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XVII: Después de la muerte

"—Y aunque la batalla parezca perdida, deberás de seguir luchando, Anirak, tú eres la única que conoce varios de mis secretos y porque será Severus el que me mate —el anciano suspiro mientras caminaba por los grandes jardines en compañía de la azabache que sostenía su brazo—...sé que te pido imposible, pero debes de mantener el secreto hasta que sea momento.

—No entiendo, teniendo tantas personas en quien confiar ¿Por qué yo?

Pregunto con curiosidad, no entendía porque ella termino en medio de todo eso.

—Eres una mujer lista y muy buena oclumante, diría que pronto serán tan buena como Snape, y ni decir lo excelente bruja que eres, has aprendido todos los hechizos y pociones que te he enseñado — explico deteniéndose frente al lago negro—...y podríamos decir que, por los recuerdos, tu abuelo, Nicolas, lo pude considerar mi mejor amigo, nos guardamos tanto secretos y aventuras juntos...veo demasiado de él en ti.

Un sentimiento de nostalgia recorrió a la Black al escuchar esas palabras, extrañaba demasiado a Nicolas Flamel, extrañaba sus consejos y que siempre le brindara ese cariño que solo un abuelo podía.

—Seguiré con sus órdenes... le prometo que haré todo lo posible para que las cosas terminen como usted lo ha dicho.

—Siempre has hecho una gala de lealtad admirable, Anirak, idéntica a la de tus padres...solo recuerda no flaquear cuando el camino se ponga difícil..."




Retiro las gruesas lágrimas de sus mejillas mientras seguía los pasos del azabache, casi un mes había pasado desde la muerte del Director Albus Dumbledore, Anirak había desarrollado un fuerte cariño por el anciano, quizá porque vio en él a Nicolas Flamel.

—Zizi, ya casi llegamos —informo Regulus siguiendo el sendero del frio bosque —, está por aquí.

—Voy.

Musito con un hilo de voz, el cielo casi negro por las nubes avecinaba una tempestad... tempestad, podría comparar su vida con una tempestad, llena de caos, si un día lo tuvo todo, en estos días parecía no tener nada, se sentía tan vacía, como si algo dentro de ella hubiera muerto, en parte por la muerte de Dumbledore, pero también por Fred...Fred Weasley, su...ex novio, le dolía pensar en esa palabra.

Lo extrañaba con toda el alma, había veces que no sabía cómo seguir sin él y se sentía como muerta en vida, como si su cuerpo solo fuera un contenedor que actuaba por inercia, varios días ni siquiera quiso salir de la cama hasta que el viejo pergamino que le dio Dumbledore comenzó a brillar, obligándose a levantarse.

Su padre, Regulus y Laetitia ya la habían regañado por dejar de comer, estaba segura que perdió más de cinco kilos y sumado a eso las náuseas matutinas que la dejaban completamente destruida, a pesar que varias veces no tenía nada en el estómago ella seguía vomitando, Sirius casi la obliga a ir a San Mungo hasta que su tío intervino convenciéndolo que ella comería y cuidaría de su salud.

Todas las noches lloraba hasta quedarse dormida, quería que todo fuera un sueño del cual despertaría y Fred estaría abrazándola dormido a su lado, pero siempre caía en la realidad, una realidad sin su pelirrojo.

Quería ir a buscarlo para explicarle todo, pero al recordarlo diciéndole «cualquiera» se detenía, él había dudado de su amor con tanta facilidad y parecía no arrepentirse porque ni una maldita carta le había mandado.

Se detuvo en la cima de la montaña de arena, el aire caliente golpeaba su rostro irritándole la piel.

—Está aquí —Regulus saco la varita—...lo escondí en este lugar.

—¿No lo pudiste esconder en un lugar más cercano? ¡Tuvimos que venir al maldito Sahara!

Contesto mal humorada sacando una botella de agua de su pequeña bolsa mientras se acomodaba los lentes de sol.

—¡Tenia que esconderlo bien! ¡No sabía cómo destruirlo! —se detuvo para verla, odiaba saber que estaba mal, no había nada del brillo que tanto caracterizaba a Anirak Black, la podía comparar con una flor que se estaba marchitando —¿Te sientes bien? Estas más pálida de lo normal y pareces a punto de vomitar.

—Solo me siento algo mareada —se encogió de hombros dándole un sorbo a la botella—...no he comido bien, después de un tiempo mejorare, ya verás.

Y continuaba con la mentira de todos los días, cada que alguien le preguntaba si estaba bien esa era su respuesta. ¿Pero que podía hacer? Si sentía más muerta que nunca, su corazón siempre dolía mientras sentía como cada día se secaba más.

—Zizi...sabes que puedes hablarlo conmigo, sé que desde lo de Fred estas así —Regulus era el único que sabía sobre la ruptura de la pareja, la azabache se lo había ocultado a sus padres, ya que conociendo a Sirius era capaz de ir a golpear al pelirrojo hasta dejarlo muerto —...odio verte así, todos en la casa nos damos cuenta que sufres, puedes engañar a tus padres diciendo que es por la muerte de Dumbledore o por el inicio de la guerra, pero no me puedes engañar a mí.

—Estaré bien...en algún momento tengo que superarlo.

Esa oración era más para conversarse a si misma que al mayor.

Regulus decidió dar el tema por zanjado ya que siempre que hablaban sobre el Weasley, Anirak terminaba más deprimida de lo normal.

El Black apunto al suelo para lanzar un hechizo no verbal provocando un gran hoyo en medio de la colina de arena, hasta el fondo se pudo distinguir un pequeño cofre de metal.

—¡Accio! —apunto al cofre que salió disparado a él y lo tomo para abrirlo con rapidez — ¡Aquí esta!

Regulus saco un guardapelo de color plateado.

El guardapelo de Salazar Slytherin.

—Bien —Anirak saco su varita —...lánzalo lo más alto posible para que conjure el fuego demoniaco.

El fuego demoniaco era una maldición difícil de controlar, pero de las favoritas de la heredera Black.

—Voy...una...dos —Anirak hablo en Pársel para que el medallón se abriera— ¡Tres!

Al decir el último número, Regulus lanzo el medallón con demasiada fuerza alzándolo por varios metros, la azabache conjuro la maldición y de su varita empezaron a brotar varias llamaradas de tamaños descomunales para pronto formar una serpiente a base de fuego abrasador que fue guiado al pequeño objeto de plateada.

Ambos Black se cubrieron el rostro con el antebrazo cuando el guardapelo exploto en miles de cenizas y el fuego maldito se extinguió en el momento que Anirak termino con la maldición.

—Bien, va uno faltas seis —suspiro Regulus al ver destruido uno de los Horrores de Lord Voldemort —, y el sin nariz estará más tieso que el cabello de Sirius al despertar.

Anirak puso los ojos en blanco ante su comentario.

—Van dos —su tío la miro con la ceja enarcada —...Dumbledore destruyo uno antes de morir.

—Debí saberlo.

Anirak le extendió la mano para que la tomar y concentrarse en hacer una aparición a unos cuantos metros ya que no podían usar trasladores para no ser encontrados.







✷✷✷






Observo la foto una y otra vez sintiendo como los ojos le ardían, tomo la botella a su lado para dar un gran trago del contenido sintiendo como le quemaba la garganta, la extrañaba, la extrañaba demasiado, con nada lograba olvidarla.

Extrañaba escuchar su voz mientras tarareaba alguna canción muggle, extrañaba escuchar su ruidosa risa cuando él le contaba algún buen chiste, sus comentarios sarcásticos e irónicos, verla dormir sobre su pecho, extrañaba lo bien que sonaba su nombre cada que ella lo gemía, extrañaba sus besos y la calidez de sus abrazos.

Extrañaba por completo a Zibelth Anirak Black.

Le daba la vuelta a todos sus meses de relación tratando de encontrar en que momento ella lo dejo de querer para engañarlo con Draco Malfoy, pero simplemente no lo encontraba, ella siempre parecía amarlo tanto.

Soltó un suspiro cerrando la cartera donde guardaba una foto de la azabache para cerrar los ojos recargando la cabeza en el sillón que estaba en el pequeño salón del departamento, que ahora era su nueva cama, no tenía el suficiente valor de ir a su habitación porque las cosas de su novia...bueno, ahora ex novia estaban ahí, no había movido nada, todo estaba tal cual como la última vez que ella había estado ahí.

—¿Fred? —la voz de George inundo sus oídos, lo vio llevando una caja en brazos — ¿Ya tienes todo listo?

Con ña muerte de Dumbledore y el inicio de la segunda guerra mágica lo mejor era volver a la madriguera, así que hasta terminara todo eso cerrarían la tienda.

—Si...no hay nada que quiera llevar.

—¿Ropa? ¿Tus objetos personales? —Fred negó con la cabeza —...no puedes dejar todo ahí solo porque no quieres ver sus cosas, si tanto la extrañas ve a buscarla...

—De seguro ha de estar con Malfoy —agrego con voz amarga para darle un enorme trago más al Whiskey de fuego —...debí de saberlo, todo era demasiado bueno.

—Deja de ser imbécil, Fred — George estaba harto de ver a su hermano de esa manera —...Zibelth no sería capaz de engañarte.

—¡Se escribía con Draco y ni siquiera pudo explicarme nada, prefirió irse!

—¡Porque Dumbledore la llamo! ¡Lo explico después del funeral de Dumbledore, ella solo cumplía con su trabajo! ¡No sabes ni siquiera que relación tenía con Draco! —exclamo exasperado, odiaba que Fred fuera tan terco.

—Ni siquiera volvió para explicarme...

—¡Porque le dijiste que era una cualquiera, Fred! ¡Dudaste de ella! ¿Cómo querías que reaccionara o como esperas que se sienta? —Fred no respondió nada, solo permaneció en silencio — ¡No sabes lo harto que estoy de esto, de verte todos los días ahí tomando, terminando casi ebrio! ¡Siempre te quedas despierto en ese sillón viendo a la chimenea como si esperaras que volviera!

—¡Eso es lo espero, que regrese como siempre lo hacía del trabajo! —las calientes lagrimas recorrían el rostro del pelirrojo mayor — ¡Solo quiero que Anirak vuelva!

—¡Pues entiéndelo ella no va a volver, Fred! ¡La heriste, dudaste de ella, le dijiste que era una cualquiera! —George lo veía con demasiado enojo — ¡Si no la vas a buscar, ella no va a volver!

—¿Y crees que no lo sé? ¡Sé que no va a volver y yo no soy lo suficiente valiente para ir a buscarla!

—¿Sabes que, Fred? — paso la mano entre su cabello de forma frustrada—. Ya no puedo con esto, tú eres el único que puede solucionar las cosas, y date cuenta que nadie sabe que es lo que va a pasar, en cualquier momento podemos morir, estamos en medio de una guerra de la que no sabremos si saldremos ganadores.

Fue lo último que digo el menor para dejar a Fred completamente solo, Fred no podía pensar en nada más que las lagunas grises que Anirak tenía por ojos y como esos terminaban llenos de lágrimas por su culpa, siempre era su culpa.




[...]





—No puedo creer que estés embarazada —trataba de poner la mejor sonrisa y parecer emocionada por su amiga —...nunca creí que tan pronto tendrías hijos.

—No me cambies el tema — la rubia puso los ojos en blanco—... ¿Me vas a decir que esas náuseas y vomito es normal? ¡Anir estas demasiado delgada!

—Estoy bien, Serendi, no te preocupes —tomo el vaso frente a ella para darle un gran trago a la bebida alcohólica—...ahora mejor cuéntame todo, bueno no los detalles de cómo hiciste a ese bebé, pero sí de cuando te vas a casar...

—Anirak, deja de fingir que estas bien—pidió Serendi viendo a Anirak —...te ves terrible.

—¿Gracias?

—Y esas náuseas y mareos no son normal...tan solo oliste las botanas y saliste corriendo a vomitar.

—Tal vez ya tomé mucho.

Sonrió de forma inocente.

—Anir... ¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo?

Pregunto de manera seria su mejor amiga.

—No importa —puso los ojos en blanco —...no vinimos a hablar sobre mi vida sexual, si no sobre mi nuevo sobrino.

—Black ¿Estas embarazada?

Anirak comenzó a ahogarse con su trago llamando la atención de los pocos magos que estaban en el caldero chorreante.

—¿De qué hablas? ¡Estás loca!

Tomo una servilleta para limpiarse la boca.

—Estoy embarazada, y siempre tengo nauseas, vómitos y mareos...

—Yo no estoy embarazada, me cuido, es imposible.

—Los métodos anticonceptivos fallan —vio la expresión de molestia de la azabache y solo agrego—: deberías de hacerte una prueba, Anirak, si antes de terminar con él tenían una vida sexual activa es muy probable que lo estés... ¡Ni siquiera deberías de tomar!

—No lo estoy, Serendi, mejor celebremos.

La Black pidió otra botella mientras la rubia solo suspiraba, una Anirak ebria sería demasiado difícil de controlar.

Las dos amigas siguieron hablando sobre la próxima boda de Serendi, la cual sería hasta después de la segunda Guerra Mágica, ya que la rubia se iría al continente asiático mientras pasaba todo eso para poder tener un embarazo tranquilo en compañía de Josh, su prometido, Anirak se alegraba mucho por su amiga, tanto que termino bebiendo una botella de Whiskey de fuego ella sola.

No lo negaría ya se sentía demasiado ebria, pero trataba de disimular de pésima manera.

—Anir, vamos te acompañare a casa, ya es noche y estas muy ebria —Serendi le quito el vaso —...Josh ya está afuera, él nos acompañara, vamos.

—Ustedes váyanse...yo me quedare aquí.

Arrastraba las palabras, pero aun hablaba bien, eso era lo bueno en ella, no sabía que pasaba a su alrededor, pero seguía hablando bien.

—Estás ebria.

—No lo estoy —trato de tomar el vaso, pero la rubia lo alejo—...dámelo-o.

—¿Zibelth?

La voz de un hombre las hizo voltear a la izquierda, el corazón de la azabache lato con fuerza al ver al hombre que estaba ahí, pero pronto distinguió los lunares en el cuello.

Se trataba de George, por un momento creyó que era Fred.

—¡Georgie!

La Black se puso de pie a trompicones para saludarlo con un abrazo y un beso en la mejilla, no lo negaría le dolía demasiado verlo, era como ver a Fred frente a ella.

—¿Ya se van?

—Yo, ya me iba —explico Serendi—...pero no quería dejar a Anirak aquí sola, pero no se quiere ir.

—Me puedo cuidar sola, Serendi, estaré bien, ya ve con Josh.

Trato de sonar convincente, pero su amiga parecía no creerle.

—No te preocupes, yo me quedare con ella y la llevare a casa.

Ofreció George.

—¿Hablas enserio?

Serendi enarco la ceja, sabía que él y Anirak eran muy buenos amigos y con él estaría bien.

—Sí, lo prometo.

Serendi parecía más tranquila al ver que la Black no se quedaría sola por lo que se despidió para irse.

—¿Y eso que estas aquí? —ambos se sentaron — ¿Viniste solo?

Era su manera de saber si Fred estaba ahí, no quería verlo y menos con otra mujer, no lo iba a poder soportar.

—Vine con Viktor...si te preocupa, no vine con Fred.

Escuchar el nombre solo provoco que su corazón diera un vuelco.

—Está bien —se mordió el labio inferior— ¿Cómo has estado?

—Bien, Zib, he estado bien —George recorrió el rostro de la chica, parecía demasiado demacrada e incluso mucho más delgada, no se parecía para nada a la mujer que vivía hace un mes en el mismo departamento que él —¿Y tú? No es por ser grosero, pero pareces enferma ¿Estas bien?

Ella solo puso una triste sonrisa, era lo que más escuchaba esos días.

—¿Te parece si pedimos otra botella? —señalo la que estaba a su lado—...esta ya no tiene.

Se dio cuenta que no quería hablar, así que solo asintió para pedirla, mientras soltaba un suspiro, ni Fred ni Anirak parecían pasarla bien estando separados.

George y Anirak siguieron platicando de cualquier cosa evitando tocar el tema de Fred, ya que el pelirrojo se dio cuenta que cada que mencionaba algo que tuviera que ver con su gemelo los ojos de la Black se aguaban y parecía a punto de llorar. Sin darse cuenta ya llevaban botella y media, y Anirak parecía muy mal.

—Zib —llamo George acercándose a ella, había recargado la cabeza en la mesa y no decía nada, no estaba segura si seguía consiente—...Zibelth, responde.

La azabache ya no tenía uso de conciencia y al alzar la mirada y toparse con el rostro del Weasley, estaba segura que se trataba de Fred, sus ojos se empañaron en lágrimas.

—¿Te sientes mal? —pregunto George con preocupación —...pagare y te llevare a casa.

—¿Pog qué no confiashte en mí? —pregunto entre sollozos, George la miro sin comprender —... ¿Pog qué me trataste de esa manesha, Freddie? ¿Pog qué me dijishte que era una cualquiera?

La azabache apenas y podía hablar.

—Zib...no soy Fred.

Explico George, pero ella solo lloraba repitiendo las mismas preguntas, parecía completamente destruida.

Sabesh que te amo...te lo demostlé de todas las manerras posiblesh—su voz se rompía con cada palabra que decía, seguía sin entender porque Fred dudaba de esa manera de ella —...era capaz de renunciagr a todo por ti...y shú decidiste dejagme, no erechs nada justo.

—Zib —George la tomo de las mejillas para hacerlo que lo viera a los ojos —...yo no soy Fred, soy George...y mi hermano hizo todo eso porque es un idiota, pero él te ama.

Freddie...

George suspiro al ver que no podía calmarla y seguía repitiendo el nombre de Fred, solo pagaría y la llevaría a la casa Black para volver al departamento y darle una golpiza a su hermano por ser un imbécil.

—Zibelth, ya vámonos —pidió el pelirrojo alejando el vaso y botella.

—Sho nunca te engañaría con Draco...solo lo hiche —hipeaba entre llanto—..
polque Dumblegdore me lo pidió, tenía que evitar que lo hiciera...

—Zib, eso le tienes que decir a Fred, yo soy George.

Ni siquiega me buschaste...

George decidió dejarla que llorara todo lo que quisiera para que descargara todos sus sentimientos, buscaba a Krum con la mirada, pero lo vio a lo lejos platicando con una mujer, no sabía cómo llamar su atención para hacer que volteara a verlo.

—Zib —bajo la mirada para ver a la azabache que estaba dejando de llorar —, ya vámonos.

Freddie...

George solo la vio, parecía una niña pequeña, estaba demasiado destrozada, nunca espero ver a la orgullosa Black de esa manera.

—Zib, ya es h...

No pudo terminar la frase cuando Anirak estrello sus labios contra los de él, lo agarro por sorpresa, iba a alejarla cuando sintió como los movía...eran demasiado suaves y el sabor a alcohol los inundaban.

Sabía que estaba demasiado mal, pero sin poder evitarlo correspondió a su beso acariciándole las mejillas, era algo salvaje e intenso, pero demasiado placentero, la Black sabia besar demasiado bien.

Estaba besando a Anirak Black...la ex novia de su hermano, eso estaba demasiado mal, estaba traicionando de muchas formas a Fred, sabía que él la amaba con toda su vida y que se encontraba sufriendo por ella, sin duda, si se enteraba lo mataría.

También cayó en cuenta, que la azabache lo estaba confundiendo con su gemelo, así que con todo su pesar se separó de ella, si seguía era aprovecharse de una mujer ebria porque ella no lo besaría de otra forma.

—¿Estabas besando a Anirak?

George volteo asustado pensando lo peor, pero se relajó al ver que se trataba de su amigo búlgaro.

—Krum, esto nunca paso.

Viktor solo asintió, George sabía que ella nunca recordaría eso, estabademasiado ebria como tan siquiera para saber qué era lo que estaba pasando...

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