Capítulo 12
El fin de semana llegó volando. Era sábado, pasado el mediodía ya. Jungkook tenía clases en la tarde, pero solo debía dar dos turnos, por lo que saldría temprano de la universidad. Él había decidido tomarse ese día libre para arreglarse, pues estaba planeando una cita sorpresa para el alfa. Jungkook era quien casi siempre tomaba la delantera, así que creyó óptimo ser esta vez él quien organizara la cita.
No tenía mucha experiencia en ello, así que solo ideó un plan simple. Cine, película romántica y palomitas. En la mañana fue a un spa, donde entre masajes y tratamientos faciales dejó ir toda la tensión acumulada, y luego de eso fue con su estilista para que recortara su cabello y le peinara.
Estaba terminando de prepararse para ir a buscar al pelizaul a la universidad. Esperaba que se sorprendiera al verlo allí.
Se colocó una camisa escarlata con patrones floreados en blanco, dejando los primeros botones abiertos, y unos jeans negros ajustados, con un cinturón que remarcaba su cintura. Calzó unas botas de punta afinada y tacón bajo, del mismo color de sus jeans. Originalmente, quería usar alguna camisa de un color más suave, sin embargo, estando ya tan acostumbrado a sus trajes negros y grises, descartó la idea. Simplemente no se hallaba cómodo usando esos colores pasteles.
Terminó de alistarse y partió hacia su destino, relajándose un poco con algunas de las canciones que pasaban por la radio. El trayecto hasta la universidad de su novio le tomaba casi una hora.
Llegó y enseguida causó un gran alboroto por todo el lugar, pues su flamante Lamborghini plateado, uno de los muchos autos que posee, no era muy discreto que digamos. Tomó sus gafas de sol y se las colocó, saliendo del auto bajo la mirada sorprendida de aquellos universitarios. Se suponía que su alfa saldría dentro de poco, por lo que solo se dedicó a esperarlo, recostado a la puerta del carro.
Diez minutos después un mar de estudiantes comenzó a salir, siendo la mayoría alfas, con algún que otro beta u omega por ahí. Todos salían apurados, probablemente porque tendrían algún trabajo al que asistir.
Antes nunca le había tomado mucha importancia al tema, pero desde que inició su noviazgo con Jungkook, pudo notar lo que sufrían los alfas, más aún los que como el suyo, anhelaban obtener un título universitario. Y aunque ahora le parecía increíble, ese hecho se le hacía una completa injusticia.
—¿Y este precioso omega quien es?
Rodó los ojos al ver a tres alfas acercarse a él. Uno de ellos más alto y musculoso que los otros.
—¿No te gustaría acompañarnos a dar una vuelta, precioso? —habló, deslizando la mirada por todo el cuerpo del pelinegro.
—Píerdete, imbécil —masculló haciendo uso de su voz de mando, soltando un gruñido con sus ojos tornándose de un fuerte color esmeralda.
¿Quién se creía que era ese estúpido alfa para hablarle y mirarle de esa forma? ¿Acaso no sabía quién era él? ¿Cómo si se fuera a fijar en un chiquillo tonto como él? Al único chiquillo tonto que quería en su vida tenía ojos y cabello de color azul, era un despistado y torpe de primera, pero aún así tenía un enorme corazón.
—Pero que-
Los tres alfas mostraron el cuello al escuchar la voz de mando, caminando lejos cuando dejó de prestarles atención y se concentró en encontrar a su pareja. Cosa que no fue muy difícil, pues pudo verlo caminar con alguien más, riendo e intercambiando palabras bien cerca. Rápido pudo notar que se trataba del mismo beta que se encontró en el hospital cuando Jungkook se desmayó.
Cruzó los brazos sobre su pecho y su ceño se frunció, esperando a que el menor mirara al frente y lo viera. Cuando finalmente Jungkook lo notó, una sonrisa grande se abrió paso en su rostro. Intercambió algunas palabras con el beta mientras le entregaba unos libros que llevaba en la mano, y este palmeaba su hombro suavemente bajo el escrutinio del zeta, que fruncía más el ceño con cada segundo que pasaba.
Se enderezó, bajando un poco sus gafas para mirar por encima de estas, viendo a su novio despedirse, sonriéndole a ese profesor para dirigirse hacia él. Sintió un cosquilleo molesto recorrerle el pecho al ver esa escena. La sonrisa de Jungkook, tan brillante y despreocupada, le hizo apretar los dientes. Se acercó un poco, intentando que su expresión se mantuviera neutral, pero sabía que su ceño fruncido lo delataba.
—¿Por qué tiene que ser tan amigable con ese beta? —murmuró para sí mismo, mientras observaba cómo su alfa se acercaba a él, dejando un beso corto en su mejilla. No podía arriesgarse a más cuando había tanta gente observando.
—Hola, hyung, ¿qué haces aquí? —interrogó Jungkook, con esa voz melodiosa que siempre le hacía sonreír, pero en ese momento solo logró aumentar su frustración.
—Hola —respondió, ignorando la mirada burlona de Jungkook. Era obvio que ya había notado los celos que lo estaban consumiendo.
—¿Por qué no me dijiste que tenías planes para nosotros este fin de semana? —preguntó Jungkook, sin poder contener una risita al notar el puchero en los labios de Jimin.
—No tengo que decirte nada. Se supone que era una linda sorpresa —replicó Jimin, intentando sonar serio pero sabiendo que estaba perdiendo la batalla.
Jungkook soltó una risa suave y se acercó un poco más a él, inclinándose para susurrarle al oído: —No tienes que sentir celos, hyung. La única persona que me gusta eres tú.
El corazón de Jimin dio un vuelco ante esas palabras. A pesar de su enfado momentáneo, el tono suave y sincero de Jungkook lo hizo sentir cálido por dentro. Mirando a los ojos del pelizaul, sus celos comenzaron a disiparse, como si nunca hubieran existido.
—Lo sé... —respondió finalmente Jimin, su voz ahora más suave—. Solo... no me gusta ver cómo te ríes así con otros.
Jungkook sonrió y le tomó la mano entre las suyas.
—Prometo que hoy solo habrá risas para ti. ¿Listo para nuestra cita?
Con una leve sonrisa comenzando a dibujarse en sus labios, Jimin asintió. Se montaron en el auto, marchando hacia el cine entre conversaciones tontas para llenar el silencio.
Cuando llegaron, con las manos entrelazadas, Jimin y Jungkook se dirigieron al interior del cine, el ambiente ya cargado de emoción, pues era la primera vez que hacían una salida de ese tipo. Al llegar a la taquilla, Jungkook se adelantó con una sonrisa brillante, pidiendo los boletos a la encargada, una alfa bastante joven que lo atendió con una sonrisa amable.
Una vez que tuvieron los boletos en mano, se dirigieron al puesto de palomitas. El aroma mantecoso llenó el aire y Jimin no pudo evitar sonreír mientras Jungkook pedía una enorme bolsa.
—¿Quieres algo más? —preguntó Jungkook, mirándolo con esos ojos que parecían brillar más que las luces del cine.
—Solo las palomitas están bien —respondió Jimin.
Con las palomitas en mano, encontraron sus asientos en la sala oscura. La pantalla iluminaba sus rostros mientras la película comenzaba, y a medida que avanzaba la trama el ambiente se tornó más íntimo. Jimin sentía cómo Jungkook se acercaba a él, su brazo rozando suavemente el suyo. Más que ver la película, él se concentró en el menor, admirando su rostro y las expresiones que hacía cuando algo le gustaba, o al contrario, cuando le desagradaba.
Compartieron un par de besitos silenciosos, que Jungkook rechazaba de vez en cuando alegando que solo lograba desconcentrarlo de la película. Finalmente, luego de casi dos horasz, llegó la escena desgarradora: el final, en el que la protagonista muere en un momento trágico y conmovedor.
Jungkook no pudo contener las lágrimas mientras salían de la sala, dejando al pelinegro atónito. No sabía si reír o llorar al ver a su novio tan afectado por la historia.
—¡Jungkook! —gritó Jimin mientras lo seguía a afuera, pues este había salido a pasos rápidos, dejándolo atrás.
Al encontrarlo en el pasillo, el ojiazul estaba limpiándose las lágrimas con una mano mientras intentaba recuperar el aliento.
—No puedo creer que hayan hecho eso… —sollozó Jungkook, su cara aún empapada de lágrimas.
Jimin no pudo evitar soltar una risa suave ante la situación tan cómica. Se acercó y le acarició el brazo.
—Vamos, no es para tanto —dijo intentando consolarlo pero sin poder ocultar su sonrisa burlona—. Al menos ahora sé que no eres solo torpe y despistado, sino que también un llorón.
Jungkook lo miró con ojos grandes y aún húmedos, pero en lugar de enfadarse, comenzó a reírse también.
—¡Cállate! ¡Era muy triste! —exclamó entre risas mientras trataba de disimular su vergüenza.
Jimin sonrió ampliamente mientras abrazaba a Jungkook por los hombros, guiándolo a la salida para dirigirse a algún restaurante o cafetería para cenar.
Al final del día, cuando Jimin se dirigía a su casa, varios pensamientos asaltaron su mente. La cita con Jungkook había acabado excelente, pero eso no era lo que acaparaba su conciencia. Lo que le preocupaba, era lo mucho que sentía por ese alfa cuando se conocían solo desde hace un par de meses. Tanto el como su lobo parecían flotar entre las nubes cuando estaban juntos, aspirando su feromonas y sintiendo su toque cálido. Y aunque le parecía increíble, descubrió que sus sentimientos iban más allá de un simple gusto o atracción.
Se estaba enamorando de Jungkook, a un ritmo tan vertiginoso, que comenzaba a preocuparle.
Holaa! Perdón por tardar un poco en actualizar, pero estaba trabajando también en las otras dos historias que tengo en emisión.
Les dejo aquí un cap cortito con momentos lindo porque a partir del próximo entramos en la recta final. Quedan alrededor de 5 caps más menos, quienes están en el canal y en el grupo ya lo saben. (Voy a dejar el link del canal en comentarios por si alguien desea seguirme :3)
Espero que les haya gustado. Nos leemos pronto 💜
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