19. Capítulo
Había pasado una semana desde el día que Erik la había ofrecido su protección. En ese tiempo ella no había visto a Kai más que de lejos. Entre ellos y Erik la habían explicado que tenía que pasar al menos un mes para poder irse a vivir con él. Era la norma para todas las mujeres que habían estado antes con otro lobo. De esta forma se sabía con certeza que no estaba embarazada. Así que, mientras llegaba la fecha que habían fijado estaba viviendo con Andrea y Drew.
-Hola Zuria-saludó Erik cuando entró a buscarla por la tarde-¿damos un paseo?
-Hola Erik. Sí, claro. Vamos.
El chico la cogió de la mano y caminaron juntos hacia las afueras de la aldea. Hablar con Erik era fácil y, sin darse cuenta, llegaron a la zona del río donde Kai y ella habían hecho el amor una vez.
-Ven, siéntate-pidió el lobo sentándose bajo un árbol.
La chica lo hizo sonriéndole con timidez. Erik la abrazó y se acercó para besarla. Zuria no pudo evitar echarse para atrás.
-¿Ocurre algo?-preguntó él.
-No, no. Lo siento. Me he... sorprendido.
Erik la miró con profundidad y la sujetó por la nuca con suavidad. Lugo bajó la cabeza para besarla con dulzura. Zuria trató de relajarse y consiguió disfrutar del beso. Le abrazó y empezó a responderle, pero cuando el lobo la hizo tumbarse y deslizó sus manos por debajo de la camiseta de la chica, ella no pudo evitar sujetarle la mano agobiada.
-Lo siento-murmuró-no puedo.
-No va a ocurrir nada, Zuria. No podemos acostarnos todavía. No hasta la ceremonia. Sólo quiero besarte.
-Lo sé. Lo siento, Erik. Yo...
-Estás enamorada de él.
La chica no lo negó. No podía mentir.
-No te preocupes, Zuria. Lo sé desde hace mucho. Y lo sabía cuándo te ofrecí ser mi compañera. No te pediré nada hasta que no estés preparada, te lo prometo.
Ella le miró agradecida.
-No te merezco, Erik. Intentaré ser una buena compañera, de verdad.
-Lo sé. De momento, seremos amigos ¿de acuerdo?
-De acuerdo-aceptó ella con una sonrisa.
Volvieron a la aldea cogidos de la mano. Al pasar por la plaza común se encontraron de frente con Kai y Drew.
-Hola-saludó afable Erik.
Drew respondió a su saludo pero Kai se limitó a mirar las manos unidas de la pareja de tal forma que Zuria deseó soltarse. Erik la acompañó hasta la casa de Andrea y se despidió de ella con un beso.
-Te veré luego.
La chica entró en la casa. Al parecer su amiga había salido, ya que ni ella ni el bebé estaban por allí. Dudó si ir a buscarla, pero decidió que un rato de soledad le vendría bien. Acababa de sentarse en el salón cuando Kai entró en la casa.
-Drew no está aquí-informó la chica.
-Sé perfectamente dónde está mi beta.
-¿Entonces qué quieres, Kai?
-¿Te has acostado con Erik?
Zuria le miró con incredulidad.
-Si esperas que te responda a eso...
-¿Os habéis acostado, Zuria?
-Vete al infierno, Kai. No tienes derecho a preguntarme algo así. Erik y yo vamos a unirnos en unas semanas. Es asunto nuestro lo que hagamos.
El alfa se acercó a ella y la levantó del sofá. Luego la besó con brusquedad, mientras ella forcejeaba asustada.
El lobo la levantó en brazos para llevarla a la habitación que estaba utilizando. La dejó encima de la cama y, sin dejar de besarla, le sujetó las manos.
-Eres mía-murmuró-ese idiota no va a tenerte.
-Ese idiota me trata con mucho más respeto de lo que lo has hecho tú nunca-aseguró la chica esquivando sus labios.
-No puedes unirte a él-afirmó bajando los labios hasta mordisquear un pezón a través de la ropa.
-¿Vas a pedirme que sea tu compañera?-preguntó la chica.
-No puedo hacer eso-negó el chico soltándola.
Zuria parpadeó para evitar las lágrimas.
-Pues entonces déjame, Kai. Deja que te olvide y me centre en Erik. Deja que trate de ser feliz con él.
-Ojalá pudiera-la mirada del lobo estaba llena de fuego-ojalá pudiera no miraros mientras vais de un sitio a otro cogidos de la mano. Ojalá pudiera no desear matarle cuando pienso que pronto tendrá el derecho a estar dentro de ti.
Zuria se levantó de la cama y retrocedió poco a poco hasta la puerta. Kai avanzaba mientras hablaba.
-Pero no puedo, Zuria. No consigo distraerme ni un minuto. Y sé que no podré soportar que os unáis. Te deseo, te deseo tanto que estoy rompiendo todas las reglas estando a solas contigo. Te deseo tanto que voy a tomarte de nuevo, aunque estés a punto de unirte a otro lobo.
La chica disparó contra él. Estaba fuerte, últimamente pasaba mucho tiempo al aire libre y Andrea se ocupaba de que se alimentara bien y descansara, así que su magia golpeó con fuerza al lobo que retrocedió sorprendido.
-No te atrevas a tocarme, Kai. No dejaré que lo hagas-aseguró el hada.
El lobo avanzó hacia ella despacio.
-Como si pudieras impedirlo-murmuró.
En el instante siguiente, Zuria estaba de nuevo bajo el cuerpo musculoso del alfa y éste exploraba su boca con dureza. Un ruido les sorprendió y Kai se separó de ella inmediatamente.
-Ah, hola. No sabía que estabas aquí, Kai. ¿Has venido a ver a Drew?-preguntó Andrea mirándoles con curiosidad al entrar en la habitación.
-No, he venido a ver a Zuria-respondió el chico con voz ronca.
-Pues será mejor que no os veáis demasiado. Podría haber rumores-el tono de la loba dejaba clara su censura.
-Me importan una mierda los rumores.
-No hables así delante de tu sobrino, Kai. Y deberían importarte. Perjudicas a Zuria y a Erik. Y ninguno de los dos se lo merecen.
El chico se giró hacia la puerta para irse.
-Si te unes a él te arrepentirás, Zuria. Los dos lo sabemos-dijo antes de irse.
-Si me uno a él, me esforzaré en ser la mejor compañera que un lobo pueda tener-aseguró la chica.
Kai apretó los dientes y salió de la casa. Ellas lo oyeron ladrar órdenes para salir de caza inmediatamente.
-¿Estás bien?-preguntó Andrea con precaución.
Zuria sonrió con tristeza.
-No. Pero lo estaré. Tengo que estarlo. Gracias por llegar a tiempo, Andrea.
La loba abrazó a su amiga. Esa noche le contó a Drew lo ocurrido. Aunque el beta ya lo sabía por la conexión con su hermano.
-No puedo creer que sea tan cabezota. Está enamorado de ella. Tanto como ella de él.
-Pero no es una loba-argumentó Drew abrazando a su esposa en la cama.
-Eso no le importa a nadie, en realidad.
-A Kai. Está criado para ser el líder. No puede sentir de otra manera, Andrea.
-Pues la perderá. Por idiota. Se unirá a alguna loba tonta de esas que le persiguen a todas horas y será infeliz el resto de sus días.
-Es probable. Pero no hay nada que podamos hacer para impedirlo.
-Ojalá la hubieseis dejado libre cuando la encontrasteis, Drew.
-Bueno, seguramente, habría tenido un destino mucho peor. Duerme, cariño. Tu hijo te reclamará enseguida para comer.
Andrea se durmió triste por su amiga. Aunque el hada trataba de ocultarlo, no podía evitar oír sus sollozos y maldecía al alfa por ser tan terco.
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