
Tormenta de Acero
Narra Ryan
Estaba acostado en la tierra, miraba el cielo estaba borroso se podía distinguir que era gris y podía escuchar un pitido en mis oídos, quise levantarme, pero estaba muy desconcertado para hacerlo así que voltee la mirada, aunque se seguía mirando borroso.
En un esfuerzo de recuperarme del trance cerré los ojos con fuerza un momento esperando que así recuperara un poco la vista, al volverlos a abrir podía ver mejor no lo suficiente, pero si distinguía las cosas pude ver mis patas llenas de lodo... aún se escuchaba el pitido.
De repente alguien me levanto y se fue corriendo, tuve algo de dificultad para quedarme de pie, el pitido cada vez se escuchaba menos hasta que por fin podía oír bien... balas, explosiones, golpes, escombros, gritos desgarradores eran lo único que se escuchaba.
Cuando mire al frente vi a 5 animales matándose unos a otros con lo que podían, tenían puesto uniforme militar unos de color azul y otros de color verde... no pude terminar de recopilar todo por que escuche un grito muy cerca de mí, voltee la mirada y era un lobo que se dirigía a mi empuñando su rifle con fuerza para apuñalarme con la bayoneta. Yo solo tome mi cuchillo del cinturón esquive el arma, lo sujete del hombro y lo apuñale dos veces una en las costillas y otra en la espalda para dejarlo caer.
Volví a mirar recuperando totalmente la vista, esta vez vi cientos de animales, mire a uno con un garrote de púas en su pata pegándole muy fuerte en la cabeza, llego otro y le pego con una piedra en la sien, pero llego un lobo y lo apuñalo con la bayoneta en el pecho.
Estaba en la maldita guerra... cuando quise asegurarme si tenia alguna herida vi que traía puesta una capa... era un explorador (francotirador) había un rifle en la tierra, lo tomé y quise dispararle a alguien, pero con todo el alboroto era difícil...
-¿Y ahora qué hago?- fue lo que dije con una cara de enojo.
Esta historia está basada en eventos que ocurrieron hace más de cien años.
Más de 60 millones de soldados lucharon en "La guerra que acabaría con todas las guerras".
Pero no acabó con nada.
Fue una guerra que cambió el mundo para siempre.
Narra Lobo
Somos un régimen que iba en contra de la fuerza alemana en Francia nos conocen como los "Harlem Hellfighters" (Guardia Nacional de Nueva York que se componía de leones, lobos y zorros) estábamos de camino para poder comenzar el ataque, pero el enemigo había estado esperando y comenzaron un ataque para bombardear los tanques, así nos dejarían indefensos.
-¡Nos rodearon! ¡Debemos mantener esta línea!- grito el Cabo del régimen mientras ayudaba a un zorro.
Un tanque pesado Mark V nos rodeó para pasar al frente de nuestra defensa con el fin de cubrirnos del fuego enemigo... alrededor solo había restos de algunas casas, unos soldados siendo arrastrados lejos del campo a una cobertura, mientras que otros se ponían detrás del tanque y los escombros para comenzar a defender.
-¡Se aproximan!- se escuchó a alguien gritar.
Tome una M1909 Benet-Mercie ya que había perdido mi ametralladora era algo difícil por el peso y el tamaño, así que lo coloque en un bípode y espere las órdenes, pero antes de que pudiéramos reaccionar destruyeron nuestro tanque, los alemanes estaban usando morteros... de repente comenzaron a llegar.
-¡Aquí vienen! ¡Fuego a discreción!- ordeno el cabo mientras sonaba un silbato.
Comencé a disparar junto con el resto de mi pelotón solo nos quedaba resistir, pero sin importar cuantos hombres cayeran más y más salían de las trincheras, cuando vacié mi tercer cargador ya no tenía más balas así que saqué mi M1911 y le trataba de disparar a un explorador que estaba refugiado detrás de un árbol, mis compañeros también empezaban a caer...
-¡Resistan!- grito una vez más el cabo.
Una bala le dio de lleno en el corazón a un compañero de mi escuadrón que estaba a mi lado a causa de esto su cuerpo cayo fuera de la cobertura, me agache y me acerque al animal para arrastrarlo un poco hacía una pared que estaba cerca y me refugie con él ya que no tenía ninguna arma cargada, cuando lo mire vi que se trataba de un león estaba agonizando mientras escupía sangre de la boca.
-N...No lo... van a... l...logra...r- fue lo que él dijo para después tomar un cuchillo y clavárselo en la garganta con fuerza.
-¿Tu que sabes?- le dije con voz temblorosa ya que se había suicidado enfrente de mi y tenia la mejilla con algo de su sangre.
Unas explosiones me regresaron a la realidad, varios morteros habían impactado en donde se encontraban la mayoría de nuestros animales... un zorro se estaba arrastrando con los brazos por que no tenia piernas, el resto estaba en el suelo o con algunas quemaduras.
-¡No pierdan su posición!- dijo eufórico el cabo.
Algunos de los médicos que quedaban se encargaron de los heridos, en el caso de los muertos les quitaban las chapas de identificación, una bala me quito el casco que tenía... me había olvidado que estaba en fuego cruzado con todo el alboroto.
Asome un poco la cabeza para tratar de ubicar la posición de los morteros, pero solo pude ver el brillo de una mira obligándome a agacharme... no sabia que hacer hasta olvide que clase de soldado era... de pronto vi que salía fuego de una en la cobertura que se encontraba el cabo.
-¡SEÑOR, LANZALLAMAS EN SU POSICIÓN!- alguien le grito.
Cuando este se dio cuenta saco una granada de su equipo y se alejó lo más que pudo de él, pero un alemán corrió hacia el y lo golpeo en la cabeza con una pala para que después otra ronda de morteros azotara la zona mientras que yo solo me cubría la cabeza con las manos y miraba como se dispersaban los enemigos por el área... ellos aun no me habían visto, tenia que hacer algo y pronto.
Decidí acabar con el lanzallamas, ya que eso nos daría una ventaja, tome una granada que se encontraba en el cuerpo del león, vi que el tipo se estaba acercando al mismo tiempo que revisaba los cuerpos en el lodo, cuando estuvo lo suficientemente cerca lo tome del cuello y lo amenacé con una de mis armas ya que tenía el mismo tamaño que yo.
-¡A la mierda!- lo dije mientras le rompía uno de sus conductos que tenia en el tanque de gasolina y colgué la granada en su espalda para echarme a correr hasta que se escuchó el estruendo.
Lo que quedaba de mi escuadrón decidieron acercarse cuando el animal del lanzallamas murió, empezaron a recuperar terreno, pero justo cuando me les iba unir un disparo me perforo el estómago... mi respiración se puso agitada, mis piernas me fallaron, me recargue en una cobertura, tenía frió, hice presión en la herida con la esperanza de sobrevivir... mire a mi escuadrón... estaba siendo masacrado, ya no había médicos y habían llegado otros dos lanzallamas.
-Ja... ese... i...idiota teni... tenía razón...- fue lo que dije antes de que llegara un alemán ha rematarme.
Ronald Plaquemines
(1885-1918)
-Vinimos de todas partes del mundo. Muchos de nosotros pensábamos que esta guerra sería nuestro rito de paso, nuestra gran aventura. Déjenme decirles, no fue ninguna aventura.-
Narra León
Otro de los escuadrones pertenecientes a los Harlem Hellfighters ubicados en una iglesia, mis compañeros estaban esperando algún movimiento enemigo, yo me encontraba en una ventana con el control de una torreta fija hasta que vi a unos alemanes de todos tipos de clase acercarse por las trincheras.
-¡Fritz logro acabar con la penúltima línea de defensa! ¡Acábenlos!- les grite a mi escuadrón para después disparar la torreta.
Mate a varios soldados era algo difícil ya que llegaban por todos lados, algunos conseguían entrar en el edificio, aunque confiaba en los demás para que los acabaran.
-¡Vienen más por la derecha!- fue lo que escuche.
Hice caso a lo que me dijeron gire a la derecha para comenzar a acabar con los soldados, pero no pude con unos lanzallamas.
-¡Viene un dirigible!- cuando oí eso voltee la vista hacia el cielo y pude ver esa bestia que aterrorizaría a cualquiera de nuestros hombres.
Para nuestra suerte estaba algo alejado, así que volví a concentrarme en las trincheras llenas de enemigos, cada vez se acercaban menos lo cual nos beneficiaba.
-¡Disparen! ¡Sigan disparando!- grite con fuerza.
Pero la suerte se nos acabo el dirigible se acerco lo suficiente para que los hombres que estaban abordo dispararan hacia donde yo me encontraba destruyendo la torreta con los impactos.
-¡Mieeeerda! ¡Mieeerda!- dije para tirarme en el lodo antes de que me hirieran.
Sin perder tiempo tome mi M97, y acabe con unos francotiradores que estaban por entrar, después el resto de mis hombres se recuperaron y rearmaron para continuar con las defensas... me acerque a una ventana.
-¡Están pasando! ¡Nos reagrupamos en la iglesia, aquí debemos resistir!- grite por si aun quedaba alguien en las trincheras.
-¡Cuidado con las ventanas!- aviso un lobo detrás de mí.
Al escuchar eso todo lo que quedaba de mi escuadrón dispararon contra un lanzallamas que entro, sin darle oportunidad de responder pudieron hacerle una grieta en el tanque de para que después explotara, pero empezaron a llegar más y más alemanes obligándonos a cubrirnos con unos escombros.
-¡Están en todas partes!- grito alguien con pánico.
Dispare contra varios francotiradores y quería seguir así, lamentablemente al tener una escopeta tienes que recargar constantemente y eso toma algo de tiempo, a parte no todas funcionan como deberían.
Cuando quisimos recuperar terreno entraron 3 lanzallamas al mismo tiempo que llegaban sobrevivientes de las trincheras... aun así a este paso no lo vamos a lograr... se me terminaron las balas, así que tome una MP 18, y trate de acabar con el mayor número de soldados posibles, justo cuando me dedicaba a recargar solo pude ver a un médico alemán apuntándome con su M1911, lo vi disparar y después todo se puso negro.
Wilbert Rapides
(1888-1918)
-Las nuevas máquinas mortíferas, como el tanque, podían a veces cambiar el campo de batalla de un día a otro. Por suerte, casi todas estaban de nuestro lado. Casi todas.-
Narra Zorro
Me encontraba atendiendo a los animales heridos eran cientos, tal vez miles, desafortunadamente era el único medico en el área los demás se los habían llevado a otra parte hacia una base... o se encontraban muertos, no teníamos armas solo era yo con otros heridos y unos que otros soldados de asalto.
Cuando me disponía a pensar una forma de ayudar al resto llegaron unos escuadrones, algunos se dirigían a la iglesia para intentar recuperar el control sobre aquella posición mientras que otros se detenían para ayudar a los soldados caídos... un león se detuvo enfrente de mí era el teniente.
-¡Informe!- me ordeno.
-Demasiadas bajas... bastantes heridos... si seguimos así, Fritz liquidara a nuestro ejército entero- era lo más lógico que se me ocurrió.
-¡No pregunte su opinión! ¡No nos dejaremos vencer!- me grito de forma amenazante.
Tres tanques Mark V llegaron, dos avanzaron con dirección a la iglesia y el ultimo se detuvo al lado de mí y otro león salió por la escotilla de la máquina.
-¡Teniente lo necesito aquí!- dijo el cabo con desesperación.
-¡No puedo tengo ordenes de dirigirme a la iglesia con el resto de mis hombres!- contesto el teniente mientras se iba con los demás.
El cabo lanzo un suspiro de enojo, al parecer le faltaba un hombre para tener la función total del tanque.
-¡Hijo!- me llamo el cabo.
-¡Señor!- respondí colocando mi cabeza en alto y mis brazos a los costados.
-¡¿Sabes disparar en un tanque?!- pregunto con prisa.
-¡Algo señor!- conteste la verdad es que si sabía cómo hacerlo.
-¡Es suficiente para mí entra ahora!- me dijo para después entrar de nuevo en la maquina cerrando la escotilla.
-Oh mierda... no quiero... no quiero- susurre con miedo.
Pero no podía desobedecer una orden de un superior, así que me acerque a la terrorífica pieza de maquinaria, entre por una escotilla de las partes laterales, el tanque avanzo y me ubique en una de los cañones con torretas.
-¡Vencieron a los nuestros en la iglesia! ¡Debemos abrirnos paso! ¡Infantería cuenta con nosotros!- grito el cabo a los que estaban a bordo.
Empecé a mirar a través de la mira del cañón era muy poco lo que podía ver así que tenía que estar muy atento por si veía enemigos que era demasiado probable... pasamos a uno de los tanques que se habían adelantado, estaba destruido de seguro estaban usando morteros, a causa de eso tuvimos que ir por el lado izquierdo de la iglesia aún se podían ver lanzallamas y soldados de infantería alemanes.
-¡Usen las ametralladoras arrasen con todo!- nos ordeno a los que estábamos en los cañones.
Por mi parte le disparé a todo lo que se movía en la iglesia y en las trincheras pude acabar con un buen número de enemigos hasta que miré al teniente llegar por los escombros junto con unos soldados.
-¡Señor, el teniente llego al edificio!- avise al cabo.
-Bien, ¡Conductor no te detengas!- dijo.
-¡Allá arriba están nuestros pájaros!- grito alguien.
-¡Los ojos en la tierra, soldado!- respondió el cabo.
Quise asegurarme, así que levanté la mira del cañón, y era cierto llegaban aviones de todo tipo iban contra el dirigible. Visualicé muchos enemigos entre el grupo había algunos preparando morteros en una de las trincheras, comencé a disparar al igual que el otro tanque para que no acabaran con las máquinas, pero empezaron a huir.
-¡Se nos escapan! ¡Acelera! ¡Perseguiremos a Fritz de vuelta a Berlín!- le ordenaron al conductor mientras el otro tanque tomaba la delantera.
-¡Adelante! ¡Por el rey y la patria!- gritaron.
Los alemanes seguían huyendo y nosotros disparando, avanzamos a través de las trincheras, escombros y lo que quedaba de muchas casas alrededor, mientras los alemanes lanzaron una ráfaga de morteros tuvimos que detenernos, pero el otro tanque ya estaba destruido.
Cuando iba a disparar contra un cañón fijo llegaron muchos de nuestros soldados para acabar con los que no alcanzábamos a ver.
-¡Hay que abrir un camino para los nuestros!- ordeno el cabo para que el conductor dirigiera el tanque a través de los escombros.
-¡Subamos con el resto de los blindados!- finalizo.
Antes de que me diera cuenta estábamos avanzando por campo abierto éramos un blanco fácil para los cañones y morteros nosotros y otros tanques que pasamos... antes tenía miedo, ahora estoy aterrado...
-Ya casi lo logramos. ¡Dispárenle a cualquier cosa que se mueva!- ordeno el cabo.
Hice caso y abrí fuego contra los enemigos que vi, podían verse algunos fuertes sobre un sendero... dispararon unos morteros.
-¡Mierda! ¡Fuego enemigo!- oí y nuestro tanque exploto.
Ted Mattes
(1894-1918)
-En vez de aventura, hallamos miedo, y lo único que nos hace iguales a todos en la guerra es la muerte.-
Narra León
Los morteros seguían cayendo había varios aliados acabando con unos animales que eran médicos, me habían dicho que usaríamos el gas mostaza, me asegure que estaba totalmente cubierto con el uniforme, tome mi Automático M1918, me puse mi máscara antigás, avance al final de una trinchera para salir a campo abierto junto con unos compañeros enfrente podía ver un tanque recién destruido, pero me enfoque y comencé a disparar contra uno que otro animal que no habían muerto por el gas los alemanes también tenían máscaras.
Disparaba muy rápido, pero la visibilidad era un problema debido a la máscara desgraciadamente el gas no se iba a disipar en algunos minutos, incluyendo las cenizas que no paraban de caer, estuve vigilando hasta que llego un lanzallamas.
-La ventaja de ser uno de ellos- pensé ya que los que son lanzallamas siempre traen máscara antigás sin importar donde estén.
Le dispare en el tanque, al hacerlo puso su atención en mi así que me aleje mientras trataba de acabarlo de frente, pero otra cosa que tienen los lanzallamas es que tienen algo de blindado por todo el cuerpo.
-¡El dirigible se desploma!- gritaron.
Al escuchar eso varios soldados no pudieron evitar el mirar hacia el cielo incluyéndome... era cierto el dirigible estaba envuelto en llamas y cayendo lejos de donde nos encontrábamos pasaron unos segundos hasta que solo se veía humo y fuego, aproveche la oportunidad para acercarme al lanzallamas, pero se dio cuenta al mismo tiempo que tome su lanzador, así que le di vuelta y lo apuñale dos veces en la cadera para después tomar una piedra y golpear el lanzador dejándolo inservible.
Me di cuenta que ya había animales sin máscara dando a entender que la nube de gas se había disipado... me quité la máscara.
Continúe luchando, aunque los alemanes seguían llegando ya eran pocos los que se aparecían, se me terminaron las balas, saque mi M1911 para seguir resistiendo... un lobo enemigos se me acerco demasiado tome una pala que utilice para hacer unas trincheras y le hice una herida en la garganta (ese tipo de palas tiene filo)... hasta que sentí un fuerte piquete en la espalda, me di la vuelta y un explorador le disparo en la cabeza a un león... al verlo caer vi que la bayoneta que tenia en su rifle estaba llena de sangre.
-Ay... no...- fue lo único que dije.
Caí boca abajo respirando fuerte, sintiendo un inmenso dolor y viendo al explorador acercarse cerré los ojos.
Orville Jefferson
(1885-1918)
Narra Ryan
Le tome el pulso a aquel león... solo para asegurarme de que ya estaba muerto, yo estaba al frente se veían los bunkers y de fondo el humo y el fuego causado por el dirigible, empezaron a llegar varios exploradores enemigos, así que empuñe de nuevo mi SMLE MKIII de infantería.
-¡Vamos Fritz!- grite eufórico.
Apunte, dispare, levante y jale el cerrojo mientras unos escuadrones aliados llegaban.
-¡Vamos!- continúe.
Apunte, dispare, levante y jale el cerrojo... así seguí hasta vaciar mis balas cuando quite el cerrojo para recargar oí un grito cerca, voltee la mirada un lobo usando mascara antigás con una pala trato de golpearme, pude desviarlo con mi rifle, pero con el impacto caí de espalda y mi arma cayo lejos de mí.
Cuando el lobo me iba a rematar...
-¡¡¡Artillería!!! ¡¡¡Abajo!!!-
Tanto el lobo como yo volteamos, cientos de morteros caían en dirección a nosotros... yo solo me cubrí la cabeza con ambas manos y se escuchó el estruendo... después todo se puso negro.
Abrí los ojos, vi que un rifle estaba cerca así que lo tome, lentamente me levante y mire a mi alrededor... la vista la tenia un poco borrosa, pero había cientos tal vez miles cuerpos tanto aliados como alemanes... gire con la esperanza de encontrar a algún sobreviviente y lo encontré, era un zorro como yo, pero tenia uniforme gris... no era aliado.
Cuando cruzamos miradas ambos nos apuntamos listos para continuar la matanza...
-Si presionan, presionamos...-
...no sé por qué, pero no podía jalar del gatillo y al parecer el tampoco...
-...de vez en cuando, presionamos tanto que la luz se cuela entre las nubes...-
...lo mire a los ojos, tenia una cara de duda y cansancio, bajo su arma...
-...y el mundo fuera de la guerra brilla...-
...solo lance un suspiro y también baje mi rifle mientras que solo nos mirábamos sin decir nada.
-...pero fuera de nuestro alcance.-
-La guerra es el mundo y el mundo es la guerra. Pero detrás de cada mira hay un animal. Nosotros somos esos animales. Sin importar raza, religión, tamaño, nacionalidad. Somos los hartos y los inocentes. Los honorables y los criminales. Somos los obligados a ser leyenda y los olvidados en la historia. Somos los caballeros del cielo, los fantasmas del desierto y las ratas en el lodo. Estas son nuestras historias.-
Próximo capitulo: Campos de Lodo y Sangre.
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Bueno esta es la otra historia que dije... originalmente esta iba a ser mi primera historia pero ya no recuerdo por que no la publique.
Si quieren saber de donde viene esto es de un juego Battlefield 1 me voy a basar en la campaña para adaptarla (lo hago por que no he encontrado muchas historias de zootopia que involucren guerra y por que es mi videojuego favorito y por que ambas cosas salieron el mismo año).
Esta historia no la actualizare tan seguido por los capítulos algo largos.
Espero que les guste.
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