XVIII: Reencuentro
George caminaba con la cabeza gacha pensando una y otra vez lo que hizo:
Beso a Anirak Black.
No lo iba a negar, lo disfruto demasiado, pero se sentía demasiado culpable, ella solo lo hizo porque lo confundió con su gemelo y lo peor de todo, es que por la cabeza de George si cruzo la idea de seguirla besando un poco más.
Definitivamente estaba siendo un pésimo hermano.
Después de dejarla en la casa Black decidió caminar hasta el callejón Diagon mientras pensaba en lo que haría, claro estaba que no le contaría nada a Fred sobre lo que hizo, pero si le daría una golpiza por ser un idiota —aunque, ciertamente él no tenía derecho de llamarlo idiota porque él también lo era—, y después le contaría lo mal que parecía estar Anirak, realmente se notaba lo pésimo que estaba viviendo la ruptura.
No sabía quién de los dos estaba peor, aunque la azabache parecía demasiado enferma y demasiado delgada.
Soltó un suspiro para entrar a Sortilegios Weasley, después de cerrar bien y poner lo hechizos necesarios subió rápidamente las escaleras para ir al departamento que compartía con su gemelo.
Ya eran casi las seis de la mañana, probablemente Fred ya estaría despierto, últimamente apenas y dormía, George conocía bien lo mucho que sufría su hermano, incluso tenia insomnio, pero todo era a consecuencia de sus actos.
Se quitó el abrigo para ver a Fred acostado en el sillón mientras leía algo que parecía un pedazo de pergamino, el gemelo menor sabía muy bien de lo que se trataba.
—¿Y si dejas de atormentarte con eso y la vas a buscar?
Pregunto acercándose, el mayor alzo la mirada para ver a su gemelo que parecía algo cansado.
—No es tan fácil —guardo la carta para soltar un suspiro y ponerse de pie — ¿Quieres desayunar algo?
—Tengo algo mejor para ti.
—¿Qué? —Fred enarco la ceja al ver a George acercarse —¡¿Qué Mier...?!
Soltó todo el aire que sostenía en los pulmones cuando el puño de George golpeo de forma seca el estómago provocando que se agachara haciendo presión contra la zona herida.
—Eres un imbécil, Fred —veía como se quejaba de dolor dando grandes bocanadas para tratar de obtener más aire, pero no le importaba—...destruiste por completo a Zibelth, está demasiado mal y todo es tu culpa y de tu maldita impulsividad.
Fred se dejó caer en el suelo, su hermano tenia demasiada fuerza, pero el escuchar el nombre de su azabache lo hizo ignorar el sufrimiento por el golpe.
—¿De qué hablas?
Logro articular entre jadeos.
—La vi hace unas horas—se sentó frente a él —...en el caldero chorreante.
—¿Ella fue con Dr....?
El corazón del mayor se detuvo durante algunos segundos al imaginar lo peor.
—¡No! ¡Fred, deja de ser imbécil! —pidió pasándose la mano por el cabello de manera frustrada —, estaba con Serendi, su amiga...Zibelth estaba demasiado ebria y estuvo llorando por ti —Fred se mordió el labio inferior al escuchar todas esas palabras—...creo que está enferma, demasiado pálida, más de lo normal y muy delgada —el semblante del mayor se llenó de preocupación —cuando estaba llorando me dijo que todo lo de las cartas fue por Dumbledore —recordaba un poco de lo que entendió de la explicación de la pelinegra—...al parecer era parte de su misión, algo sobre detener a Draco...no entendí muy bien, pero nunca te engaño, Fred.
—¿Estás seguro?
Fred paso la mano entre su cabello de forma frustrada, si llego a pensar que cometió un gran error, ahora estaba casi seguro.
—Sí, Fred...te lo dije, esta vez si la cagaste por culpa de tu impulsividad.
Sin esperar a más el pelirrojo mayor se puso de pie dispuesto a ir a la casa Black.
—¡Fred! —George lo siguió—...ella está muy ebria, no creo que sea buen momento que hables con ella y aparte, al parecer Sirius ni Laetitia saben que terminaron.
—¿A qué te refieres?
Enarco la ceja.
—Cuando la fui a dejar, Sirius me abrió la puerta y pensó que era tú...me pregunto qué porque no había ido en esos días, que Anir solo decía que estaba muy ocupado —se mordió el labio inferior—...parecía bien contigo, creo que ella no dijo nada, porque es muy probable que Sirius me hubiera intentado golpear al ver que su hija estaba llorando por ti.
—¿Entonces qué hago?
—Mañana tenemos que ir por Harry, lo más probable es que los Black se queden en la Madriguera —Fred lo miro entendiendo lo que quería decir—...ahí podrías, ya sabes, intentar arreglar las cosas.
—Solo ruego que me quiera escuchar.
Ambos hermanos intercambiaron una mirada, George pudo notar el brillo en los ojos de Fred, al parecer parecía algo emocionado por tratar de arreglar las cosas con Anirak, pero él no podía dejar de pensar en lo que había pasado hace unas horas, rogaba a Merlín que ella no recordara nada.
Por la mente de Fred solo pasaban todos los escenarios posibles, tendría que disculparse muy bien, la había cagado de manera monumental, pero el saber que estuvo llorando mientras pensaba en él causaba que sus esperanzas crecieran, probablemente Anirak Black aun lo quisiera, aunque fuera un poco.
Los pensamientos de los gemelos Weasley terminaban en lo mismo: la chica azabache de ojos grises como una tormenta, para desgracia, el corazón de ambos latía con intensidad tan solo recordando su nombre y sonrisa.
✷✷✷
Anirak frunció el ceño acomodándose la capucha, no se podía arriesgar a que nadie la reconociera en el cabeza de puerco.
—Solo no quiero que esos inútiles lastimen a nadie de los que van a ir.
—Tan sentimental como tu padre —el Slytherin poso los ojos en blanco—...sabes que a ellos no les va a interesar con tal de tener a Potter.
Mascullo con voz quejosa, no entendía como esa niña se había ganado toda la confianza de un gran mago como Dumbledore.
—Lo sé, pero si tienes razón podre desviar la atención de Bellatrix que sería de los más peligrosos.
—Bellatrix tiene una fijación por ti, ya que aquella vez se enfrentaron casi logras ganarle en un duelo —explico Severus—...teme que te vuelvas más poderosa que ella, aparte que te odia por ser hija de aquel perro.
—Lo sé—Anirak dejo unas monedas sobre la barra para ponerse de pie —...tratare de encargarme de ella—le lanzo una última miradaؙ—, espero tu plan no falle, Severus.
Sin más salió del local para hacer una aparición.
En unas horas sacarían a Harry Potter de la vieja casa de sus tíos, Sirius y Regulus al inicio no estuvieron de acuerdo con que ella participara y aceptaron con la condición que no se alejara de ellos.
Camino por la casa Black para ir al estudio donde seguro estaría su padre.
Sin hacer mucho ruido abrió un poco la puerta y lo pudo distinguir fumando de manera distraída, parecía pensativo, ella saco la varita sin siquiera entrara mientras interiormente le pedía miles de disculpas al mayor por lo que estaba a punto de hacer.
Murmuro el hechizo y sin que Sirius lo esperaba dio directo en su espalda dejándolo inconsciente.
La menor se acercó de inmediato al verlo caer al suelo, apago el cigarrillo para encuclillares a su altura.
—Lo siento mucho, papá, pero no permitiré que te pongas en riesgo —se levantó dejándolo ahí para salir del estudio y trabar la puerta con un hechizo, no estaba dispuesta a perder a alguien de su familia.
Sabía que su madre estaba en Francia tratando de poner al ministerio de magia francesa a favor de la orden, por lo que regresaría en unos días y no participaría en esa misión, así que solo le quedaba dejar inconsciente a Regulus para que tampoco se pusiera en riesgo.
Subió las escaleras de manera rápida para ir a la habitación del otro Black, lo más probable es que estuviera leyendo o preparando todo para la misión.
Hizo lo mismo, abriendo la puerta con discreción, pero se extrañó al ver que estaba completamente vacía, entro sin más, todo estaba completamente ordenado, se acercó al baño para escuchar si estaba ahí, pero ni rastro.
—¿Qué? ¿Pensabas que iba a ser tan distraído como Sirius?
La voz del azabache inundo la habitación, Anirak se dio vuelta topándose con Regulus recargado del marco de la puerta, tenía una sonrisa burlona mientras jugaba con la varita entre las manos.
—Sabes que lo tengo que hacer, Regulus —suspiro la menor —...no puedes participar.
—¡Tú eres la que no puede participar! ¡Estas enfermas, me niego a que vayas a ese estado!
—¡Yo iré! —lo apunto con la varita— ¡Tú te quedaras, no voy a permití que nadie de mi familia muera!
Ambos parecían leer sus movimientos porque los hechizos rebotaron al chocar, las miradas grises se cruzaron para dar inicio a una pequeña guerra de hechizos aturdidores, pero eran igual de rápidos desviándolos hacia los muebles de la habitación poniendo todo en desorden.
—¡Esto no está funcionando!
—Tienes razón — ambos Black bajaron las varitas —...Reggie, por favor.
—Zizi...por favor.
Ambos eran idénticos, más parecido de lo esperado.
—Está bien —se rindió Regulus —...iremos ambos.
—Pero...
—Nos cubriéremos la espalda, juntos somos más fuertes y el anciano ya está encerrado.
—Solo eres dos años menor que pap—dejo las palabras al aire al ver la mala mirada del azabache —... ¡Bien! Ya, iremos los dos, nos cuidaremos y todo saldrá bien.
Sonaba esperanzador, pero realmente era una súplica al cielo o lo que sea que los escuchara para que ambos y todos los demás resultara con vida.
[...]
—Mira, a nadie le hace mucha gracia, Harry —dijo Fred con seriedad —. Imagínate que algo sale mal y no quedamos convertidos en unos flacuchos y con gafas para toda la vida.
No había rastro de ninguna sonrisa en el rostro del azabache.
—No pueden hacerlo si yo no coopero, necesitan un cabello mío.
—¡Vaya! Eso echa por tierra nuestro plan —intervino George —. Es evidente que no hay ninguna posibilidad de que entre todos te arranquemos unos cuantos cabellos.
—Sí, claro, trece contra uno que ni siquiera puede emplear la magia. Lo tenemos muy mal ¿eh? — hablo Fred.
—Muy gracioso —espeto Harry con sarcasmo —. Me parto de risa.
—Si hemos de hacerlo por la fuerza, lo haremos —gruño Moody de manera exasperada, mientras su ojo mágico temblaba viendo fijamente a Harry—. Todos los que estamos aquí somos mayores de edad, Potter, y estamos dispuestos a correr el riesgo—Mundungus iba a alegar, pero Moody le lanzo una mala mirada —, será mejor que no sigamos discutiendo. El tiempo pasa. Arráncate ahora mismo unos cabellos, muchacho.
—Esto es una locura. No hay ninguna necesidad de...
Harry dejo las palabras al aire cuando todos escucharon algunos ruidos afuera en compañía de unas risas.
Al inicio pensaron que solo se trataba de gente que iba pasando cuando la puerta se abrió con magia, Moody y Shacklebolt intercambiaron una mirada y el moreno se acercó de inmediato, la persona que abrió la puerta entro, pero Kingsley lo tomo de la camisa azotándolo contra la pared.
—¡Venga, pero que bienvenida! —alego el Black con el ceño fruncido —...que falta de modales.
—No pensé que a Regulus le gustaran los azotes —una voz femenina se hizo presente, la azabache paso a lado de ellos para entrar a la casa y toparse con los miembros de la orden —¿No han iniciado la diversión sin nosotros o sí?
—¿Qué demonios haces aquí, Black? —Shacklebolt soltó a Regulus el cual se acomodó las solabas de la camisa —... ¿Y canuto?
—Sirius dijo que Anirak no tenía permitido participar en esto —agrego Lupín— ¿Dónde está él?
—Está tomando su siesta —explico con voz cantarina acercándose a ojo loco y lanzándole una mirada a Remus —, soy una Black, yo no sigo las ordenes.
—¿A qué siesta te refieres? —el licántropo no quería creer lo que era evidente.
—¿Por qué no vino Sirius?
Pidió una explicación el Potter, mientras Fred no podía sacar la mirada de la mujer que estaba frente a él, su preciosa Anirak estaba tan cerca, pero al mismo tiempo tan lejos de él, estaba hermosa, pero George tenia demasiada razón, parecía algo enferma, mucho más delgada e incluso estaba seguro que había crecido unos centímetros en ese tiempo que no la había visto, lo único que quería era que volteara a verlo, pero ella parecía evitarlo.
—Trate de detenerla —se excusó Regulus evitando pasar cerca de Hermione y buscando estar lo más lejos de ella —, pero fue demasiado tarde.
—¿A caso le hicieron algo? —Ojo loco miro a los dos azabaches y ninguno respondió —...Anirak...
—No iba a dejar que mi padre participara, está en Grimmauld Place, probablemente reaccione en unas horas.
—Le dejamos agua y comida, estará bien —agrego Regulus —, el tiempo no se detiene, deberíamos de apurarnos.
Por un momento la mirada avellana de Fred logro conectarse con la gris de la azabache, pero ella de inmediato la alejo, Fred se sintió decepcionado ante eso, quería hablarle.
—Estás enferma —agrego Kingsley viendo a la menor de los Black —...no puedes participar.
—No lo estoy —respondió de manera desafiante —...Kingsley, en esto momento no eres mi jefe, ahora el que nos guía es ojo loco y, aun así, si él me dice que no participe de todos modos lo hare.
—¡Basta! Anirak participara, era una de las manos derechas de Dumbledore —todos guardaron silencio al escuchar ese nombre —, él la habría dejado participar, confiaba en ella.
—Y también en Severus —la voz de Mundungus interrumpió — ¿Quién no dice que ella nos era igual de traidora que él?
Sin que nadie se lo esperara el cuerpo de Mundungus se estrelló contra la pared para ser apuntado con una varita.
—¡Cierra la boca, maldita rata! —rugió la Black con la mirada cargada de ira — ¡Ni se te ocurra compararme con ese asqueroso traidor!
—¡Anirak!
Los gemelos Weasley, Regulus y Lupín se acercaron de inmediato a alejar a la azabache que parecía dispuesta a matar a Mundungus.
—¡Ya basta! —Moody riño a todos —...ahora todos los Potter falsos hagan una fila.
Anirak se soltó del agarre de su tío para salir molesta de la casa, todos observaron con curiosidad a Regulus.
—Esta hormonal —trato de excusar sin saber muy bien que decir —, cuando esta así tiene unos cambios de humor terribles, hasta Sirius le teme.
—Alguien haga que entre, ya no podemos perder más tiempo.
Alastor terminaba de colocar el cabello de Potter en el frasco.
Fred sintió como George le daba un codazo en las costillas.
—Ve, ahora.
—Pero—ambos gemelos intercambiaron una mirada —... ¡Iré yo por Anir!
Aviso para ir a la puerta y salir de la casa.
Sus palmas sudaban con intensidad mientras sentía su corazón latir con ferocidad, pesco una bocanada de aire al distinguir a la azabache recargada de un bote de basura mientras parecía fumar un cigarro.
No podía apartar los ojos de ella, era demasiado hermosa, su piel resaltaba bajo la luz de la luna y ni decir de su bonito rostro, a pesar de lucir enferma, sus facciones seguían igual de preciosas.
—Anirak.
La voz de Fred salió lo suficiente audible para que ella lo escuchara, provocándole un vuelco en el corazón, no sabía si estaba preparada para volver a verlo.
—Fred.
La Black giro el rostro para toparse con la mirada de Fred que estaba tan solo a unos cuantos metros, después de un mes sin verse de nuevo se reencontraban completamente solos.
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