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Capítulo I

Aquél 8 de julio de 2016 pasaría a la historia como el fin del mundo tal y como lo conocemos. Esa extrañamente calurosa pero, cómo no, nublada mañana salí de casa para comprar los litros para la noche. Los balcones y ventanas se habían teñido de morado con la bandera del pueblo. La gente ya había comenzado a llevar el pañuelo de las fiestas colgado del cuello o en la cabeza cubriendo el pelo. Otros ya llevaban los trajes de arrantzal y todos estábamos contentos. Las calles ya estaban adornadas con las camisetas de las peñas. En definitiva, se respiraba la fiesta por todo el pueblo.

Había quedado con Miren, Aitana y Ane en la puerta del supermercado a las doce y media del mediodía para comprar las bebidas. Faltaba Josune, pero ya nos daría su parte, pues tenía turno en la tienda y hasta las ocho no saldría.

Estábamos tan tranquilas, a punto de entrar en el súper, cuando se oyó una explosión venir del superpuerto. Poco después fueron los municipales, la Ertzaintza, la DIA y los bomberos al puerto. Al parecer, y según se decía, había habido un accidente mientras descargaba uno de los barcos mercantes que estaba atracado allí y un trabajador del puerto había resultado herido. Tras ese percance, el pueblo y sus gentes volvimos a lo nuestro, sin saber lo grave que era la situación.

Al final acabamos comprando lo mismo de siempre: ocho litros de Coca-Cola y cuatro de vino, así tendríamos suficiente kalimotxo para el concierto, luego ya nos iríamos para las txosnas y beberíamos ahí. Al terminar en el súper, nos fuimos a comer a Telepizza y sin darnos cuenta ya eran las cuatro de la tarde. Ane se llevó los litros a su casa y las demás nos fuimos a la tienda a buscar a Josune y a esperar a que Ane volviese de su casa. Luego nos despedimos tras quedar para la sardinada y cada una se fue a su casa a vestirse con el arrantzal para comenzar las fiestas como se debe.

A las siete de la tarde ya estábamos todas esperando la cola en una de las parrillas de Capi. Estábamos sacándonos fotos y subiéndolas a las redes sociales, riéndonos de todo y por todo. En definitiva, nos lo estábamos pasando bien, como el resto del pueblo.

Al principio no nos dimos cuenta de lo que ocurría. Las calles estaban repletas de santurtziarras y de los pueblos de alrededor. La gente cantaba, reía y bailaba al son de la banda de música municipal. Y todo eran risas por doquier. Hasta que el pánico, al principio de no saber qué pasaba y luego por ver lo que ocurría, se adueñó de la calle. En un momento estábamos de fiesta y al siguiente huyendo a todo correr Capi arriba buscando un sitio donde resguardarse de lo que se nos venía encima.

Nadie sabía qué estaba pasando, sólo que, al parecer, un trabajador del puerto, varios policías, bomberos y voluntarios de la DIA estaban atacando a la gente, quienes a su vez, tras pasar ciertos minutos atacaban a otros. Los niños y los ancianos eran los primeros en caer. Todo el mundo gritaba cosas como "¿qué está pasando?", "¿dónde está mi hijo?"... Uno tras otro, todos iban cayendo como moscas.

Para cuando mis amigas y yo llegamos a Mamariga, ya apenas quedaba gente normal. Todos llorando sin saber aún qué era lo que iba mal. Por todas partes había gente llamando por los móviles intentando hablar con sus seres queridos. Nosotras hacíamos lo mismo, descansando un poco junto a la parada del metro, pero era imposible. Las líneas estaban colapsadas.

Poco duró esa pequeña paz; enseguida se volvieron a oír los gritos y los ruidos que hacían los atacantes.

-¿Qué hacemos? -dijo Aitana medio llorando- ¿A dónde vamos?

-Podríamos intentar subir al Serantes -dije yo pensando a todo correr-, si logramos llegar allí podríamos estar a salvo e intentar llamar a casa.

-¿Tú crees -contestó Ane- que allí estaremos a salvo?

-Más que en el pueblo, sí. Hay que correr la voz.

-¡Goizeder! -oí que me llamaba una voz muy conocida. Me giré y allí estaba mi padre vestido con el uniforme de la Ertzaintza, junto al coche haciéndonos señas para que fuésemos con él.

-¡Aita! -exclamé yo mientras íbamos hacia él-. ¿Qué está pasando?

-No lo sé -respondió él entrando en el coche y poniéndolo en marcha después de que nos hubiésemos subido en él-. Este mediodía ha habido un accidente en él puerto y ha habido un escape no sé de qué, y, de repente, el trabajador herido ha muerto. Minutos después se ha levantado y ha atacado a los ATS que le habían estado atendiendo y luego al resto. Jaime y yo hemos salido hacia el coche, pero él no lo ha logrado. He tenido que dispararle porque venía a atacarme.

-¿Sabes algo de ama?

-Está de camino al Serantes con tu hermano y el perro, he logrado poder contactar con ella antes de que pasase esto y está subiendo por el rompepiernas.   Los móviles, teléfonos y eso no funcionan. Afortunadamente, la radio sí. He conseguido contactar con la radio y están dando un aviso para que todo el mundo suba a esperar ayuda.

>>Estaos -les dijo a mis amigas- tranquilas, chicas, vuestros padres están bien.

-¿Están subiendo?

-Sí, Josune. Le he dicho a mi mujer que les avisase para ponerse a salvo. He intentado avisar a todo el mundo, pero no me ha dado tiempo. Y en plenas fiestas...

-Ya, estaba a tope. Dios, aita, toda esa pobre gente...

-¡Ah! -gritó Miren cuando algo golpeó el coche por detrás.

-Tranquilas, chicas. No ha sido nada.

-Nos van a alcanzar, Ion -susurró aterrada Ane.

-No puedo ir más deprisa, voy a 50 y ya es demasiado con tanta curva.

-¿A dónde vamos, aita?

-He quedado con tu madre en el Mazo. Allí veremos qué hacemos.

Era la primera vez que tenía oportunidad de respirar tranquilamente desde que todo había empezado. Tras muchas vueltas, la subida al Serantes por Mamariga siempre me ha parecido que no tenía fin, con lo rápido que es subir por Kabiezes, llegamos a las mesas del Mazo. Allí estaban nuestras familias. Mi padre se bajó del coche, y nosotras le seguimos, y nos abrazamos entre nosotros. Tras aliarnos al ver que nuestros seres queridos estaban bien, subimos a los coches y subimos hasta el fuerte, allí, con el foso y tras las obras que habían estado haciendo para reconstruirlo, deberíamos de estar bien.

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Y hasta aquí el primer capítulo, ¿qué os ha parecido? Comentad, opinad y votad, por favor.

Gracias por leer y besos desde STZ!

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