20. Capítulo
Dos semanas más pasaron con rapidez. En ese tiempo, Zuria había ido hasta la frontera para encontrarse con su hermano. Drew y Erik la habían acompañado y ella le había dicho a Alyan que iba a unirse al chico.
-¿No eras la mujer del alfa hace nada?
-Aquí las mujeres pueden elegir, Alyan. No se parecen a las hadas.
-Y ¿quieres hacerlo? ¿Sientes algo por ese chico?
-Él es...bueno conmigo. Me protegerá. Y tendré una familia.
-Ya tienes una familia, Zuria. Nos tienes a nosotros. No tienes que unirte a ningún lobo para eso.
La chica le miró con una sonrisa triste.
-Me gusta Erik, Alyan. De verdad. Sé que estaré bien con él.
Alyan cogió a Zuria por los hombros y la volvió hacia él muy serio.
-No puedes conformarte con estar bien, Zuria. Tienes que ser feliz. Te mereces ser feliz. Y créeme que hay una diferencia terrible entre las dos cosas. He visto como miras al alfa. No serás feliz con otro lobo y lo sabes.
-Con el tiempo, quizás...
-No te engañes, Zuria. Y recuerda que puedes volver a casa cuando quieras. Nos arreglaremos con nuestro pequeño problema.
-Gracias hermano. Dale recuerdos a Anjana. Espero poder verla pronto. Y tengo ganas de conocer a tu hijo.
-Pronto, Zuria. Ahora vete. Los lobos empiezan a impacientarse.
Los dos hermanos se despidieron y ella volvió con los lobos. Al entrar en la aldea, Andrea salió a su encuentro.
-¿Sabes que falta poco más de una semana para la ceremonia?-preguntó con los brazos en jarras.
-Sí, claro que lo sé.
-Y aún no tienes un vestido. No sé en qué estás pensando, hada.
-Venga Andrea, hay cosas más importantes que el vestido-intervino Erik cogiéndola por la cintura.
-A casa. Ahora. Vamos a hacer una prueba-ordenó la loba.
Zuria suspiró mirando al lobo y éste la sonrió encogiéndose de hombros.
-Será mejor que vayas antes de que te desnude aquí mismo-dijo risueño-aunque no me molestaría, claro.
Zuria rio y le besó en los labios con brevedad. Luego siguió a Andrea a la casa.
El vestido que Andrea la había preparado era muy bonito. Y muy apropiado para un hada.
En ligera gasa blanca, con un bonito escote y una falda amplia con cola. Zuria sonrió a Andrea cuando salió de la habitación con él puesto. La loba la miró sorprendida.
-Te queda perfecto. Ni siquiera tenemos que tocarle.
-Es precioso, Andrea. Muchas gracias por...
Las voces de Drew y Kai entrando en la casa la hicieron callar. Los dos lobos entraron en el salón.
-Vaya, Zuria. Estás preciosa. Erik va a quedarse deslumbrado-comentó Drew al verla.
-Gracias, Drew ¿Crees de verdad que le gustará?-preguntó el hada sin mirar al alfa.
-Seguro que sí-intervino Andrea-aunque le gustará más quitártelo, claro-añadió guiñándole un ojo.
Zuria se sonrojó y Kai salió de la casa sin decir ni una palabra.
Drew se volvió hacia su compañera.
-Te encanta torturarle ¿verdad?-preguntó fingiendo enfado.
La loba sonrió.
-Se lo tiene merecido por idiota-afirmó-y ahora vamos a ver qué hacemos con tu pelo para que quede bonito con el vestido.
Zuria suspiro. Ya no la apetecía prepararse para la boda. La alegría anterior se había desvanecido. Sin embargo, fingió una sonrisa y dejó que su amiga la recogiera y soltara el pelo cien veces. Luego, cuando estuvo satisfecha, Zuria se cambió de ropa y corrió a su lugar favorito junto al río. Se apoyó contra el tronco del viejo árbol, intentando absorber su energía y dejó que las lágrimas resbalaran de sus ojos. No se volvió para mirar cuando oyó pasos detrás. Sabía que era él.
-No deberías estar aquí-susurró.
Kai se quedó muy cerca, pegado a su espalda.
-Casi nunca hago lo que debo cuando estás tú por medio, Zuria.
-Vete, Kai. Si alguien nos ve juntos le irá con el cuento a Erik.
El alfa la hizo girarse.
-No quiero irme-aseguró mirándola a los ojos-quiero llevarte a mi cama y no dejar que te levantes nunca. Quiero hundirme en ti hasta que nos olvidemos de todo. Quiero...
El hada le puso la mano en los labios para obligarle a callar. Kai la cogió y besó el interior de su muñeca haciéndola estremecerse. Luego, sin dudarlo, se inclinó y la besó. Y Zuria, sin dudarlo, le abrazó y se apretó contra él. Las manos de Kai se deslizaron por sus piernas subiéndole el vestido sin dejar de besarla. Ella tiró de su camiseta hacia arriba hasta que él se la sacó de un tirón. Se arrancaron el resto de la ropa antes de dejarse caer al suelo. En el momento siguiente, Kai se deslizaba dentro del hada.
-Dios,como te he echado de menos-susurró el chico en su oido mientras embestía con fuerza.
Zuria se abrazó al lobo y apretó las piernas a su alrededor para salir a su encuentro. Pronto, los dos estallaron a la vez en un orgasmo intenso.
Kai se deslizó a su lado y trató de abrazarla. Los ojos de Zuria se habían llenado de lágrimas.
-¿Qué hemos hecho? -preguntó incorporándose-¿cómo he podido?
Se levantó y se vistió con torpeza.
-Zuria-llamó Kai.
-No puedo creerme lo que he hecho...
-Zuria...
-Erik no se merece esto.
El lobo la detuvo cuando estaba a punto de echar a correr con los zapatos en la mano.
-Basta Zuria. No puedes ir así a la aldea.
-Tengo que decirle a Erik lo que ha pasado. Le pediré perdón y no volverá a ocurrir.
-Yo hablaré con él. Tú no puedes ir ahora a verle. Llevas mi olor. Lo sabrá antes de que empieces a hablar.
-¡No!-gritó ella-prométeme que no le dirás nada. Soy yo la que tiene que hablar con él.
-Zuria, no lo entiendes. No es tan fácil. Yo...no he tenido cuidado las últimas veces. Puede que estés embarazada.
La chica le miró sin poder creer lo que él decía.
-¿Lo has hecho adrede?-preguntó.
-No-aseguró él-simplemente no he pensado en ello. No sé qué me ha ocurrido. Pierdo el control cuando se trata de ti.
-Mantenías perfectamente el control cuando estábamos juntos, Kai. ¿Qué ocurrirá en ese caso, lobo?
-Nos uniríamos, por supuesto.
Ella le miró con decisión.
-No voy a unirme a nadie por algo así, Kai. Si estoy embarazada me las apañaré, te lo aseguro.
Se volvió para irse.
-Y no hables con Erik-le exigió volviendo a mirarle-se merece que sea yo la que lo haga. Si me acepta después de esto, me uniré a él.
-No permitiré que otro hombre críe a mi hijo-aseguró el chico.
-Nunca sabrás si es tuyo, Kai. La ceremonia es dentro de una semana. El niño será de Erik y no podrás demostrar nada. No te acerques de nuevo a mí.
La chica corrió hacia la aldea. Kai estuvo a punto de ir tras ella, pero decidió darle un poco de tiempo.
-Maldita mujer testaruda-masculló mientras se vestía pensando qué decirle a Erik.
Por supuesto, sería él quien hablara con el lobo. Y luego arrastraría a ese hadita terca a su casa y la ataría a la cama. Pero esperaría al día siguiente. Los dos necesitaban un poco de tiempo para pensar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro