XXXVI: Luna de miel
I was seventeen
You were just a dream
I was mesmerized
I felt scared inside
You broke my heart and I still can
Feel the pain
Las manos del pelirrojo tomaban la cintura de la azabache mientras ambos se mecían al ritmo de la canción, por extraño que resultará decidieron usar una canción de rock para su primer vals como esposos: Sure know de Kiss, era demasiado especial para ellos ya que en su primera cita esa canción sonó de fondo mientras nuevos sentimientos comenzaban a florecer entre ellos, y ahora, el día en que ante la sociedad oficialmente se volvían marido y mujer era obvio que los acompañaría, Fred la tomo de la mano para hacerla girar y ganar una risa de su esposa.
I've been carried out
I've had fear and doubt
I've been starry eyed, never satisfied
'Cause late at night I still need you
Just the same
—Te ves tan hermosa— murmuró acercándola a él para besarle la mejilla—. Soy el hombre con más suerte en el mundo, no puedo creer que seas mi esposa.
—Yo soy la que tengo suerte, tengo un hombre maravilloso como esposo —menciono acariciándole la mejilla mientras la canción terminaba—...te amo infinitamente, eres lo que siempre soñé —él se inclinó para dejar un corto beso en los labios de la azabache.
I've been a gambler but I'm nobody's fool
And I sure know something, sure know something
You showed me things they never told me at school
And I sure know something, sure know something
No one can make me feel the way that you do
And I sure know something, uh huh
Siguieron bailando durante unos minutos más sin poder dejar de sonreír como unos adolescentes enamorados, con solo verlos se podía notar el gran amor que compartían.
La canción dejo de sonar para escuchar los aplausos de todos los invitados, Fred a regañadientes soltó el cuerpo de su esposa para ver a su suegro que se acercó, ya que era hora del vals del padre y la novia.
—Ya acabo tu turno comadreja
Menciono Sirius para tomar el lugar de Fred, el cual fue con Molly para bailar con ella.
—Ahora ya eres toda una mujer casada —murmuro con una pequeña sonrisa —, me cuesta creerlo, cielo, aun siento que fue ayer cuando te cargue por primera vez, eras tan pequeña y con un cabello tan negro como la noche —veía a su hija con un gran amor—, tu madre y yo estamos demasiado orgullosos, porque definitivamente eres lo mejor que hemos tenido y hecho juntos, una mujer tan maravillosa.
—Los amo mucho a ambos, a pesar de los años que estuvimos separados siempre fuiste un excelente padre y te has esforzado al máximo por recuperar todo ese tiempo perdido, me has dado tan buenos consejos y me has enseñado a ser la mujer que hoy soy, estoy demasiado orgullosa de tener unos padres como ustedes.
Sirius la abrazo con fuerza sin importarle que la canción aun no terminara, y sin evitarlo pequeñas lagrimas escaparon de los ojos de Anirak; Fred sonrió al verla a lo lejos, sabía muy bien lo sensible que había estado esos últimos días.
Gran parte de la fiesta se basó en los valses con distintos familiares, ya que con la mezcla de todas las personas que se habían vuelto en familia a lo largo de esos años juntos era una gran cantidad de gente.
Anirak le sonrió a su esposo para salir de la carpa mientras se quitaba los tacones dejando que la hierba rozara las plantas de los pies, se sintió aliviada ante eso ya que sus pies estaban demasiado hinchados, algo que le extrañaba ya que acostumbraba a usar tacones por mucho tiempo.
—¿Ahora te tengo que llamar Señora Black-Weasley?
Anirak sonrió al escuchar esa voz y el apellido, Fred le había dado la sorpresa cuando se casaron en el civil: puso el apellido Black antes que el Weasley, nunca lo hablaron ya que la mayoría de mujeres tomaba el apellido del esposo, pero que el pelirrojo pensara en ella y en lo mucho que le enorgullecía llevar el apellido Black la hizo darse cuenta que estaba con el hombre correcto, siempre tenía pequeños detalles que se lo demostraban día con día.
—Tal vez —se encogió de hombros viendo al azabache tan parecido a ella —, pensé que no vendrías.
—Mis investigaciones en África son importantes —hizo una pausa para sonreírle a la menor —, pero mi amada Zizi siempre lo será más.
—Amo cuando me llamas de esa forma, me haces sentir una niña pequeña.
Regulus le acaricio la mejilla.
—Para mí siempre será una niña pequeña, mi pequeña Zizi —acomodo un mecho de cabello detrás de la oreja de su sobrina—, desde que llegaste le diste otro sentido a mi vida, me hiciste darme cuenta de lo malas que estaban siendo mis acciones y que había algo más por lo que esforzarme para ser una mejor persona.
Anirak lo abrazo cosa que fue correspondida.
—Siempre has sido uno de mis grandes ejemplos a seguir, me has enseñado tantas cosas y a pesar que tenías que esconderte de Voldemort encontrabas la manera de estar en mis partidos de Quidditch o para cualquier cosa que necesitara.
—Y siempre va a ser así, estaré para ti a pesar de que ahora seas una mujer casada —beso su sien—, siempre que me hables apareceré en menos de lo que crees porque siempre vas a ser mi prioridad, Zizi.
Ella lo abrazo con más fuerza, disfrutando el aroma a loción cara mezclado con menta que siempre caracterizaba a su tío el cual siempre era un pilar importante en toda su vida.
—¿Ya es hora de llorar?
Una voz femenina se hizo presente, ambos azabaches se separaron para ver a la mujer castaña que los veía con una sonrisa.
—Regulus se puso sentimental —sonrió Anirak acercándose a su madre —...por fin papá te soltó, no crei que aun pudieran bailar tanto.
—De algún lugar tuviste que heredar el que te gustaran tanto las fiestas, y créeme que no fue de Regulus — el nombrado puso los ojos en blanco —, ahora, ve que tienes todo el maquillaje corrido —con la varita hizo aparecer un pequeño pañuelo para ayudarla a limpiarse los restos de maquillaje — ¿Ya tienes todo listo para la luna de miel?
—Sí, bueno hice las maletas y Fred las mando al hotel, aun no se a dónde iremos.
Se encogió de hombros.
—Tu padre y yo le ofrecimos a Fred pagar la boda o la luna de miel, o si no la mitad de algo, pero no acepto —explico Regulus ya que para ellos era tradición que la familia de la novia cubriera los gastos de la boda —, incluso tu madre le insistió con pagar ella el vestido, pero tampoco acepto, así que no tenemos ni idea a donde te llevara de luna de miel.
Anirak no pudo evitar sonreír, la boda fue simplemente perfecta, una ceremonia tranquila pero lo que más le encanto fue la decoración, todos los detalles en rojo y negro, y las únicas flores que usaron fueron rosas rojas; sus favoritas y como decía Regulus, Fred no permitió que ella pusiera ni un solo peso para la fiesta ni luna de miel, a pesar de sus insistencias, muy a duras penas acepto en que Anir pusiera dinero para la casa que compraron hace unos meses y los muebles y eso fue porque ella lo amenazó con dejarlo sin sexo durante un año.
—Fred suele ser demasiado necio cuando se le mete una idea en la cabeza —comento —, ya se me hacía que no aceptaría nada de dinero, aparte ahora que tienen las dos sucursales de Sortilegios ya no me deja poner nada de dinero, algunas veces discutimos por eso.
—Aun así, él debe de entender que un matrimonio es de dos, tanto para decisiones como para cubrir los gastos —Laetitia le acomodo el cabello —, quedamos con George para que Gred y Feorge se queden con nosotros en la casa Black, ya que será algo difícil para él cuidarlos mientras atiende Sortilegios Weasley.
Anir asintió al escuchar el nombre de sus mascotas, dos lindos gatos pelirrojos que Fred y ella habían adoptado hace algunos meses.
—Deje una bolsa en la casa con todo lo necesario, desde su alimento, un bulto de arena y varios juguetes para que no destruyan los muebles.
—No te preocupes por ellos, me encargare de que Sirius no se los trate de comer en su forma perro —Regulus puso los ojos en blanco para sonreírle —, iré adentro antes de que se acaben el Whiskey de fuego.
El mayor entro a la carpa dejando a las mujeres solas.
—¿Te sientes feliz, cielo?
—Sí, mamá estoy demasiado feliz —no pudo evitar sonreír —, al fin estoy casada con el amor de mi vida, no hay nada que me haga más feliz.
—Me alegro mucho por ti, siempre supe que acabarían juntos —le acaricio el brazo de forma cariñosa —, no tengo un consejo como tal en estos momentos, solo te puedo decir que tengan mucha comunicación, la vida de casados algunas veces es difícil, pero estoy segura que ustedes lograran llevarlo bien, siempre han sabido resolver sus problemas a pesar que algunas veces parecen demasiado difíciles.
—Algunas veces ambos somos muy cabezas duras, pero siempre logramos solucionarlo—soltó un suspiro—, al inicio me asustaba dar este paso, porque Fred creció en una familia muy tradicional, ya sabes: el apellido del esposo primero, la mujer cien por ciento dedicada a los hijos, muchos niños y el hombre siempre trabajando.
—Sin embargo, te ha demostrado que a él no le gusta lo tradicional ¿no?
La azabache asintió varias veces.
—Sí, bueno no solo lo del apellido, hemos quedado en que seguiré trabajando aun así tenga o no tengamos hijos, y siempre ha apoyado mis sueños —vio a lo lejos a su esposo que se reía con sus cuñados —, Fred es un muy buen hombre.
—Que te ama y te hace feliz, mi vida —Laetitia abrazo a su hija—, me alegro mucho por ti, has logrado muchas cosas a lo largo de tu vida, tienes una excelente carrera, has sido nombrada como Jefa del Departamento de Aurores, y tienes a tu lado un hombre que te respeta, te ama y te apoya en todo.
—Literalmente me apoya en todo.
Agrego con doble sentido ganando la risa de su madre.
—Eres una pervertida, espérate a la luna de miel —la codeo con suavidad —, lo tendrás mucho tiempo para ti sola, lo único que falta es que regresen con la noticia de que seré abuela.
Anirak negó sonriendo.
—Aun no está en nuestros planes tener hijos, queremos disfrutar un poco de nuestro matrimonio.
—Aunque dudo mucho que haya algo que ustedes no hayan vivido ya —se alejó para verla y observar a la mujer rubia que se acercaba.
—Bueno, llevamos casi ocho años juntos —se encogió de hombros para sonreírle a su amiga — ¿Y eso que George por fin te soltó?
Las mejillas de la veela se sonrojaron ante ese comentario.
—Está celebrando con Fred —se encogió de hombros —, te traje un trago.
—Bueno, las dejo, iré con Sirius —Laetitia se despidió de las dos mujeres para entrar a la carpa.
—Gracias, Lyssie.
Le sonrió aceptando el trago.
—De nada —Lys se detuvo a su lado —, felicidades, Zib —le apretó la mano de manera cariñosa —, espero les guste mi regalo.
—Tengo curiosidad de saber que viene en esa caja negra.
—Tal vez te diviertas con él en la luna de miel —le guiño el ojo mientras la azabache negaba para beber el whiskey de fuego— ¿Ya tienes todo listo?
—Sí, está todo listo para el mes de viaje —sonrió emocionada para hacer una mueca y alejar el trago —...creo que ya he bebido demasiado.
Lys enarco la ceja con curiosidad para verla.
—¿Tú? ¿Beber demasiado? Apenas y llevas unos dos tragos, siempre tomas bastante.
Anirak alejo el vaso ya que el aroma comenzaba a darle asco.
—No sé, me asqueo el aroma y el sabor, tal vez ha sido por todos los nervios de la boda.
—¿En todas las bodas siempre acabas vomitando?
Anirak soltó una suave risa al recordar que en la boda de Fleur y Bill termino en el baño vomitando por culpa del falso embarazo que resultó ser un descontrol hormonal por culpa de los anticonceptivos.
—Al parecer sí.
Lys y Anirak sonrieron para volver a la carpa donde la fiesta estaba en el mejor momento.
✷✷✷
La azabache tomaba la gran mano de su esposo mientras caminaban en la orilla de la playa, disfrutaban de la sensación de la arena sobre sus pies y los finos rayos de sol matutino, pues apenas eran las siete y media de la mañana.
—¿Quieres que desayunemos en algún restaurante de por aquí o volver al hotel?
Anirak alejo la mirada del mar para ver a Fred y sonreír, el cabello centelleante se movía con suavidad gracias a la suave brisa, una camisa azul clara de playa cubráis su torso dejando los tres primeros botones abiertos donde atoraba las gafas de sol.
—Hay un restaurante que me llamo la atención, podríamos desayunar ahí.
—Donde quieras, preciosa.
Fred dejo un corto beso en los labios de Anir, deteniéndose por unos segundos para admirarla, llevaba el cabello suelto que caía de manera rebelde y algo despeinada dándole un aire más relajado y sexy, un fino vestido playero rojo y largo acentuaba aún más su pálida piel, y una perfecta sonrisa adornaba su rostro, parecía muy feliz y eso era algo que él amaba.
Anirak no lo negaría, se encontraba demasiado emocionada pues estaban por primera vez en Islas Mujeres, en México; era un lugar hermoso y demasiado sorprendente, se alegraba mucho de haber sido obligada a tomar clases de diversos idiomas cuando era más joven, pues comprendía a la perfección el español, algo que les ayudaba mucho en ese lugar.
Fred le extendió las sandalias cuando salieron de la playa para caminar a la zona restaurantera, ya había varios turistas recorriendo el lugar y buscando donde desayunar al igual que ellos.
Después de recorrer el lugar varios minutos, entraron a un restaurant que se encontraba en una cabaña con vista frente a la playa, Anirak se encargó de ordenar la comida explicándole a Fred cada platillo y bebida, ya que su esposo no comprendía el idioma más que unas cuantas palabras.
—Muchas gracias—agradeció la azabache en un perfecto español cuando el mesero termino de anotar su pedido — ¿Pasa algo, cielo? —pregunto en su idioma natal viendo al pelirrojo que tenía la mirada fija sobre ella.
—Te ves demasiado sexy cuando hablas español.
—¿Ah, ¿sí? —le sonrió sintiendo como le acariciaba la pierna buscando la hendidura del vestido que estaba en la pierna izquierda, el asintió guiñándole el ojo —...te amo, Fred.
Le dijo en español ganando una sonrisa enorme de su esposo.
—¿Significa que me amas? —ella asintió y el pareció pensarlo por unos segundos para contestar tratando de hacerlo lo mejor que podía —...T...ti...amou...Anir.
—Tenemos que practicar más tu español —la mano de Fred logro colarse bajo el vestido tocando la suave piel de su muslo desnudo —...Fred...
Llamó la Black viéndolo para morderse el labio.
—¿Hago algo que no te guste?
Dibujaba círculos invisibles con las yemas de los dedos subiendo de manera peligrosa por el suave muslo desnudo.
—El problema es que eso me gusta demasiado —cerro lo ojos por unos segundos al sentir los largos dedos de su esposo tan cerca de su núcleo —...vamos a desayunar, amor.
—A pesar que todo parece ser delicioso, prefiero comer otra cosa —la recorrió con la mirada y se detuvo sobre sus grandes pechos, podía notar que no llevaba brasier ya que los pezones se marcaban sobre la tela — ¿Acaso tienes frio, Anir?
Logro acariciar en medio de la braga sobre los pliegues de su esposa, ella de la mayor forma disimulada abrió las piernas dándole un mayor acceso, se alegraba que estuvieran en una mesa que quedaba hasta la esquina del restaurante y que fuera de madera oscura con un gran tamaño para cubrir y que nadie notara lo que estaban haciendo bajo la mesa.
—Eres un maldito —murmuro tratando de contener los gemidos —...estás jugando demasiado sucio.
—Tú iniciaste en el elevador del hotel —pasaba los dedos sintiendo como la braga se humedecía cada vez más — ¿Crees que te creo que seas tan despistada para dejar tu mano "sin querer" en mi pene?
Hablaban en un tono bajo para que solo escucharan ellos.
—Fue un error, Fred —se estremeció cuando él hizo la braga a un lado acariciando sus labios vaginales, la humedad aumentaba ante cada toque —...estamos en...un...res...taurante...
Logro articular, pero el pelirrojo no tenía la intensión de detenerse, sus dedos eran agiles y lograron encontrar el clítoris de la azabache que estaba ansioso porque le brindaran la atención que necesitaba.
—¿Desde cuándo te importa en dónde estamos?
Lo movía de manera circular, disfrutando de ver el rostro de sufrimiento de su esposa, la conocía tan bien que sabía lo excitada que se encontraba.
—Fred...
No pudo decir más ya que el mesero hizo acto de presencia llevando la comida con él, las mejillas de Anirak se tiñeron de rojo y Fred saco los dedos de inmediato dejando la mano recargada sobre la pierna de la mujer.
Anirak le agradeció al mesero que les sonrió para alejarse de ahí, el pelirrojo quito la mano de la pierna de su esposa para guiar los dedos hasta la boca donde los lamió de manera lenta, la mirada de la azabache se oscureció ante esa escena, le resultaba tan erótico ese gesto que solo incrementaba su humedad.
—Anirak —llamo Fred con voz ronca y los ojos oscuros cargados de placer —...me encanta este sabor —alejo los dedos de la boca para lamerse el labio inferior.
—I....re al tocador.
La azabache se sentía demasiado caliente que incluso le faltaba un poco el aire, beso de manera corta a su esposo para dejarlo solo durante algunos minutos.
Fred sonrió viéndola caminar y no pudo evitar ver su carnoso trasero que se movía cada que daba algún paso, le encantaba observar cada curva del cuerpo de Anirak, la deseaba demasiado y la incipiente erección que era cubierta por la bermuda indicaba todo lo que ella le provocaba.
Tomo los cubiertos para comenzar a partir la carne de su desayuno, él pidió algo llamado: chilaquiles con carne asada y Anirak un coctel de mariscos, la mayoría de comida en ese lugar llevaba mariscos o cualquier cosa proveniente del mar, pero realmente no se le antojaban.
Después de algunos minutos la azabache se sentó a su lado.
—Fred —llamo para verlo—, dame tu mano.
—¿Mi mano? —ella confirmo con un movimiento de cabeza y le extendió la mano dejando la palma abierta — ¿Qué pasa, Anir?
Ella solo sonrió para poner algo de color rojo sobre su palma y cerrarle la mano para lanzarle el guiño.
Fred reconoció la textura de encaje, el diminuto tamaño y lo mojada que estaba, para sonreír y negar con la cabeza.
—Eres una maldita pervertida y provocadora.
Apretó las bragas en su mano para meterlas en el bolsillo de la bermuda.
—Solo para que sepas —se acercó para murmurarle al oído—, estoy demasiado caliente y mojada por tu culpa —le mordió la punta de la oreja —, y no tengo nada de ropa interior.
Fred soltó un jadeo, ella se sentó bien para sonreír y comenzar a desayunar, mientras el pelirrojo no dejaba de pensar en el cuerpo desnudo de la Black que solo era cubierto por ese fino vestido, y no dejaba de imaginarse a él mismo lamiendo los labios vaginales y deleitándose del sabor.
Soltó un suspiro al darse cuenta que su luna de miel apenas comenzaba...
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