Capítulo 00:25
—¿No me piensas ayudar? —preguntó un muy humano Taehyung a su hermano, haciéndole un puchero.
—Yoonie dijo que debía de quedarme quieto, que solo tenía que venir a ser bonito —respondió sentado en un mueble, moviendo su pierna buena de adelante hacia atrás.
—¿Y desde cuándo tú obedeces? —pregunto arqueando una ceja.
—Desde que Yoonie me hizo prometérselo si quería venir a hacerte compañía en vez de quedarme encerrado todo el día en el departamento hasta que llegara —se encogió de hombros.
El pelinegro resopló.
—Por favor, ambos sabemos que ni Jungkook ni Yoongi nos quieren dejar solos —sonrió y el pequeño rubio reflejó su sonrisa.
—Es un milagro que en realidad se fueran a trabajar y nos dejaran solos —comentó divertido y a la vez encantado.
—Bueno, ellos tienen que trabajar para pagar cuentas y esas cosas de humanos —pronunció acercándose al mueble donde estaba sentado el pequeño muñeco rubio—. Además, ambos se aseguraron de proteger bien esta casa y la tienda para que nadie pudiera entrar.
—Ni nosotros salir —añadió Jimin—. Vi como Jungkook le colocaba llave a las puertas y aseguraba las ventanas antes de irse con mi humano.
—Ay por favor, fue idea de tu Yoonie el instalar un sistema de seguridad en esta casa —le recordó divertido—. Fue un poco extraño tener a esos hombres instalando no sé qué en la casa, pero kookie dijo que era por mi bien —se encogió de hombros.
—Yoonie quería un lugar seguro para dejarme luego de lo que ocurrió con el estúpido ese —explicó encogiéndose de un hombro.
—Uhm... Según tengo entendido, tu humano trabaja en lo mismo que mi Kookie y Jungkook dijo que la seguridad de la casa era buena porque era costosa... —pensó—. Sé que mi humano no tiene mucho dinero de hecho...
—Si, Yoonie pago por todo —interrumpió Jimin—. Su situación económica no es mala, pero sí lo es con su familia —suspiró el pequeño rubio—. Su estúpida madre lo culpa por la muerte de su hermano e intenta casarlo con una mujer.
—¿Y qué va a hacer Yoongi al respecto? —pregunto Taehyung preocupado.
—Ya lo está haciendo —sonrió—. No vive con ellos ni usa el dinero de su familia, él tiene dinero aparte que heredó de su abuelo para molestia de su madre. La supuesta prometida ha ido un par de veces al departamento y en cada oportunidad, Yoongi la ha tratado horriblemente y echado de nuestro hogar.
—¿Es por eso que hoy te dejo aquí? —pregunto Taehyung.
—Ya te dije, Yoonie quería un lugar seguro y luego de lo que ocurrió con el imbécil del vecino secuestrándote y luego secuestrándome, como que ha agarrado temor a dejarme fuera de su vista —explicó especialmente satisfecho por ese hecho.
—Al igual que mi Kookie —asintió Taehyung comprendiendo—. Aunque ahora no soy tan débil como cuando era un muñeco, Jungkook no quiere ni que me asome a una ventana sin él o que salga al jardín.
—Y eso te gusta, ¿no? —preguntó el pequeño rubio con una dulce sonrisa.
El pelinegro rió y asintió.
La verdad sea dicha, le encantaba el comportamiento que había adquirido su pareja.
—¿Y cómo vas con tu Yoongi? —preguntó curioso.
Jimin sonrió aún más grande, desapareciendo sus lindos ojos azul cielo en el acto.
—De maravilla, cada vez adquiero más cualidades de humano aún estando en esta forma —exclamó con emoción—. Esta mañana antes de venir choque por accidente con la taza de café de Yoonie mientras le preparaba su sándwich y sentí el calor en mi piel. ¡Lo sentí TaeTae! —rió bajito—. Claro que no a la temperatura como era realmente pero sí sentí el calor en mi piel sin quemarme.
—Adivino que tu humano se volvió loco con ello —sonrió el pelinegro y Jimin asintió con emoción—. No me sorprende entonces que te haya dicho que vinieras a ser bonito —rió.
—¿Cómo supiste que era el momento? —preguntó curioso el pequeño rubio una vez su hermano dejó de reír.
Taehyung suspiró y le observó con cariño.
—Cuando sea el momento, lo sentirás aquí —anunció tocando su pecho.
Jimin frunció el ceño—. Eso no me dice mucho.
—Créeme, eso dice todo —sonrió de forma misteriosa.
Minnie le observó por unos segundos y luego asintió.
—A todo esto, nunca me dijiste cómo fue que lograste que te secuestraran —recordó.
—Si te soy sincero, no lo sé realmente —se encogió de hombros—. Ya estaba pasando por el cambio así que no estaba muy consciente de lo que sucedía a mi alrededor, pero según tengo entendido, SeokJin tiene algo que ver.
—¿Por SeokJin te refieres al molesto amigo de ojos verdes que siempre quiere saber todo? —preguntó ladeando la cabeza.
—Él mismo —asintió—. No sé muy bien por qué fue al departamento, pero es muy seguro que me vio luchando por mi cambio y seguramente se horrorizó y se fue.
—Y entonces el estúpido del vecino aprovechó —comprendió Jimin—. ¿Crees que hoy moleste a los chicos por saber la verdad?
—Oh, no tengo duda de ello —asintió—. Seguramente debe de estar pensando que se está volviendo loco con lo que presenció.
Preocupado, el pequeño rubio agarró la manga de suéter de su hermano.
—Crees... ¿Crees que intente convencer a nuestros humanos para que nos dejen? —preguntó.
—Es muy seguro que lo hará —asintió—. Pero también estoy seguro de que los chicos no le escucharan —prometió acariciando su rubia cabellera—. No te preocupes por nada Minnie, estos humanos ya son nuestro, lo entienda o no aún tu humano.
Jimin asintió con más confianza y volvió a sonreír.
—Venga, arreglamos esta tienda para que el tiempo pase más rápido —pidió con entusiasmo, levantándose.
—Está bien, pero ten cuidado —advirtió bajándolo de la mesa—. No quiero a tu humano volviéndose loco con Kookie y conmigo —hizo un puchero—. Puede ser muy grosero y atemorizante cuando quiere.
El pequeño rubio rió no prometiendo nada mientras tomaba un paño, decidiendo limpiar el polvo.
(***)
—¿Cómo están los chicos? —preguntó Yoongi entrando a la habitación para cambiarse de ropa al igual que Jungkook.
—Bien, la alarma no se ha disparado por lo que ellos no han salido ni nadie ha entrado en la casa —respondió sentándose para abrocharse sus zapatos.
—¿Y las cámaras? —preguntó.
—Bueno... Puede que no haya logrado entender cómo se supone que lo conectaba a mi teléfono —confesó con una pequeña sonrisa avergonzada.
—Si no te hubieses concentrado en besar a Taehyung, tal vez le hubieses entendido al hombre que nos estaba explicando —resopló el mayor tomando su propio teléfono.
—Solo estás celoso porque ahora puedo besar y tocar a Taehyung a cada momento —bromeó Jungkook.
Y el cuerpo de Yoongi se tensó al saber que era verdad.
Por más que había cuestionado a Jungkook durante todo el día para saber cómo había logrado que su muñeco se transformara en un humano para siempre, al parecer, este se había negado a soltarle una sola palabra.
Y solo lo había dejado tranquilo, cuando este le confesó que si le explicaba, le estaba quitando la oportunidad a Jimin de cambiar.
Él no quería eso.
Pero tampoco podía negar que se sentía celoso de la nueva situación de Jungkook y Taehyung luego de haberlos visto interactuar juntos todo el día anterior.
Y aunque deseaba tener al molesto chico rubio como un humano para sentir sus cuerpos juntos, sentir su calor y besar sus labios infinitas veces...
Yoongi... Él quería que Jimin estuviera a su lado por siempre, sin importar ya su forma, no importaba mientras se quedara a su lado.
Las horas que habían pasado alejados por culpa de ese idiota era algo que no quería volver a repetir, nunca.
Ante aquella revelación, frunció ligeramente el ceño.
¿Desde cuándo estaba valorando más la compañía de Jimin que el sexo con él?
—¿Hyung?
Observó a Jungkook y pensó en su relación con Taehyung.
Una pareja.
Sí, él quería exactamente lo mismo pero no con cualquier persona, solo con Jimin, su Jimin.
Sacudiendo su cabeza un poco sorprendido por su descubrimiento, se acercó al menor con su teléfono en su mano, enseñándole a conectarse a las cámaras de seguridad que habían instalado en la casa, en cada habitación y por fuera de esta.
La pantalla se dividía en cuatro cámaras, y si Yoongi deslizaba el dedo de derecha a izquierda, otras cuatro aparecían observando otros lugares.
—Ahí están —aviso Jungkook cuando percibió movimiento en una de las pantallas que estaban en la tienda.
Tocando el cuadrado, otras cuatro pantallas aparecieron observando desde diferentes ángulos la tienda.
Apretando la cámara que apuntaba cerca de la entrada de la tienda cerrada, ambos contemplaron a Taehyung y Jimin limpiar.
—Vaya... Realmente es un buen sistema de seguridad —comentó Jungkook admirando incluso la claridad y calidad de la imagen.
—Si íbamos a tener algo, tenía que ser lo mejor —respondió Yoongi con el ceño fruncido—. Le dije a ese idiota que no hiciera nada más que verse bonito mientras le hacía compañía a Taehyung —gruñó.
—Al menos no parece que hayan salido de la casa —comentó observándolo con curiosidad.
—Si sale lastimado será culpa de tu pareja —advirtió alejándose, guardando su teléfono para terminar de cambiarse de ropa.
—Hyung —llamó el menor esperando que el contrario terminara.
—¿Qué?
—Sabes... No es que me moleste que Minnie esté con Tae pero... ¿Por qué no simplemente lo dejaste en tu departamento o pusiste un sistema de seguridad ahí? —preguntó curioso.
—Porque Jimin solo en el departamento significa que hace estupideces en las cuales no piensa y puede resultar herido —respondió—. Además... La última vez que estuvo mi supuesta prometida, escucho la voz de Jimin y no me gustó la mirada en sus ojos —explicó sin dar muchos más detalles.
Jungkook apenas se contuvo de preguntar acerca de aquella supuesta prometida, pero seguramente eso estaba ligado con la madre de su amigo y sabía que lo pondría de un horrible humor el hablar de ello.
—Entonces, lo dejas en mi casa porque ella no sabe la dirección —comprendió.
—En parte, también es porque Taehyung siendo humano significa que puede ayudar a Jimin si esa loca intenta algo contra mi muñeco —respondió honesto—. Por eso también instale la seguridad en tu casa, los dos ganamos.
—No puedo negarlo, aunque no me guste mucho la idea de que alguien vaya a la casa a molestar a mi Taehyung —expresó.
—Por eso es el sistema de seguridad —le recordó—. Nadie se acercará a esa casa sin que nosotros no nos enteremos, ni nadie saldrá sin nuestro permiso —expreso con seriedad.
Como si no hubiera nada malo con encerrar a dos personas en una casa y mantenerlas alejadas del mundo exterior, o al menos un humano y a un muñeco.
Pero en realidad... Ninguno sentía que estaba haciendo algo malo, y no es como si los hermanos se hubieran quejado después de todo.
—Termine, ya vámonos —anunció el pelimenta.
Saliendo ambos al taller, Jungkook no pudo evitar mirar hacia la oficina de su jefe donde estaba el padre de Namjoon.
—¿Por qué crees que Namjoon no vino hoy? —preguntó el menor.
—Seguramente aún está con Jin, pero siento que ya mañana vendrán los dos a molestarnos y a exigirnos que le expliquemos las cosas —bufó.
Y Jungkook no pudo hacer más que asentir en acuerdo.
La cosa sería, cómo se tomarían los chicos la respuesta que le darían. Para bien o mal, ninguno dejaría a sus parejas.
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