Capítulo 00:06
Otra vez lo había arruinado.
Otra vez había lastimado a alguien importante para él.
Por su culpa, Taehyung había... Él...
Jungkook torció sus labios con dolor, ni siquiera era capaz de contemplar al muñeco en ese momento.
—Todos a mi alrededor morirán tarde o temprano —murmuró tapando su rostro con sus manos—. Ellos me dejarán, se irán...
Primero sus padres, luego su abuelo, ahora Taehyung... Pronto serían también sus amigos, si es que podía llamarles así realmente luego de lo que habían hecho.
Destrozado y cansado tanto emocional como físicamente, Jungkook bajó sus manos revelando sus ojos.
Aquellos que alguna vez transmitieron alegría, vida... Ahora eran tan oscuros que ya no mostraban nada, estaban vacíos y solitarios...
Jeon Jungkook ya había terminado, él había acabado de romperse finalmente con lo último sucedido.
Sus ojos contemplaron de forma lejana al muñeco que yacía sobre el colchón de su cama, completamente inmóvil.
Ahora todo parecía tan indiferente, distante. Jungkook sabía que estaba ahí, pero casi parecía que lo estuviera viendo todo desde una tercera persona.
Físicamente estaba ahí, pero mentalmente ya no, porque ya nada importaba.
Levantándose, el castaño salió de la habitación arrastrando sus pies, cuando volvió... Un objeto alargado y con filo estaba entre sus manos.
Era un cuchillo.
Taehyung ya no estaba, y era por su culpa, eso era en lo único que podía pensar.
—Lo siento Tae, te lastimé al igual que a los demás —murmuró permitiendo que sus rodillas se estrellaran de manera brusca contra el suelo.
Observando el cuchillo, Jungkook observó su reflejo borroso en este y se dio cuenta de que realmente no podía sentir nada más.
No más miedo, dolor o culpa.
No más nada.
Alzando su mano con el cuchillo, lo llevó contra su cuello y cerró sus ojos para su final.
Ahh... ¿Por qué había una paz extraña en ello?
Presionó con una firmeza alarmante el filoso objeto.
—Jungkook... Baja eso lentamente —pidió una conocida voz.
—No puedo... No quiero —sollozo sin abrir sus ojos—. No quiero estar solo...
—Vamos bebé, abre tus ojos... Yo estoy contigo, TaeTae... —pidió el pelinegro, moviendo lentamente su cuerpo sobre la cama.
—¡Mentira! Lo he perdido también —negó con un nudo en su garganta—. Como a todos...
—Bebé, kookie... Mírame —pidió el muñeco—. He dicho, mírame —ordenó cuando fue ignorado.
Lentamente, Jungkook abrió sus ojos y contempló a su muñeco sentado frente a él.
Era verdad, Taehyung estaba bien y estaba ahí, con él.
No estaba solo.
Aún.
—Ves bebé, estoy aquí contigo. Yo no te voy a dejar, lo prometo —pronunció con suavidad.
—Pero estar conmigo también te dañará... Te matará —sollozó.
—No. No lo hará —aseguró—. Yo no soy igual a los humanos, Jungkook.
—¡Pero no te movías! —gritó presionando el cuchillo con más fuerza contra su cuello, provocando un ligero corte donde pequeñas gotas de sangre se comenzaron a deslizar de manera lenta por su piel.
Recorriendo su mano, manchando su camiseta y suelo.
—Por más que te hablaba no me respondías, tampoco te movías —murmuró—. Solo estabas ahí... Quieto... Inmóvil... Muerto... Como un muñeco —le observó—. Todo esto ocurrió por mi culpa, si te hubiera escuchado entonces...
—Está bien, bebé, ya estoy bien. Solo cometiste un error... ¿Pero ahora confiarás en mí, cierto? —Jungkook sollozo—. Ahora me escucharás y harás todo lo que te diga ¿no? ¿Ahora entiendes que solo busco lo mejor para ti?
—Lo siento... —lloró mientras movía suavemente la cabeza de forma afirmativa.
—Te amo Jungkook, solo debes de creer en ello y que nunca haría algo que te hiciera daño. Nunca te dejaré solo.
—¿Nunca? —suplicó con ojos brillantes.
—Nunca —prometió—. Ahora, baja ese cuchillo y ven aquí conmigo —ordenó dando ligeras palmaditas sobre el colchón a su lado.
—¿Me amas? —preguntó bajando lentamente el cuchillo.
—Lo hago —asintió—, ¿lo haces tú?
—Te amo, no quiero estar solo quiero que te quedes a mi lado por siempre —respondió, finalmente soltando el cuchillo.
Taehyung observó el objeto chocar contra el suelo y luego contempló al humano.
—Nunca dejaré tu lado Kookie —sonrió con ternura—. Ahora, ven aquí —abrió sus pequeños brazos.
Llorando, Jungkook asintió con su cabeza y subió a la cama tomando con cuidado entre sus brazos a Tae.
—Despacio —se quejó suavemente el muñeco—. Creo que ya me he hecho otra herida en la espalda.
—Lo siento —murmuró transformando su abrazo en uno suave.
El cuerpo de Taehyung era diferente, era pequeño, delicado, frío y firme pero también, de forma extraña era cálido.
Cuando tenía a TaeTae entre sus brazos, se sentía bien, seguro y cálido.
No había más miedo.
No había nada más de nada.
Si... Taehyung estaba con él ahora... Todo estaba bien, todo estaría bien.
—¿Me escucharás de ahora en adelante? —preguntó Taehyung alzando su pequeña mano para retirar las lágrimas de Jungkook.
—Siempre —prometió.
—Muy bien —sonrió complacido, apoyando su cabeza contra el pecho del contrario.
Al menos, su plan de fingir no moverse había dado sus frutos.
Jungkook ahora no le dejaría nunca más.
—No me dejes Taehyung, nunca —pidió el castaño.
—Nunca lo haré bebé —prometió permitiendo que su amo se recostara en la cama, acurrucándolo con él.
Y atrapado entre los brazos de Jungkook, Taehyung por fin sintió que había encontrado al elegido.
A su amo perfecto. A alguien que lo suficientemente roto que lo amaría de igual forma que él.
"Si tan sólo Minnie estuviera aquí... " recordó con tristeza.
A lo largo de los años, su hermano había sido su única compañía, ambos eran el consuelo del otro en aquella densa y oscura soledad.
Jimin realmente estado destrozado luego del último abandono, y después ambos había sido separados de forma inesperada y cruel.
En aquel momento le había tocado con horror solo observar como aquel desconocido se llevaba a su hermano, atrapado en su pequeño cuerpo sin poder moverse.
Se había sentido tan impotente que desde entonces se había estado concentrando para mover sus pequeñas extremidades.
Se había lastimado en el proceso, así había sido realmente como habían surgido las quebraduras en su piel de porcelana.
Pero había valido totalmente la pena ahora que podía moverse al igual que en la otra forma.
Escuchando la suave respiración de su dueño, Taehyung giró sobre su espalda y contempló el techo de la habitación.
—Espero que te encuentres bien en dónde quiera que estés, Minnie —rogó a la oscuridad, era la única que siempre estaba a su lado y nunca desaparecía.
(***)
Jungkook gimió y se dio media vuelta antes de despertar ahogadamente con un grito de terror.
Con su respiración agitada y el pánico presente en su cuerpo, observó alrededor de su habitación.
—¡Taehyung! —gritó al no detectar a su muñeco.
¿Y si todo había sido un sueño? ¿Y si Taehyung en realidad no había vuelto con él?
—Bebé, respira lentamente —exigió el pelinegro, de pronto apareciendo frente a él—. Respira por tu nariz y arroja por tu boca —indicó.
—Estás aquí, estás conmigo realmente —balbuceo atrayendo al muñeco entre sus brazos.
Solo entonces, la tranquilidad comenzó a invadir su cuerpo logrando que su respiración volviera a ser normal otra vez.
—¿Mejor? —pregunto Taehyung tranquilamente, acariciando el cabello de su amo con sus pequeñas manos.
—Pensé que había sido un sueño —murmuró.
—Pero no lo fue, tú estás aquí y yo estoy aquí —respondió y se alejó—. Vamos, ya es más de medio día y necesitas comer algo.
—No quiero comer nada —gruño al recordar quién había preparado la comida.
—No me importa, necesitas comer —regañó.
—Pero la preparó él... Y ellos te hicieron... Te lastimaron —pronunció apretando con fuerza sus labios.
—No me importan ellos o lo que hicieron tus amigos, solo me interesa que comas para mantenerte saludable —espetó con voz dura y luego suspiro—. Kookie, tienes que comer algo para tu cuerpo o podrías enfermar. Hazlo por mí, ¿sí? —pidió más amable.
—Está bien —murmuró el castaño y se levantó de la cama.
Su ropa seguía siendo la misma del día anterior, aquella manchada con su propia sangre ante su intento de quitarse la vida.
No sentía vergüenza de ello ni lamentaba el haberlo intentado en realidad, la única razón por la que se encontraba realmente ahí, viviendo y respirando, era debido a Taehyung.
Dejando a su muñeco sobre la mesa, Jungkook alzó su mano y tocó su cuello al recordar el corte que se había hecho.
—Aproveche de verlo cuando dormías —explicó Taehyung cuando su amo se encontró con una venda rodeando su cuello—. Por favor, no te vuelvas a lastimar nunca más —pidió.
—... Está bien —pronunció, pero no se disculpó por ello.
Calentó algo de comida antes de sentarse en la mesa y se alimentó bajo los atentos ojos de su muñeco.
—¿Tú no comes? —preguntó curioso.
—Soy un muñeco, no tengo tales necesidades —respondió—. Aunque no lo he intentado probar en mi otra forma tampoco —pensó.
—¿Otra forma? —repitió y ambos guardaron silencio cuando la melodía de un teléfono móvil resonó en el departamento, haciendo eco.
—¿No vas a contestar? —preguntó el muñeco.
—Debe de ser SeokJin o Namjoon queriendo disculparse y preguntarme cómo estoy —respondió desinteresado—. Sigo enojado con ellos, no quiero hablarles.
El sonido se detuvo y luego de unos segundos, volvió.
—No parece que vaya a detenerse —indicó—. Podrías contestarle y decirle que no moleste más.
—Si es Jin hyung solo sería peor —resopló y se levantó.
Taehyung no tuvo que esperar mucho antes de que su humano volviera a la cocina con el teléfono entre sus manos.
—¿Y bien?
—Es Yoongi hyung, otro amigo —explicó—. Dice que viene a dejarme algo.
—¿Nada más? —se interesó Taehyung.
—No, solo eso. Algo me dice que Jin hyung lo envía como su mensajero —arrugó su nariz.
—Hasta el momento este Yoongi no ha hecho nada malo —comentó—. Si ves que quiere convencerte de hacer algo que no quieres, ciérrale la puerta —aconsejó a lo que Jungkook asintió con su cabeza.
Terminando de comer, Jungkook dejó a Taehyung en el sofá viendo una película mientras se cambiaba de ropa.
—Kookie, alguien golpea la puerta —avisó Taehyung desde el sofá.
Saliendo de la habitación, el castaño fue a la entrada y abrió la puerta encontrándose con dos de sus amigos. Inmediatamente cerró la puerta sin siquiera pensarlo dos veces.
—¿Qué sucede? —preguntó Taehyung asomándose.
—Yoongi trajo a Jin —explicó.
—Mocoso, SeokJin ya se fue así que abre la puerta para que pueda irme y volver al trabajo —pronunció el mayor del otro lado.
—Abre —instó el muñeco—, así se irá pronto.
Asintiendo, el castaño se aseguró de que realmente no estaba SeokJin antes de abrir la puerta.
—Toma —dijo Yoongi entregándole una bolsa.
—¿Qué es esto? —cuestionó recibiéndola.
—No tengo idea, Jin prácticamente me sacó del trabajo y pasó eso diciéndome que te lo entregara de su parte en forma de disculpa —se encogió de hombros—. No sé lo qe paso pero espero que lo arreglen pronto porque ni Jin ni Namjoon han dejado de llorar toda la mañana —se quejó.
—Lamento molestarte.
Yoongi apuñaló con su lengua el interior de su mejilla mientras contemplaba al menor.
—¿Qué te pasó en el cuello? —cuestionó metiendo sus manos en los bolsillos de su sudadera.
—Oh... Un accidente —murmuro recordando la venda alrededor de su cuello.
El mayor sonrió de forma amarga, obviamente sin creerle.
—Si intentas hacer esas cosas, al menos intenta hacerlas en un lugar menos visible, como por ejemplo en tus muslos o estómago —aconsejó antes de dar media vuelta y retirarse.
Cerrando la puerta, Jungkook sostuvo entre sus manos la bolsa y observó de forma pensativa el suelo.
Esas palabras que había dicho Yoongi... A caso él...
"No" negó con su cabeza pero la duda permaneció ahí.
—¿Kookie? —llamó Taehyung llamando su atención.
Dándole su atención, Jungkook volvió a su sala de estar y se sentó en el sofá. Dejando la bolsa sobre la pequeña mesa de centro, tomó a Taehyung y lo dejó sobre su regazo.
Con uno de sus brazos rodeando el pequeño cuerpo de porcelana, Jungkook tomó la bolsa y la dio vuelta sobre la mesa, revelando un frasco circular y una muñeca de porcelana de ojos celeste, cabello castaño y vestido rosado.
—Bótala —pidió señalando la muñeca.
—No se... Moverá, ¿cierto? —preguntó dudoso.
—No todos los muñecos de porcelana lo hacen, yo soy especial —explicó observando con odio la muñeca.
Asintiendo, Jungkook la volvió a meter en la bolsa y la dejó en el suelo.
Tomando el pequeño frasco, leyó la nota que tenía pegada en el reverso e inmediatamente se animo levantándose de un salto, llevándose con él a Taehyung.
—¿Qué sucede? —preguntó el muñeco cuando fue dejado sobre la cama.
—Es como un pegamento, dice que ayuda a unir la porcelana y dejarla como nueva, no sé si va a funcionar pero... Hay que intentarlo —anunció buscando entre sus cajones algún pincel—. Si te quita el dolor, me doy por satisfecho.
Taehyung frunció el ceño dudando que realmente funcionara, pero él realmente nunca se había tratado de arreglarse, así que tal vez había una mínima posibilidad de que funcionase.
Y si lo hacía, Taehyung ya quería sorprender a su amo en su otra forma.
—¡Aquí hay uno! —exclamó mostrando el pincel.
Rápidamente fue hasta la cama y se sentó frente a su muñeco.
—Tendré que quitarte tu chaqueta y camisa —pronunció.
Asintiendo, Taehyung ayudó a su dueño a quitarse la ropa hasta que su piel fue revelada.
Jungkook no pudo evitar hacer una mueca de dolor al contemplar las quebraduras en la porcelana, en especial las nuevas que se habían añadido en la espalda.
—Lo siento —susurró acariciando con dolor las nuevas fisuras.
—No fue tu culpa —repitió el pelinegro—. Mejor, intenta echarme de esa cosa —pidio cambiando el tema.
Suspirando, Jungkook le quitó la tapa al frasco y tomando el pincel, untó un poco.
—Aquí voy —avisó echándole la especie de crema blanca en la piel.
Lentamente, Jungkook fue rellenando las fisuras.
—¿Cómo se siente? —preguntó una vez terminó.
—Raro —contestó—. Pero lo sabremos mejor una vez esta cosa extraña se seque.
—Entonces quédate así para que la ropa no se te quede pegada —aconsejó volviendo a colocarle la tapa al frasco.
—Al menos uno de los regalos podría funcionar. Eso debe ser lindo, nunca me han regalado nada —comentó.
—¿Hay algo que quieras? —preguntó inmediatamente Jungkook.
Taehyung le observó algo dudoso—. ¿En serio?
—Te lo daré —aseguró con entusiasmo.
—Uhm... Quiero... Deseo tener el baúl conmigo —confesó.
—¿Baúl? —repitió.
El muñeco asintió—. El lugar donde me encontraste, yo estaba sentado arriba de un baúl, ese baúl es muy importante —reveló.
"El baúl está en la tienda de mi abuelo" recordó con dolor.
—Está bien si no se puede —pronunció Taehyung ante el silencio de Jungkook—. Sé que la tienda le pertenecía a tu abuelo, debe de ser doloroso volver ahí aún, ¿no?
—Lo siento... —dijo con tono decaído, maldiciéndose interiormente por no poder conseguirle el baúl.
—Está bien, no importa —le sonrió—. Vamos, terminemos de ver la película —anuncio sin querer mover su cuerpo.
Esa cosa rara parecía estar surtiendo efecto de verdad.
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