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3. Una verdad inexplicable

En la cárcel, Finnick y los chicos que lo metieron en ese lío se hallaban juntos dentro de una celda simulada en la estación. Los dos felinos tenían las orejas abajo en señal de pena, mientras el zorro del desierto refunfuñaba molesto.

-Malditos mocosos-murmuró en voz baja.

-Te oímos-replicó Celia molesta-, pero...

-Tienes toda la razón para estar enojado con nosotros-Mike intervino de sorpresa-. Entraste en un lío ajeno por nuestra culpa.

Eso dejó en silencio al pequeño zorro del desierto, pero aún así no se le fue la molestia que sentía en su contra.

-Malditos mocosos-repitió nuevamente, como si no tuviera algo más que decir.

Mientras tanto, Savage estaba en su patrulla como siempre, con un plato de pozole pagado por parte de la agencia para quitarle dicho "susto", aunque en ese momento no se encontraba tan tranquilo con eso; se pasó tanto tiempo reflexionando lo sucedido que ni siquiera se dio cuenta de que una futura amiga suya llegó.

-¿Cómo estás hoy, rudo?-dijo una voz femenina sin tono sarcástico ni irónico.

-Hola... Em...-al verla, no sabía qué decir. Pensaba que se trataba de una hembra que sólo buscaba coquetear con él; su equivocación se hizo notoria.

-Hola-respondió la zorra albina que se hallaba justo enfrente de la ventana del conductor-. Puedes llamarme Skye.

-Savage-extendió su pata derecha como saludo-. Jack Savage.

-Sé quién eres, amigo-su respuesta lo dejó frío, pues eso fue inesperado.

-¿D-De dónde?

-Vivo cerca de ti-contestó-, o mejor dicho a un lado tuyo.

-¿Eh?

-Tranquilo-se recargó en la puerta-, es normal que un justiciero olvide que tiene vecinos.

-Ah... Lo siento mucho.

-Descuida, no pasa nada. Sólo venía de paso, eso es todo.

-Bueno... si tú lo dices-estaba por agarrar su volante cuando ella le tomó las dos patas de manera cariñosa.

-Eres muy valiente-le susurró, y por alguna razón la ruborizó el decir eso-, y sé que llegarás más lejos.

Lo soltó, siguió caminando por otro lado y volteó para darle una sonrisa tierna. Estaba claro que le agradaba; el problema era hasta qué punto. Jack todavía sostenía su plato de unicel cuando sonó la radio. Instintivamente soltó el plato, lo que causó que se derramara como el anterior.

-Tch-tomó su radio un poco molesto-. ¿Qué pasa?

-¡Debes de ver esto!-la voz agitada de Garraza no daba un buen augurio, o se desesperaba por otra caja de donas.

-No te preocupes-dijo frunciendo el ceño-, si es por una caja de donas...

-El hospital está en los noticieros-respondió-, pero la puerta es bloqueada por dentro por los encargados.

-¿A qué te refieres?

-¿Recuerdas a ese "animal" que transportaban Finnick y los otros dos?

-Sí.

-Hay algo muy curioso, o mejor dicho extraordinario.

-Ya, ya. Voy para allá.

-¿E-Estás seguro?

-Sí.

-De acuerdo. Mandaré refuerzos si se intensifican las cosas.

-Gracias-colocó nuevamente el comunicador en su lugar, vio su plato y frunció el ceño-. Tch.

El auto llegó hasta el lugar susodicho. Lo que decía Ben era cierto, pues cientos de reporteros atestaban la puerta del cuarto del paciente; lo que se preguntaba era el por qué de todo eso. Después de todo, para causar tanto argüende debía ser algo realmente importante. Lo que nunca imaginó es que fuera un auténtico caos. Para empezar, todos lo reporteros estaban amontonados alrededor de la puerta del paciente esperando que les abriera, lo cual seguramente no harían con tantos reporteros ahí, y eso era de entenderse. Lo que no cabía en su razonamiento era por qué negar la entrada si se trataba de un simple paciente. O al menos es pensaba.

-¿Qué está pasando?-le preguntó a uno de los camarografos del lugar.

-El paciente que...-volteó para toparse con el conejo y armar un escándalo-¡Oigan, aquí está! ¡El oficial salvado por el atendido!

Las cámaras se le acercaron ferozmente. No sabía qué hacer en ese momento, si llorar o simplemente ignorarlos; mientras que otros conocidos lo veían desde otros ángulos.

-Ay no-suspiró el jaguar regordete con su caja de donas a la mano.

-¿Ves lo que yo veo?-indagó Judy a su compañero desde otra parte del ZPD.

-Sí, lo veo y no lo creo-soltó un suspiró-. Se volverá todo un actor, lo juro-dijo sarcásticamente; ella lo conocía bastante bien.

-¿Deberíamos ayudarlo?

-Déjame pensarlo... Nah, él sabe arreglárselas en esas situaciones.

-Mira-Finnick apuntaba al pequeño televisor desde la celda-. Vaya que al fin sale en la TV...-los dos no dijeron nada-Aguafiestas.

-Pobre policía-suspiró sin chiste ni broma Skye, que lo miraba todo en su departamento-. La presión ahí debe ser alta.

Empezaba a hartarse de que muchas cámaras lo apuntaran hacia él, que sólo deseaba terminar con eso, mientras que las dudas volaban en su dirección como flechas de Cupido... a excepción de que no eran de amor.

-¿Se siente agradecido de estar con vida?

-¿Cómo expresaría su gratitud?

-Qué pasará con el paciente?

-Oiga, oficial...

-¡Ya quítense!-apartaba a los animales de su frente, con el objetivo clave: saber por qué tanto alboroto.

Dentro del cuarto, Hawlings y el lince tenían la puerta trabada, pero de vez en cuando ella se fijaba por las persianas y veía la insana cantidad de reporteros que había afuera de la habitación. De una cosa estaban seguros: aquello debía mantenerse ahí hasta sanarse por completo.

-Vaya que son muchos, doctora Hawlings.

-Sí que lo son, Jefferson-se secó la frente con una toalla que había ahí-. Nada de esto había sucedido antes.

-Ni con la aparición de Savage-expresó Jefferson, quien volvió a la camilla del paciente para verificar que todo fuera en orden.

-Y todo por querer saber a qué especie pertenece-apuntó al sujeto en cuestión-. No tenemos ni idea de qué es realmente.

-Shh, podría escucharte.

-Eso no me importa, además no sabemos qué es exactamente-replicó la doctora-. Sólo quiero que esto acabe de una vez-de sus ojos salieron una lágrimas. El lince la entendía perfectamente, pues al fin y al cabo los reporteros obstruían su trabajo y la imposibilitaban dentro del cuarto; sabía que lo que más ansiaba era que todo eso terminase y volviese a la normalidad. Le dolía el verla así, incapacitada de reaccionar frente a semejante situación. No podía quedarse de brazos cruzados viendo cómo la afectaba, se negaba. La doctora, sin embargo, sentía que ya no era tristeza lo que la invadía; era otro sentimientos... Creía que se volvería loca y el ver que tantas cámaras grabarían aquello para la posteridad la dejaba inquieta. Se sentía enjaulada.

-Doctora-se acercó lentamente, intentando ser cuidadoso-, tranquilícese. Podemos...

-¡Nada!-reclamó en su cara-¡No podemos hacer nada! ¡¿O crees que hay solución a esto?!

-Yo...

-Dime-se le acercó furiosa, con mirada asesina, a punto de perder la serenidad-, dime ahora...

-¡Déjenme pasar!-Savage casi alcanzaba la puerta, pero los cuerpos lo aplastaban y no dejaban ni un momento de verlo y hacerle preguntas. Las luces de las cámaras lo estaban mareando a la par que su objetivo parecía más lejano de lo que realmente era. Todos lo miraban desde sus casa.

Finnick no paraba de reír. Celia veía a Mike, a la vez que éste miraba el televisor con cara de angustia. Nick y Judy parecían más juntos que nunca. Ben controlaba esforzadamente su temblequeo. Bogo tenía cara de decepción. Y Skye no paraba de llamarlo, pues obtuvo su número de uno de sus vecinos. Atentos a la pantalla, para ver lo que nunca sucedió en sus vidas.

Después de que sus patas delanteras se hubiesen llenado de sangre, Hawlings volvió a calmarse. Entonces lo vió: Jefferson había sufrido su ira incontenible.

-Ay no-lo ayudó a incorporarse, agradecida de que las persianas estuvieran tapando las ventanas-. Oh, lo siento, Jefferson, de verdad...

-N-No te preocupes-tosió un poco de sangre-, estaré bien. Me alegra que se haya calmado.

-A costa suya. Pero vamos, debemos...

Unos pies descalzos fueron escuchados por ambos animales. Cuando voltearon a ver qué sucedió, la sorpresa no se hizo esperar. El humano estaba de pie, y despierto.

Los dos intentaron acostarlo nuevamente, pero sólo bastaba un leve empujón para hacerlos a un lado; mientras veía a su cuarto de forma minuciosa.

-Vu-vuelve a la cama... ahora-musitó Hawlings.

-Tranquila, doctora-su voz correspondía a su apariencia, pues lucía como 14 años-. Acabaré con esto.

-Pero abrirás otra incógnita-señaló el lince, quien se levantaba de la silla donde había caído.

-Entonces les diré lo que sé-entreabrió la puerta-, pero después.

Jack estaba por lograrlo. Le faltaban dos pasos para llegar, y repentinamente la puerta se abrió. Todos los presentes y televidentes quedaron boquiabiertos, incluso el conejo estaba desconcertado. El misterio, el "animal" hospitalizado, estaba frente a ellos y sus cámaras.

-¿Q-Qué?-Finnick cayó de espalda contra el suelo.

-¿Qué es eso?-Celia no sabía si reaccionar de manera sarcástica o aterrada. Mike no dijo nada, pero su rostro denotaba una desagradable sensación de sorpresa.

-¿Pero qué...?-Nick dejó caer su café recién hecho al suelo.

-Debe ser una broma-dijo Judy en forma asombrada.

A Ben se le caía los bocados de su dona. Bogo presenciaba todo con cinismo.

El teléfono de Jack sonó. Libre de los reporteros fastidiosos, contestó la llamada. La realidad supera la ficción, por ende no esperaba que aquella zorra le hablase.

-Jack, ¿estás bien?-su tono de preocupación le indicaba que, de algún modo, le importaba a la hembra.

-Sí, sí lo estoy-volteó a ver a aquél sujeto del cuarto-. Es más, me debes de estar viendo en tu pantalla.

-Desde luego, pero...

Los reporteros, como abejas, se lanzaron hacia él. No obstante, el resultado fue igual de inesperado, pues a la hora de hacerles preguntas quedaron congelados, con las cámaras aún activas.

-Ya pueden salir-dijo a los depredadores que lo atendieron.

-Gracias-dijo Hawlings de manera sumisa.

-No hay de qué. Y rápido, que el tiempo límite para la animación suspendida está por llegar-los llevó a la puerta para volver en dirección a otro conocido: Jack Savage. Él lo miraba un poco atemorizado.

-Vamos, Savage-dijo de forma calmada-, todo estará bien. Vayamos a tu departamento, que lo explicaré en su momento-se dirigió a todas las cámaras presentes-... Y eso también va para todos-con ese mensaje grabado en vivo, salió de hospital.

-¿Nick?-se acercó a su ex amigo lentamente. Lo único que consiguió fue un brazo que la detuvo, signo de rechazo.

Finnick, Celia y Michael estaban completamente quietos, como si hubieran sido paralizados.

Ben se hallaba tirado en el suelo, con unas donas cubriendo su cara.

Bogo no sabía si dar una orden de aprehensión o dejarlo pasar.

Skye no daba crédito a sus ojos.

Nada sería igual desde ese momento en adelante.











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