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XXXVII: Cabaña

El pelirrojo paso la mano por su rostro para limpiar algunas gotas de agua y enfocar la mirada en la azabache que reía de forma escandalosa.

—Pude morir ¿sabes? —se acerco a ella para detenerse y verla de pies a cabeza, trago un poco de saliva al admirar su cuerpo cubierto por ese pequeño traje de baño negro de dos piezas—... ¿A caso ya quieres quedarte viuda?

—No, pero fue tu culpa, tú me empujaste primero —se acercó a él para quitarle un poco de arena de los hombros, él bajo la mirada para verla fijamente —, deja de verme así...

—No puedo...eres demasiado preciosa, Anir —la voz de Fred enronqueció al decir esas palabras—, tu maldito traje de baño me está volviendo loco —una de sus grandes manos termino sobre la cintura desnuda de la azabache para acercarla más a él —, es tan pequeño que la parte de abajo se pierde entre tu carnoso trasero.

Le beso la sien y sonrió al sentir como la piel de Anir se volvía más caliente, seguramente estaría sonrojada.

—Eres un hormonal, Freddie —alzo la mirada para que ambas se cruzaran, los ojos avellana de Fred tenían las pupilas dilatadas y sus cejas estaban un poco fruncidas —...siempre quieres coger.

—Cómo si tú no lo quisieras, muñeca —bajo los labios a la mandíbula de su esposa—, anoche no quisiste ni siquiera salir a cenar por estar brincando encima de mí.

—Tenía algo mejor que comer —movió un poco la cabeza para darle mayor acceso a su cuello en el cual terminaron los labios de Fred que dejaba un húmedo camino de besos, mientras la mano que tenía en la cintura bajaba peligrosamente acercándose al trasero de la Black—...Fred, nos van a ver.

Era media tarde y se encontraban a mitad de la playa, algunos turistas desviaban la mirada para ver la pareja que intercambiaba caricias demasiado comprometedoras cosa que aumentaba la morbosidad y excitación del pelirrojo, Anirak se sentía igual, el hecho de saber que alguien los podría ver o descubrir mientras tenían sexo provocaba que su deseo aumentara.

—Como si nos importara —iba a apretar su trasero cuando ella se alejó con una sonrisa traviesa—...Anir.

Ella le guiño el ojo volviendo al mar, Fred suspiro de forma resignada para seguirla.

[...]

Anirak se secaba el cabello viendo como la playa ya estaba completamente vacía, saco el reloj de su bolso para ver la hora y ya pasaban de las once de la noche, toda la tarde y parte de la noche se la pasaron en la playa ya fuera jugando y haciendo algunas paradas para pedir comida.

—¿Ya recogiste tus cosas?

Pregunto el pelirrojo terminando de secarse el cabello, su piel estaba demasiado bronceada por la exposición al sol.

—Si —guardo el reloj para dejar que se sentara a su lado —, ya está todo listo...debiste de ponerte más bloqueador —dejo la toalla para acariciarle la mejilla — ¿No te arde?

—Hace rato me ardió un poco, pero después se me paso —sonrió disfrutando de su toque — ¿Tú no te quemaste?

—Un poco en los hombros, pero me estuve poniendo demasiado bloqueador en el trascurso del día —Fred asintió para acariciarle el cabello de forma cariñosa —...te amo.

Menciono sonriéndole, Fred le devolvió la sonrisa para inclinarse y dejar un dulce beso sobre sus labios que fue devuelto de inmediato. El pelirrojo lanzo la toalla a un lado para tomarla de la cintura y pegarla más a él, Anirak tomo su cuello con los brazos y en un movimiento ya estaba sobre su regazo besándolo con intensidad y de manera hambrienta.

Fred dejo la mano sobre el cabello para empujarla más hacia él, le mordió el labio inferior para meter la lengua en su cavidad bucal volviendo todo más salvaje, con la mano libre recorría la pálida espalda haciendo figuras imaginarias sobre la piel de su esposa.

Anirak se movió sobre la erección del Weasley soltando un suspiro ya que la delgada tela del traje de baño aún estaba mojada dejándola sentir aún más, Fred deshizo el nudo la parte de arriba y ella se alzó para dejarlo caer quedando con el torso desnudo ante él.

—No sabes cuánto espere por esto —murmuro soltándole el cabello para recorrer con la punta de los dedos la piel del cuello y pecho hasta detenerse sobre el pezón izquierdo frente a él—...me encanta tenerte sobre de mi de esa manera.

La azabache se estremeció ante ese toque para suspirar con las mejillas rojas.

—¿Quieres que lo hagamos en medio de la playa, Freddie?

Cuestiono, Fred podía distinguir como la mirada de su esposa se encontraba oscura para responder —: Esta más que claro que te voy a hacer el amor en este preciso momento.

Volvió a besarla jugando con el pezón de su esposa e introduciendo la otra mano bajo la parte de abajo del traje de baño para acariciarle el trasero y moverla sobre él rozando ambas entrepiernas.

El miembro viril de Fred se encontraba demasiado duro, estaba seguro que no aguantaría mucho sin estar dentro de ella, amaba demasiado sentir como sus paredes vaginales lo abrigaban y lo hacían llegar al clímax con solo unos minutos dentro.

Dejo los labios de la azabache para dar un húmedo camino de besos y marcas sobre el cuello llegando a uno de sus pechos donde atrapo el pezón con la boca jugando con la lengua y jalándolo con suavidad con los dientes, Anirak jalaba la centelleante mata de cabello rojo con suavidad evitando lastimarlo y suspiraba mordiéndose el labio inferior sin parar de moverse para estimularlo aún más.

El Weasley llevo los dedos a los húmedos pliegues de Anirak para frotarlos con suavidad, se encontraban demasiado mojados lo que permitía que resbalara con más facilidad y pudiera llegar al clítoris para moverlo de forma circular, seguía lamiendo y succionando el pezón provocando que la azabache jadeara con fuerza su nombre.

Él logro deshacerse por completo del traje de baño dejando desnuda a Anirak, que sonreía con un rostro lleno de excitación, Anir le ayudo a bajarse la bermuda para liberar su erección y sentarse sobre él para rozarlo varias veces sin llegar a introducirlo.

—Anir...por favor — pidió sosteniéndola de las caderas moviéndola a un ritmo más fuerte y cerrando los ojos con suplica—...quiero estar dentro de ti, amor.

—Que desesperado estas, Freddie.

Anirak guio la punta a su entrada y en un sentón dejo que estuviera dentro de ella, gimió echando la cabeza hacia atrás, Fred sonrió para gruñir y moverla disfrutando de la calidez que le brindaba, la azabache se sostuvo de los masculinos hombros para dar inicio a movimientos circulares mezclándolos con sentones cosa que aumentaba el disfrute de ambos.

—Me vuelves loco cuando te mueves de esa manera.

Ella se inclinó para besarlo sin detenerse, Fred la besaba de manera necesitada sabiendo que dentro de unos minutos llegaría al orgasmo, realmente amaba todo lo que ella le provocaba, era simplemente maravilloso el sentir como sus cuerpos se volvían uno y lo mucho que ambos disfrutaban de esa manera.


✷✷✷



Fred apago el cigarrillo contra el cenicero y dejo el celular sobre la encimera al ver a su esposa salir del baño con una toalla cubriéndole el cuerpo, se estaban hospedando en una pequeña cabaña con vista frente al mar, hace unos días se quedaron en un hotel demasiado central, pero decidieron buscar algo más alejado del pueblo.

—¿Cómo están George y Lys?

Cuestiono la azabache deteniéndose frente a él.

—De viaje, fueron a Ámsterdam por todo el fin de semana —Fred le sonrió— ¿Crees que por fin ya formalicen?

—Solo es cuestión de tiempo para que eso pase, es demasiado obvio que lo de ellos ya es más fuerte que antes —explico con voz suave—, tal vez cuando regresemos de la luna de miel ya estén juntos.

—Eso espero, desde que Lys llego veo a George demasiado feliz —Anir asintió dándole la razón— ¿Ocurre algo, muñeca?

Pregunto viendo el rostro de su esposa, que arrugó la nariz.

—Se me antojo una rebanada de pastel.

Murmuró viendo a su esposo.

—¿Quieres que vaya al pueblo por uno? ¿De qué sabor?

La Black negó varias veces.

—No, no...es que se me antojo un pastel de nuez...

Fred enarco la ceja con confusión recordando la alergia de su esposa, si comía algo con nuez la podría llevar hasta la muerte.

—Anir...pero, eres alérgica a la nuez, no puedo comprarte nada de eso.

—Sí, lo sé, por eso se me hizo raro—se encogió de hombros—...tal vez me este por bajar.

—Puedo ir a traer de otro sabor —la tomó de la cintura para acercarla más a él—...tal vez de chocolate, a ti te gusta mucho.

—Ya es de madrugada, amor —le acarició el pecho desnudo con las yemas de los dedos—...ya mañana, no me moriré por no comer eso.

El pelirrojo asintió, tomándola de la cintura la coloco sobre la encimera cosa que provoco que terminara completamente desnuda ya que la toalla cayó al suelo.

—¡Fred!

Riño entre risas, él se acomodó en medio de sus piernas para darle un corto beso.

—En la playa, él único que tuvo un orgasmo fui yo...tú te mereces uno también, así que abre tus preciosas piernas para mí.

Le guiñó el ojo agachándose para colocar la pierna derecha sobre su hombro, besaba la cara interna del muslo acercándose cada vez más, Anir le acariciaba la centelleante mata de cabello pelirrojo gozando de sus labios húmedos que se acercaban peligrosamente.

Un sonoro gemido inundo la cabaña cuando la lengua de Fred recorrió de manera lenta cada centímetro de los pliegues de su azabache repitiendo la acción una y otra vez, ella arqueaba la espalda pidiendo por más.

El pelirrojo atrapo el peño dardo de carne succionándolo, los fluidos aumentaban cada vez más así que guio los dedos a la entrada donde dejaba caricias circulares sin descuidar el clítoris moviéndolo con la lengua, lo único que se escuchaban eran los gemidos de su mujer y los sonidos de sorbo provocados por él.

Anirak se sentía en el paraíso, amaba como Fred le hacía sexo oral, era el único que sabía cómo satisfacerla de esa manera, su lengua se movía con maestra al igual que los largos dedos que ya estaban dentro de ella estirándose y moviéndose de manera circular para lograr llegar a su punto G en el cual daba suaves golpecitos, el calor le recorría el cuerpo y un cosquilleo todo el vientre indicando que si él seguía de esa manera en unos segundos más Anirak llegaría al orgasmo.

Los largos dedos masculinos eran aprisionados por las paredes vaginales que se tensaban con cada succión al clítoris, el pelirrojo sintió como le jalaba con más fuerza el cabello así que puso más ímpetu en cada movimiento ya quería sentirla liberarse sobre su boca cosa que sucedió a los poco minutos.

El pecho de Anirak subía y bajaba de manera irregular dando grandes bocanadas para recuperar todo el aire que perdió ante ese orgasmo, Fred sorbió todos los fluidos como si se trataran de la última gota de agua, bajo la pierna con cuidado permitiendo que él se irguiera para verla con la barbilla y labios mojados, una sonrisa triunfal le adornaba el rostro.

—Tan deliciosa como siempre—le acaricio la mejilla para ordenar con voz dominante—, quiero que dejes tu precioso culo expuesto ante mí.

Anirak trago saliva para asentir con la cabeza y con su ayuda bajarse de la encimera, las piernas le temblaban, se dio la vuelta para recargarse y alzar el trasero ante él.

Fred dejo un fuerte azote sobre uno de sus glúteos dejando una enorme marca roja, saco la varita de su viejo pantalón de chándal y con un hechizo hizo que la pequeña botella de lubricante llegara hasta él. Dejo la varita en la encimera y se hinco tomándola de los tobillos para hacer que abriera las piernas, Anirak se estremeció al sentir el cálido aliento de su esposo en su agujero trasero.

—Voy a cogerte, Anir.

No dejo que respondiera para dar inicio a una sesión de húmedos lengüetazos amasándole el trasero y azotándolo con fuerza, Anirak se sentía demasiado excitada ante cada golpe, Fred movía la lengua haciendo una suave presión y después moverla de forma circular.

Lo único que podía hacer la azabache era gemir y jadear mientras se aferraba a la madera de la encimera, soltó un suave grito cuando la lengua de Fred fue remplazada por los dedos ayudados con una gran cantidad de lubricante, sus movimientos eran circulares buscando dilatarla más para que estuviera lista para la penetración anal.

Fred que ya estaba de pie se acercó al oído de su esposa sin dejar el movimiento con los dedos.

—Tu precioso culo esta tan apretado como me gusta —le mordió la punta de la oreja — ¿Estás lista?

Ella sonrió al sentir los dedos de la mano libre de Fred sobre su clítoris para comenzar a frotarlo.

—Para ti siempre lo estoy, Freddie.

Respondió con voz sumisa, el pelirrojo sonrió alejando las manos de ella para bajarse el pantalón y bóxer liberando su pene que se encontraba completamente empalmado y con la punta roja que era recorrida por pequeñas gotas de líquido pre seminal, vertió una gran cantidad de lubricante para untarlo sobre toda la erección y coloco otro poco en medio de las nalgas de su esposa.

Guio su erección y con una mano hizo que Anirak se inclinara más, introduciéndose de forma lenta, la azabache cerró los ojos mordiéndose el labio inferior, a pesar de ya haberlo hecho muchas veces de esa manera aun le dolía cada que el la penetraba, pero ese dolor solo duraba unos segundos para volverse en placer.

Fred al sentir como ella daba suaves movimientos la tomó de la cintura embistiéndola de forma suave y aumentando hasta llegar a ser brusco, una mano envolvía la cintura de su esposa y con la otra la azotaba con fuerza como a ella le gustaba.

Sus cuerpos chocaban provocando un ruido seco que mezclado con los azotes y los gruñidos inundaban todo el lugar, siendo lo único que se escuchaba en esa cabaña donde pasarían los días que les quedaban de luna de miel.

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