De acuerdo a los libros antiguos, el Eamina es el alma de una persona verdadera. Es su animal de compañía, su compañero de toda la vida. Es un símbolo de poder y capacidad, de riqueza o pobreza. Es la medalla que marca a una persona por el resto de su vida. 

No se puede comparar un Eamina león con un Eamina hormiga, porque el león ha tenido suerte, y la hormiga no. Los ricos son destinados a ser ricos, y los pobres a ser pobres, según las deidades que una vez caminaron por esas tierras. 

Un Eamina lo es todo. Es el vínculo de la persona consigo misma. Una persona sin alma no es realmente una persona. Es un muerto que vaga sin propósito, porque es todavía más inferior que una hormiga. El Eamina es sagrado; una conexión que, de romperse, solo acabaría con el castigo por cometer el Pecado Capital. ¿Qué sucede al hacer eso? Nadie ha sobrevivido para contarlo. 

Es una advertencia, por supuesto. Porque los Eanima son puros a diferencia de las personas. Su poder es un diamante en bruto, una espada de cristal que refleja el arcoíris al ser alumbrado por el Sol. 

De acuerdo a los libros, un Eanima no debe usarse para hacer el mal, porque eso sería apoyar a la Noche sin Luna. 

Pero... si el mal es necesario para salvar la luz del Sol, ¿es válido pecar?