Cuando Kai y Drew entraron en la casa, Andrea estaba despierta y mucho más fuerte. Había amamantado a su bebé y Zuria lo sostenía ahora antes de meterlo en la cuna.
-¿Cómo estás?-preguntó el beta sentándose en la cama con su esposa.
-Mucho mejor. De hecho, podría levantarme si no fuera porque Zuria se empeña en que no lo haga.
-Elise dijo que debes descansar todavía, Andrea. Mañana podrás levantarte un rato-aseguró el hada sin quitar la vista del bebé al que acunaba.
-Esa vampira es impresionante-dijo Drew-ha conseguido entrar en la aldea y salir sin que nadie se diese cuenta.
-La capa con olor a lobo que llevaba ha ayudado mucho-añadió Kai irónico-vamos Zuria, nos retiraremos para que Andrea y Drew descansen. Tenemos una conversación pendiente.
El hada se puso tensa. Kai estaba enfadado y no la apetecía nada quedarse a solas con él.
-Yo...-dudó-quizás debería...
-Kai no...-intervino el beta.
-No puedes...-se oyó a Andrea.
Kai suspiró exasperado.
-¿Podemos irnos a casa, Zuria, por favor?
La chica se levantó. No quería que Andrea se alterara y sabía que su amiga intervendría si no iba de buen grado. Le puso al bebé en los brazos y sonrió.
-Nos veremos por la mañana, Andrea. Descansa.
-¿Estarás bien?
El hada asintió y luego salió de la casa sin esperar al alfa.
El la alcanzó cuando entraba en el salón de su casa.
-Voy a acostarme, estoy muy cansada-dijo la chica.
-Siéntate-ordenó el lobo con brusquedad.
La chica no se atrevió a desobedecer. Se sentó en el sofá y miró a Kai que permaneció de pie delante de ella.
-Has puesto en peligro a la manada.
-No es cierto. Elise no haría nada contra vosotros.
-¿Quién te ayudó a llegar hasta allí?
Zuria dio gracias en su interior a Elise por la compulsión que la obligó a contestar.
-Nadie. Nadie me ha ayudado.
-No te creo. Erik ha estado desaparecido los últimos dos días.
-Las hadas no mentimos. Nadie me ha ayudado.
-¿Sabes que traicionar a la manada se castiga con la muerte o el destierro, Zuria?
-No podía dejar que Andrea muriera, Kai. No sin intentar cualquier cosa antes. Haz lo que tengas que hacer.
El chico paseó por la habitación sin que el hada le interrumpiera.
-Voy a fingir que nada de esto ha ocurrido-resolvió-pero tienes que prometer que no volverás a ser un peligro para los lobos, Zuria.
Ella le miró dudosa.
-No puedo prometer eso, Kai. Si no quieres que sea un peligro tienes que dejar que me vaya.
-¿Por qué? ¿Qué ocultas, Zuria?
Ella negó con la cabeza. No podía decírselo. No sabía si él usaría esa información para su propio beneficio. No podía confiar en él.
-No voy a decirte nada más, Kai.
El destello amarillo en sus ojos indicó que el lobo estaba verdaderamente furioso ahora.
-Es mejor que me vaya-aseguró la chica-saldré por la mañana.
-Ni lo intentes-masculló el alfa-si intentas salir de la aldea te prometo que te encadenaré.
-Pero...
-No voy a repetirlo, Zuria. Desde ahora tienes prohibido salir de casa si no es para ir a ver a Andrea ¿me has entendido? Si te alejas más te vas a arrepentir.
-No puedes retenerme para siempre.
-Apuéstate algo a que sí puedo, hadita.
La chica se puso en pie.
-Pues no me culpes luego a mí por lo que ocurra, Kai. Y, desde luego, olvídate de volver a hacer el amor conmigo. Ese tipo de relación se ha terminado entre nosotros.
Zuria fue a la habitación sin que Kai intentara retenerla. Triste se cambió de ropa y se acostó en la gran cama. Había oído al lobo salir de la casa y se preguntó si iría a buscar a alguna de las lobas que le solían rodear. Con las lágrimas luchando por salir de los ojos se quedó dormida.
Un movimiento unas horas después la despertó. Kai estaba metiéndose en la cama y ella trató de alejarse pero el sueño la había enlentecido. El lobo estaba encima de ella antes de que pudiera darse cuenta. Luchó por empujarle, pero el chico con una risa burlona la sujetó las manos a los lados de su cabeza y bajó la cabeza para besarla en el cuello.
-No te preocupes. No voy a hacerte el amor-aseguró-ya me has dejado claro que no quieres ese tipo de relación.
Una de sus manos se deslizaba por su cuerpo hasta su cadera. En un movimiento rápido la rasgó las braguitas y volvió a sujetarla las manos.
-Sólo voy a follarte-continuó-quizás lo prefieras así.
Se hundió en ella y Zuria protestó molesta. Kai la sujetó la cabeza para poder acceder a su boca y la besó con brusquedad mientras se movía en su interior. Las sensaciones se despertaron en Zuria sin poderlo evitar y pronto estaba moviéndose contra él, buscándolo. Kai la soltó las manos y ella le abrazó. Los dos se agitaron en un intenso clímax que les mantuvo unidos durante mucho tiempo. Luego se durmieron abrazados sin hablar.

En el próximo capítulo habrá cambios importantes para Zuria y Kai.
Como en España tenemos puente, intentaré subir capítulo mañana o pasado como tarde. No es un maratón, pero tres capítulos en tres días está bien, creo. Así que, por favor, no más comentarios de que los capítulos son cortos. Un gran abrazo para todas.