El tren empezó a cruzar ese enorme puente, y lo mejor es que estábamos cruzando un acantilado. Era la emoción más grande que he sentido en mi vida. Era magnífico, pero a medio puente se sintió un temblor. El tren se sacudió, pero lo peor aún no llegaba. Después del temblor, el acantilado se empezó a abrir más; por lógica los pilares que sostenían el puente se rompieron. Ese paseo se había convertido de la mayor emoción, al peor terror que he sentido en toda mi vida.
Todo empeoró cuando la parte delantera del tren empezó a caer; mis amigas y yo gritábamos de miedo. Después de que el puente se rompiera, el tren se fue abajo completamente. Era una caída horrible; no se la velocidad con la que caíamos, pero cuando estas aterrorizado todo se ve muy lento, y esperas tu final. Mientras caíamos sentí que mi cabeza se golpeó con algo; y después de eso, no recuerdo más sobre la caída.
En mi cabeza no sabía si estaba muerta, o si seguía viva. Lo único que recuerdo es el sueño que tube.
Todo empezaba en la gran presentación:

Todo empezó conmigo terminando mi presentación, el entrenador de la universidad a la que quiero entrar me llamó, y como cualquiera lo habría hecho, fui con el.
– Eres una grandiosa gimnasta, – Dijo el para iniciar la conversación. – Me encantaría que fueras a la universidad, y así te convirtieras en una gimnasta de verdad.
– ¿Encerio? – Pregunté, ya que no estaba segura de lo que estaba pasando.
– ¡Claro! Alba, eres muy buena, mucho mejor que todos tus compañeros.
Yo me súper emocioné, entraría a la universidad a la que tanto quería entrar; y el entrenador pensaba que yo era la mejor por mucho. Se podía decir que era un sueño echo realidad.
Como yo estoy a punto de entrar a la universidad, no pasó mucho tiempo para que ese gran día llegará.
El primer día fue estupendo, no tengo mejor palabra para describirlo. Los ensayos, clases y prácticas eran desafiantes; e ideales para mi, ya que en mi antigua escuela de gimnasia todo se había vuelto muy sencillo.
Toda mi vida había mejorado mucho. Yo estudiaba donde yo quería estudiar, conseguí un trabajo donde me pagaban muy bien, me mudé y ahora era quien siempre quise ser.
El tiempo avanzó, y se llegó el tiempo en el que competiría en la mejor competencia en la que había estado en mi vida.
El día de la competencia llegó y yo estaba súper feliz.
Una vez que la competencia término una chica de mi equipo se me acerco y me dijo.
– Tú no perteneces a este lugar.
– Sí, claro. – Contesté burlándose de su comentario.
Pero después de ese día mi vida se vino abajo. Perdí mi trabajo, no pude pagar la renta y regresé con mis padres, y para colmo reprobé.

Tuve ese sueño varias veces, seguidas.
Un día me empezó a doler la pierna derecha, cuando estaba en la parte del sueño donde mi mundo se va abajo. Me dolía bastante pero el dolor disminuyó en un rato.