Capítulo 13
Hoseok, desde siempre, había sido educado e instruido para ser un buen omega en el futuro. Proviniendo de una familia rica, donde todos sus hermanos eran alfas, le tocó soportar duras críticas y humillaciones hacia su persona, pues a pesar de llevar la misma sangre corriendo por sus venas, el simple hecho de que hubiera nacido como omega era suficiente motivo para ser dejado de lado por su familia.
Su madre, sumisa y absteniéndose a seguir las órdenes de su padre, le enseñó a ser el omega que todo alfa deseaba, alguien delicado, elegante y bonito. Y gracias a esas dotes tan favorecedoras fue objetivo de múltiples alfas, socios de su padre, que deseaban casarse con él a pesar de ser aún menor de edad.
A pesar de todo siempre se mantuvo en negación, declinando las ofertas, aunque eso pudiera convocar la furia de su progenitor. Sin embargo, en cuanto cumplió dieciocho y los deseos de ser un poco más independiente tomaron lugar en su mente, tuvo que aceptar comprometerse con el hijo de uno de los muchos socios de su padre, a cambio de ir a la universidad, una escogida por su nuevo alfa y exclusiva para omegas.
Allí fue donde conoció a Yoongi.
Ese omega llegó a su vida para romper todos los estigmas plantados en su cabeza por su familia tradicionalista. Yoongi era espontáneo, un ser libre que iba en contra de toda regla. Le resultó inevitable no sentirse atraído por su forma de ser y la clara pasión con la que actuaba siempre, y ese sentimiento fue evolucionando más y más, hasta que llegó al punto en el que no podía sacarlo de su cabeza. Y lo más increíble de todo:
Él también era correspondido.
Yoongi fue el dueño de muchas de sus primeras veces. Su primer amor; ese que le arrebató la pureza en una de esas habitaciones pequeñas de la universidad; ese que revolvió todo su mundo, poniéndolo patas arriba; el que le demostró lo ardiente de la pasión. El primero que puso un cachorro en ese vientre virginal, y que por los designios malditos del destino, nunca logró ver la luz del sol.
Presente.
—¿Puedes parar? —cuestionó con fastidio, soltando un suspiro exagerado—. Vas a terminar teniendo un ataque de pánico si continuas así.
Estaban justo frente a la casa de los padres del zeta, aún en el auto, pues a última hora Jungkook había decidido que les vendría bien una pequeña crisis de histeria para ambientar la cena que habían organizado. Entendía los nervios del alfa, pero no es como si sus padres fueran alienígenas que lo abducirían si llegaba a decir algo fuera de lugar.
—Creo que eso es exactamente lo que está a punto de pasar —mencionó llevando una mano a su pecho y mirándolo con los ojos bien abiertos.
—¡Ya cálmate, alfa bobo! —Golpeó su mejilla implementando poca fuerza, haciendo que el contrario se callara y lo observara con un puchero. Tomó su rostro entre sus manos, acariciando delicadamente la mejilla golpeada—. Es solo una cena. Si yo siendo como soy, le agradé a tus padres, los míos van a terminar adorándote cuando te conozcan.
Fue su propia idea llevar a Jungkook a la casa de sus progenitores. Él, como una persona reconocida en todo el país, era víctima de acoso por parte de periodistas y fotógrafos, por lo que deseaba presentarles a su alfa antes de que se enteraran por algún sitio de chismes, pues era muy probable que pronto fuera capturado por alguna cámara en una de sus citas. Solo esperaba que estos dejaran de lado sus perjuicios y pudieran ver el alfa maravilloso que tenía por pareja.
—Sí, claro —espetó con sarcasmo el peliazul, mirándolo con los ojos entrecerrados—. Compárame contigo, un empresario millonario que para colmo pertenece a una casta que ha sido alabada desde hace miles de años. Prácticamente eres de la realeza, y yo solo soy un simple alfa que no tiene ni un título universitario.
—Pero ese simple alfa sin título universitario logró conquistar al zeta millonario. —Jimin le sonrió, dejando un casto beso en sus labios para confirmar lo que había dicho.
—Mmm, tienes razón —murmuró casi en un ronroneo coqueto, llevando una mano al mentón ajeno para acercarlo a su rostro.
Pegó sus labios, primero en un vaivén juguetón, lamiendo el labio inferior ajeno y dando algunas mordidas leves, lo que llevó a Jimin a pellizcar uno de sus pezones para que se detuviera. Rió unos segundos, tomándolo después por la parte trasera del cuello y devorando su boca en un apasionado beso que dejó al pelinegro sin aliento, aunque rápidamente logró seguirle el ritmo, llevando una mano a su nuca para agarrar entre sus dedos los mechones azules.
Y hubieran seguido así por varios minutos más si no hubiera sido por los toques de alguien en la ventanilla del auto.
Se separaron rápidamente a pesar de que desde el exterior no se veía nada debido a que el auto tenía cristales polarizados. Jimin fue el primero en bajar, siendo apresado por los brazos del omega en cuanto pegó un pie en el suelo.
—¡Mi bebé! —chilló el mayor dejando un montón de besos en su rostro, ignorando las mejillas encendidas de su hijo, que pedía en silencio que lo tragara la tierra.
Sin embargo, la alegría acabó en cuanto notó a Jungkook del lado contrario del auto, frunciendo el ceño cuando percibió el aroma fuerte a nuez moscada. Observó a su hijo y luego nuevamente al peliazul, alzando una ceja cuando lo vio acercarse a ellos con una caja de tamaño mediano en las manos.
—Buenas noches, señor Park —hizo una reverencia leve, dándole una sonrisa después al hombre.
—Jungkook, este es mi padre Park Hoseok. Papá, él es Jeon Jungkook, mi pareja.
El omega lo observó de arriba a abajo con una ceja alzada y los labios fruncidos, solo cediendo pocos segundos después gracias a la insistente mirada de su hijo.
—Buenas noches, Jeon Jungkook —soltó con desdén, girándose para entrar a la casa. Jimin le otorgó una mirada de disculpa, pero él simplemente negó con una leve sonrisa, restándole importancia.
En la puerta de la entrada se encontraba otro omega, sin embargo, este tenía un porte más robusto —aunque no podía comprarse con un alfa—, cabello negro y ojos verdes. Ya sabía de dónde habían salido los preciosos orbes olivos de su zeta. Este se hallaba cruzado de brazos, prácticamente aniquilándolo con esa mirada inquisitiva que otorgaba a su persona.
Tragó saliva, sujetando mejor la caja en sus manos. Jimin se acercó al pelinegro mayor, recibiendo un beso en la frente y una pequeña sonrisa; pero cuando él hizo el intento de saludarlo, simplemente lo ignoró y le dio la espalda.
—Papá, ¿podrías mostrar un mínimo de respeto hacia mi invitado? Quién por cierto, es mi pareja. Kook, él es mi otro papá, Yoongi.
—Un gusto, señor Park, espero que nos llevemos bien —mencionó casi en un murmuro, un tanto angustiado por la tensión que se sentía en el ambiente.
Estaba más que claro que no era bienvenido en la casa de los señores Park, pero aún así estaba haciendo un esfuerzo para que Jimin estuviera feliz. Sabía cuánto deseaba que sus padres aceptaran su relación, y que aunque no lo demostrara, estaba nervioso también.
—Disculpa, es un gusto también —masculló entre dientes Yoongi, haciendo una mueca de asco cuando sus manos se tocaron en un apretón incómodo. Por suerte, Jimin estaba siendo entretenido por Hoseok y no logró verlo, pero el alfa si lo vio y eso solo lo hizo sentirse peor.
Estaba siendo rechazado por ambos omegas, y aunque hacía su mayor esfuerzo para soportarlo, eso no quería decir que no lo lastimaran con su trato brusco.
—Ya la cena está en la mesa —habló Hoseok, sujetando al zeta del brazo para arrastrarlo hacia el comedor.
—Kook trae el postre —informó alegre el Park menor, soltándose del agarre de su padre para acercarse a su alfa.
—Oh, umh... no hacía falta, Jungkook, yo compré pastel de fresas —habló Hoseok, llevando una mano a su cabello castaño, en el que sobresalían unas canas.
—Pero l-lo preparé yo mismo —murmuró apenado, abriendo la caja para mostrar un lindo pastel—. Es de chocolate y dulce de leche.
—Odio el chocolate —sentenció Yoongi, tomando asiento en la cabecera de la mesa.
—Está bien, Kook, podemos comerlo nosotros. —Jimin intervino, no soportando ver el rostro de decepción y tristeza del peliazul, dándole un beso en la mejilla. Recibió solo una pequeña sonrisa, pero luego el rostro ajeno volvió su ceño fruncido.
La cena transcurrió tranquila a partir de ahí. Jungkook apenas y mencionó palabra, sintiéndose excluido de la conversación que mantenían el zeta y sus padres. Ya cuando llegó el postre, la atención del omega pelinegro se centró en él.
—¿Y qué haces para vivir, Jungkook?
—Umh, yo aún estoy en la universidad, estudio Derecho en la sesión de tarde-noche. En la mañana temprano reparto la prensa y el resto del día estoy en la empresa de hyung, soy su secretario.
—Mm, es bueno que busques tu superación personal —apoyó Hoseok intentando ser un poco amable, pues si su hijo lo había escogido como pareja, alguna buena razón tendría, aunque si debía decir que no se sentía muy cómodo con la presencia de un alfa en su casa. Agradecía que este estuviera controlando sus feromonas; eso lo hizo sentirse un poco más aliviado en cuanto a la pareja de su hijo.
—Ay por favor, solo está desperdiciando el tiempo —articuló con acidez Yoongi, observándolo directamente a los ojos con una sonrisa ladina—. Tantos años de estudio para terminar limpiando baños en alguna cafetería.
Jungkook se encogió en su lugar, sintiendo a su lobo extremadamente triste. Incluso sus ojos llegaron a cristalizarse. Sabía que la idea de su novio de ir a conocer a sus progenitores no acabaría bien.
—¡Papá! —exclamó Jimin golpeando la mesa con las manos abiertas—. ¡Discúlpate con Jungkook ahora mismo o me marcho en este instante!
—¡¿Vas a poner a un alfa cualquiera por encima de nostros, tus padres?!
—Cariño, por favor —rogó el castaño, poniendo una mano en su hombro.
Yoongi pareció ceder ante la petición de su pareja, suspirando hondamente y calmando sus feromonas, qué se habían repartido por todo el lugar.
—Y-yo necesito ir al baño un segundo —murmuró el peliazul limpiando discretamente una lágrima, poniéndose de pie y saliendo a paso rápido del comedor. Ya averiguaría por su cuenta donde quedaba el baño.
—Se están comportando como dos niños de primaria. No parecen tener ningún tipo de modales —regañó Jimin en cuanto se aseguró de que Jungkook no lo escuchaba—. ¿Les costaba demasiado tratar bien a mi alfa?
—No puedo creer que lo hayas traído aquí, más sabiendo lo que causan en tu padre —. Yoongi señaló a Hoseok, quien frunció los labios bajando la cabeza.
—Jungkook usó un supresor solo porque yo se lo pedí. Y para que sepas, su médico se lo prohibió, pero aún así lo hizo porque no quería que se sintieran invadidos por su presencia en la casa. Sus feromonas apenas y se notan, papá está bien.
—Sabes lo que sentimos por los alfas, lo que ellos nos hicieron.
—¡Ya pasaron casi treinta años! ¡No puedes pensar que todos son igual que ese hombre!
—¡No voy a aceptar un estúpido alfa en mi familia, Park Jimin!
—Hyung... —Jungkook estaba justo en la entrada del comedor—. Ya estoy harto, no tengo porqué soportar más ofensas, lo lamento.
Luego de eso dio media vuelta y salió de la casa. Jimin estaba en una encrucijada, por una parte, quería quedarse y hablar seriamente con sus padres acerca de su relación, y por otra, deseaba dejarlos así como estaban y marcharse tras su novio.
—Jungkook es el alfa más sensible y bueno que van a conocer en su vida —comenzó a hablar, elevando una mano cuando su padre Yoongi hizo el intento de interrumpirlo—. Mi lobo lo escogió como su pareja, y realmente, no pudo haber hecho mejor elección.
»Jamás me había sentido así, ¿entienden eso? Es la primera vez que experimento esto con tal intensidad, y quería hacerlos parte de ello, pero ustedes lo están arruinando.
Se marchó sin escuchar los intentos de disculpa por parte de sus mayores, observando a Jungkook recostado a su auto, esperando por él. En cuanto el alfa lo vio abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto, manteniendo silencio incluso cuando el copió su acción y se montó.
—Kook-
—No quiero hablar ahora —le interrumpió, sin despegar su mirada de la ventanilla.
Accedió a su deseo y se mantuvo callado todo el camino. Decidió que lo mejor era que fueran a su apartamento, y una vez allí, cuando Jungkook lo deseara, podría hablar con él y explicarle la razón del actuar de sus padres, aunque eso no llegara a justificarlos del todo.
Al llegar, el peliazul fue directo a la habitación, tirándose desganado en la cama. Park se sentó a su lado, acariciando cuidadosamente su cabello. Jungkook se removió, acercándose para abrazar su cadera mientras dejaba reposar una de sus mejillas sobre sus muslos.
—Sé que fueron muy groseros, pero hay una razón. Disculpa por haberte llevado allí a pesar de que conozco su desagrado por los alfas.
—No te preocupes, estoy acostumbrado a que me humillen y me traten mal solo por mi casta, no voy a morir por eso —habló en voz baja, su voz entrecortándose un poco.
—Pero sé lo mucho que te afecta eso. De todas formas, me gustaría hacerte saber la razón de su comportamiento.
»Mis padres se conocieron en la universidad. Mi papá Hoseok provenía de una familia rica y muy tradicionalista, para los que los omegas solo tenían una labor, y esa era criar a los hijos y cuidar de la casa. Mi papá Yoongi era todo lo contrario, y tal vez eso mismo fue lo que atrajo tanto a mi papá. Era inevitable el hecho de que terminaran enamorados, y como seguro adivinarás, esto no fue del gusto de la familia de papá Hoseok, porque él ya se encontraba comprometido con un alfa de la alta sociedad, un hombre tosco y retrógrado, cinco años mayor que él. Mis padres fueron descuidados, papá Hoseok quedó en cinta con 19 años, y cuando su alfa se enteró lo golpeó tanto que terminó causándole un aborto. Ambos habían formado un lazo con ese cachorro, su pérdida fue muy dolorosa, pero más aún lo fue el hecho de que hicieron de todo para separarlos, al punto de que casi causan la muerte de papá Yoongi. Creo que te será más fácil entender ahora su aversión hacia los alfas.
—Comprendo lo que sufrieron, y no me imagino lo dolorosa que debe ser la pérdida de un hijo, pero tus padres se quedaron estancados en el pasado. Es hora de que intenten superar eso y comprendan que no todos los alfas son iguales.
Jungkook se sentó en la cama, atrayendo su cuerpo y escondiendo su rostro en su cuello, aspirando a sus dulces feromonas.
—Yo solo... no quiero que esto afecte nuestra relación —musitó Jimin, acurrucándose contra él.
—Tranquilo, hyung. Verás que pronto lograré agradarle a mis suegros. —Sonrió grande, procediendo a tirar al ojiverde a la cama y besarlo como si no hubiera un mañana.
Holaa! Pasó mucho tiempo. Avisé en mi tablero que tardaría un poco en volver a actualizar, pero en verdad no imaginé que tanto. Pero bueno, aquí está el cap, espero poder retomar las actualizaciones como antes, un cap por semana (aunque no prometo nada).
Espero que les guste, no se olviden de presionar la estrellita y dejarme saber que les pareció.
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