El sol brillaba fuerte, haciendo que la temperatura estuviera cálida, amena. El sonido de las olas al romper en la orilla era como un dulce arullo, y el olor a mar llenaba sus fosas nasales. Suspiró, y abrió sus ojos, relajándose en la tumbona*.

Despejó el cabello de su frente y se acomodó las gafas de sol, observando como su alfa salía del agua con su cabello, ahora oscuro con las puntas de color rojizo, todo rizado. Las gotas de agua resbalaban por su abdomen, y para él fue imposible no seguir el recorrido de estas con la vista. Jungkook con el pasar del tiempo solo se ponía más apuesto.

—¿Por qué te estás exhibiendo como si fueras alguien soltero? —cuestionó bajando un poco sus gafas y mirándolo con una ceja alzada. Jungkook soltó una risita, acercándose a besar sus labios castamente—. ¡No, aléjate, me estás mojando!

El alfa lo abrazó con fuerza, soltando una risa alta al escuchar sus quejas. Jimin lo empujó haciendo que cayera sobre la arena, y se sentó encima de él, golpeándole varias veces en el pecho.

—¿Acaso pretendes solo estar ahí recostado? Acompáñame a nadar un rato —soltó Jungkook algo quejumbroso, sosteniendo sus manos para que se detuviera.

Ambos se encontraban en Paralia Vlichada, una de las playas más tranquilas y hermosas de Santorini, una isla ubicada al sureste de Grecia, famosa por la variedad de hoteles y alojamientos que posee, desde lujosos resorts con vistas al mar Egeo, hasta acogedoras casas familiares.

Estaban allí para celebrar su tercer a aniversario como pareja. Jimin había planeado todo a escondidas, incluso había hablado con su jefe para que le diera un par de días libres en el trabajo sin que él supiera nada, de seguro tendría muchos casos que tomar a su regreso. Habían llegado el día anterior,  pero se quedaron encerrados en la suite, descansando luego de un agotador viaje de casi 13 horas hasta su destino, eso sin contar el tiempo que estuvieron esperando el vuelo a Santorini cuando aterrizaron en Atenas.

—Prefiero no dañarme la piel, gracias —respondió con simpleza, dejándose caer sobre el menor.

—Umh... hyung.

—¿Qué? —musitó, totalmente relajado, con su nariz rozando el cuello del alfa, embobado con sus feromonas.

—Estás sobre un lugar un poco peligroso. —llevó una mano a la espalda baja del pelinegro, dejando caricias ligeras con la punta de sus dedos.

—Eres un pervertido, Jungkook —Se sentó de repente, haciendo presión justo sobre la entrepierna del alfa. 

—Lo haces intencionalmente, ¿verdad? —Negó con la cabeza como respuesta, soltando un chillido de sorpresa cuando en cuestión de pocos segundos, Jungkook se levantó y lo alzó en brazos, caminando hacia el hotel.

—¿Qué haces? ¡Bájame, nos están mirando!

—¿En serio no sabes? —cuestionó con una sonrisa ladina.

Jimin se sonrojó, escondiendo su rostro en el cuello del menor, avergonzado por el hecho de que los demás turistas estuvieran escuchando su conversación; aunque dudaba que alguien allí hablara su idioma, pero de todos modos se sentía apenado.

Cuando llegaron a la habitación fue soltado encima de la cama, con el cuerpo de Jungkook haciéndole presión contra el colchón, tomando sus labios en un beso que evidenciaba una pasión arrolladora.
Las feromonas de ambos comenzaron a intensificarse mientras sus manos se deleitaban con la anatomía ajena, disfrutando del calor y el aroma envolvente de ambos mezclarse, la canela y la nuez moscada resaltando sobre los demás.

—Eres tan hermoso, Jimin —murmuró con voz gruesa, pasando a besar su mandíbula y oreja, mordiendo el lóbulo con cuidado de no lastimarlo.

Inició un leve vaivén con sus caderas, causando una deliciosa fricción entre sus miembros escondidos aún en la ropa. Las prendas fueron una a una desapareciendo de sus cuerpos para ser lanzadas al suelo. El roce de piel con piel, los jadeos y gemidos bajos que ambos soltaban y la manera en la que ninguno apartaba sus ojos del otro, contrastaba con la atmósfera de complicidad que había entre ambos.

—Jungkook —llamó el mayor, soltando un suspiro al sentir los besos sobre sus clavículas. El alfa alzó la cabeza, mirándolo atento en espera de lo que diría—. Márcame, alfa, hazme tuyo para siempre.

—Ya eres mío sin necesidad de una marca, pero tus deseos son órdenes, mi precioso zeta.

Volvieron a besarse, pero esta vez fue algo dulce, demostrando el amor y el cariño que se tenían. Jimin suspiró al sentir como las grandes manos ajenas acariciaban con devoción su anatomía, jadeando alto al sentir como una de ellas iba hasta su entrada, sintiendo la humedad del lugar. Su lubricante natural salía a chorros, su lobo emocionado al saber que finalmente formaría un lazo con el alfa que había escogido como pareja de vida.

—No necesitas prepararme... yo... —habló con la respiración agitada, sosteniendo las mejillas del menor entre sus manos y observando de manera intensa esos orbes azules cual cielo despejado—, solo quiero tenerte dentro. Ahora.

Jungkook sintió su garganta seca ante esas palabras, notando su falo extremadamente duro y necesitado de atención. Asintió, creyendo que enloquecería si pasaba un segundo más sin tomar a su hermoso novio.
Le dio un casto beso en los labios, besando después su mejilla de igual forma y así con el resto de su rostro, mientras se acomodaba para introducirse en el pequeño agujero. Lo hizo de manera lenta, sin dejar de besar al mayor, intentando acallar los quejidos bajos que soltaba.

Ambos jadearon una vez Jungkook estuvo completamente dentro. Sus latidos y respiraciones parecían estar sincronizados, era como si en realidad estuvieran volviéndose uno solo. Los ojos del menor se tornaron de un precioso color morado mientras que los de Jimin brillaban cual hermoso jade, sus lobos haciendo acto de presencia ante aquel acto tan significativo.

El alfa comenzó a moverse, manteniendo un ritmo lento todo el tiempo, pero llegando profundo en su interior, rozando su próstata con cada embiste. Sus manos se entrelazaron mientras la amatista y el jade se enfrentaban, la temperatura aumentando con cada segundo y el sudor perlando sus pieles.
El pelinegro arqueó la espalda y apretó sus piernas alrededor de las caderas del alfa, con gemidos agudos saliendo sin permiso de su boca. Adoraba todas y cada una de las formas en las que Jungkook le hacía el amor.

—Cierra los ojos —pidió el alfa, sintiendo su encía picar ante los colmillos que comenzaban a aparecer.

Jimin obedeció, sintiendo su nerviosismo aumentar al tacto de la húmeda lengua de su pareja en la base de su cuello. Jungkook aceleró un poco sus movimientos, enterrando con confianza sus colmillos en el cuello blanquecino, escuchando el grito que soltó su zeta.
Sin embargo, en ese mismo instante, ambos culminaron en un orgasmo arrasador que los dejó sin aliento. El mundo pareció detenerse por unos segundos, con una explosión de colores desbordándose en su pecho y una galaxia llena de estrellas frente a sus ojos.

Calidez.

Devoción.

Ternura.

Apego.

Amor.

Emociones que no les pertenecían se adueñaron de sus mentes. Uno sintiendo lo mismo que el otro, escuchando lo mismo que el otro, pensando lo mismo que el otro.
Se sonrieron de una manera que podría iluminar toda la habitación, no necesitando palabras para hacerse saber lo mucho que se querían.

—Esto es increíble —musitó Jungkook.

—¿Cómo es posible que sientas tanto por mí? —cuestionó en un murmuro, con sus ojos cristalizados a punto de desbordarse en lágrimas.

—Chocar ese día contigo es lo mejor que me pudo haber pasado —respondió simple, acariciando su rostro con el dedo pulgar.

—Te amo, mi alfa, más que a nada en este mundo.

Tumbona*: silla de playa, playera (como sea que la conozcan en su país)

Muchas gracias a todos los que llegaron hasta aquí. Espero que leer esta historia haya sido de su agrado. Quiero agradecerles en especial a todos aquellos que estuvieron votando y comentando, dejándome saber sus opiniones sobre la historia y dándole tanto apoyo.
Nos vemos en otra historia, tengo muchas más en mi perfil, seguro alguna será de su agrado.

PD: los tres extras que tendrá los publicaré más adelante, así que no borren la historia de sus listas todavía 😁 tqm 💜