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XX: Dorado

Fred estaba demasiado nervioso, caminaba de un lado a otro afuera de la habitación que solía compartir con George cuando aún vivían en la Madriguera, hace dos horas que su madre, Tonks y Fleur estaban adentro tratando las heridas de la azabache, no era el único que parecía preocupado pues a su lado estaban los dos Black, las heridas de Regulus fueron pequeñas por lo que con facilidad Remus las curo, pero las de la azabache eran otro caso.

—¿Qué paso para que terminara herida de esa manera?

La voz de su padre lo distrajo haciendo que se detuviera frente a los mayores, Remus y Arthur habían subido para pararse junto a los Black.

—Bellatrix la persiguió por el cielo, yo fui tras ellas pero otro mortifago me hizo perder el tiempo —relato Regulus —, logre bajar hasta donde ellas cayeron pero más mortifagos me siguieron en lo que trate de eliminarlos, Zizi se enfrentó a Bellatrix y estaba llevando demasiado bien el duelo, incluso logro torturar varias veces a Bellatrix y hasta desarmarla—Sirius desvió la mirada al escuchar eso, odiaba que su hija utilizara la maldición cruciatus o cualquiera pero en tiempos de guerra era lo más necesario—, cuando estaba por matarla, Rabastan Lestrange la ataco por detrás, yo seguía contra Dolohov por lo que no pude avisarle, Zib se distrajo pero —hizo una pausa, era la primera vez que veía a Anirak Black matar a alguien por lo que le costaba creerlo, sabía que era una bruja muy valiente pero sentía que aún era una pequeña niña que tenía que proteger—...logro...matar a Rabastan.

—¿Ella pudo con Rabastan?

Pregunto Remus con curiosidad, igual que Arthur y Fred que parecían algo confundidos, ya que la Black no era de usar maldiciones imperdonables con tanta facilidad.

—En esta batalla Zibelth no uso hechizos de desarme o aturdidores como normalmente lo hace...se basó en puras maldiciones —ambos Black intercambiaron una mirada —, estaba batalla para ella era enserio, creo que ella, al igual que todos los sabe, es matar o ser asesinado...

—¿Y qué más paso?

Pregunto Fred con un hilo de voz.

—Como Bellatrix no tenía varita, uso la daga...la lanzo hacia Zib cuando ella termino con Lestrange, me libre de Dolohov, pero Bella tomo la daga y varita para desaparecer, pude haberla perseguido pero mi prioridad era sacar a Zizi de ahí...

Todos asintieron, no sabían que más decir, era muy probable que hubiera perdidas, al final de cuentas era una guerra y no siempre todos salían con vida, pero el saber que ella estaba tan mal dejaba a todos algo desconsolados.

Fred solo pedía internamente a lo que fuera que lo escuchara que por favor estuviera bien, no quería perderla, ella era el amor de su vida y se negaba a que algo más le pasara, si estar separados lo estaba matando no se imaginaba como estaría si ella moría.





✷✷✷






En la madriguera todos estaban demasiado afectados uno por la muerte de Ojo loco y porque la menor de los Black aun no despertaba, ya habían pasado cuatro días y parecía que aún no lo haría, perdió demasiada sangre debido a la herida provocada por Bellatrix.

Fred no se despegaba de ella para nada, siempre estaba a su lado en espera de que abriera esos ojos grises que tanto amaba.

Sostenía la pálida mano de la azabache que estaba demasiado fría a pesar que hacía calor, dejo un suave beso en ella y suspiro.

—No sabes cómo me haces falta — su voz estaba algo ronca debido a la carga de emociones —, desde que terminamos me he arrepentido cada día por haberme dejado guiar por mis impulsos...si hubiera esperado tu explicación antes de llamarte de esa manera...Anir, por favor, despierta... sé que quizá me odias, pero, no quiero perderte, no importa si no quieres perdonarme, solo quiero ver que estés bien, te amo demasiado...

Murmuro lo último para recargar la cabeza sobre la mano de Anirak, Sirius y Regulus varias veces le habían dicho que fuera a pasar tiempo con su familia, por ejemplo, en esos momentos estaban celebrando el cumpleaños de Harry Potter, pues estaba más que seguros que ella despertaría. Pero, Fred no tenía ganas de nada, no tenía ni siquiera ánimos para celebrar si Anirak no estaba ahí sonriendo o soltando algún comentario sarcástico o incluso, tomando su mano por debajo de la mesa mientras coqueteaban entre ambos sin importarles quien los viera.

—Fred.

La puerta de la habitación se abrió y él alzo la cabeza para toparse con su gemelo que tenía la cabeza vendada y un cepillo de dientes salía de donde antes era su oreja izquierda.

—Georgie.

Musito, el mayor lucia demasiado cansado, las ojeras se marcaban demasiado y George estaba seguro que no había tomado un baño en días.

—Luces asquerosamente horrible —espeto acercándose —, si Zib despierta y te ve así, aparte de odiarte le vas a dar asco.

—Que graciosos eres, desorejado.

George solo sonrió por el apodo.

—¿Por qué no vas a tomar un baño? Te caerá bien.

—No quiero dejarla sola.

—Me quedare con ella en lo que tu toma el baño, si despierta, correré a buscarte ¿qué opinas?

Fred pareció pensarlo, pero al final asintió.

—No me tardare.

George asintió y el mayor tomo lo necesario para ir a bañarse mientras pensaba en diversas cosas, pero todo lo llevaban a lo mismo:

Anirak Black.

Deseaba que hubiera una mínima oportunidad para que lo perdonara, quería recuperar todo lo que tenía con ella, y no se refería al sexo, si no ha todo, la relación, estaba seguro que nunca encontraría a una mujer que lo amara tanto como ella, Anirak lo había enamorado con solo ser ella: esa personalidad arrogante y ególatra que tanto la caracterizaba pero cuando estaba con él todas sus defensas bajaban, siendo demasiado dulce, amorosa y demasiado cálida, siempre se aseguraba de darle mucho amor y él tan fácilmente había dudado de todo eso. Se odiaba demasiado.

Fred termino de bañarse para volver a la vieja habitación de Charlie que era donde Anirak estaba, se puso un viejo pantalón de chándal mientras se secaba el cabello con una toalla.

Pero, antes de entrar distinguió la voz de su hermano hablando.

—Hey, Zib, espero que despiertes pronto, ya sabes, aquí todos te extrañamos —George tenía razón, todos en la madriguera extrañaban a la azabache —. Fred sufre mucho porque no estas y yo también lo hago— Fred se recargo en el marco de la puerta y pudo distinguir como George tomaba la mano de la Black para dejar un suave beso sobre ella —, esto es estúpido y quizá no debería de decirlo, pero Zib, no te imaginas cuanto te amo.

Fred se quedó congelado al escuchar las últimas palabras, incluso soltó la toalla que cayó al suelo, George alzo la mirada para toparse con su gemelo.

—George... ¿Qué demonios acabas de decir?

El gemelo menor de inmediato se puso de pie, el miedo lo recorrió al ver como Fred apretaba la mandíbula con fuerza.

—Fred...no saques las cosas de contexto —sonrió de manera divertida —...sabes que la amo, es mi mejor amiga —se encogió de hombros —, no vayas a imaginar otras cosas.

—George ¿Es enserio?

—Te lo juro, hermano, sé que es la chica que amas, yo nunca me fijaría en ella —palmeo el hombro de su gemelo al pasar a su lado —, supongo que no bajaras a la fiesta de Harry, así que te subiré un poco de pastel ¿Quieres whiskey de fuego o jugo de calabaza?

Fred parecía tranquilo con la explicación de su gemelo, era obvio que George amaba a Anirak, pero de otra manera, nada de forma romántica, se tranquilizó demasiado con eso, lo que menos deseaba era causarle algún daño a George.

—Whiskey de fuego está bien.

—Bien, vuelvo en un rato —le guiño el ojo —, si despierta, avísanos y no se te ocurra hacer una estupidez que la altere...

—Lo prometo.

Los gemelos se despidieron y Fred se sentó a lado de su amada, pero algo que no noto fue la gran mentira que acababa de decirle George Weasley.






[...]







El sueño venció a Fred así que se durmió con la cabeza recargada en la cama mientras estaba sentado en una silla demasiado incomoda.

Al despertar, se tallo los ojos con brusquedad y vio a la cama. Un jadeo de sorpresa salió de sus labios al ver que estaba completamente vacía.

¡Anirak había despertado! Y el ni siquiera se dio cuenta.

De forma rápida se puso de pie, para salir de ahí y buscarla por todas las habitaciones, pero no había ni rastro de ella, todo estaba en un completo caos ya que era la boda de Bill y Fleur, pero, ahora solo le importaba encontrar a la azabache.

Entro a la cocina donde se encontraba Molly en compañía de los padres de Fleur, saludo y fue de inmediato con su madre.

—Mamá —llamo el pelirrojo —... ¿Dónde está Anir? ¿Cuándo despertó?

—¡Fred, hijo, ponte una camiseta, tenemos invitados! —riño la matriarca Weasley —...hace unas horas, dijo que parecías muy cansado así que no te quiso despiertas, está bien, su herida curo perfectamente, tomo un poco de desayuno y salió con Regulus y Sirius...volverán para la boda, deberías de vestirte y bañarte o se te hará tarde, como no me dijiste que color de corbata querías, compre una del mismo color que el de las damas de honor, porque bueno, tú y Anir son pareja, así que van juntos.

Fred solo asintió para salir de ahí sin siquiera desayunar, tal vez no le había dicho a nadie de su familia más que a George, que él y Anirak ya no estaban juntos... ¡Por merlín! Estaba en grandes problemas, todos pensaban que irían como pareja y ella ni siquiera le hablaba.

A las tres en punto de la tarde, Harry, Ron, Fred y George se plantaron frente a la gran carpa montada en el huerto de árboles frutales, esperando a que llegaran los invitados de la boda. Harry había tomado una gran cantidad de poción Multijugos y convertido en el doble de un muggle pelirrojo para hacerse pasar por un Weasley más: El primo Barry, como Fred y George habían decidido que se llamaría.

Los cuatro chicos tenían la tarea de ayudar a los invitados a encontrar sus asientos, pero a Fred lo único que le importaba era ver a la Black, sabía que era una de las damas de honor de Fleur, pero no había ni rastro de ella.

—Cuando yo me case —agrego Fred tirando el cuello de su túnica, a decir verdad, solo se imaginaba en el altar esperando a la azabache —, no armare tanto jale, cada quien podrá vestirse como quiera, y le hare una maldición de inmovilidad total a nuestra madre hasta que haya terminado todo.

— Esta mañana no se ha portado demasiado mal —a defendió George —. Ha llorado un poco por la ausencia de Percy, pero, bah, ¿Para qué lo necesitamos? ¡Vaya, prepárense! ¡Ya vienen!

Varias personas vestidas con llamativas ropas de multicolores iban apareciendo, uno a uno, por el fondo del patio, a los poco minutos ya se había una procesión que serpenteo por el jardín en dirección a la carpa, los murmullos emocionado se intensificaban conforme se acercaban.

—Estupendo; me ha parecido ver algunas primas veela —comento George estirando el cuello para ver mejor —. Necesitaran ayudar para entender nuestras costumbres inglesas; yo me ocupare de ellas.

Fred solo soltó una ronca risa al ver como su hermano tomaba un porte recto y coqueto.

—Suerte, desorejado.

George le guiño el ojo y fue con un par de guapas francesa, Fred se quedó atendiendo a las brujas de mediana edad, pues no le interesaba ninguna mujer, ni siquiera las veela llamaban su atención, pues solo estaba interesando en una sola mujer.

Fred guio a las mujeres mayores a sus mesas, pero a los pocos minutos para su mala suerte se topó con una bruja muy anciana, de nariz picuda que llevaba un sobrero rosa con plumas dándole un aspecto de flamenco enojado.

—Tía Muriel.

Mascullo entre dientes al ver a la anciana.

—La copia del que tiene las orejas asimétricas —comento con un gesto de desdén — ¿Dónde están tus demás hermanos?

—No los estoy cuidando.

—Definitivamente, ese color dorado no te queda —escupió con una mueca de asco viendo su corbata —, así ninguna mujer se fijará en ti.

—Deberías tener cuidado, no vaya a ser que un fuego artificial queme tu ridículo sombrero.

Muriel iba a decir algo más, pero Fred de inmediato fue hasta donde su hermano ya que solo faltaban unos cuantos minutos para que la novia entrara.

—¿Crees que Fleur o Bill se arrepientan de último momento?

Pregunto George sentándose a lado de su gemelo.

—No lo sé, sería divertido —soltó una pequeña risa —... ¿te imaginas la cara de mam...?

Dejo las palabras al aire cuando música sonó y él se giró en el asiento para ver a la entrada, no lo negaría, Fleur lucia hermosa, pero quien atrapo su atención fue la azabache, usaba un lindo vestido dorado y caminaba con elegancia a lado de Ginny y Gabrielle, podía jurar que a pesar de ella no era una veela contrarrestaba todos sus encantos, era como si brillara, su pálida piel contrastaba con el sedoso vestido, y el negro cabello estaba recogido dejando lucir el bonito escote de su espalda.

Anirak era la mujer más hermosa.

Fred escuchaba como el bajito mago hablaba sobre la unión y el amor, pero Fred no ponía atención en nada de eso, estaba concentrado en ver a su ex novia, tenía ese gesto tan arrogante que resultaba demasiado sexy, un maquillaje natural pero como siempre, sus característicos labios rojos que Fred estaba muriendo de ganas por besar.

Varias veces las miradas de ambos se toparon, pero ella siempre la desviaba con un suave sonrojo, Fred amo ver el momento en que le lanzo un guiño a la Black y, estaba cien por ciento seguro que le dio una pequeña sonrisa.

Ahora solo tenía que encontrar el momento para hablar con ella...

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