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XXIX: La batalla de Hogwarts.

El tiempo nunca se detiene, y Anirak lo afrontaba de manera lenta, esos últimos meses habían sido horribles y no hablaba de su relación con Fred, todo lo contrario con él las cosas iban de excelente manera a pesar que ella estaba viviendo en una de las casas pertenecientes a la familia Flamel que quedaba demasiado lejos de la Madriguera, siempre encontraban la forma para verse, ya fuera que Fred se escapara de su casa para irla a ver o que él se quedara varios días ahí "durmiendo en distintas habitaciones" para que Sirius no se enojara.

Pero, por otro lado, la situación era pésima, la guerra ya estaba dejando diversas victimas como Dobby, el elfo domestico amigo de Harry Potter que murió a manos de la daga de Bellatrix.

Bellatrix al menos detuvo su búsqueda por los Black durante ese tiempo, gracias a eso pudieron estar más tranquilos, pero sabían que tarde o temprano llegaría ese momento, y fue el dos de mayo de mil novecientos noventa y ocho.

La batalla de Hogwarts.

La azabache intercambio una mirada con Fred, todos se encontraban en el gran comedor preparándose para las tropas de mortifagos que cada vez estaban más cerca.

—Anir —murmuro Fred acariciándole la mejilla ignorando a los demás que hablaban a lado de ellos —...todo estará bien...

—Prométeme que no harás nada arriesgado, Fred... recuerda que nos casaremos después de la guerra—pidió viéndolo a los ojos, conocía demasiado bien a su prometido y sabía que podría meterse en una situación de peligro—...no me puedes dejar plantada, eh.

Él soltó una risa ronca, la conocía muy bien y podía notar lo preocupada que se encontraba por lo que fuera a suceder pues cualquier error llevaría a que sus vidas cambiaran por completo.

—Tú tampoco te arriesgues, muñeca, no me quiero quedar sin prometida —le guiño el ojo disfrutando de verla, su cabello estaba recogido en una desordenada coleta dejando que pequeños mechones de cabello rebeldes le adornaban el bonito rostro, no llevaba nada de maquillaje por lo que se veía más pálida, y usaba una de las sudaderas de Fred que le quedaba enorme, la Black siempre le robaba la ropa a su novio y a él no le molestaba para nada—, te prometo que estaré para nuestra boda, no me puedo perder la noche de bodas y mucho menos la luna de miel.

—Te amo, Weasley —no entendía porque tenía ese sentimiento de intranquilidad y tantas ganas de llorar como si fuera una despedida —...eres el amor de mi vida.

Fred estrello los labios en contra de los de ella de manera brusca, para darle un corto, pero demasiado significativo beso.

—Te amo más, Blackie, eres mi todo, mi vida entera —dejo suaves besos sobre los rojizos labios frente a él—, el amor de mi vida, y la única mujer que he amado —al igual que ella estaba intranquila, presentía que algo malo pasaría y lo único que deseaba es que a Anirak Black no le pasara nada —, después de que le pateemos el culo a los mortifagos y termine esta guerra, iremos a las Vegas ¿entendido? Quiero jugar esos extraños juegos muggles y conocer la luminosa ciudad.

—Iremos, lo prometo.

—¡Anirak, Fred, es hora de que vayan a donde se les indico!

La voz de Kingsley interrumpió el momento, la pareja solo asintió para abrazarse por última vez y separarse.

Anirak iría con los demás Black a cubrir la entrada del castillo ya que se caracterizaban por ser buenos en hechizos de protección y en ser excelentes duelistas lo que les daría una gran ventaja a los demás si lograban interceptar a varios mortifagos antes de que lograran entrar al castillo.

Por otro lado, Fred y George defenderían los pasillos subterráneos del Hogwarts, los conocían demasiado bien por todas las veces que se escapaban y deambulaban por ellos buscando por donde salir o cualquier lugar donde esconderse.

—¿Lista, Zizi?

Anirak vio a su tío que le sonreía tratando de tranquilizarla.

—Sí, eso creo.

—Cariño —Laetitia se acercó a ella acompañada de Sirius — ¿Traes el collar que te dio tu abuelo?

—Sí, siempre lo llevo conmigo como él lo pidió.

La nostalgia invadió a la menor al recordar a Nicolas Flamel, su amado abuelo, por inercia se llevó la mano al pecho para sentir el pequeño péndulo que guardaba el elixir de la piedra filosofal.

—Anir, sé que eres capaz de darnos ese elixir a nosotros —hablo Sirius acariciándole el cabello como si fuera una niña pequeña —, pero, si nosotros salimos heridos no queremos que lo uses...

—¿Qué? ¿Por qué?

Claro que ella lo usaría en cualquier ser querido que saliera herido en esa batalla, si eso significaba poderlos salvar de la muerte lo haría sin dudar.

—Queremos que lo guardes para ti —contesto Regulus —, lo más importante para nosotros es que tú salgas viva de esta guerra...así que guárdalo solo en caso que sea muy necesario, pero no lo gastes en nosotros.

—Promételo, Anir...

Pidió Laetitia viendo a su primogénita fijamente, pero no hubo una respuesta ya que los hechizos comenzaron a golpear al escudo invisible que protegía a Hogwarts.

La segunda guerra mágica por fin llegaría a su final.








[...]





Fred observo a George que tenía la varita en mano.

—¿Estas bien, Freddie?

Pregunto George viendo a su gemelo que soltó un suspiro.

—Sí, Georgie, lo estoy.

—Yo también...

Musito, ambos estaban igual de asustados, temían por los resultados al final de la guerra, ninguno quería morir, ninguno quería quedarse sin su gemelo, su otra mitad.

—George —llamo Fred, algo dentro de él le decia que no lo lograría, era un presentimiento que tuvo desde que despertó, se tranquilizó un poco al ver a Anir a su lado, pero no basto para deshacerse por completo de ese sentimiento.

—¿Qué pasa, Fred? Estas raro.

El rostro de George reflejaba seriedad al igual que el de Fred.

—Prométeme...que, si me pasa algo este día, estarás siempre para Anir...sé que siempre parece ser ruda y que mantiene todo en control —explico recordando a su novia, realmente la amaba —, pero es más sensible de lo que aparenta y teme decepcionar a la gente...así que cuida, George, eres en el único que confió para encargarle esto.

—Fred ¿estas tonto? —inquirió con la ceja enarcada —, no te pasara nada, en cuanto menos lo esperes terminara todo esto, y estaremos en el departamento cenando con Anir y bromeando, incluso planeando la boda.

Fred asintió, pero lo siguió viendo de manera intensa.

—Promételo.

—Eres un imbécil, pero lo prometo.

Respondió George sin estar seguro de lo que había respondido, al escuchar esa respuesta el pelirrojo mayor se sentía más tranquilo al saber que pasara lo que pasara Anirak no estaría sola.








✷✷✷









Los pasillos estaban llenos de gritos y berridos, y de los inconfundibles ruidos de un combate de duelistas. Los mortifagos lograron penetrar en Hogwarts, pero a Anirak no le interesaba nada de eso, sus padres y Regulus estaban bien, ahora lo que quería era encontrar a Fred, podrían terminar la guerra estando juntos.

Necesitaba buscarlo, algo dentro de ella le suplicaba que estuviera a su lado de forma inmediata.

—¡Bromeas, Perce! —escucho la inconfundible voz de su pelirrojo a unís cuantos metros mientras lograba aturdir a un mortifago, como siempre Fred aún se negaba a usar las maldiciones imperdonables. Fred miraba con regocijo a Percy que acaba de transformar en una especie de erizo de mar a Ticknesse—. ¡Si, Perce, estas bromeando! Creo que es la primera vez que te oigo explicar chistes desde que...

La azabache se iba a acercar a su prometido cuando una fuerte explosión se produjo, sintió como alguien la jalaba para hacerla a un lado con facilidad, y en cuestión de una milésima de segundo fue como si el mundo de Anirak Black se viniera abajo.

Su mundo estaba siendo reducido a dolor y penumbra.

El pasillo había sufrido un ataque brutal quedando en ruinas, al alzar la mirada buscando que Fred Weasley estuviera bien un grito desgarrador salió de su garganta y comenzó a forcejear contra Remus que era él que la sostenía por la cintura, cuando logro liberarse corrió de inmediato como si su vida dependiera de eso.

—¡No, no! ¡Fred!

Sin importarle más se acercó a él pelirrojo que no tenía ningún rastro del brillo que lo caracterizaba.

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