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XXII: Despedida

—Anir —Fred se acercó para verla mejor, demasiado pálida y demacrada, lucia muy mal — ¿Estas bien?

—¿Qué haces aquí?

Desvió la mirada preocupada de su ex novio recordando las palabras de George.

¿Ella embarazada?

Siempre se cuidaron cuando tenían sexo, era imposible ¿no?

Trataba de hacer memoria si alguna vez no se tomó la poción y pastillas, pero estaba segura que no cometió ese error.

—Desapareciste — murmuro Fred sin apartar la mirada —, estabas con George y te podía ver, de repente te perdí.

—No necesito que me estés vigilado, Frederick.

Se levantó de la taza del baño para ir al lavamanos, pero otro mareo la recorrió por lo que perdió el equilibrio, el pelirrojo al notar eso la sostuvo evitando la caída.

—Estas mal, Anirak...vamos, te llevare a la Madriguera y le hablare a mi madre para que te de algo, tal vez son secuelas por lo que paso con Bellatrix.

El Weasley la ayudo a llegar al lavamanos, ella abrió el grifo para lavarse el rostro.

—Está feliz en la boda de Bill, no la voy a molestar solo porque me siento un poco mal, tú deberías de estar allá, ve a divertirte y déjame sola.

—¡Maldita sea, Black! No te voy a dejar sola...

Paso la mano entre su cabello frustrado, odiaba que fuera tan terca.

—Solo déjame, tú y yo ya no tenemos nada que hablar...ve a divertirte, hay muchas chicas francesas que no te quitaban la mirada de encima.

Se enjuago la boca con un poco de agua tratando de eliminar el sabor a vómito, y la mirada de Fred se ilumino al escuchar esa frase y el tono que utilizo.

—¿Estás celosa? —inquirió con una pequeña sonrisa, la azabache le lanzo una mala mirada — ¿Eso es un sí?

—Tú y yo no somos nada, no tengo porque estar celosa...

Estaba mintiendo, odiaba ver como esas francesas se le quedaban viendo al pelirrojo, buscando la menor oportunidad para acercarse y no poder hacer nada para que se dieran cuenta que solo la amaba a ella.

—Anir —la tomo con delicadeza del brazo —, hablemos, por favor.

—No hay de qué hablar.

Se soltó de su agarre para salir del baño, el fresco aire golpeo su rostro, se sintió un poco mejor y el mareo comenzó a disminuir, pero la teoría que le dijo el gemelo menor no dejaba de girar por su cabeza, por inercia puso la mano sobre el vientre, no era completamente plano ya que a veces se le hacían rollitos, no podía haber un bebé ahí, simplemente no, no estaba lista para ser madre y menos ahora que la segunda guerra mágica iniciaba, en cualquier momento podría morir y no iba a permitir que un niño creciera sin su madre.

—¿Te duele? ¿Quieres ir a la Madriguera a descansar?

Y ahí estaba Fred Weasley a su lado, comportándose como si no estuvieran separados, usando el mismo tono de preocupación y ternura como siempre que algo le dolía.

Ella giro para verlo con la ceja enarcada.

—¿Qué se supone que haces? Deja de actuar de esa forma —pidió, sentía un nudo en la garganta al verlo —...tú y yo no estamos juntos, no es justo que solo vengas y actúes de esa manera...simplemente no, Fred, terminaste todo lo de nosotros, no puedes venir como si nada hubiera pasado y tratar de actuar como si todo estuviera bien...

—Sé que lo que hice estuvo mal, todos los días me arrepiento ¿sí? —ambos se detuvieron a unos cuantos metros de la carpa donde se celebraba la boda —...ni siquiera me merezco que me dirijas la palabra o tan solo que me veas, pero, no puedo dejar de preocuparme por ti, no puedo dejar de pensar en ti, no puedo dejar de estar enamorado de ti y mucho menos dejar de amarte, Anirak, te amo demasiado...lo siento, arruine todo lo que teníamos, sé que nunca serias capaz de engañarme, pero eso día...desde días antes de ese día me di cuenta que Draco te escribía, eran cartas pequeñas y con palabras que a veces no tenían congruencias por lo que comencé a dudar...

—Eran palabras en clave, cada tercera palabra es la indicada...

Murmuro la azabache.

—Lo sé, después de que terminamos recordé que nosotros también hacíamos eso cuando estamos separados y nos escribíamos —se rasco la nunca —, los celos me nublaron y ni siquiera lo pensé...la última carta fue la peor, él dijo...que está enamorado de ti, Anirak.

—Pero, yo no lo estoy de él

Anirak evitaba la mirada de su ex novio, así que veía a otro lado, pudo distinguir a George que caminaba sujetando la mano de una chica rubia mientras ambos reían y murmuraban, se notaba que estaban coqueteando y probablemente iban a la orilla del lago que era el lugar más vacío en esos momentos.

—Lo sé—estaba arrepentido por darse cuenta tan tarde de eso —, pero, Anirak tú eres simplemente perfecta —ella poso su mirada sobre él, Fred distinguió como los ojos grises se llenaban de lágrimas —, eres dulce, inteligente, valiente, ambiciosa, amable, extremadamente sexy, divertida, demasiado hermosa...cualquiera se da cuenta de eso, cualquiera se enamoraría de ti por el simple hecho de que eres tú, tienes miles de pretendientes, todo mundo lo dice mereces algo mejor que un simple traidor de la sangre, algo mejor que yo que no me sorprendería que un día dejaras de amarme...Por Merlín, hasta mi propia familia ha dicho varias veces que yo no te merezco, no tengo nada que ofrecerte—dejo las palabras al aire al sentir como ella apretaba su camisa con las manos y escondía la cabeza contra su pecho —...¿Anir?

—¿Por qué siempre haces caso de lo que dicen los demás, Fred? ¿Por qué sigue importándote las demás opiniones y no lo que yo quiero? Dices que eres un simple traidor de la sangre...pero mi familia también lo es, yo también soy una traidora de la sangre —sentía las lágrimas bajar por sus mejillas y como Fred le acariciaba la espalda —... ¿No tienes nada que ofrecerme? ¡Por Merlín! Siempre me das más de lo que debería de ser normal, rosas del diario, joyas, me llevas a conciertos en el mundo muggle, cuando vivíamos juntos no me dejabas apoyar con los gastos, nunca me dejas pagar nada ¿Qué más quieres? Me has hecho sentir amada por lo que soy no por el hecho de ser una Black —temblaba contra él, Fred solo se mordía el labio inferior abrazándola—, te he demostrado lo mucho que te amo de todas las maneras que he podido, soy capaz de renunciar a cualquier cosa por ti y tú solo me dejas por una estupidez y mes dice que soy una cualquiera.

Se alejó limpiándose las lágrimas.

—Muñeca —murmuro tomándola de la barbilla para hacer que lo viera a los ojos que también estaban llorosos e incluso su voz se cortaba al hablar —...a veces siento que los demás tienen razón, porque no sé cómo alguien como tú está a mi lado...me arrepiento demasiado por todo lo de ese día, por desconfiar de ti, por llamarte de esa forma, ni siquiera pude pensar lo que decía, no es una justificación para haber dicho todo eso, pero, estaba tan asustado solo quería detenerte de alguna manera, pensé que quizá diciéndote todo lo que dije tú no te irías —soltó un suspiro—, fue una estupidez, tenías que cumplir con tu trabajo y lo peor que ni siquiera estuve para apoyarte después de la muerte de Dumbledore, se lo importante que fue para ti y ni siquiera trate de arreglar las cosas.

—Creo que al final de cuentas la gente tiene razón —desvió la mirada—...tal vez no estamos hechos para estar juntos, no puedo seguir a lado de ti si vas a desconfiar de mí, te lo pase una vez y aun así lo volviste a hacer.

—Por favor —suplico—...por favor, Anir, no quiero que creas eso, sé que siempre la cago pero...te amo, eres mi primer amor, el amor de mi vida, no quiero perderte, por favor, sé que es estúpido pedirlo, pero por favor dame otra oportunidad, siempre he tomado decisiones estúpidas —acaricio su mejilla recargando la frente en contra la de ella—, pero, él estar a tu lado es lo mejor que he elegido, eres lo mejor de mi vida, desde que apareciste en ella me hiciste ver las cosas de distinta forma y de darme cuenta de lo mucho que puedo amar a alguien al punto de morir por ti...solo quiero que todo vuelva como antes, que estemos juntos

La mirada de la azabache se suavizo al escuchar las palabras de Fred, pero antes de poder dar una respuesta diversos gritos se escucharon provenientes de la carpa donde se suponía era la fiesta.

Fred el tomo de la mano para guiarla a paso rápido a donde estaban sus familias, la azabache saco la varita que la llevaba oculta bajo el vestido, en una porta varitas que se colocaba en el muslo.

—¡Anirak! —Regulus y Sirius se acercaron a la menor —. Tienes que irte de aquí, el ministerio ha caído y Scrimgeour está muerto —explico el mayor —, los mortifagos vienen hacia aquí...

—Es más que obvio que Bellatrix mandara a buscarte, tienes que huir —Regulus le extendió la pequeña bolsa que siempre llevaba consigo —, sabes lo que te encargo Dumbledore, ahora ve.

Una de las tareas de Dumbledore era que la Black les brindara al trio de oro un lugar donde esconderse antes de partir a su viaje en búsqueda de los horrocrux, un lugar seguro por unos días: La casa Black, después de la supuesta "traición" de Snape, Moody y ella pusieron más hechizos volviéndola aún más segura.

—¿Y ustedes?

—Estaremos bien, ahora vete...te amo, cielo —Sirius beso la frente de su hija —, cuídate.

—Deje algo en mi habitación —murmuro Regulus besándole la mejilla—, cuídate, Zizi, te amo...

—Los amo más, cuídense.

Los dos Black le sonrieron para ir a ayudar a los demás miembros de la orden y evacuar a las demás personas.

La Black giro para ver a Fred que se mordía el labio inferior con nerviosismo.

—Estaré bien —musito acercándose a él y tomándolo del rostro para que se pusiera a su altura—, Fred, ten en mente que te amo, eres mi primer y único amor, y nada de lo que ha pasado cambio mis sentimientos...

—Te amo mucho más —le acaricio la mejilla —, por favor cuídate ¿Quieres?

No hubo una respuesta pues ella rompió la distancia atrapando sus labios en un corto beso, a pesar de ser pequeño estaba cargado de sentimientos, al separarse ella lo vio por última vez para ir corriendo detrás del trio de oro y lograr sujetar la mano de Potter para seguirlos en su aparición.

Fred soltó un suspiro, rogando a Merlín que Anirak estuviera bien e ir de inmediato en búsqueda de su gemelo...

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