Capítulo Final
El sonido seco de aquellos papeles al impactar en el escritorio lo hizo fruncir el ceño. Hizo a un lado la computadora y subió la mirada de manera lenta, observando a aquella alfa rubia aniquilarlo con sus ojos oscuros.
—¿Qué rayos te pasa? —inquirió, cruzando sus brazos sobre el pecho.
—¡¿Qué me pasa?! —casi gritó, llevando una mano a su cabello para revolverlo. Hyeon se veía en extremo cansada, con ojeras marcadas, la ropa arrugada y el cabello despeinado—. ¡No puedo seguir realizando mi trabajo y el de Jungkook! ¡Ya discúlpese con él de una vez!
—No tengo porqué disculparme, no hice nada malo.
—Un omega lo besó y eso se transmitió en vivo de manera nacional.
—Él lo hizo sin mi consentimiento, no es mi culpa —habló entre dientes, arrastrando la montaña de papeles para tenerlos cerca, comenzando a leerlos despreocupadamente—. Si él no puede entender eso es su problema.
—¡Agh! ¡En serio no sé cómo Jungkook lo soporta! —Ya gritó, perdiendo cualquier mínimo de cordura que pudiera haber tenido, lanzando los papeles al suelo, ganándose la mirada atónita de su jefe—. ¡Está insoportable en estos días, tiene a todos en alerta con su mal humor! ¡Despidió ya a diez personas por errores mínimos y todos saben que es porque lo extraña, pero es tan orgulloso que no puede aceptar que se equivocó y que debe disculparse con él por como lo trató!
Hizo una amplia inspiración, tragando saliva al ver aquellos ojos olivos taladrarle el rostro. De pronto, Jimin sorbió la nariz y llevó una mano para tapar sus ojos, soltando sollozos tan bajos que eran casi imperceptibles.
—S-señor Park, y-yo —Hyeon abrió exageradamente los ojos, tartamudeando con torpeza al ver a su jefe llorar—, no era mi i-intención hacerlo sentir mal.
—Tienes razón. —Se puso de pie, dándole la espalda para que no lo viera llorar—. Extraño mucho a Jungkook, quiero verlo, que me abrace y me llene de sus feromonas, pero sé que no me quiere cerca después de todas las estupideces que le dije.
—Pues llorando no va a resolver nada, debe ir y decirle que está arrepentido, hable sinceramente con él. Jungkook está tan enamorado como usted, va a entenderlo.
—Iré a verlo —mencionó decidido, tomando su saco del asiento y colocándoselo.
—¿Ahora? —Jimin asintió y salió corriendo hacia el ascensor—. ¡Pero tiene una reunión ahora, señor Park!
[...]
Jimin se paró frente a la puerta de la casa de Jungkook con el corazón en un puño. Había estado pensando en lo que diría desde que salió de la empresa, y sabía que debí tener coraje y dejar los nervios y el miedo atrás, era el momento de enfrentar las cosas. Sin embargo, cuando tocó el timbre, no pudo evitar que sus manos comenzaran a sudar.
La puerta se abrió lentamente, revelando a Jungkook, que aunque en un principio se vio confundido, luego una expresión fría y distante se apoderó de su rostro. Su mirada recorrió la anatomía del zeta, pero no había ni una pizca de ese brillo característico en sus ojos.
—¿Qué quieres? —preguntó con voz tensa, cruzando los brazos como si con ese simple gesto lograra mantenerse firme.
—Jungkook... —comenzó Jimin, sintiendo cómo las palabras se atoraban en su garganta—. Quiero disculparme. Sé que te dije muchas cosas ese día, que no considero ciertas, y... no debí actuar así.
El peliazul no mostró ninguna señal de suavizarse. Su expresión permanecía inmutable, como si hubiera construido un muro entre ellos.
—No quiero escucharte —respondió Jungkook con frialdad, dando un paso atrás y cerrando la puerta en su cara.
El sonido del cerrojo resonó en el aire, dejando a Jimin parado allí, aturdido, con el corazón roto y la mente turbada. Se quedó unos momentos frente a la puerta, sintiendo como su lobo se quejaba en su interior. Finalmente, dio media vuelta y se alejó, sintiendo las lágrimas quemar sus mejillas.
La señora Jeon, que estaba sentada en uno de los sillones de la sala de estar, y había observado todo, negó con la cabeza. Al ver a su hijo con esa mirada dura, frunció el ceño, ese no era su dulce Jungkook.
—¿Por qué le cerraste la puerta así? —preguntó ella con preocupación—. Jimin vino a disculparse. Sé que cometió un error, pero no tenías porqué ser tan grosero.
—No quiero saber nada de él —respondió Jungkook, su voz aún cargada de rabia y dolor.
La mujer suspiró, acercándose a su hijo y colocando una mano en su hombro.
—A veces es necesario escuchar lo que otros tienen que decir, incluso si duele. No puedes seguir así eternamente; eso solo te hará más daño. Al menos deberías haberlo escuchado.
Jungkook apartó la mirada, sintiéndose atrapado entre sus emociones contradictorias. Sabía que su madre tenía razón, pero el orgullo y el dolor eran difíciles de dejar atrás. Se tiró en el sofá, encogiéndose hasta quedar en posición fetal.
—No estoy listo para perdonarlo —murmuró finalmente, dejando que una lágrima solitaria recorriera su mejilla.
Su madre asintió, comprendiendo que el camino hacia la reconciliación no sería fácil. Pero también sabía que el amor entre ellos era fuerte; solo necesitaban hablar con calma las cosas.
Jimin se dejó caer en el asiento trasero de su auto, sintiendo el peso de la decepción aplastarlo. El motor rugió suavemente, pero su corazón seguía en un silencio ensordecedor. Apoyó la cabeza en el asiento y cerró los ojos, recordando cada momento que había compartido con Jungkook, cada risa, cada abrazo. ¿Cómo habían llegado a esto?
De repente, escuchó un suave carraspeo. Al abrir los ojos, vio a Wonho y Jackson en los asientos delanteros, intercambiando miradas preocupadas. Decidido a no mostrarles lo mal que se sentía, Jimin inspiró hondo y se acomodó en el asiento.
—¿Todo bien, señor Park? —preguntó Jackson con una voz calmada.
—No... —respondió Jimin con un suspiro. Resultaba difícil ocultar su tristeza.
—Sabemos que las cosas no han salido como esperaba con el señor Jungkook. Pero... ¿ha pensado que tal vez él es más sentimental de lo que cree?
—¿Sentimental? No parecía estarlo cuando me cerró la puerta en la cara.
—Eso es porque está herido —explicó Wonho—. Pero si le hace algo bonito, algo que le recuerde por qué se enamoró de usted en primer lugar, estoy seguro de que lo perdonará.
«No hice nada bonito por él, solo peleábamos y peleábamos, en verdad no sé cómo siquiera fue que llegué a gustarle».
—Sí, tal vez podría sorprenderlo con algo especial. Un gesto sincero podría abrirle el corazón otra vez —apoyó Jackson.
Jimin empezó a pensar en eso. Quizás tenían razón; Jungkook siempre había sido alguien que valoraba las pequeñas cosas. Recordaba cómo sonreía cuando pasaban tiempo juntos haciendo algo simple.
—¿Qué sugieren? —preguntó Jimin, sintiendo una chispa de esperanza encenderse dentro de él.
—Usted lo conoce bien, piense en hacer algo que le guste y discúlpese sinceramente.
Jimin sintió que el peso sobre su pecho comenzaba a aliviarse un poco. La idea de hacer algo especial por Jungkook lo motivaba a luchar por su relación.
—Tienen razón —dijo finalmente, con una nueva determinación en su voz—. Haré algo bonito por él.
Con eso decidido, ordenó que marcharan hacia su apartamento, y se preparó para dejar atrás la tristeza y abrazar la oportunidad de reparar lo que había roto. Sabía que sería un camino difícil, pero estaba dispuesto a recuperar a su alfa.
Y al día siguiente, se encontraba con fuerzas renovadas frente a la casa del peliazul. Miró al grupo de músicos detrás de él y asintió con una sonrisa. Pronto los instrumentos y las voces de aquellas personas se hicieron escuchar, entonando una hermosa balada, y las personas de algunas casas vecinas comenzaron a asomarse al instante.
A pesar de la vergüenza que sentía, se mantuvo firme, sujetando con fuerza el ramo de narcisos que había comprado. Jungkook se asomó en la puerta, su mandíbula cayendo al observar a Jimin y aquellos músicos frente a su puerta.
—¿Qué mierda es esto? —cuestionó atónito, observando a sus vecinos antes de llevar una mano a su sien y frotarla con fuerza.
Entró a su casa y salió segundos después con una cubeta llena de agua en la mano. Jimin lo observó con los ojos en grande y negó con la cabeza, dando un paso atrás.
—Si no se marcha ahora la mano no me va a temblar para lanzarte el agua encima.
—Kook, por favor, al menos podrías escuchar lo que quiero de-
Cerró los ojos al sentir el agua fría impactar contra su rostro. Los músicos se detuvieron, observando atentamente al zeta. Jimin inspiró profundo con la mandíbula apretada, deseando poder halar aunque sea un mechón de cabello de su alfa, pero se controló, pues sabía que eso no lo ayudaría en su propósito.
—Ahora si me disculpan, debo ir a trabajar.
Y aunque pareciera increíble para Jeon, el mayor no se detuvo ahí. Jimin se apareció más tarde en su trabajo de la mañana, ya cambiado y con un nuevo ramo de flores en mano, llevando además un oso de peluche casi de su tamaño. Durante todo el día estuvo buscándolo con ideas diferentes e igual de tontas, a su parecer.
—¿En serio hizo eso? —Taehyung se carcajeó fuerte, dándole un par de palmadas en su espalda—. ¿Quién diría que el gran CEO de Park's Corporation terminaría así por un alfa?
—¿En serio vas a burlarte? —En ese momento, ambos alfas se encontraban caminando por los pasillos de la universidad. Jungkook se detuvo y lo observó con el ceño fruncido.
—Si quieres que hable en serio, creo que deberías arreglar las cosas. Jimin te quiere, amigo, y tú estás tan enamorado de él que se me hace raro, nunca te había visto tan feliz que como cuando estaban juntos.
De pronto se armó un gran revuelo en el campus universitario; las voces de las chicas se alzaban como un coro de susurros emocionados, y Taehyung no dudó en acercarse enseguida para enterarse de lo qur sucedía, y al notarlo no pudo evitar sonreír.
—¿Qué está pasando? —preguntó Jungkook, acercándose confundido.
—Mira —dijo su amigo, señalando hacia la entrada de la universidad. Jungkook siguió su mirada y lo que vio lo dejó boquiabierto.
Ahí estaba Jimin, frente a la universidad, vestido con un traje rosado de conejo. El traje era brillante y llamativo, con orejas largas que se movían suavemente con el viento. En sus manos sostenía un cartel que decía “Perdón”, con dibujitos torpes de flores y animalitos tiernos.
Las chicas comenzaron a aplaudir y reír, algunas incluso sacando sus teléfonos para grabar el momento. El alfa sintió una mezcla de sorpresa y vergüenza. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Jimin realmente había decidido hacer algo tan extravagante para disculparse?
—¡Vamos! —exclamó Taehyung con una sonrisa traviesa—. Esto es oro puro.
Jungkook frunció el ceño, sintiendo cómo las emociones se agolpaban en su pecho. A pesar de la situación ridícula, no podía evitar sonreír en grande ante la valentía de Jimin. Lo conocía bien; por esa misma razón sabía lo mucho que le había costado hacer aquel show frente a la multitud de universitarios.
—No puedo creerlo —murmuró Jungkook, mientras se acercaba lentamente a la multitud que rodeaba a Jimin.
El chico con traje de conejo estaba claramente nervioso, sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía el cartel. Sus ojos buscaron entre la multitud, hasta que finalmente se encontraron azulinos orbes de Jungkook. En ese instante, todo el ruido pareció desvanecerse; solo existían ellos dos.
—¡Jungkook! —gritó Jimin, su voz temblando pero llena de emoción—. ¡Lo siento! ¡De verdad! No sé cómo he podido dejar que las cosas llegaran tan lejos. Sabes lo importante que es mi reputación para mí, por lo que pensé que si dejaba mi orgullo de lado por ti entenderías lo mucho que te amo y que te necesito, alfa.
Las palabras de Jimin resonaron en el corazón de Jungkook. A pesar del traje absurdo y la situación embarazosa, sentía cómo el amor y la nostalgia lo envolvían. Los suspiros conmovidos de las chicas resonaron, junto con los comentarios acerca de lo lindo y tierno que era el zeta.
—¿En serio crees que eso va a funcionar? —preguntó, su voz teniendo un trasfondo serio.
Jimin se sonrojó intensamente, pero mantuvo la mirada firme.
—Tal vez no sea suficiente... pero estoy aquí porque quiero luchar por nosotros. No quiero perderte.
La multitud comenzó a murmurar nuevamente mientras los dos se miraban fijamente. Jungkook sintió cómo su corazón latía más rápido; esa sinceridad era todo lo que había estado esperando.
Finalmente, sin poder contenerse más, se acercó a Jimin y le quitó el cartel de las manos. Tomó sus mejillas con ambas manos y acercó sus rostros, uniendo sus labios en un beso corto y dulce, donde el ligero vaivén agitaba sus corazones y enloquecía a sus lobos.
—¡Sí, ese es mi mejor amigo! —se escuchó la voz de Tae gritar, ambos rieron en medio del beso, separándose solo unos centímetros.
—Está bien… haremos esto juntos —comentó el menor con una sonrisa, ignorando a su compañero y amigo—. Pero solo si prometes dejar ese disfraz ridículo en casa después de hoy.
Jimin soltó una risa nerviosa y asintió con entusiasmo.
—¡Trato hecho!
Se retiraron de allí, Jeon sin tener en cuenta siquiera que le faltaban la mayor parte de las clases por dar. En ese momento lo único que le importaba era besar al pelinegro hasta el cansancio, pagar todos los besos que se perdieron por orgullosos y estúpidos. Por esa razón, pedir una disculpa fue lo primero que hizo al estar a solas con Jimin.
—Perdón, yo también me equivoqué. Debí haber confiado en tí, sé que me amas y que serías incapaz de traicionarme. —Hizo un puchero, bajando la cabeza—. Lamento también haberte lanzado esa cubeta de agua.
Jimin frunció el ceño, comenzando a halarle el cabello mientras el menor se quejaba en voz alta e intentaba escapar.
—¿Cómo te atreviste a hacerme eso? ¿Sabes quién es tu novio? ¿Querías déjame en ridículo?
—¡Ya dije que lo siento!
—¡Esta me las pagas, Jeon Jungkook! —bufó, cruzándose de brazos y mirando al frente—. ¡Ugh, esta cosa me está asfixiando de la calor! —se quejó, removiendo con su mano el cuello del traje de conejo que llevaba.
—¿Puedo pagarte con besos?
—Umhh. —Llevó una mano a su mentón, pensativo—. No suelo aceptar este tipo de tratos, pero me veo en la obligación de aceptarlo por esta vez.
Jungkook rió, inclinándose para dejar varios besitos en su boca, pasando luego a sus mejillas, párpados y mentón, escuchando la risita alegre de su zeta. Terminó apoyando su frente en la contraria, sintiendo su respiración cálida chocar contra su rostro.
—Prometo que no volveré a permitir que alguien nos aleje otra vez —profirió seriamente, entrelazando sus manos.
—Créeme, tendrás que soportarme hasta que seamos muy viejitos. Mi zeta ya te escogió como pareja de vida, no podrás deshacerte de mí, mi precisoso y dulce alfa.
—Tampoco quiero, mi hermoso y orgulloso zeta.
Sellaron aquella promesa, que aunque pareciera un poco inútil en primera instancia y por las circunstancias en que fue hecha, contenía los más grandes anhelos de sus almas. Parecía casi irreal la manera en que dos personas de distintos mundos, lograron encajar de manera tan perfecta.
¿Quién dice que los deseos de un lobo no pueden influir en los designios de la Diosa?
Finalmente estamos finalizando esta historia que comenzó a inicios de año. Me siento feliz de estarla terminando ya. Espero que haya sido de su agrado leerla.
Las palabras de agradecimiento las dejaré para el epílogo 🤭 porque esto no acaba aún.
También tengo pensado un par de extras. Díganme ustedes si les gustaría. Estaré leyendo sus comentarios.
Esto es todo, así que sin más que decir, nos vemos con el epílogo en enero. Se me cuidan mucho, y les deseo un nuevo año próspero y lleno de bendiciones. 🥰🌻
Pd: Los que pidieron que Jimin pidiera perdón, aquí lo tienen 🤭 y yo pensando que iban a funar a JK por celoso y desconfiado 😂
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