Invierno II

[Tauro]

¿Con cuanta frecuencia se tienen pesadillas? Mis padres me decían que no comiera dulces antes de ir a la cama o de lo contrario tendría las más horrorosas pesadillas. Yo le creí hasta los diez años, a partir de ahí me convencí de que era un mito.

Pero nunca volví a comer caramelos por la noche, no quería comprobar si era verdadero o no.

¿Por qué otra razón las pesadillas vienen a atormentarte durante las horas de sueño?

No lo sabía. Debería buscarlo en internet en cuanto despertara.

Espero despertar pronto porque ya me cansé de caminar en este laberinto de estatuas tenebrosas. Tienen una expresión agonizante que me incita a especular en la razón de su sufrimiento. Es horrible.

Cada pasillo contiene múltiples caminos que me detienen a pensar en cuál me llevará a la salida. No encontrarla me inquieta. Las pesadillas producen los sentimientos que constantemente queremos evitar, siento temor al dar cada giro a un pasillo desconocido, me da paranoia la oscuridad a mi espalda, soportar las alucinaciones que provoca el subconsciente me deja muy agotado.

El deambular de mis pies me llevan a otro tipo de escenario, en el mundo de los sueños cambian en un dos por tres sin percibirlo, ya no hay pasillos interminables, ahora me rodean muebles cubiertos por enormes mantas blancas. ¿Una casa deshabitada? No recuerdo este lugar. Hay veces en las que mis pesadillas crean escenarios propios de una película. No es muy original en serio.

El tronar de unos huesos me provoca escalofríos que tensionan todo mí cuerpo. Al girar hacia el sonido a mis espaldas quedo paralizado por lo que mis ojos ven. Alto, tan alto hasta el techo. Blanco como el mármol y con la piel pegada a los huesos. Mi respiración se corta y comienzo a sentir dolor en mi pecho.

Hace un movimiento contorsionando sus extremidades y de su boca desencajada deja salir un chillido desgarrador, impropio de algún ser vivo, es un ruido que lastima mis oídos. Quiero salir corriendo de ahí pero mi cuerpo está plantado en su lugar.

La pesadilla se acerca con movimientos irregulares y quiero gritar que se detenga, pero de mi garganta solo sale el poco aire que consigo para seguir respirando, mi voz se ha atascado en un nudo que presiona mi pecho.

La luz de la luna que se cuela por la ventana me obliga a reparar en cada mínimo detalle de su espeluznante rostro. Sus ahuecados ojos blancos, los dientes rectangulares y largos, más de dos filas, podridos. Mientras una de sus manos se pierde por detrás de su cuerpo la otra se mantiene a centímetros de mi cuello. Comienzo a hiperventilarme. Castañea sus dientes cerca de mi oreja y puedo sentir una lagrima rodar por mi mejilla. Siento tanta impotencia.

Cuando ya creo que tiene su huesuda y fría mano rodeando mi cuello suelta un alarido lastimero y se retuerce frente a mí soltándome inmediatamente. Soy capaz de dar unos míseros pasos hacia atrás y lo veo. Su torso se enciende en llamas, convulsiona de dolor en el sucio piso y no deja de soltar chillidos.

Percibo otro movimiento en el lugar y levanto la mirada más allá de mi pesadilla.

Ojos rojos como dos rubís, igual a los de Sagitario, pero con una mirada diferente, más poderosa. Irreconocible. ¿Quién es?

...

Despierto temblando en mi cama, con la vista pegada al techo, las sabanas echas un remolino en el suelo. Siento el sudor congelándose en mi frente y me provoca escalofríos.

La noche es fría y cometí la inconsciencia de dejar la ventana a medio cerrar.

Cuando mi respiración se vuelve calmada y mis ojos se acostumbran a la oscuridad dejo de sentirme abrumado. Estiro una mano para levantar las mantas del suelo y volverlas a la cama. Sin animarme a bajar un pie.

Me acurruco para recuperar el calor que perdí en todo el revuelo durante la pesadilla, ignoro la ventana abierta, no tengo el valor de ir a cerrarla. Pescaré un resfriado por eso.

Bajo la almohada guardo mi celular y colando una mano bajo esta lo saco para verificar la hora.

[03:21]

Mierda. Realmente da miedo.

Lo guardo en su lugar rápidamente y me cubro hasta el cuello con las mantas como si fuera un fuerte para protegerme. Las noches silenciosas son las que más me asustan.

...

A la mañana siguiente despierto en la habitación equivocada, Sagitario ronca sonoramente al otro lado y un movimiento en falso lo dejará fuera de su propia cama. Remuevo las mantas para salir con cuidado de no tirarlo al frió suelo. Después de todo él fue muy hospitalario al dejar que me cuele a su habitación a altas horas de la madrugada.

Debo dejar estos hábitos tan infantiles, pero mi mente me juega muy malos ratos por las noches. No puedo evitarlo.

Me dirijo a mi habitación cargando mi almohada entre los brazos, todavía tengo sueño.

Sandy ha comenzado a ladrar y rasguñar mi puerta. Me da pereza levantarme de mi amada cama, sin embargo me levanto al sentir que el cachorro comienza a hacer más alboroto. El día es aún más frió que el anterior y agradezco que la calefacción funcione correctamente.

A veces siento, que necesito hacer algo más importante.

Si continuo de este modo, olvidaré la razón para seguir.

¡¡Tengan paciencia mis bellos lectores!! Estos capítulos van de introducción al personaje!

Los amo <3