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Capítulo 00:15


Observando a Taehyung conversando con Jimin tan animadamente, Jungkook apretó sus labios y luego suspiro.

—¿No íbamos a ver una película? —pregunto observando al par de muñecos en la otra esquina del sofá.

—¿Uhm? Pero si dijiste que no había nada interesante —le recordó el pelinegro antes de volver a hablar con Jimin, brindándole toda su atención.

El muñeco rubio le sonrió y luego concentró su atención en Tae.

Jungkook no debería de sentir celos del hermano de Taehyung, lo sabía... Y aun así los sentía.

Era inevitable para él.

De haber tenido toda, la absoluta atención de su muñeco, a una dividida, compartida... Era extraño y no le gustaba, quería volver a tenerla toda para él.

Pero así también, sabía que ambos hermanos solo se estaban poniendo al día luego de estar tanto tiempo separados.

Y si Jimin se quedaba con ellos, se tendría que acostumbrarse a ello... A menos que se lo devolviera a su Hyung, pero había sido Yoongi quien lo abandonó en su departamento.

Suspirando, agitó su cabeza y se levantó del sofá para dirigirse a su habitación.

Tomaría una pequeña siesta para pasar más pronto el tiempo.

—Estás siendo malo —rió bajo Jimin, observando a su hermano contemplar la puerta por la cual había desaparecido el humano.

—Es que lo viste —exclamó encantado—. Parece un lindo cachorrito rogando por algo de atención —suspiro encantado.

Sacudiendo su cabeza, Jimin pensó en Yoongi. Los cuidados de este, las conversaciones y como creía que un lindo rubio lo visitaba en los sueños.

—Vamos, dime —pronunció sacándolo de sus pensamientos.

—¿Qué cosa? —preguntó y los ojos de Tae viajaron a la pierna izquierda de Jimin—. Cojeas al caminar.

—Ah, eso... —murmuró levantando un poco el vestido para revelar la línea que rodeaba el muslo de toda su delgada pierna de porcelana, formando un círculo.

—Se ve doloroso —comentó Taehyung.

—Lo fue —asintió Jimin—. Pero Yoonie lo arregló —sonrió suave.

—¿Cómo te dañaste? ¿A dónde fuiste a parar cuando esa persona te llevó?

El rubio suspiró con pesar—. Fui tratado como un muñeco de colección por muchos años, pero la persona que me cuidaba de esa manera murió y fui dejado a otra familia, descendientes seguramente. De ahí pasé a las manos de una niña inquieta y malcriada que no sabía mantener los muñecos —hace una mueca—. Un día jugando me rompió la pierna.

—Mierda, Jimin —exclamó con horror.

—Lo sé —sonrió triste—. Ella lloró por un rato y luego me abandonó para seguir jugando con sus otros muñecos. Entonces, Yoongi apareció de la nada y me metió en su mochila, juntando cada parte posible me guardó y nos fuimos.

—¿Puedes cambiar? —preguntó preocupado, después de todo la noche anterior no lo había hecho.

—Sí, después de que Yoonie me arreglara esperé unos días y comencé a hacerlo. Duele un poco al caminar y tengo una ligera cojera, pero todo es soportable —prometió.

—Quiero asustar hasta la muerte a la mocosa que te hizo eso —gruñó.

—Dímelo a mí, intenté escapar desde el momento en que me puso un maldito vestido y no fui capaz —resopló observando con una mueca la ropa que llevaba puesta.

—Bueno, al menos te ves adorable con el rosa —se burló.

—Yo no quiero ser adorable —gruñó y luego lo pensó—. Bueno, tal vez solo un poco —sonríe malvado.

—¿Estás seguro de lo que hiciste? —preguntó.

—¿Qué se supone que hice? —respondió haciéndose el tonto.

—Jiminnie... —suspira—. Le diste tu verdadero nombre a ese hombre de cabello verde.

—Su nombre es Yoongi —le recordó—. Y tú también lo hiciste —señaló la puerta por la cual había desaparecido el castaño.

—Eso es diferente, Jungkook es diferente —aseguró.

—Yoongi también lo es —contestó frunciendo sus cejas.

—Hermano... Él te abandonó aquí —le recordó.

—Él vendrá por mí —aseguró testarudo.

—Sabes lo que pasará si no funciona —susurró tomando su mano—. Tengo miedo de perderte.

—No lo harás —insistió con una pequeña sonrisa de labios—. Sé que mi humano se muestra como alguien indiferente y que no necesita de nadie, pero no es así —negó—. Él me necesita y lo sabe, y eso también le asusta.

—¿Y si lo asusta lo suficiente como para mantenerte alejado para siempre? —preguntó preocupado.

Jimin simplemente sonrió.

—No lo hará —anunció.

—Eso espero porque si no yo mismo iré y lo haré entrar en razón —exclamó abrazando el pequeño cuerpo de su hermano.

—Uhm... ¿TaeTae? —pronunció Jungkook, contemplando desde su puerta a los dos hermanos abrazarse tan amorosamente.

—Deja de molestarlo y mímalo un poco —susurró el rubio antes de soltarlo.

—¿Qué pasa Kookie bebé? —preguntó alejándose de su hermano para contemplar al castaño.

—Me imaginé que a Minnie le gustaría cambiarse por algo de su ropa —pronunció tomando el baúl para dejarlo fuera de su habitación.

—Tenías nuestro baúl y no me lo habías dicho —exclamó Jimin, observando indignado al pelinegro.

—Es que, el rosa te queda bien —se excusó antes de bajarse del sofá y correr hacia su humano con una infantil carcajada—. Vamos, tomemos una siesta —pronunció estirando sus brazos para que Jungkook lo tomará.

—Pero... —pronunció observando al rubio muñeco.

—Está bien, Minnie por mientras puede cambiarse ropa y escoger cuál se va a llevar para cuando se vaya Yoongi —quitó importancia.

—¿Lo va a ir a buscar? —preguntó entre preocupado y feliz.

No podía ni imaginarse lo que le pasaría a ese delicado cuerpo pequeño de porcelana si salía solo a la calle.

—No —rió Jimin—. Él vendrá por mí —anunció con confianza.

Jungkook le observó algo confundido pero asintió con su cabeza, a pesar que le resultara difícil creer en ello.

Después de todo, Min Yoongi no era la clase de persona que gusta de la compañía de otras personas.

¿Cierto?

Entrando en su habitación, dejó la puerta entreabierta y se recostó en su cama con Taehyung sobre su pecho.

—Sabes que para mí solo estás tú, ¿no? —murmuro el pelinegro.

—Y Jimin —soltó y apretó sus labios con vergüenza cuando se dio cuenta de lo que había dicho.

Soltando una pequeña risilla, Taehyung negó con su cabeza.

—No sientas celos bebé —acarició su pecho con su pequeña mano—. Amo a Jimin, es mi hermano y la única persona que me acompañó a lo largo del tiempo, pero tú...

—Pero yo... —repitió necesitando saber qué significaba para el muñeco, para Taehyung.

—Pero a ti te amo de otra manera y a otro nivel, a ti te necesito para vivir y seguir... Y Jiminnie... Él también encontró esa persona especial para él —confesó.

—¿Yoongi?

—Sí, no sé qué le ve de especial pero Jimin está seguro de que él es su humano, así como tú eres el mío. Y por mucho que ame a mi hermano... A ti no te comparto —gruñó lo último, sacándole una sonrisa a Jungkook.

—Yo tampoco, no te comparto —pronunció rodeándolo con sus brazos.

—Solo espera a esta noche bebé, haremos que Yoongi se lleve a Jimin con él —planeó.

—¿Por qué esta noche? ¿Cómo? —preguntó curioso.

—Tenemos que ir al bar —le recordó—. No creo que tus amigos nos dejen en paz si no me presentas oficialmente a Jin y respecto a cómo conseguir que Yoongi reclame a mi hermano, tú solo déjamelo a mí —sonrió maquinado un plan en su mentecita.

(***)

Sentando en el suelo, Jimin contemplaba de manera ansiosa el reloj que colgaba de la pared.

—Solo porque lo mires no significa que el tiempo pasará más rápido —pronunció Taehyung sentándose en el suelo a su lado.

—Lo sé, lo tengo más que claro —respondió—. Pero eso no evita que no lo haga. ¿Y tu humano? ¿Sigue celoso? —pregunto observándolo.

—Nah, ya le explique la diferencia entre él y tú de lo que significan ambos para mí y lo comprendió, peeeero le prometí que te irías con Yoongi esta noche —confesó.

—Y claro que lo haré —sonrió perdiendo sus ojos en el acto—. ¿Cuándo nos vamos a ese bar? ¿Estás seguro de que mi humano está ahí?

—Kookie se está bañando y arreglando, no falta mucho —respondió—. Y antes le llamó su amigo Jin para saber dónde estábamos y le aseguró que ya todos estaban presentes.

—Genial, volveré a ver a mi Yoonie —pronunció soltando una risita tiernamente... Malvada.

Cuando la puerta fue golpeada, ambos la observaron.

—¡Kookie, buscan! —grito el pelinegro.

—Ya voy —respondió saliendo de la habitación vistiendo simplemente unos jeans.

—No pens-... —Taehyung tuvo que guardar silencio y quedarse totalmente quieto cuando Jungkook abrió la puerta revelando al hombre del otro día.

—Lo siento, no sabía que tenías visitas —pronunció Bo-Gum.

—¿Visitas? —respondió y luego recordó a ambos muñecos—. Ah, si... ¿Qué necesitas? —preguntó.

—Oh, yo solo venía a preguntar si tal vez quieres comer ¿pizza? —preguntó sosteniendo la caja entre ellos—. Tuve a mi hermano aquí y encargó demasiada, se echará a perder si se queda en mi refrigerador —se explicó rápidamente.

—Uh... ¿Estás seguro? —preguntó viendo la caja, sabía que a su muñeco le gustaba la pizza aunque este aseguraba que no le importaba.

—Por supuesto —asintió sonriente, extendiéndole la caja—. Sinceramente soy más fan del sushi pero mi hermano lo odia —comentó.

—Oh, espera un poco —pidió Jungkook recibiendo la caja y entrando apresuradamente a su departamento.

Rápidamente sacó del refrigerador los restos del sushi que habían sobrado de su tarde, ya que había querido que Taehyung también los probara luego de la visita de sus amigos.

—Toma, es sushi —pronunció entregándole la bolsa una vez volvió a su puerta.

—Gracias, pero no era necesario —sonrió encantado.

Jungkook se encogió de hombros—. Está bien.

—Bueno, gracias y adiós —sonrió y Jungkook cerró la puerta.

Al darse vuelta, contempló a Taehyung parado con sus brazos cruzados sobre su pecho.

—Ugh... ¿Sucede algo? —preguntó confundido por la expresión del pelinegro.

Atrás, Jimin simplemente sonreía divertido.

—¿Si sucede algo? —repitió—. Pues sucede que tú, mi humano, mi pareja, salió apenas vestido de su departamento —indicó y a medida que hablaba, el reloj finalmente marcó las doce—. Otra persona te vio sin camiseta.

—Pero estoy usan-... —Jungkook calló cuando el pequeño rubio a espaldas de Taehyung negó con su cabeza.

—Hiciste muy mal, bebé —regaño Taehyung—. Te gustaría que yo saliera así como tú a ver a un desconocido —preguntó.

Jungkook se observó a sí mismo y luego frunció el ceño al imaginarse a su Taehyung atendiendo con el torso desnudo a su vecino.

No, no le gustó para nada aquella imagen.

—Lo siento, tendré más cuidado —pronunció manteniendo el ceño fruncido.

¿Qué pasaría si Taehyung conociera en persona a su vecino? ¿Bo-Gum quedaría enamorado de su Tae?

Era lo más seguro, Taehyung era demasiado hermoso tanto como un muñeco como humano.

¿Entonces Taehyung le dejaría?

Su vecino era atractivo después de todo.

—Conozco perfectamente esa mirada —canturreo Jimin—. Está pensando cosas tontas.

Acercándose, Taehyung besó el ceño fruncido del castaño y luego sus labios.

—Solo tú y yo, nadie más —le recordó—. No me interesa ni me interesará nadie más, solo mi bebé Kookie.

—¿En serio? —preguntó.

—Un muñeco es quien escoge a su amo, no el humano al muñeco. Y cuando el muñeco escoge, es para toda la vida —explicó Jimin observando curioso la caja de pizza sobre la mesa—. Por eso es que siempre terminamos lastimados o abandonados, porque los humanos siempre cambian sus sentimientos.

—Yo no lo haré —anunció Jungkook rodeando con sus brazos el cuerpo de Taehyung.

—Yo tampoco bebé —prometió el pelinegro.

—¿Por qué le cambiaste el sushi por la pizza? —preguntó Jimin—. Creía que te gustaba más el sushi —recordó.

—Sí pero a Taehyung no pareció gustarle mucho y sé que le gusta la pizza aunque no lo admita —sonrió.

El rubio observó a su hermano—. Te disgusta el sushi pero te gusta la pizza —repitió.

Taehyung sonrió y asintió con su cabeza. Ante ello, Jimin se emocionó al comprender que realmente había esperanza para ellos. 

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