XXXIII: Propuesta
Fred despertó al sentir la falta de su novia en la cama, a noche Anirak se había quedado a dormir en el departamento de Sortilegios Weasley después de que cenaran en la Madriguera.
Puso la mano en la cabecera de la cama para tomar impulso y lograrse sentar, sonrió al darse cuenta que las pequeñas bragas de Anir estaban colgadas a un lado, anoche habían hecho el amor y él aventó su ropa interior sin importarle donde caía.
Siete años, siete años juntos y nunca se cansaría de ella.
Desde mil novecientos noventa y seis que estaban juntos, pasaron, por tanto: peleas, celos, una batalla mágica y algunas discusiones de pareja, pero siempre lograban solucionarlo como para seguir siendo pareja en el dos mil tres.
Zibelth Anirak Black era la mujer perfecta, tan hermosa, inteligente, valiente y arrogante como ella sola, desde que la vio por primera vez tuvo un crush inmediato por ella.
Aun recordaba su primer encuentro, la salvo de una maldición asesina en los mundiales de Quidditch de mil novecientos noventa y cuatro, quien diría que un año después la reencontraría en la casa Black, y tiempo después iniciarían una relación, obviamente no todo era miel sobre hojuelas, pero siempre lograban solucionar sus problemas juntos.
Antes de que sucediera la guerra mágica le había propuesto matrimonio y ella acepto, pero con todos los acontecimientos siguientes como que él casi muriera, el nacimiento de su primera sobrina y demás cosas no lo habían vuelto hablar. Sin embargo, Anirak aún conservaba la sortija que él le entrego, una baratija, por cierto, en esa época aun no tenía tanto dinero, en cambio ahora podía darle a la azabache todos los lujos que se merecía, a pesar que ella decía que no era necesario él casi nunca le hacía caso y acababa comprándole joyas o cualquier cosa que le recordara a su novia.
Salió de la cama y se estiro para buscar su bóxer, sabrá Merlín donde lo dejo Anir anoche, lo busco por todos lados de la habitación e inclusive ahora se encontraba agachado buscándolo bajo la cama.
—¿Te me estas ofreciendo, Freddie? — la voz coqueta de la Black se hizo presente, al parecer acababa de salir del baño —...sé que te gusta por ese lado, pero no pensé que tan temprano querrías que te follara.
Sintió como la pequeña mano de la azabache azotaba su trasero, no fue buena idea agacharse dejando el culo al aire. Se levantó para verla, se acababa de bañar, pero ya estaba vestida con una blusa roja y una falda negra arriba de la rodilla que se cernía muy bien a su cuerpo, se mordió el labio al verla, sin duda, con el paso del tiempo ella se ponía cada vez más buena, ahora con casi veintiséis años casi cumplidos era una mujer hermosa de facciones marcadas y una silueta esbelta con unas curvas que hacían voltear a cualquiera.
—¿Vas a salir?
Anirak sonrió al reconocer la mirada de Fred, sus ojos estaban oscuros, cargados de excitación.
—Tengo que estar en la oficina a las nueve, y ya son las ocho y media — la azabache le dio la espalda para caminar al pequeño tocador que estaba ahí, Fred lo puso por ella ya que los días que se quedaba con él no tenía donde arreglarse —, me quede dormida, deberías de alistarte, escuche que George ya estaba despierto y no tardara en bajar a abrir la tienda.
El pelirrojo no ponía mucha atención en lo que decía, sus ojos se perdieron en el carnoso trasero que sobresaltaba de la falda, demasiado perfecto.
—Sí, lo hare pronto muñeca — no apartaba la mirada y menos al verla agacharse para sacar de uno de los cajones del tocador su neceser con maquillajes, la falda se pegó más, dejando más expuesta la blanca piel de su muslo, alcanzo a distinguir una pequeña marca morada que él había hecho hace unas horas — ¿Saldrás tarde hoy?
—No lo creo — Anir seguía buscando algo más en el cajón, Fred se acercó a ella, su miembro estaba completamente erecto — ¿Por? — el pelirrojo rozo su erección contra el trasero de ella —...Fred, no tengo tiempo...
—Tú y yo, vamos a cenar hoy, no acepto un no como respuesta — una de sus manos recorrió lentamente el muslo de la azabache robándole un suspiro —, llegas en menos de diez minutos al ministerio, tenemos aproximadamente uno quince minutos, son más que suficientes.
—¿Celebramos algo hoy? — Fred solía ser detallista con ella, pero nunca estaba de más que preguntar quizá habría olvidado su aniversario —...en serio, Fred, no me va a dar tiempo.
Él no hacía caso a sus palabras y subió más la mano para buscar la tela de la braga.
—Lo mucho que te amo — Anirak se enderezo, él no la dejo voltear para tomar su cintura y empujar suavemente su espalda —, inclínate — la azabache termino inclinada y con las manos sobre el tocador—, me gusta cuando eres tan buena niña...
—Tenemos menos de quince minutos, apúrate.
La azabache se sentía de la misma forma que el pelirrojo, siempre que estaban solos era como si el ambiente se volviera más caliente y sus cuerpos les exigieran estar juntos.
—Sabía que no me negarías una follada matutina — Fred enrollo la falda en su cintura y jalo un poco más su trasero dejándola en una buena posición —, tu braga apenas y cubre tu culo, Black, me gusta.
La azabache gimió su nombre al sentir como pasaba los dedos sobre la tela acariciando sus pliegues.
El pelirrojo sonrió e hizo a un lado la tela de encaje, para inclinarse y pasar la lengua de manera lenta sobre todo sus pliegues gozando de la humedad de la azabache.
—Mmh...Fred — soltó un suspiro. Fred subió la lengua hasta llegar en medio de su trasero, comenzó a acariciar con la lengua de forma lenta la zona que rodeaba su orificio trasero, mientras que con los dedos estimulaba el clítoris ya hinchado de la Black —...que rico me follas con la boca.
Al escuchar esas palabras Fred lamio directamente la zona anal de Anirak, donde introducía su húmeda lengua en el apretado orificio.
La Black se sentía en el paraíso, Fred sabia como estimularla para que alcanzara rápidamente el clímax.
Dejo de penetrar el ano con la lengua para dejar un beso seco y sonoro sobre el mismo, y después un lengüetazo. Durante unos minutos alterno esos movimientos sintiendo como ella se estremecía.
Atrapo el clítoris entre sus dedos apretándolo con suavidad.
Anirak arqueaba la espalda disfrutando de la húmeda lengua de Fred que penetraba sin ninguna vergüenza su orificio trasero, amaba que ambos fueran iguales de atrevidos en el sexo y que no tuvieran ningún tabú para hacer anilinguis, ya fuera él a ella o ella a él.
Soltó un gemido fuerte en el momento en el que el primer orgasmo la golpeo. Fred dejo de lamer en medio de su trasero para ponerse de pie.
—Te voy a follar, preciosa — bajo rápidamente la braga dejándola en los tobillos de la azabache, para tomar su miembro y rozarlo contra la entrada de Anir —...inclínate.
Apoyada sobre los codos en el tocador, la mujer mantenía el cuerpo elevado ofreciendo las nalgas a la vista de Fred, él la abrazaba totalmente desde atrás, siguiendo suavemente la figura femenina de su novia; de forma lenta se introdujo en el núcleo de la azabache, pegando su pubis contra la piel del desnudo trasero de la mujer y el pecho contra la arqueada espalda.
Afirmo el cuerpo de Anir con un brazo, mientras su mano libre se adentra en la blusa y sostén para acariciar sensualmente sus senos.
Primero sus embestidas eran de forma lenta, entrando y saliendo hasta dejar solo el glande en su interior, para al final embestirla con toda brusquedad ella seguía el vaivén de sus caderas.
—Que bien me coges, amor — gimoteo la azabache y soltó un pequeño grito al sentir como Fred dejaba sus senos para azotar su trasero —...golpéame más fuerte, Fred.
—Cómo te encanta ser una maldita masoquista, mi pequeña puta.
La voz del pelirrojo era ronca, cargada de placer. Tomo más fuerza y azoto el trasero de su novia dejándole una enorme marca roja que abarcaba casi toda su nalga izquierda.
—Sí, soy tu pequeña puta.
Fred soltó una risa ronca y aumento la fuerza, los testículos golpeaban contra la piel desnuda frente a él.
La embistió durante unos segundos más sin dejar de dar azotes, los gemidos y gritos de Zibelth inundaban toda la habitación mezclándose con los jadeos de Fred.
—Te amo, Anir — musito contra su odio para tomarla de la cadera dejando caer la última embestida con más fuerza para correrse dentro de ella.
El esperma caliente de Fred recorrió el núcleo de la Black, la cual con el último golpe del pelirrojo sobre su trasero se liberó en un fuerte orgasmo que la dejo con las piernas temblando.
—También te amo, Freddie.
La voz de Anir era suave y cansada, él salió de ella para sostenerla de la cintura ayudándola a recuperar el aliento.
—Nunca me cansare de hacerte el amor, bebé — Fred se agacho para tomar las bragas de su novia y subirla lentamente por las pálidas y torneadas piernas en las cuales dejaba besos húmedos —, creo que ya no te podrás asear después de coger, faltan diez para las nueve.
—Te odio, estúpida comadreja —Fred soltó una carcajada para morder una de las nalgas de su novia con fuerza dejando una marca roja — ¡Fred!
Una mezcla de jadeo y queja salió de sus labios, amaba sentir el dolor provocado por Fred Weasley.
—Para que recuerdes que eres mía — acomodo la braga y bajo la falda dejándola presentable —, que preciosa te ves.
Tomo su cintura para girarla.
—Soy hermosa ¿Qué esperabas?
El ego Black se hizo presente.
—Y mía, también — dejo pequeños besos sobre sus labios —, pasare por ti a la casa Black a las ocho de la noche, deje un paquete para ti con Harry, úsalo esta noche ¿De acuerdo, Anir bebé?
Le hablo con una cursi voz como si le estuviera explicando algo a un niño pequeño.
—Y tú eres mío — la azabache se paró en las puntas de los pies para alcanzar el cuello del chico donde mordió y succiono con fuerza, Fred soltó un gemido al sentir la rudeza de Anirak, una enorme marca que tenía pequeños puntos de sangre decoraba la piel del pelirrojo —, ¿qué me dejaste con Harry?
—Eres una salvaje — se sobo el cuello —me dejaste los dientes marcados...te deje una sorpresa, solo póntelo.
—¿Lencería o algún disfraz de alguna de tus raras fantasías?
—No seas curiosa — le beso sonoramente la frente —...creo que tienes que ir al trabajo, muñeca.
—Ni siquiera me maquille por tu culpa — se alejó del pelirrojo que solo reía viendo como caminaba rápidamente por la habitación para tomar su bolsa y su cosmetiquera —, te veo en la noche, te amo.
Antes de salir, golpeo el desnudo trasero de Fred para mandarle un beso y desaparecer de la vista del chico Weasley.
✷✷✷
El gemelo mayor daba vueltas alrededor de la pequeña sala que estaba en el departamento de Sortilegios Weasley mientras observaba una y otra vez la caja que tenía en la mano.
—No entiendo porque estas tan nervioso — George se recargo en el sillón en el que estaba sentado —, no es como que te vaya a decir que no.
—Tal vez no quiera que nos casemos — soltó un suspiro —¿Qué tal si ya le aburrí?
—Fred, llevan casi siete años juntos — explico con voz cansada mientras un sentimiento de amargura lo recorrió al decir eso —, ya una vez se lo pediste y dijo que si, últimamente se la pasa aquí casi viven juntos, es más que obvio que Zib espera que se lo preguntes.
—¿Y si me termina? ¿Y si no soy buen esposo? ¡A lo mejor Anir me odia porque ayer me eche un pedo cuando estábamos cenando! — Fred parecía desesperado —... ¡O porque le eructe en la cara! ¡Mierda, George!
—¡Fred, llevan siete putos años juntos! ¡Te has echado miles de pedos frente a ella, le has eructado y no le importo la vez que te olían los pies! ¡Zib te ama con todo y tus asquerosidades! — exclamo molesto — ¡Deja de ser un dramático y ve a la casa Black, recuerda que tienes que hablar con Sirius!
—Bien, está bien.... Ella me ama, todo estará bien.
—Suerte hermano.
Los gemelos chocaron los puños cuando Fred estaba por salir del departamento.
El menor soltó un suspiro de tristeza, le dolía saber que la mujer que amaba se casaría con su hermano, pero de todo corazón deseaba que fueran felices.
[...]
Fred salió de la chimenea de la casa Black, los nervios lo invadían y sentía como sus manos estaban sudorosas, observo su reloj, aún faltaban dos horas para las ocho de la noche, pero antes tenía que hablar con su suegro: Sirius Black.
Se alegró por no toparse con el elfo domestico de la familia Black, a veces lo sacaba de sus casillas y a como estaba de estresado no se iba a contener y era capaz de mandarlo al otro mundo.
Subió rápidamente las escaleras para llegar hasta la vieja puerta de madera del estudio, golpeo un par de veces la puerta.
—Pase — escucho la voz del Black mayor.
—Hola — entro y cerró la puerta tras él, topándose con dos hombres mayores: Sirius y Remus, ambos demasiado importantes para Anirak, se alegraba que Regulus estuviera en África haciendo sus investigaciones de esa magia rara —... espero no llegar tarde.
—Siéntate, comadreja — la relación que tenía con ambos era buena, se llevaban muy bien de hecho, pero siempre eran demasiado sobre protectores — ¿De qué querías hablar?
Fred se sentó frente a ambos, Sirius estaba frente a él sentado tras el escritorio mientras el licántropo se encontraba de pie a un lado de ambos.
—¿Recuerdas que antes de la guerra mágica, cuando creí que Anir estaba embarazada, me disté tu visto bueno para casarme con ella? — fue directo al grano, sin rodeos.
Lupín enarco la ceja viendo al chico.
—Sí, lo recuerdo perfectamente ¿por?
Claro que el Black recordaba todo lo sucedido, fue algo horrible esa experiencia, que un bebé naciera en plena guerra no era muy buena opción.
—Quiero casarme con ella — respondió con seriedad —, le pienso pedir matrimonio hoy.
—Ya te habías tardado — ahora hablaba Remus, que dejo una pequeña botella con un líquido transparente frente a él —... bébelo.
—¿Qué es? — tomo el frasco entre las manos viéndolo con curiosidad, pero al darse cuenta que los adultos lo veían con intensidad —, bien, hasta el fondo.
Ellos no tratarían de envenenarlo ¿o sí?
Sin perder más tiempo, bebió todo el líquido en un solo trago.
—¿Cuál es tu nombre completo? —Remus fue el primero en hablar.
—Frederick Gideon Weasley.
Contesto el pelirrojo sin pensar.
—¿Alguna vez le has sido infiel a Anirak?
Ahora fue el azabache.
—Nunca, y nunca lo seria.
En ese momento se dio cuenta de que se trataba, le había dado veritaserum, solo esperaba que no le preguntaran nada privado.
—¿Por qué quieres casarte con ella? ¿Está embarazada?
Los adultos lo miraban con curiosidad esperando una buena respuesta, de eso dependía que ella se volviera su esposa o no.
—La amo con toda mi alma — respondió con sinceridad y no podía controlar las palabras que salían de su boca —, nunca ame a una mujer de la misma manera con que amo a Zibelth Anirak, desde que la vi en los mundiales de Quidditch de mil novecientos noventa y cuatro supe que sería demasiado importante para mí, quizá fue amor a primera vista. No me imagino compartiendo la vida con alguien más, y no, no está embarazada.
—Bien muchacho, como veo que eres sincero — Sirius sonreía, a pesar de que Fred fuera un cabeza dura estaba seguro que su única hija sería muy feliz a lado de él —...como hace años te dije, te dejo casarte con mi hija siempre y cuando la hagas completamente feliz, si no te romperé la cara.
—No te preocupes, la hare feliz.
Los nervios de Fred disminuyeron un poco, ya solo faltaba que su novia aceptara que se casaran.
—Por cierto — Remus de fijo en el cuello del chico — ¿Qué te paso ahí?
—Anir me mordió en la mañana.
¡Mierda!
—¿Qué hicieron en la mañana, Fred? — Sirius enarco la ceja, el menor no podría mentir en esos momentos.
—Antes de que Anirak se fuera a trabajar — por más que tratara de parar no podía —, me la cogí de forma dura contra el tocador que tenemos en mi habitación...
Lo único que sintió Fred fue como el dolor se hacía presente en su ojo izquierdo.
Su suegro acababa de darle un puñetazo.
Esperaba que hubiera hielo en la nevera.
[...]
Fred soltó un suspiro de enamorado al ver a la azabache bajar las escaleras, el vestido negro y largo que había escogido para ella se cernía perfectamente bien a cada una de sus curvas, llevaba un maquillaje ligero pero los labios de color rojo, y su cabello estaba suelto cayendo de forma natural sobre su espalda.
—¿Qué te paso, Fred? — Anir llego frente a él y acaricio con suavidad el ojo que tenía morado — ¿Quién te golpeo?
—Me golpee con una caja en la tienda — mintió —...te ves jodidamente hermosa, Black.
Rodeo su cintura con los brazos para besarla de forma lenta y cariñosa.
Compartieron por unos segundos un beso cargado de sentimientos para separarse.
—Me gusto el vestido ¿tú lo escogiste?
—Pensé que te quedaría bien, y no me equivoque.
—Gracias, cielo.
—¿Nos vamos? — Fred libero la cintura para tomar su mano entrelazando los dedos
—¿A dónde iremos?
—Sorpresa.
El pelirrojo jalo su mano con delicadeza para comenzar a caminar.
[...]
Anirak acomodo su vestido cuando puso los pies en el suelo, habían usado un traslador para viajar.
—¿Dónde estamos?
—Sígueme — volvió a tomar la mano de su novia para caminar.
La azabache se daba cuenta que Fred lucia demasiado misterioso y nervioso, hasta su mano sudaba.
Caminaron en silencio por la pequeña pradera para adentrarse al bosque frente a ellos, al llegar a lo más profundo, todo estaba iluminado por globos mágicos que brindaban una tenue luz, había una mesa con algunos platillos de comida y velas en medio dándole un ambiente más romántico.
—Freddie, es hermoso.
—Nada es tan hermoso comparado contigo.
Ambos se sonrieron y Fred jalo una silla para que ella se sentara.
La cena transcurría en silencio, el pelirrojo estaba demasiado nervioso como para hablar, Anir sabía que algo ocultaba su novio, pero decidió que él se lo contara cuando quisiera, no lo presionaría.
Al terminar el postre Fred se paró de forma inmediata y energética, por fin logro reunir las agallas necesarias para decírselo.
—Blackie — llamo su atención para tomarla de la mano y hacerla que se levantara —, te tengo que decir algo importante.
—¿Qué cosa, cielo?
Fred acuno su mentón con ambas manos para verla directamente a los ojos, dejo un suave beso sobre sus labios.
—No me interrumpas ¿De acuerdo?
—Está bien.
Fred sonrió y repitió las palabras mentalmente para comenzar a hablar.
—Tú me has enseñado a vivir cada día como si fuese el ultimo y a no tenerle miedo a soñar con un futuro mejor desde que te conocí cuando tenía diecisiete años, recuerdo caer rendido a tus pies la primera vez que me sonreíste, ya me tenías completamente a tu disposición. Me has ayudado a cambiar, madurar y a descubrir tantas cosas — Fred hizo una pausa para observar a su novia que lo veía con dulzura —. No soy nada especial, de eso estoy seguro. Soy una persona común, con pensamientos comunes y he llevado una vida demasiado común. No tengo grandes joyas que ofrecerte, y no te puedo prometer bajarte las estrella o la luna, pero puedo prometerte que intentare hacerte feliz, siempre te sentirás amada y estaré para ti en las buenas y en las malas...
—Fred...
La azabache no pudo continuar ya que el pelirrojo se agacho para ponerse en sobre una de sus rodillas.
—Te amo con todo mi corazón y alma — saco una pequeña caja de terciopelo completamente negra —, por eso, te pido que seas mi esposa.
Abrió la cajita dejando ver un anillo con un hermoso diamante negro, parecido al que alguna vez le entrego cuando interrumpió el compromiso de Anir y Draco Malfoy.
Anirak se quedó sin palabras por unos segundos.
Fred trago un poco de saliva, su rodilla comenzaba a doler y sentía ganas de vomitar al ver que la azabache no le daba una respuesta.
¿A caso estaba planeando como rechazarlo?
Sin espéraselo sintió como le rodeaba su cuello con su brazo impulsándose un poco para terminar los dos sobre el suelo.
—Claro que quiero casarme contigo, Freddie — exclamo emocionada mientras dejaba suaves besos sobre el rostro del pelirrojo que sonreía de forma tonta —...quiero ser tu esposa.
—Te amo, Zibelth Anirak, lo hago desde la primera vez que te vi.
Tomo con suavidad su mano izquierda para poner el anillo en el dedo anular, sellando con eso la promesa de amarla todos los días de su vida, porque no se imaginaba a otra mujer a su lado. Zibelth Anirak siempre seria el amor de su vida.
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