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Capítulo 00:19


Faltando unos minutos para el amanecer, Taehyung contemplaba con adoración a su humano, acariciando las facciones del castaño con suavidad, no queriendo despertarlo.

Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a aparecer, Taehyung siguió contemplando a su pareja mientras su cuerpo comenzaba a disminuir, cambiando nuevamente al de un muñeco.

—Algún día... —murmuró haciendo puño su pequeña mano mientras la estiraba hacia el castaño.

Tiempo más tarde, la alarma de Jungkook comenzó a sonar avisándole que era hora de levantarse para ir a trabajar.

El humano balbuceo algunas cosas y apagó la cosas apenas abriendo sus ojos antes de volverse a acomodar para dormir.

—Kookie, te tienes que levantar —pronunció Taehyung quien fue atraído a un cálido cuerpo.

—Unos minutos más... —pidió mientras seguía durmiendo.

—Vamos bebé, arriba —pidió—. Si te quedas más tiempo en la cama no podrás prepararte tu desayuno, y tienes que comer algo antes de salir —expresó golpeando suavemente uno de los brazos que le apresaban.

—¿Y si falto? —pregunto de forma perezosa.

—Podrías, pero eso significaría tener metidos a tus amigos aquí nuevamente —le recordó el muñeco—. ¿Y si mejor vas y te retiras más temprano? —propuso—. Les dijiste a tus amigos que estaba enfermo, puedes decirle que estás preocupado de que esté solo en el departamento.

—Uhm... Ellos me dejarían —aceptó—. Pero no se siente bien mentirles así —suspiró.

—Solo hace lo que te haga sentir cómodo —pronunció Taehyung sin obligarlo a nada, a pesar de que la posibilidad de que saliera más temprano le emocionaba.

Estirando su cuerpo, Jungkook bostezo un par de veces antes de finalmente tirar sus mantas hacia atrás para sentarse en su cama.

—Joder, hace frío —exclamó arrugando su nariz.

—Lo sé —asintió Taehyung volviendo a rodearse con las mantas—. Bebé, ¿por casualidad no tendrás un teléfono viejo? —preguntó llamando la atención del castaño.

—¿Un teléfono viejo? —repitió confundido—. Creo que tengo uno, ¿para qué lo quieres?

—Es que Minnie está usando uno antiguo de su humano, así ambos tienen uno y se pueden comunicar entre sí sin ningún problema —explicó.

—Tiene sentido, pero lo cambié porque la pantalla estaba rota —recordó levantándose de la cama.

—¿Sirve para llamar? —preguntó Taehyung.

Jungkook asintió mientras buscaba entre unas cajas con algunas de sus pertenencias que aún no había desempacado.

—Entonces no me importa —aseguró.

—Debería de estar en una de estas cajas —pronunció buscando.

—Deja que lo haga yo mientras te vistes —Taehyung dijo bajándose de la cama.

Mientras Jungkook se cambia de ropa, el muñeco buscó en las tres cajas que había en la habitación, pero no encontró nada.

—Bebé, ¿estás seguro de que lo guardaste? —preguntó una vez el castaño estuvo listo.

—¿No está? —Taehyung negó con su cabeza—. Que extraño —frunció el ceño—. Entonces debe de haberse quedado en mi antigua habitación —pensó.

—¿Antigua habitación? —preguntó.

—En la casa de mis abuelos —respondió y pasó una de sus manos por su cabello intentando ordenarlo—. Sé que dije que no se debería pero tal vez podría salir antes del trabajo y así ambos ir a buscarlo —propuso luego de haberlo pensado.

Era extraño, ya no estaba ese horrible miedo y temor que invadía su cuerpo con tan solo pensar en volver a aquella casa.

El dolor seguía estando en su corazón, pero no de aquella forma desgarradora.

Parecía que finalmente, estaba siguiendo adelante... Y todo gracias a una persona, o un muñeco mejor dicho.

—¿Por qué me miras así? —preguntó Taehyung con una suave sonrisa de labios.

—Te amo Taehyung —soltó—. Eres lo más importante en mi vida, seas un humano o un muñeco, lo eres —expresó con sinceridad.

Tras esas palabras, algo cambió en aquellos hermosos ojos azul cielo, volviéndolos de cierta forma más vivos.

Aquel universo escondido en aquellos hermosos orbes resplandeció y casi parecía que la soledad y oscuridad que los envolvía había desaparecido para revelar ternura y... Amor.

—Tus ojos... —pronunció acercándose a su muñeco—. Siempre han sido hermosos pero ahora...

—Yo también te amo, Jungkook —correspondió el pelinegro, alzando sus brazos permitió que su humano lo alzara.

Emoción recorrió el cuerpo de Jungkook ante la respuesta del contrario, y no pudo evitar estrecharlo con fuerza entre sus brazos.

—Vamos bebé, no tan fuerte que me apachurras —exclamó el pelinegro sacándole una suave carcajada al humano—. Sabes... No es necesario que vayamos a la casa de tu abuelo si...

—Está bien —aseguró interrumpiendo—. Si tú estás conmigo todo está bien —sonrió suave, dejando al muñeco sobre el colchón de la cama con cuidado—. Me retiraré antes del trabajo con la excusa de que estás enfermo —prometió.

Taehyung sonrió alegre—. Entonces te estaré esperando aquí, ahora ve a comer algo antes de irte —ordenó.

(***)

Taehyung intentó cubrirse más con la manta que descansaba sobre sus hombros y tomó el celular contestando la llamada sin siquiera ver de quien se trataba, realmente estaba interesado en la película que pasaban por la Tv.

—¿Joven Jeon? —preguntó una voz desconocida.

—Él no está —respondió frunciendo el ceño, le quitó el sonido a la Tv y se concentró en la llamada.

—Oh, ¿con quién hablo? —preguntó.

—Taehyung, su pareja —respondió—. ¿Con quién hablo yo?

—Soy el abogado Kim, podría avisarle al joven Jeon que llamé por favor —pidió—. También que tengo buenas noticias respecto a la tienda de su abuelo.

—Yo le digo —respondió con un sentimiento extraño antes de cortar la llamada.

¿Por qué un abogado hablaba sobre la tienda?

—Ya estoy aquí —informó Jungkook cerrando la puerta detrás de él—. ¿Taehyung? —llamó al no ser inmediatamente recibido por el pequeño muñeco como acostumbraba.

—Estoy aquí —respondió el pelinegro, bajándose del sofá fue hacia el encuentro con su humano—. ¿Cómo te fue con tus amigos? ¿Te dijeron algo? —preguntó.

—Nop, Namjoon y SeokJin solo me dijeron que te cuidara y que tuviera cuidado o me iba a resfriado también —recordó.

—¿Y el humano de Minnie? —preguntó.

—Pareció no interesarle, estaba ocupado reparando una camioneta —respondió—. ¿Ya estás listo para irnos? —preguntó con una sonrisa.

—Sí —asintió con emoción—. ¿Cómo lo vamos a hacer? ¿Me meto dentro de tu mochila? ¿O en una bolsa? —cuestionó ansioso.

—Nada de eso —negó el castaño—. Tomaremos un taxi y te llevaré en mis brazos —dijo mientras lo tomaba—. Así podrás conocer un poco más las calles.

—Pero si hemos salido de noche, ¿y será extraño que cargues a un muñeco? —preguntó confundido.

—Las calles son diferentes de día y no me importa que nos miren extraño —prometió dejando su mochila en el suelo.

—Entonces vámonos —sonrió con emoción el pelinegro.

—Solo intenta no asustar a nadie en el camino —rió Jungkook antes de salir de su departamento nuevamente.

Tras cruzar la puerta, Taehyung se quedó extremadamente tranquilo mientras Jungkook volvía a salir del edificio.

Y su humano tenía razón, de día las calles eran completamente diferentes, a pesar de que el cielo siguiera nublado con esa apariencia de que llovería en cualquier momento.

Al distinguir a cierta persona, Taehyung apenas y pudo contener el resoplido molesto que amenazaba con escapar de sus labios.

—Hola, Jungkook —saludó el vecino deteniéndose un momento.

—Hola —saludo el castaño, pero en vez de detenerse al igual que el contrario, siguió de largo.

Cosa que alegró a Taehyung quien no creía ser capaz de mantenerse tranquilo si ese hombre estaba cerca de su humano.

Siguiendo su camino, Jungkook le mostró un poco los alrededores a Taehyung antes de finalmente tomara un taxi.

El taxista le observó un poco extraño ante el cuidado de Jungkook con el muñeco, pero no dijo nada y condujo en silencio.

Pagando, Jungkook se bajó junto a su muñeco y observó la casa que tantos recuerdos le traía.

Había dolor, pero también un extraño sentimiento al volver.

—¿Estás bien? —preguntó Taehyung apenas moviéndose.

—Sí, lo estoy —prometió antes de avanzar.

Sacando la llave de su bolsillo, Jungkook abrió la puerta y entró con Taehyung entre sus brazos.

—Esta... Esta es la casa que está conectada con la tienda, ¿no? —recordó Tae observando con curiosidad el lugar oscuro.

En silencio, Jungkook se internó más en el hogar, contemplando las paredes que antes estaban decoradas con cuadros, ahora vacías, dejando marcas en la pared ante el visible paso de los años.

Los muebles estaban cubiertos con una manta blanca que impedía que el escaso polvo hiciera contacto directo con ellos, protegiéndolos.

La última vez que había aparecido con Yoongi, Jungkook solo había ido a la tienda, ni siquiera había soportado echarle un vistazo a la casa temiendo ver en cada rincón la sombra de su abuelo.

Acusándolo, culpándolo.

Atormentado por la culpa Jungkook no era capaz siquiera de ver una imagen de su familia.

—Kookie —pronunció suavemente Taehyung, contemplando con cuidado al castaño mientras esperaba una reacción por parte de este.

"Realmente... ¿Por qué pensé que era mi culpa?" se preguntó contemplando el sofá favorito de su abuelo, aquel que era reclinable y estaba frente a la Tv y cerca de la ventana.

La imagen de su abuelo riendo sobre un tonto programa de animales llegó a su mente, así como las cálidas bienvenidas al llegar del trabajo y la insistencia de este porque saliera y no se preocupara por él o por la tienda.

Su abuelo nunca lo culparía por lo que le había ocurrido.

Ni sus padres.

Un extraño peso en su pecho y hombros abandonó el lugar lentamente, desprendiéndose de su cuerpo de forma silenciosa mientras daba paso a la comprensión y aceptación.

Jungkook se había estado culpando erróneamente, y uno de los factores había sido debido a que temía quedar solo, tenía miedo de estar solo.

—Jungkook, ¿estás bien? —insistió el peligro tirando de su chaqueta.

Observando a su muñeco, el humano suspiro y finalmente una pequeña sonrisa cruzó en sus labios.

"Ya no estoy solo y tal vez... Nunca lo estuve" reconoció al recordar a sus preocupados amigos.

En ese momento era muy pronto para comprenderlo, pero ahora ya estaba... Bien.

—Vamos por tu teléfono —respondió comenzando a subir las escaleras.

Sintiendo un extraño cambio en su humano, Taehyung guardó silencio y simplemente observó a su alrededor.

—¿Por qué la casa está abandonada? —preguntó Taehyung una vez llegaron a la habitación del castaño.

—No soportaba la culpa en ese entonces —respondió Jungkook dejándolo en el suelo antes de comenzar a abrir las cajas que habían quedado—. En cada rincón veía a mi abuelo, y eso me dolía —explicó.

Taehyung asintió comprendiendo. Abriendo otra caja, encontró una especie de libros con muchas imágenes en el interior de este.

Era un álbum de fotos.

Curioso, comenzó a revisarlos contemplando el crecimiento de Jungkook desde que era un bebé hasta un joven adulto. Había otro chico con el cual había el mismo proceso, y por algunas similitudes, Taehyung supo que se trataba del padre de su humano.

—Lo encontré —exclamó el castaño alzando el aparato—. Hay que cargarlo y ver si prende —anuncio tomando el cargador y alejándose.

Detrás del escritorio y cerca de su cama, Jungkook encontró el enchufe e inmediatamente colocó el cargador del teléfono, conectándolo también a este.

—Funciona —exclamó cuando la pantalla prendió.

Observando a su muñeco, inclinó ligeramente su cabeza al verle acariciar una foto del álbum.

—¿Taehyung? —llamó.

El pelinegro le contempló mientras cerraba con cuidado el libro. Dejándolo otra vez en el interior de la caja, corrió al lado de Jungkook y abrazó con fuerza una de sus piernas.

—¿TaeTae? ¿Sucede algo? —preguntó tomando a su muñeco y sentándolo en su regazo.

—No —negó—, no es nada —aseguró con una pequeña sonrisa—. ¿Entonces qué va a pasar con esta casa y la tienda?

—Bueno... —arrugó su nariz—. Con la tienda no puedo hacer nada, ya que el abuelo dejó un testamento donde prohíbe venderla —recordó.

—¿Quieres venderla? —preguntó Taehyung un tanto... Exaltado.

—Bueno, como voy a vender la casa lo pensé —confesó—. Aunque... Realmente estoy cambiando de opinión ahora —reveló observando a su alrededor con cariño—. Si estás conmigo, no me importaría volver...

—¡Volvamos! —exclamó con emoción Taehyung—. ¡Vivamos los dos aquí! ¡Juntos!

Observando a su animado muñeco, Jungkook arqueo una ceja.

—¿Por qué tan emocionado? —preguntó curioso.

—Es... Por la tienda realmente —confesó—. Con Jimin hemos pasado casi toda nuestra vida en ella, y a pesar de que no haya muchos recuerdos bonitos, es nuestro hogar... Es el lugar al que siempre volvemos cuando los humanos se cansan de nosotros...

—Sabes que yo nunca te abandonaría —expresó Jungkook con firmeza.

—Lo sé —asintió el pelinegro—. Pero este lugar, la tienda, es nuestro hogar de cierta forma, nuestra esencia y el lugar donde nacimos.

Jungkook alzó ambas cejas ante aquella revelación.

—Naciste en la tienda —preguntó.

—Bueno, fuimos creados realmente —corrigió—. Antes todo esto era un solo lugar —reveló—. Pero uno de los humanos que vivieron aquí decidieron dividir la casa y transformar la otra mitad en una tienda —explicó.

—Joder... Tengo que hablar con mi abogado —pronunció Jungkook—. Si es así de importante para ti y tu hermano, no puedo vender la casa —reconoció.

—Pero si te es difícil, no es necesario que vivamos aquí. Podemos quedarnos en tu departamento —se adelantó Taehyung—. Tu felicidad es lo más importante para mí.

—Así como para mí la tuya —pronunció el castaño—. Y si aún no puedo vivir aquí, de igual forma debería de mantener la casa y la tienda juntas si son importante para ti —expresó seguro, logrando que algo se agitara dentro de Taehyung.

—Como me gustaría tener mi cuerpo humano para agradecerte por eso —susurró el muñeco.

Jungkook sonrió—. Siempre puedes hacerlo en la noche.

—Oh bebé, por supuesto que lo haré —prometió sacándole una risa a su humano.

—Está comenzando a llover, hay que irse antes de que comience a caer más fuerte otra vez —anunció Jungkook tomando y guardando el teléfono antes de tomar en brazos a su muñeco.

—Volvamos a casa —asintió satisfecho Taehyung.

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