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XXXV: Black-Weasley

La azabache se observó al espejo para soltar un suspiro, no negaría que se encontraba demasiado nerviosa, vio el reloj en el mueble junto a la cama, faltaba media hora para que llegaran las estilistas que la maquillarían y peinarían, ya se había bañado pues le dijeron que tendría que tener el cabello seco para que fuera más fácil, no era que el peinado fuera demasiado complicado, pero prefería seguir las indicaciones.

Al escuchar los golpes en la puerta el corazón le latió con fuerza pues todo estaba más cercano, de inmediato camino y no pudo evitar sonreír al ver al pelirrojo que estaba completamente despeinado y tenía el rostro somnoliento, sin duda se acababa de despertar.

—Hey...

—Hey —se hizo a un lado para dejarlo pasar, él cerró la puerta — ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar alistándote?

—Te quería ver antes de casarnos —le acaricio la mejilla de manera cariñosa — ¿Estas nerviosa?

—Un poco ¿y tú? —sus nervios disminuyeron al sentir el suave toque de los labios de Fred sobre los de ella —, no puedo creer que el día ya haya llegado.

—Yo tampoco lo puedo creer —beso su frente para alejarse un poco —...Anir —llamo caminando de un lado al otro de forma nerviosa —...yo...tú... ¿Me prometes que no te arrepentirás antes de llegar al altar?

Fred trataba de trabajar en esas inseguridades que tanto lo atacaban, pero algunas veces era imposible y menos al saber los miles de pretendientes que su azabache tenía en puerta, cualquiera era mejor que él.

Ella no respondió para ir a la cama donde estaba un viejo cofre de madera, Fred lo reconoció era en donde guardaba sus joyas favoritas, Anirak de inmediato lo abrió para buscar algo, el pelirrojo no sabía que decir, pero decidió esperar a que terminara de buscar.

Anirak tomo el pequeño objeto para extendérselo al más alto que con algo de duda lo tomo, no pudo evitar sonreír al distinguir de lo que se trataba.

—¿Aun lo conservas?

Vio el pequeño anillo de papel mal hecho que le entrego hace ocho años en su rencuentro en la casa Black.

—Creo que desde que me lo diste supe que quería permanecer a tu lado, sin importar que.

«Siempre que no quieras casarte con esa víbora, está la opción de que seas la señora Weasley. Suena mucho mejor Anirak Weasley que Anirak Malfoy»

La sonrisa de Fred se hizo más grande al recordar las palabras que le dijo hace años, aquello que solo era una broma en ese entonces ahora se estaba haciendo realidad, definitivamente recorrieron mucho para estar en ese momento que ambos anhelaban.

—Es más que obvio que no me voy a arrepentí de casarme hoy contigo, llevo esperándolo ocho años —Anirak alzo la mano izquierda mostrándole el anular —, y te recuerdo que hace unas semanas nos casamos por el civil muggle en las Vegas, así que —la azabache le guiño el ojo a su esposo —, no tienes tanta suerte como para librarte de mí, Freddie.

Él la abrazo con fuerza cosa que fue correspondida de inmediato.

—Te amo demasiado, Anir —murmuro contra su oído—, eres mi vida entera.

—Y yo te amo a ti, Fred —se alejó unos centímetros para verlo a los ojos —, nunca te cambiaría por nadie, eres el hombre que siempre espere.

Él estrello sus labios contra los de la más baja para dar inicio a un beso fogoso que fue correspondido de inmediato, las manos del pelirrojo terminaron sobre la femenina cintura pegándola a él, Anirak rodeo su cuello para acercarlo más como si quisieran volverse uno solo.

Sus labios se movían con maestría y se acoplaban a la perfección, cada que se besaban era como si nada más existiera y el tiempo se detuviera.

Fred rompió el beso con una sonrisa.

—Te amo —tomo la fina mano izquierda de la azabache para colocar el anillo de papel en el dedo anular sobre la delgada sortija que le dio cuando se casaron en las Vegas —, gracias por darme el honor de ser tu esposo.

—Te amo más —Fred le beso el dorso de la mano —, gracias por amarme tanto, y por querer ser mi esposo.

Fred la iba a volver a besar cuando la puerta se abrió de golpe.

—¡Fred Weasley! —la voz de Laetitia se hizo presente la cual venia acompañada de Tonks y dos chicas más: las estilistas — ¿Qué haces aquí? Largo, shu, shu, no puedes ver a Anir antes de la boda...

—Ya me voy, ya me voy...

Se quejó cuando su suegra le señalaba la puerta, rápidamente se inclinó para dejar un corto beso en la mejilla de su azabache.

—Te veo en el altar.

—Seré la de blanco...

Fred soltó una suave risa seguido de Anirak para salir de ahí escuchando los regaños de Tonks y Laetitia, Anirak solo sonrió para tomar asiento en la silla frente al tocador.

[...]

—Siento que voy a vomitar...

Murmuro la azabache tomando el brazo de su George para bajar las escaleras de la Madriguera.

—Supongo que es normal —respondió George con una sonrisa nerviosa al verla de esa manera, estaba pálida más de lo normal y la sentía temblar con suavidad—, vamos, Sirius te ha de estar esperando.

George y Anirak caminaron hasta salir de la casa donde un azabache con traje formal y el cabello más corto de lo normal los esperaba, parecía demasiado nervioso ya que caminaba de un lado a otro de forma nerviosa.

—Papá.

Llamo Anir para que Sirius volteara y no pudo evitar sonreír al ver lo hermosa que estaba, usaba un entallado vestido blanco con un escote y caía con una enorme falda con forma de corte de princesa, la tela brillaba con intensidad por lo pequeños diamantes en la tela. Su cabello caía con suavidad en ondas y el velo blanco lo adoraba.

El maquillaje resaltaba cada facción y sus labios rojizos se llevaban toda la atención.

—Cielo —murmuro el mayor acercándose —, estas hermosa...

George sonrió ante esa escena para soltar el brazo de la Black.

—Iré con mi hermano que probablemente esté a punto de morir por lo nervios —dio un suave beso en la cien de Anirak—, suerte Zib, te quiero, ojalá te caigas.

La nombrada le enseño la lengua para ver cómo se alejaba para entrar a la gran carpa que estaba frente a ellos.

—¿Estás lista, Anirak? —ella asintió, estaba tan nerviosa que ni siquiera podía hablar, en tan solo cinco minutos tendría que estar frente al altar —...Anir... ¿segura que quieres casarte en estos momentos? Si es que no lo quieres hacer, puedo hacer un traslador y huir a la isla Canarias, ya arreglé todo para que la casa que tenemos ahí tenga lo necesario para ser habitada.

La azabache negro mientras soltaba una suave risa por el plan de su padre, definitivamente mataría a Fred si se enteraba que hace día se casaron en las Vegas a escondidas.

—Papá...estoy segura que me quiero casar hoy con Fred, pero estoy demasiado nerviosa por todo.

—Anir—suspiro acariciando de manera cariñosa la mejilla de su única hija, y sonrió nostálgicamente al darse cuenta que ya no era una niña si no todo una mujer que estaba a punto de casarse —, desde que naciste supe que siempre seria mi adoración, tú llegaste a enseñarme lo mucho que puedo amar a alguien tan pequeño que incluso daría mi vida por ti sin dudarlo, y doy gracias a Merlín porque a pesar de estar doce años separados tú nunca dudaste de mi ni me dejaste de amar, estoy orgulloso de la mujer que eres que has logrado todo lo que te has propuesto, mírate actualmente eres la jefa del departamento de Aurores cuando siempre ha sido un puesto gobernado por varones, has demostrado que no solo es el apellido Black el que te precede, si no que con tus acciones puedes llegar alto, y estoy seguro que serás una excelente esposa—los ojos de ambos Black estaban llenos de lágrimas, Anirak no quería llorar para no arruinar el maquillaje, pero estaba segura que si su padre seguía de esa manera lo haría —, y aunque diga que Fred me cae mal, ambos saben que es broma, estoy feliz que te vayas a casar con un hombre como él, que aunque a veces es demasiado estúpido e impulsivo te ama más que a nada desde el primer momento en que te vio, y lo sé con tan solo ver cómo te observa y por el hecho de no importarle poner su vida en riesgo para mantenerte a salvo, me alegro que estés con un hombre que te ama y te respeta, realmente deseo que seas muy feliz, Anir, te amo.

La menor no pudo evitarlo para saltar en brazos de su padre y abrazarlo con fuerza, cosa que fue devuelta.

—Muchas gracias, papá, por todo, a pesar de estar separados doce años, cuando saliste siempre estuviste al pendiente de mi cumpliendo todos mis caprichos y brindándome amor, consejos y haciendo que mis expectativas fueran demasiado altas, también me enseñaste a esforzarme por lo que quiero —hablo con voz cortada —, te amo mucho.

—Vamos, cielo, no me hagas llorar, hoy es un día lleno de felicidad.

Sirius se alejó unos centímetros para ver a su hija que tenía los ojos empañados, el mayor rápidamente se limpió las lágrimas que escaparon.

—Anir, es hora, no creo que quieras que Fred piense que no vas a llegar-

Ella solo sonrió limpiándose los ojos con cuidado de no dañar el maquillaje para tomar el brazo del mayor, tomando una enorme bocanada de aire tratando de calmar las grandes nauseas que la recorrían.

✷✷✷


Alzo la mirada y al verla no pudo evitar que lagrimas rebeldes escaparan de sus ojos, se veía simplemente hermosa.

Su caminar como siempre elegante, el vestido blanco, esponjoso y brillante resaltaba aún más el oscuro cabello que la caracterizaba, al verla de esa manera no podía creer la enorme suerte que tenía al darse cuenta todo lo que paso para que estuvieran en ese momento: una guerra, casi morir, enfrentarse a una anciana loca varias veces, pero, definitivamente valía la pena si podía tener esa imagen por el resto de la vida: Anirak sonriéndole con las mejillas sonrojadas y dándole una mirada cargada de amor.

Los dos azabaches se detuvieron frente al pelirrojo que de inmediato extendió la mano a la mujer de su vida.

—Comadreja —llamo Sirius de manera seria —, te estoy entregando lo más valioso e importante que tengo en la vida, y espero que tengas claro que si la llegas a lastimar tan solo de manera mínima, Regulus y yo te torturaremos hasta que supliques que te matemos.

Anirak puso los ojos en blanco ante las palabras de su padre, pero no pudo evitar sonreír, Fred asintió.

—Sirius, Anirak es lo más importante para mí, y la mujer que amo con todo mi corazón, preferiría morir antes de dañarla—tomo la pálida de mano de la azabache y no pudo evitar sonreír al sentir como sudaba y temblaba —, te juro por mi vida que la hare feliz y siempre la respetare y amare.

Sirius asintió para alejarse y tomar asiento a lado de Laetitia y Regulus, el cual le palmeo la espalda una vez que llego.

—Hola —murmuro Fred ayudando a la Black a subir los tres pequeños escalones que los acercaban al altar donde estaba el señor bajito que oficiaría su ceremonia de compromiso y juramento inquebrantable.

—Hola —contesto de la misma manera y pudo notar los ojos empañados de lágrimas del más alto —, si lloras juro que yo también lo hare.

—Te odio —respondió con una sonrisa.

El señor mayor se aclaró la garganta para llamar la atención de los enamorados, ellos voltearon a verlo para sonreír y asentir, de esa manera inicio la ceremonia.

Si le preguntaran a Fred y Anirak que fue lo que dijo el oficiador ninguno sabría que responder, pues toda la ceremonia estuvieron intercambiando miradas llenas de amor, coquetería y felicidad.

Todos los invitados podían presenciar el amor que exhalaban con estar frente a frente, desde esas sonrisas de adolescentes enamorados con su primer amor.

Varias pequeñas luces azules salieron de la varita del anciano cuando termino del decir el hechizo necesario para terminar con el juramento inquebrantable, momento en el que George se acercó con las sortijas.

Fred fue el primero en tomarla para sostener la mano izquierda de Anirak y verla directamente a los ojos.

—Te entrego esta sortija —su voz tembló un poco al sentirse nervioso ante tanta gente, pero se relajó al ver los ojos grises que tanto amaba —, no como algo material si no como un juramento de mi amor hacia a ti—coloco el anillo en el dedo anular con manos temblorosas—, juro que siempre estaré para ti, apoyándote en las buenas y en la malas, demostrándote día a día lo mucho que te amo, porque desde la primera vez que te vi supe que caí ante tus pies, puedes hacer conmigo lo que quieras ya que solo soy tuyo, tanto mi corazón como fidelidad te pertenecen. Zibelth Anirak Black, eres el amo de mi vida, no sabes lo orgulloso que estoy de la mujer en la que te has convertido, y sé que nunca amare a nadie más como lo hago contigo, también juro respetarte al menos que tú quieras que te falte al respeto —le guiño el ojo ganándose el sonrojo del azabache, las risas de sus hermanos y bufido que estaba seguro que era de suegro—, te amo por y para siempre, Blackie.

Ella se mordió el labio inferior para tomar la sortija y ahora ser ella la que sostenía la gran mano izquierda del pelirrojo.

—Fred...Freddie —estaba demasiado nerviosa—, yo...nunca espere enamorarme de esta manera a los diecisiete años, ni llegar a pensar en formar una familia, pero cuando bromeaste conmigo por primera vez diciendo que nos casaríamos supe que la idea no sonaba tan mal, recuerdo perfectamente las tres veces que me lo has pedido, cada una tan maravillosa como no tienes idea, realmente ansiaba el momento en que llegara este momento para poder llamarte mío —Fred escuchaba las palabras de la azabache viéndola fijamente a los ojos—, pasamos de una simple broma a hacerlo realidad, y por maravilloso que suene sé que me amas con la misma intensidad con la que yo lo hago, por eso con esta sortija quiero que sepas de mi juramento hacia ti: juro darte mi fidelidad, mi amor y apoyo incondicional, estar siempre para ti en los malos momentos como para enorgullecerme todos los días de tus logros, y quiero que sepas que pase lo que pase, sea en la vida que sea, mi destino siempre serás tú, amor, te amo por y para siempre, comadreja.

Algunos sollozos inundaron el lugar que estaba demasiado silencioso, eso duro durante algunos segundos para que el mago frente a ellos agregara

—: A partir de estos momentos, yo los declaro marido y mujer...

Fred no dejo que terminara la oración para llevar las manos a la mandíbula de su esposa y chocar de manera brusca los labios dando inicio a un fogoso beso, con el que la carpa se llenó de aplausos y vitoreos celebrando al matrimonio Black-Weasley.

Ambos corazones latían con intensidad mientras se besaban, Fred rompió el beso para repetir lo mucho que la amaba, dándose cuenta que su vida a lado de Anirak apenas iniciaba.

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