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Capítulo 00:21


Jungkook frunció el ceño y alejó el celular de su oído luego de escuchar la característica grabación cuando no contestaban las llamadas.

Preguntándose qué podría estar haciendo su Taehyung como para no contestar su llamada, decidió cambiarse rápidamente de ropa.

Pero era extraño, Taehyung nunca había no contestado sus llamadas independientemente de la hora que fuera o lo que estuviera haciendo, su muñeco siempre contestaba al segundo tono.

Entrando a la pequeña habitación de descanso, Jungkook se acercó a su casillero donde guardaba su ropa y mochila.

Sentado en una silla, Yoongi intentaba abrocharse sus zapatillas con una mano mientras que con la otra sostenía su celular, intercambiando mensajes con alguien.

—¿Qué crees que le habrá pasado a Jin hyung como para que Namjoon se retirara antes del trabajo? —preguntó Jungkook al recordar cómo su amigo había dejado olvidado el auto en el cual trabajaba y se había ido después de contestar la llamada de su pareja.

—No lo sé, no dijo mucho más que Jin se escuchaba algo alterado y que necesitaba ir a verlo —respondió de forma distraída, sin mirarlo.

—Espero que no sea nada malo —expresó preocupado y tomó su mochila una vez terminó de cambiarse—. Nos vemos el lunes, Hyung —se despidió al terminar antes que su amigo.

—Ajá —respondió simplemente el mayor mientras llevaba el móvil contra su oreja.

Saliendo del taller, Jungkook agradeció internamente que la lluvia ya se hubiera detenido y aún más, que finalmente habían alcanzado a arreglar la camioneta del señor Oh antes de lo esperado a pesar de la ausencia de Namjoon.

Pasando la mano por su cuello, comenzó a caminar por las calles observando de vez en cuando sobre su hombro a la espera de un taxi.

Sentía que el autobús sería demasiado lento y necesitaba llegar pronto a su departamento.

Por alguna razón, aquella sensación extraña se había mantenido en su cuerpo luego de comer con sus amigos, por más que trató de ignorarla y seguir con su trabajo.

Frunciendo el ceño, pasó una de sus manos por su pecho al recordar que Taehyung tampoco había contestado cuando le había llamado.

Observando otra vez sobre su hombro, alzó su mano deteniendo el automóvil y rápidamente se subió al taxi dándole la dirección de su departamento.

Sacando su teléfono móvil de su bolsillo, intentó llamar nuevamente a su muñeco solo para obtener la misma respuesta.

Taehyung no contestaba.

Observando a través del espejo con preocupación, mordió su labio inferior pensando en las posibilidades que podría estar haciendo el pelinegro como para no contestarle.

Solo una apareció en su mente.

"Tal vez está hablando por teléfono con Jimin" pensó intentando quitarse ahora ese mal presentimiento en su pecho.

Sabiendo que probablemente estaba exagerando con la situación.

Cuando su celular comenzó a sonar, rápidamente lo alzó con la esperanza de que fuera su Taehyung.

Suspiro con decepción al contemplar el nombre de su abogado, pero de igual forma contestó.

¿Joven Jeon? —preguntó el hombre mayor.

—Con él —respondió.

Estuve esperando su llamado ayer luego de que prometiera llamarme, joven Jeon —expresó no muy feliz.

—Lo siento, ocurrieron cosas y se me olvidó —se excusó.

¿Ha cambiado de parecer nuevamente entonces? —preguntó.

—No, como le había mencionado ya no quiero vender la casa —respondió.

¿Y la tienda?

—Tampoco, voy a respetar los deseos de mi abuelo y mantener ambos —anunció.

¿Está seguro? —preguntó—. Porque ya tengo una persona que desea comprarle ambas propiedades por una buena suma de dinero, me atrevo a decir que más de lo que valen realmente —expresó.

—Lamento haberle hecho perder su tiempo y trabajar más, pero sin importar el dinero que ofrezcan ya no deseo vender nada —aseguró.

De acuerdo joven Jeon, ya sabe que puede llamarme en caso de que cambie de opinión nuevamente —anunció.

—Sí, gracias y disculpe por los inconvenientes —se despidió cortando la llamada.

Al observar que ya estaba cerca de su departamento, sacó su billetera.

Deteniéndose frente al conocido edificio, Jungkook le pagó al conductor del taxi y se bajó con apresura, a penas recordando agradecerle al hombre.

Ingresó justo a tiempo antes de que una suave llovizna comenzara nuevamente. Buscando la llave en su mochila, abrió la puerta de su departamento.

—Taehyung, estoy en casa —anunció cerrando la puerta detrás de él.

Espero ansioso los suaves pasitos haciendo eco en el departamento, anunciando que Taehyung corría a su encuentro, pero no hubo nada.

—¿TaeTae? —llamó dejando caer su mochila en el suelo de forma descuidada mientras se internaba.

La Tv estaba apagada. El sofá en el que usualmente Taehyung se sentaba, se encontraba vacío.

Una silla estaba al lado de la ventana, y en el suelo, cerca de esta, la manta que solía usar para taparse en sus noches de película.

—¿Taehyung? —pronuncio internándose en su habitación, ignorando el creciente miedo en la boca de su estómago.

Pero al igual que en la sala, el pelinegro no se encontraba en su habitación, ni tampoco en su baño.

—Taehyung sal ahora, esto ya no me está gustando —expresó observando a todos lados en su habitación.

Pero no había respuesta, y el silencio era suavemente interrumpido por la lluvia que comenzaba a adquirir fuerza nuevamente.

—¿Taehyung? —llamó ya con tono desesperado, comenzando a buscar en todas partes.

Pero no importaba donde buscara, no había señal alguna de su muñeco.

Observando con desesperación a su alrededor, se fijó en que la ventana estaba levemente abierta.

Pánico, terror y miedo invadieron su cuerpo al contemplar aquello, pensando que Taehyung podría haberse caído por esta, y a pesar de que estaban en el primer piso, la porcelana era tan delicada o incluso más que una copa de vidrio.

Rápidamente fue hacia esta y la abrió dejando que la lluvia que bailaba con el viento golpeara en él mientras se colaba en el interior.

Entrecerrando sus ojos debido a la lluvia, observó frenéticamente a su alrededor. Pero no encontró nada.

Aliviado momentáneamente, cerró la ventana y recargó su frente en esta mientras cerraba sus ojos, la comprensión cayendo sobre él de forma fría.

Taehyung se había ido. Le había abandonado. Se había ido al igual que los demás.

—No —pronuncio negando con su cabeza—. Él no me dejaría, no se iría sin decirme a dónde —exclamó con dolor.

Pero entonces... ¿Dónde estaba?

(***)

Recostado sobre el cálido pecho, Jimin tenía su rostro recargado en sus pequeñas manos mientras movía infantilmente una de sus pequeñas piernas delgadas de arriba hacia abajo.

Una adorable sonrisa estaba pintada entre sus labios mientras contemplaba el ceño fruncido en concentración de su humano.

—Puedo sentir como me estás mirando, deja de hacerlo, es espeluznante —pronuncio mientras sus ojos seguían en la pantalla de su celular.

—No soy espeluznante, soy adorable —corrigió con una pequeña sonrisa.

—Sí, una pequeña cosita tierna —se burló el humano.

—Mientras solo sea tu pequeña cosita tierna no me importa —respondió dejando de mover su pierna—. Yoonie, hoy tocaron la puerta muchas veces —recordó.

—¿Muchas veces? —repitió Yoongi dejando de lado su celular para concentrarse en el pequeño cuerpo sobre él.

—Hum —asintió volviendo a mover su pierna sana—. Creo que fue después de la quinta vez que se rindió y se fue —informó.

—¿Y solo me dices ahora por...?

—Porque solo ahora lo recordé —rió tiernamente, bajando sus brazos para apoyar su mejilla contra el cálido pecho del pelimenta.

—¿Y quién era? —preguntó observando la hora en el reloj que especialmente había comprado para dejar en su mesita de noche al lado de la cama.

Mierda, aún faltaba un par de horas para que Jimin cambiara y pudiera sentirlo entre sus brazos, bajo su cuerpo.

—¿Qué? —preguntó cuando el pequeño y rubio muñeco murmuro la respuesta contra su pecho.

Con un puchero, Jimin alzó su cabeza y contempló a su humano.

—Era aquella mujer —murmuró con expresión triste—. ¿La invitaste otra vez? —preguntó intentando bajar del cuerpo de Yoongi.

—No. —gruñó colocando sus manos en el pequeño cuerpo para retenerlo donde estaba—. Sabes que odio que entren a mi departamento, independientemente de si estoy en el o no.

—Pero la otra vez...

—Pero la otra vez estaba borracho y no la deje entrar en mi habitación —le recordó—. ¿Dijo algo?

—Que vendría mañana para hablar de... Ya sabes —respondió con un lindo mohín disgustado en sus rellenos labios rosados.

—Agh, maldita la hora en que quise jugar con ella —bufó y Jimin asintió con su cabeza varias veces.

El pequeño rubio observó curioso cuando su humano resopló y tomó su celular cuando sonó.

A medida que Yoongi hablaba, un mal presentimiento despertaba en Jimin.

—¿Qué pasó? ¿Quién era? —preguntó contemplando como el pelimenta lo dejaba con cuidado sobre el colchón y se levantaba de la cama, colocándose su chaqueta.

—Taehyung se fue, no está en el departamento de Jungkook —respondió buscando las llaves de su auto—. Jungkook cree que tal vez escapó.

—No —negó inmediatamente Jimin, levantándose en la cama—. Taehyung nunca abandonaría a Jungkook, mucho menos luego de lo que me contó.

—Bueno, la cosa es que no está y Jungkook se está volviendo loco —pronuncio deteniéndose para observar a su muñeco.

—Iré contigo —anunció Jimin leyendo la intención de su humano por dejarlo en la seguridad de su departamento—. Y si no me llevas, iré por mi cuenta —advirtió.

Frunciendo el ceño con enojo ante la amenaza, Yoongi chasqueó su lengua y se acercó a Jimin para tomarlo entre sus brazos.

—Gracias —susurró el rubio muñeco mientras salían del departamento y esperaban el ascensor.

Cuando las puertas se abrieron, Jimin relajó todo su cuerpo y se mantuvo inmóvil para no llamar la atención de la mujer con su hija que bajaron de este.

—Mira mami, que linda muñequita —exclamó la niña de cinco años—. Es ella a quien vi montando al señor bigotes ayer.

—Si cariño, es muy linda —pronunció la madre moviendo sutilmente la cabeza hacia Yoongi en un saludo mientras se dirigía al departamento al lado del pelimenta.

Entrando en el ascensor, Yoongi esperó a que las puertas se cerraran antes de alzar a Jimin a la altura de su rostro.

—Puedo explicarlo —dijo el pequeño rubio.

El humano alzó una ceja en silencio.

—Él quería jugar, Yoonie —pronunció con un puchero—. Ambos estábamos solitos.

—Si sigues haciendo cosas así de estúpidas y peligrosas, te meteré en mi mochila y te llevaré a todas partes —gruñó.

Jimin sonrió—. No me molestaría.

Rodando sus ojos, Yoongi lo volvió a acomodar entre su brazo izquierdo y salió del ascensor cuando llegó a su destino.

Saliendo del edificio, corrió bajo la lluvia hacia su auto.

—Aquí no puedo ver nada —se quejó el pequeño rubio cuando fue dejado en el asiento de copiloto, con el cinturón de seguridad puesto el cual rodeaba su cintura.

—Quédate quieto o nos devolvemos —advirtió Yoongi cuando Jimin intentó salir del cinturón para levantarse en el asiento y así poder ver a través de la ventana.

Cruzando los brazos sobre su pecho, Jimin volvió a la posición original en la que había sido dejado.

Alternando su mirada entre el camino y su muñeco, Yoongi finalmente llegó al departamento de su amigo.

Por suerte, la lluvia se había calmado nuevamente cuando se bajó del auto y corrió al edificio, tratando de evitar que Jimin se mojara entre sus brazos.

Cuando llegaron al departamento de Jungkook, la puerta estaba abierta y un extraño estaba agachado frente al castaño, hablando con él.

—¿Quién eres? —preguntó Yoongi sobresaltando al hombre.

—Soy Bo-Gum, su vecino —respondió enderezándose—. Escuché ruidos y cuando salí a ver, lo encontré así —explicó.

—Hyung... Él se fue, no lo puedo encontrar —pronuncio Jungkook sentado en el suelo, sus ojos reteniendo sus lágrimas y carentes de brillo.

—He estado intentando preguntarle de quién habla para ayudarle a buscarlo pero no me dice —dijo con preocupación el vecino.

—Gracias, ya puedes volver a tu departamento —exclamó no muy sutil Yoongi mientras se acercaba a su amigo.

Cuando el hombre pasó por su lado, Jimin apenas pudo contenerse de no sacudir su cuerpo cuando una sensación extraña le invadió... Un mal presentimiento.

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