio.
-Podemos hacer esto de dos formas, Zuria. Mantienes tu voluntad y dejas que te folle. O sigues la mía y dejas que te folle. El resultado será el mismo. Tú decides.


La chica le miró parpadeando para alejar las lágrimas.


-Déjame libre-ordenó.


Él lo hizo inmediatamente. Zuria se tumbó boca arriba sin mirarle y el lobo se alejó un momento para coger un preservativo y ponérselo. Luego, se acostó encima de ella separándole las piernas. Se hundió con cuidado en su interior. Como la noche anterior, no fue brusco en absoluto, pero no trató de excitarla, no la tocó ni la besó. Ni siquiera la quitó la camiseta. Simplemente, embistió en su interior hasta correrse. Y como la noche anterior, cuando terminó, un simple "buenas noches" y ya estaba dormido. Zuria no pudo quedarse en la cama esa noche. Se levantó con cuidado y fue a acurrucarse al sofá. Allí lloró hasta quedarse dormida.



Al día siguiente, Zuria decidió cambiar de actitud. Si Kai se comportaba con frialdad, ella le demostraría que ella podía ser un témpano de hielo. No volvería a llorar. Le seguiría la corriente y trataría de aprovechar lo que pudiera. Pero él no volvería a verla mostrarse débil ni dolida.


Ese día, Kai llegó a casa con señales de pelea.


- ¿Qué diablos te ha pasado? -preguntó el hada asombrada.


-Al parecer, a Drew no le gusta demasiado cómo te trato-el chico entró en el baño para lavarse las heridas de la cara.


-Yo no le he dicho nada -aseguró Zuria.


-Lo sé. La conexión con el beta a veces es una mierda. ¿Cómo está Gabi?


-Dormida. Iba a acostarla cuando has llegado.


Kai cogió a la niña de los brazos de Zuria.


-Yo lo haré-se ofreció él.


Zuria preparó la cena pensando que, al menos, Kai era un padre maravilloso. La mirada se le iluminaba cada vez que cogía a su hijita y, excepto alimentarla, cuidaba de ella igual que su madre.


-Me reuniré mañana con mi hermano-anunció el hada mientras cenaban.


Kai dejó de comer para mirarla.


-Si planeas volver a irte...


-Planeo ver al hermano al que hace semanas que no veo. Si no se ha presentado aquí en pie de guerra es por que Elise le ha tranquilizado y le he prometido reunirnos.


- ¿Y dónde os reuniréis? ¿en el bosque? ¿como si fueseis ladrones?


-Ya sabes que no puedo ir al palacio. Si alguien más conoce nuestra relación podrían quitar el trono a Alyan. Y yo tendría que aceptarlo.


-Eres la compañera del alfa. No podrías ser la reina de las hadas. No puedes ser las dos cosas a la vez.


Zuria le miró atónita.


-Oh, Dios. Es cierto. No puedo...


Se levantó de la mesa inquieta.


-Tengo que preguntárselo a Alyan. Creo que has encontrado la solución, Kai. Ahora puedo volver al reino como la hermana del rey.


Más feliz que en los últimos días, Zuria se preparó para acostarse. Estaba casi dormida cuando Kai se acostó a su lado. Como las noches anteriores, él la poseyó con delicadeza, pero sin hacer nada para excitarla lo más mínimo. El hada, esta vez, decidió no conformarse y le abrazó la cintura con las piernas para moverse buscándole. Poco a poco, el placer comenzó a llegar y ella tuvo que contenerse para no abrazarle. Sentía como el orgasmo se acercaba y se movió más rápido buscándole. Entonces, Kai paró. Ella gimió frustrada. El lobo salió de su interior y le hizo darse la vuelta para ponerla boca abajo. Así, la volvió a penetrar. Zuria se revolvió y él la sujetó las manos en el colchón.


-No vas a lograrlo, Zuria-la susurró en el oído mientras se movía despacio pero profundamente.


-Te odio-declaró ella. Y en ese momento le odiaba de verdad.


-Lo sé, nena- aseguró él con un gemido justo antes de correrse.


Zuria salió de la cama en cuanto él se retiró. Totalmente frustrada salió al exterior y se dejó caer de rodillas en la hierba. Estar al aire libre la despejó la cabeza con rapidez, aunque no alivió la palpitación entre sus piernas. De repente, entendió lo que Kai estaba haciendo. La estaba castigando. Él no había perdonado su escapada, pero, sobre todo, no había perdonado que le ocultara su embarazo. Llevaba tres semanas en la aldea y aún no la había perdonado. Y quizás no lo hiciera nunca. Él sería un buen padre, un buen compañero en todos los aspectos, pero sin ningún afecto. Ni siquiera el placer físico les uniría. Se mordió el labio inferior en un esfuerzo por contener las lágrimas. Se levantó y respiró dos veces cuando oyó el llanto de su hija. Gabrielle la reclamaba y se alegró de tener algo que hacer. No iba a poder dormir mucho esa noche.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro